ABC
E D I T A D O POR
PRENSA ESPAÑOLA,
SOCIEDAD ANÓNIMA
14 O C T U B R E 1984
FUNDADO
E
•L papel secunda-
rio que la len-
gua checa ocu-
pa entre las lenguas
JAROSLAV SEIFERT
de cultura explica que la concesión del
Premio Nobel de Literatura 1984 a Jaroslav
Seifert haya causado desconcierto y sor-
presa en los medios literarios más cualifi-
cados. Y, sin embargo, la poesía checa
cuenta con una larga, gloriosa tradición en
la que se inscriben nombres tan significati-
vos como Karel Jaromir Erben, Antonin
Sova, Karel Toman y Jan Neruda. (Por cier-
to, que de éste, mínimamente difundido en
el mundo hispanoparlante, tomó Neftalí
Reyes su apellido hasta convertirse en Pa-
blo Neruda. Fueron sin duda los Cuentos
de la Mala Strana los que impulsaron al
adolescente de Temuco a adoptar el nom-
bre de un escritor tan alejado.) Seifert pro-
longa la tradición del canto melódico, deci-
siva en la poesía checoslovaca.
Nacido en un barrio popular de Praga
(1901), periodista de izquierdas desde su
juventud, sus comienzos poéticos estuvie-
ron marcados por la boga de la poesía "pro-
letaria" suscitada con el advenimiento de la
revolución soviética: títulos significativos
de esa etapa son La ciudad en lágrimas
(1922) y Sólo el amor (1923).
Pero, una vez más, la imposición de los
cánones literarios demuestra hasta qué
puntos resultan complejas las relaciones
entre política y literatura: los contenidos
políticos de la revolución soviética tenían
que manifestarse en los años veinte por los
canales del futurismo, y la obra de Maya-
kovsky es un ejemplo elocuente. La poesía
checa no pudo quedar al margen de esta
dinámica interna que impone la literatura. Y
así, en 1924, bajo el liderazgo de Karel Tei-
ge, surge en Checoslovaquia el "poetis-
mo", movimiento en el que se mezclan in-
gredientes futuristas, elementos de la poe-
sía pura e incluso ciertas estrategias imagi-
nativas, curiosamente coincidentes con el
creacionismo español.
En esta etapa, la poesía de Jaroslav Sei-
fert revela una imaginación ¡(imitada, pone
de manifiesto la predilección del poeta por
las simbologías más atrevidas y sabe su-
mergirse —manes'de Mayakovsky— en la
aventura de la civilización moderna. Fruto
de esta etapa es el libro Soore las ondas de
la TSF (1924), que, con La Pantomima de
Vitezlav Nezval, pasa por ser la obra más
representativa del movimiento "poetista".
Libro de encrucijadas literarias y culturales
propias de los años veinte: de un lado, la
fascinación revolucionaria; de otro, la atrac-
ción por el progreso tecnológico, y, por
último, el sometimiento a la marcha intrín-
seca de los movimientos vanguardistas.
El libro de Seifert se inspira en su viaje a
Francia: su primer poema está dedicado a
Apollinaire, diosindiscutidoaquienel poe-
ta tradujo entonces y revulsivo contra las
formas artísticas del XIX, especialmente las
poéticas.
ABC SEVILLA Sin embargo,
(Sevilla) las preocupaciones
- 14/10/1984, Página 3
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REDACCIÓN.
EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA
sociales no se habían desvanecido en Sei-
fert, y así lo demuestra El ruiseñor canta
ma/(1926: título tomado de Jean Cocteau).
No sólo eso: pese a la permanencia del
"poetismo" en sus obras posteriores, como
por ejemplo en El pichón viajero (1929)
—una suerte, además, de prólogo checo al
surrealismo—, el lirismo melódico, de la
mejor tradición checa, acabó imponiéndo-
se fatalmente. De este modo, la fidelidad a
la tierra y al paisaje nativos —y a los traba-
jadores, a los humildes y a los niños— se
concreta en libros como Una manzana caí-
da del seno, Las manos de Venus y Adiós,
primavera, escritos en los años treinta.
Esta fidelidad a las raíces alcanza su ple-
nitud en el gran ciclo Ocho días (1937),
dedicado a la memoria de Tomás Garrigue
Masaryk, el fundador de la moderna Che-
coslovaquia. Los Ocho días son los que
transcurrieron entre la muerte del gran lí-
der y sus exequias. El antiguo poeta "prole-
tario" y "poetista" alcanza aquí cimas de
verdad patética y contenida en versos sen-
cillos en que lo épico y lo lírico se identifi-
can en el canto a un gran estadista. Poesía
de ocasión, sú pero a la altura de las cir-
cunstancias, como habría dicho Machado.
Pero ya los hados fatales del nazismo
planeaban sobre Checoslovaquia, y este
acento épico y elegiaco hubo de ponerse al
servicio de la lucha por la independencia,
de la defensa frente a la bestia nazi: Apagad
las luces (1939) es el gran poema de ese
momento histórico. Ya los Sudetes ocupa-
dos, la Wermacht en Praga, nacen los
grandes versos de la resistencia: Vestida de
luz y El Puente de Piedra. Concluida la gue-
rra aparecerán los restantes poemas de la
ocupación, recogidos en El casco de arcilla.
Estamos ya en 1948: de nuevo Checoslo-
vaquia va a ser sacrificada y de nuevo otro
Masaryk es el protagonista, Jan Masaryk,
hijo del anterior, pero ahora no subido al
podio sino a una oscura ventana desde la
que fue obligado a suicidarse. Eran las úl-
s&cbnia
0'DONNELL,18
ADMINIS-
TRACIÓN Y TALLERES:
CARDENAL ILUNDAIN, 9
S E V I L L A
DE TENA
timas consecuencias
del Tratado de Yalta.
Un gobierno fanto-
che, ahora soviético,
se instalaba en la patria de Rilke y Kafka. El
advenimiento del régimen comunista rele-
gó a un segundo plano a Jaroslav Seifert,
aunque otros miembros de su generación,
como el gran Vitezlav Nezval, fueron mi-
mados por el nuevo régimen. La patética
sombra de Julius Fucik, comunista convic-
to, torturado y ejecutado por los nazis,
quedaba atrás como una muestra sarcásti-
ca de que a veces la semilla de los héroes
puede resultar estéril: su Reportaje escrito
al pie de la horca (postumo, 1945) fue con-
vertido por los soviéticos en pieza de pro-
paganda; quizá el muerto no hubiera esta-
do de acuerdo.
La llegada del régimen comunista supri-
mió la revista que dirigía el ahora premio
Nobel, pero en realidad no cambió su poe-
sía, cada vez más traspasada por la presen-
cia de los humildes, los inocentes, por su
patria, por su ciudad, las madres, los ni-
ños... Con el llamado deshielo tiene lugar
en 1956, en Praga, el Congreso de Escrito-
res, en el que Seifert denuncia vigorosa-
mente los métodos estalinistas; de poco le
sirve; de nuevo se ve obligado al retiro,
aunque su obra no abandona a los lectores
checos.
El 21 de agosto de 1968, las tropas sovié-
ticas invaden —otra vez— Checoslovaquia
(¿o todavía habrá quienes sostengan que
no fue invasión?). Hay piras humanas ante
la estatua de Jan Neruda: Seifert, presiden-
te de la Asociación de Escritores, es uno de
los firmantes del "Manifiesto de las dos mil
palabras" contra la invasión. No se harán
esperar los frutos de su protesta: en 1970, la
Asociación de Escritores por él presidida
es clausurada.
Ahora, el Premio Nobel saca a Seifert de
ese semiolvido en que suelen vivir todos los
poetas. De modo sintomático, el último
premio nacional que le fue concedido es de
1966. Pero otros han tenido menos suerte;
pienso, porejemplo, en Karel Kosík, uno de
los grandes filósofos neomarxistas de la
Europa contemporánea; pienso, por ejem-
plo, en Milán Kundera, el gran autor de La
broma, residente en París, "galardonado"
con el exilio por su sátira del poder.
Esperemos que no se repitan pasados
espectáculos y que Jaroslav Seifert pueda
recibir el Nobel de manos del Rey de Sue-
cia. Es un hombre, sin duda, el galardona-
do, pero a su través se oye también la voz de
todo un pueblo. Seifert ha sabido interpre-
tarlo, ha sabido hacerse expresión de la
memoria colectiva y, sin renunciar a las
grandes aventuras de la vanguardia con-
temporánea, ha sabido estar al lado de los
más humildes, de los más desposeídos. E s -
ta admirable empresa de integración histó-
rica y literaria bien merecía el premio que
se le acaba de conceder.
Miguel GARCÍA-POSADA