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A B C literario

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Las piedras de Praga
o hay piedras silenciosas en merge en los sueños de los vanos per-

N Praga. Todas ellas, desde las


más atormentadas por los cin-
celes del románico, el gótico, el ba-
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seguidores del oro; la casa de Kepler te
revela el contexto en que vivía el mate-
mático y astrónomo cuando enunciaba
rroco o el neoclásico, hasta la más mo- dos de las leyes aplicadas por Newton
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desta, lisa y musgosa encontrada en un TI
para fundamentar su principio de la gra-
patiecillo de la Mala Strana, murmuran lO: vedad universal.
una historia largamente milenaria. El Antiguo cementerio judío (Barrio
Hemos pasado varios días en Polonia hebreo. Ciudad Vieja), sobrecoge por el
y ahora celebraremos la Navidad de caótico desorden de las tumbas. Pare-
v*^^ 1955 en Checoslovaquia (Praga y Bra- cería que la mano gigante de Jehová
tislava). Viviré por primera vez unas na- las hubiese revuelto en un instante de ,
vidades blancas, lejos del pino enclen- furia cósmica. Entre los sepulcros más
que del jardinillo de la calle Las Heras, visitados aparecen el del poeta Abigdor
pobre remedo de los árboles puntade- K^ro (sepultado en 1439) y el del pen-
lestinos, engalanado con escarcha de sador Jehudad LOWÍ (h. 1525-1609),
talco y algodón. Nó habrá alocados bai- creador del Golem, autómata de arcilla
les nocturnos en loor del Niño Dios agi- cuyas extraordinarias habilidades explo-
'^^B. tando frasquitos llenos de luciérnagas, taba el rabí Low en su provecho. «Natu-
sino el diario milagro de la nieve viva tado de una formidable labor de investi- ralmente —escribió Franz Kafka en
derramándose sobre los bellos edifi- 1916—, pronto se supo que el rabí tra-
M cios, gráciles y armoniosos a pesar de
gación arqueológica y detectivesca.
Nada importa que haya mucho de bajaba en una figura de arcilla. Su casa
su diversidad estilística. nuevo en la actual Capilla: un oído ima- no contenía nada que no fuera inmedia-,
Diciembre no podrá confinamos entre ginativo podría percibir, bajo la techum- tamente advertido por discípulos y des^
las sedas marchitas del Hotel París, bre de pizarras, los ecos briosos de Jan conocidos. Y una vez hallaron en upa
cercano a la plaza de la Staré Mesto Hus acompañados de sus golpes en el batea un gran trozo de arcilla rojiza. Era
(Ciudad Vieja). En dicha plaza nace la pulpito. dura, apenas manchaba un poco el
calle Karlova, que finaliza en una ga- dedo cuando se la oprimía fuertemente;
llarda torre centinela a través de cuyo su gusto (también tuvieron que pasarle

A
L oeste, las escalinatas que as-
arco surge el-puente Carlos, pétrea me- cienden a la ciudadela orientan la lengua los curiosos) era amargo. Para
táfora de quinientos metros de longitud , nuestros pasos hacia el Castillo qué el rabí guardaba eso en la batea,
y diez metros de anchura. Sobre sus de Praga. Un par de gobernadores im- nadie lo comprendía.»
^ ^ parapetos se desplaza un insólito ejér- periales seguidos del secretario Fabri- Dicen que el rabí era tan sabio que la
cito en procesión, compuesto de treinta cius fueron arrojados desde sus venta- Muerte no sabía cómo aproximársele.
colosales estatuas y esculturas de san- nas altísimas por los protestantes de Cierto día una doncella le tendió una
tos desplegadas en doble hilera hacia Bohemia. La sangre no llegó al río gra- flor perfumada. La Muerte aprovechó
el otro extremo, donde dos graciosas cias a que los desangelados ícaros ca- ese mínimo lapso de éxtasis olfativo, y
torres desiguales (Adán y Eva) integran yeron sobre una confortable montaña saltando de la flor pudo llevarse al
el mejor de los pórticos posibles para de desperdicios. Esa llamada Segunda docto autor de «El pozo del exilio» y
entrar en la Mala Strana (Ciudad Pe- Defenestración (1618) preludiaría la «Eternidad de Israel».
queña). El viento embestía con astas de Guerra de los Treinta Años, contienda Una callejuela separa al Teatro Tyl —
hielo cuando nos asomamos a las casi representada muy complicadamente en que estrenó en 1787 el «Don Giovanni»
paralizadas aguas del Vtlava. la sala de audiencias del Palacio Wa- mozartiano— de la Universidad Garios
En ambas márgenes del rio, que co- llenstein. Del bélico evento tengo sólo (1348). En la Facultad de Filología hispá-
rre de norte a sur, perdura la huella de una imagen jocosa: cuando Rafael nica, junto a estudiantes y exiliados es-
la reforma y la contrarreforma. Al este, quiere notificarme en presencia de ex- pañoles, asisto a la conferencia de Ma-
la mole jesuítica del Clementlnum y la traños su aburrimiento y deseos de es- ría Teresa León y el recital poético («Vine
barroquísima iglesia de San Salvador, capar, susurra en clave: «Partons poür de lejos, desterrado, / a contemplar • \l

donde legiones de mártires, apóstoles y la Guerre de Trente Ans». sencillamente / cómo de tu hermoso pa-
ángeles, esculpidos en bronce y már- Recorro las callejuelas, los parques y sado / se alza robusto tu presente») de
mol, ostentan en latín su defensa de los monumentos de la Mala Strana Rafael Alberti.
Roma; la maciza Iglesia de Nuestra Se- guiada por una políglota adolescente:
M^ ñora de T^n y la Capilla de Belén, cuna Terín Cordón, nacida en Moscú y pra- OS desplazamos con muchos

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esta última de la rebelión huslta: allí pro-
clamó el teólogo Jan Hus (h. 1369-
1415) sus heréticas diatribas reforma-
guense de adopción. (Su padre, el ge-
neral Antonio Cordón, combatiente en
las filas republicanas, es uno de los
N de los asistentes a una famosa
«cervecería literaria». Allí canta-
mos, blandiendo las jarras, viejas can-
doras en lengua checa, y las hizo inscri- hombres más nobles y bondadosos ciones de la guerra civil española. Al sa-
bir en las paredes interiores del templo. que he conocido.) lir y abrazamos, una tristeza grande se
Aunque Hus había muerto incinerado Entre los palacios barrocos edifica- abatió sobre nosotros.
por la Inquisición, la mera existencia de dos en la calle Nerudova presentíamos Volví la mirada hacia la otra orilla,
la Capilla continuó siendo un recordato- a menudo el fantasma irónico y risueño donde se recortaban sobre la negrura
rio infamante. La tozudez de los jesuítas de Jan Neruda, que supo encadenar su de la noche los contomos fulgurosos del
logró que en 1786 se firmase un de- nombre al del barrio recreado en sus Castillo y la Catedral de San Vito, digno
creto autorizando su demolición. Pero «Cuentos de la Mala Strana» (1878). sepulcro de Garios IV —patrono cultural
el péndulo de la Historia va y viene, im- En la contaminante atmósfera de de una ciudad en la que, según Rilke,
perturbable. Y sucedió que la simbólica Praga suelen alternar y mezclarse la le- cada suspiro es un invisible poema.
Capilla de Belén fue reconstruida tras la yenda y la historia, lo real y lo imagina-
Segunda Guerra Mundial, como resul- rio. La calle de los alquimistas te su- Aitana ALBERTI

Cultural (Madrid) - 03/06/1994, Página 24


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