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Subdesarrollo y modelos de desarrollo capitalista

en Honduras

La llegada del capital extranjero a Honduras fue su entrada al modelo capitalista de producción.
Desde fines del siglo pasado hasta hoy día, siglo XXI, Honduras ha implementado tres modelos de
desarrollo:

1. Modelo de desarrollo primario exportador (o desarrollo hacia fuera en el lenguaje de la


CEPAL)

2. Modelo de industrialización por sustitución de importaciones (o modelo de desarrollo hacia


adentro en lenguaje de la CEPAL)

3. Modelo de desarrollo neoliberal

Estos modelos tienen sus propias especificidades y, cada uno de ellos, ha generado un impacto en
la vida económica, social y política de la nación. El trabajo de Mario Posas ayudará a entender de
qué se tratan esos modelos. (Leer Capítulo 12 del libro disponible para Ustedes en la Plataforma.)

1. Modelo de desarrollo primario exportador (o


desarrollo hacia fuera en el lenguaje de la CEPAL)

Este modelo se implementó en Honduras desde fines del siglo XIX hasta los años cincuenta del siglo
XX. La reforma liberal y la economía de enclave

Con la llegada al poder de la nación del Dr. Marco Aurelio Soto (1876), se crearon las condiciones
para que el país abriera sus puertas al capital extranjero, para que eso ocurriera fue necesario la
creación de la institucionalidad. Y es que después de la Independencia de Centro América, estas
naciones vivieron, por muchos años, una situación bastante conflictiva donde la inestabilidad
económica, política y social no permitía que se orientaran hacia el progreso y desarrollo nacionales.

Entre otras medidas, los reformadores establecieron el servicio militar obligatorio, abolieron los
diezmos, eliminaron el fuero eclesiástico , confiscaron propiedades a la iglesia, crearon el registro
civil, secularizaron los cementerios, establecieron el matrimonio civil, establecieron la gratuidad y
obligatoriedad de la enseñanza primaria, establecieron el principio de laicidad en el sistema
educativo, emitieron diversos códigos (Civil, Penal, de Procedimientos, de Comercio, de Minería y
de Instrucción Pública) y, además, aprobaron una Constitución Política que estaba a tono con las
ideas de avanzada que sustentaban los reformadores.

Para mejorar las comunicaciones, el gobierno de Soto estableció el telégrafo, ordenó la reparación
de la vía férrea que unía al municipios de Pimienta con Puerto Cortés, la construcción de la carretera
de Tegucigalpa a San Lorenzo (Valle) y, también, fundó el correo nacional.

La intención de Soto fue desarrollar la caficultura en el país, siguiendo la experiencia que había vivido
en Guatemala y que se experimentaba en la vecina República de El Salvador; sin embargo, las
relaciones capitalistas de producción se iniciaron por donde el gobernante, quizá, no se lo hubiera
imaginado: la minería.

El gobierno diseñó una atractiva política concesionaria a fin de atraer la inversión extranjera y fue así
como llegó el capital estadounidense a nuestro país, con el propósito de extraer oro y plata. Y, de
esa manera Honduras se vincula al mercado mundial, entrando así al modelo capitalista de
producción.

Enclave minero

Entre 1880 a 1900 se formaron 100 empresas mineras en el país, pero no fueron muchas las que
tuvieron éxito. La Rosario Mining Company parece haber sido la única compañía extranjera que
aprovechó, eficientemente, los privilegios que les concedió el Estado hondureño.

La llegada del capital minero de Estados Unidos generó impactos diversos, no solo fue en lo
económico. El traslado de la capital de la República de Comayagua a Tegucigalpa está asociado
justamente a esos impactos; a los intereses de la Rosario Maining Co., que operaba en la comunidad
de San Juancito, a escasos kilómetros de Tegucigalpa. A la compañía minera le convenía una capital
política más cerca de su centro de operaciones ya que Comayagua, en esos tiempos, resultaba
lejana.

Las compañías mineras llegaron al país haciendo uso de una política concesionaria muy generosa
establecida por del Estado hondureño, para el caso:

 Se les eximia del pago de todos los impuestos sobre maquinaria, equipo y materiales
importados para la operación de la mina

 Se les liberaba del pago de todos los impuestos sobre el material producido en la mina

 También, se les exoneraba de cualquier tipo de impuestos municipales y nacionales

Las concesiones otorgadas tuvieron una duración de hasta 40 años (aunque las hubo de 20 años).
Las concesiones se podían renovar si así interesaba a los empresarios.

A partir de 1940, la Rosario Mining Company, comenzó a pagar el siete por ciento de sus ganancias
netas. Las condiciones de vida de los trabajadores hondureños en las minas eran bastante
deprimentes, estableciéndose una clara diferenciación entre los técnicos contratados en el exterior
y los nacionales. A los primeros se les daba todo tipo de privilegio, en cambio a los trabajadores
locales se les otorgaban menos ventajas, por ejemplo las casas que ellos habitaban no contaban
con: luz eléctrica, agua potable y alcantarillado sanitario.

En esa época, mediados de siglo pasado, el mundo vivía una compleja realidad socio política que
se evidenciaba por la confrontación que se daba entre dos potencias con modelos económicos
diferentes. Estados Unidos, como la cara pública del capitalismo y, la Unión de Repúblicas Soviéticas
Socialistas (URSS), considerada la representante del socialismo.

La actividad minera estimuló otro tipo de actividades económicas como:


 El negocio de la sal, que era necesario para el tratamiento del material extraído de las
minas; la actividad ganadera, ya que se requerían grandes cantidades de carne para
abastecer a los trabajadores de los centros mineros;

 El comercio de animales, de carga necesario para el traslado del oro y la plata a los puertos
del sur; también, estimuló la actividad comercial por la demanda de diversos productos
locales como importados.

Los empresarios extranjeros de la minería encontraron en los políticos nacionales la posibilidad de


convertirlos en sus servidores, a través del otorgamiento de canonjías.

Los políticos estaban realmente vinculados a las transnacionales mineras, es el caso de la Rosario
Mining Co., el propio presidente Soto y algunos de sus ministros fueron socios de esa empresa. Esta
práctica de las compañías mineras tenía como propósito obtener favores de los gobernantes,
evadiendo con esto las responsabilidades que tenían con el Estado, particularmente, en cuanto al
pago de impuestos.

Los efectos de la economía de enclave en el resto de la economía del país fueron muy débiles y no
se modificaron las formas tradicionales de producción y tenencia de la tierra en el agro hondureño,
aunque habrá que reconocer que la llegada de la actividad minera permitió un mediano desarrollo
industrial y comercial, sobre todo en Tegucigalpa, donde se instalaron fabricas de bienes de consumo
como jabones, velas y textiles.

Además provocó un proceso de urbanización en el centro, sur y oriente del país, apareciendo
ciudades con más de 2 mil habitantes como: Comayagua, Tegucigalpa, La Paz, Perspire, Nacaome,
Choluteca, Yuscarán y Juticalpa, que llegaron a concentrar una población importante para la época.
Surgieron también los primeros núcleos de trabajadores asalariados que luego dieron paso a los
primeros movimientos obreros que lucharían por mejorar sus condiciones de vida y crear una base
solida para el sindicalismo hondureño.

El enclave bananero

El cultivo del banano se inicio en el litoral norte en el año de 1860 (primero en Islas de la Bahía, y
después en tierra firme), como una actividad de pequeños productores. Así continúo hasta el año de
1899 en la que la Vaccaro Brothers and Company estableció la primera plantación bananera en las
cercanías de La Ceiba. En 1923 esta empresa se transformó en la Standard Fruit Company.
En Honduras las compañías bananeras se dedicaron
inicialmente al cultivo del banano, luego extendieron su actividad
económica a otros productos
Fuente por: Pixabay

En el año de 1902, un norteamericano llamado William Streich, obtuvo una concesión que le
permitía arrendar hasta 5.000 hectáreas de tierra entre Omoa y Cuyamel (Cortés), teniendo como
canon el pago de diez centavos por cada hectárea cultivada y veinticinco centavos por cada hectárea
que no lo estuviese. Se otorgó al concesionario el derecho a construir una línea férrea, a hacer uso
de los ríos para navegación fluvial, construir embarcaderos y un muelle.

Se le eximió del pago de impuestos fiscales y municipales para la importación de maquinarias,


herramientas, ganado extranjero, semillas, materiales y útiles para la construcción de casas, cercas,
vehículos, locomotoras, rieles, tubos, botes, lanchas, dragas, combustible, útiles y elementos para
fuerza motriz y luz eléctrica, ropa de trabajo y víveres para sus trabajadores. Streich dedicó las tierras
obtenidas en arrendamiento al cultivo de banano y construyó una línea férrea de cinco kilómetros
entre Veracruz y el puerto de Omoa en Cortés, para el transporte de ese producto.
Los beneficios contenidos en la concesión Streich, fueron trasladados en el año de 1905 a la
compañía Hubbard-Zemurray que comenzaba el célebre magnate bananero Samuel
Zemurray. Para el año de 1911 Zemurray, nacido a la sombra de la United Fruit Company, había
convirtido la Hubbard-Zemurray en la Cuyamel Fruit Company. Para ampliar sobre este dato
histórico puede leer el artículo Huelga de 1954 para tener acceso al artículo haga clic en el título
del mismo.

A continuación encontramos algunas de las concesiones que el Estado hondureño brindó a las
compañías extranjeras:

a. Cortar y usar gratuitamente toda la madera que haya en terrenos nacionales para la
construcción de casas estaciones y bodegas así como las rocas, la cal y otros materiales
requeridos para este propósito.

b. Libre uso de la fuerza motriz del agua de los ríos y demás corrientes naturales en un radio
de cincuenta kilómetros de la línea férrea construida.

c. Libre uso del petróleo y el carbón necesario para el servicio de las máquinas, funcionamiento
del ferrocarril y alumbrado.

d. Uso gratuito de los terrenos nacionales libres que la empresa necesite para construir
oficinas, estaciones, bodegas y talleres para el servicio del ferrocarril; exención de todo
impuesto fiscal o municipal ordinario o extraordinario de todo lo que se relacione con la
construcción y manejo del ferrocarril.

e. Importación libre de derechos de aduana y de todo impuesto fiscal y municipal, establecido


o por establecer, durante el término de esta contrata. Este beneficio incluía la libre
importación de las maquinarias, carros, rieles, durmientes, herramientas, dinamitas y otros
explosivos, aceites, y en general, todos los artículos materiales para la construcción,
mantenimiento, administración y funcionamiento del ferrocarril.

f. Exención del servicio militar y de los ejercicios doctrinales de los peones y empleados en
tiempos de paz y tiempos de guerra de los indispensables para la misma empresa. El tiempo
de duración de esta concesión era de cincuenta y cinco años.

La duración y los privilegios que contenían las concesiones otorgadas dependían mucho de los
compromisos que los gobernantes tuvieran con alguna compañía de las muchas que existían. El
presidente Manuel Bonilla, por ejemplo, fue muy generoso con la United Fruit Compañía, la Tela
RR.Co y la Trujillo RR.Co, que recibirían 500 hectáreas de tierras en dominio pleno por cada
kilometro de línea férrea construida. Todo como retribución del General Bonilla a Samuel Zemurray
por haberle ayudado a recuperar la Presidencia de la República de la cual había sido expulsado en
1907. Estas concesiones eran de duración indefinida.

Hubo acuerdos que las compañías nunca cumplieron. Es el caso de la Truxillo RR. Co., que debió
llevar el ferrocarril hasta Juticalpa (Olancho) y, eventualmente, hasta Tegucigalpa. Todo quedó en
acuerdo. Igual ocurrió con los reducidos impuestos de exportación de la fruta, ya que las compañías
bananeras siempre encontraron la forma de evadirlos.

Otra de las violaciones a la soberanía nacional fue el hecho de pagar los salarios a los trabajadores
con cupones, lo que contravenía las regulaciones del Estado. También construían líneas férreas
clandestinas y manejaban el ferrocarril excluyendo a los nacionales de la posibilidad de hacer uso
de los mismos.

Las compañías bananeras llegaron a controlar todas las actividades económicas de la zona donde
operaban, incluyendo el comercio.

En su afán monopolista, las compañías bananeras terminaron arruinando a los pequeños


productores bananeros locales y/o extranjeros que operaban en el país.

Las compañías bananeras disfrutaron de una influencia política sin paralelo en el país. A nivel local,
su poder político subordinó a los representantes del Estado. A nivel nacional su influencia política
era enorme, el poder se ejercía de diferentes maneras, una de ellas era el cabildeo en las altas
esferas del gobierno; los políticos eran objeto de todo tipo de halagos y atenciones por parte de las
compañías. Ya se señaló que altos funcionarios del Estado eran abogados de las compañías. Quizá
el más célebre de ellos fue Plutarco Muños, quien fue presidente del Congreso Nacional durante el
régimen del general Tiburcio Carías Andino, quien fue un leal servidor de las compañías,
especialmente de la United Fruit Compañía.

A Samuel Zemurray se le atribuye la frase que “un diputado hondureño vale menos que una mula”.
Expresión pronunciada, según se sabe, al ver derrotada en el Congreso una moción que le favorecía.

(Leer Capitulo 12, numeral 12.2.1.2., El enclave bananero del libro base de la clase: Introducción a
la Sociología.)

El enclave y su impacto en la política y sociedad


hondureña

La economía de enclave tuvo enormes consecuencias para la vida política y social del país, entre
estas podríamos mencionar:

o Tanto el enclave minero como bananero, debido a su escasa vinculación con el resto de la
economía nacional, contribuyeron muy poco en la modernización de la economía y
sociedad hondureña, que siguió siendo predominantemente rural.

o El enclave impidió que los pequeños grupos económicos se convirtieran, como en otros
países de la región, en una poderosa oligarquía, capaz de negociar un espacio de poder
con las poderosas compañías extranjeras, a las cuales terminaron subordinándose. Eso
estableció una clara diferencia de Honduras con Guatemala, El Salvador y Costa Rica.

o Pequeños núcleos de obreros asalariados comenzaron a aparecer hacia finales del siglo XIX
en las minas controladas por los extranjeros. Hacia mediados de la década de los años 20,
las compañías bananeras tenían mas más de 20 mil trabajadores asalariados, gran parte
de los mismos eran trabajadores agrícolas. Algunos trabajaban en talleres y muelles y, muy
pocos, en la industria.
o Hay que indicar que varios de los líderes del ejecutivo fueron impuestos o derrocados por
las fuerzas militares de los gobiernos de países vecinos.

o Marco Aurelio Soto (1876-1883), fue impuesto en la Presidencia provisional de la


República por el caudillo guatemalteco Justo Rufino Barrios.

o Policarpo Bonilla (1893-1899), llegó a la Presidencia de la República mediante guerra civil


apoyada abiertamente por el caudillo liberal nicaragüense José Santos Zelaya, quien
también contribuyó a derribar al presidente Manuel Bonilla en el año de 1907.

o La inestabilidad política era una constante en el país.

2. Modelo de industrialización por sustitución de importaciones (o modelo de desarrollo hacia


adentro en lenguaje de la CEPAL)

Este modelo se implementó en Honduras a partir de la década del cincuenta del siglo XX hasta los
años ochenta del mismo siglo. En Honduras el desarrollo de la industria nacional se enmarca, en
gran medida, dentro de la propuesta desarrollada por la CEPAL (años cincuenta del siglo XX), para
que América Latina alcanzara el desarrollo. CEPAL definió algunos parámetros para que su
estrategia de industrialización por sustitución de importaciones fuera exitosa:

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Esas líneas diseñadas por la CEPAL fueron consideradas en Honduras. Es así como en la propuesta
de industrialización sustitutiva jugó un importante papel el Estado hondureño. Entre sus acciones
más importantes destacan:
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Hay que destacar algunas de las características de la industria manufacturera hondureña:

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Algunas de esas características persisten en la actualidad.

La crisis mundial de la deuda abrió espacio a los organismos financieros internacionales para
diseñar un modelo donde los Estados dejarían de ser los responsables del desarrollo. Es así como
en los años ochenta del siglo pasado nuestros países se vieron obligados a implementar el nuevo
modelo neoliberal.

3. Modelo de desarrollo neoliberal

Este modelo se implementa en Honduras desde los años ochenta hasta la actualidad.
El neoliberalismo, como ya hemos visto antes, es un concepto construido alrededor de una idea
que proclama la libertad de mercado en las actividades económicas. Teoría, que niega la
participación del Estado en los asuntos económicos y deja que las leyes del mismo actúen por si
solas.

El neoliberalismo, impuesto por los organismos financieros internacionales, viene aplicado una serie
de medidas de ajuste económico que veremos con más detalle en el desarrollo de este tema (Leer
en texto base de la clase: Introducción a la Sociología, Capitulo 12. Numeral 12.4., El modelo de
desarrollo neoliberal).

Para muchos intelectuales y estudiosos del tema económico y social, el neoliberalismo es el


responsable, como doctrina económica, de los enormes desequilibrios que se están dando en las
sociedades de hoy. Esos desequilibrios son el efecto de privilegiar la ganancia (objetivo fundamental
del capitalismo), por encima del bienestar de las grandes mayorías de la población.

Hoy en día la globalización ha adquirido, inesperados y veloces, niveles de desarrollo. En ello ha


jugado un importante papel el enorme avance de la tecnología, especialmente en las comunicaciones
que han conectado a las diferentes naciones en tiempo real de manera instantánea.

El neoliberalismo tiene como fundamento teórico al liberalismo económico, con el cual surgió el
capitalismo. El capitalismo en sus primeros años proclamó la libertad de mercado, dejar hacer y dejar
pasar, era la consigna de los dueños de las fábricas y el comercio. Para los neoliberales nada debe
estorbar a la actividad económica que deberá llevarse a cabo, por supuesto, sin la intervención de
agentes extraños como el Estado, que por ejemplo, impone controles de precios y aranceles, que no
benefician a las empresas.

Según el texto“10 Plagas de la Globalización Neoliberal” (Aguilar, 1999), este modelo ha provocado
efectos catastróficos para la humanidad. A continuación se destacan algunos de ellos:

Con el pretexto de aumentar la capacidad competitiva de los países pobres se han implementado
medidas como:

 Devaluación de la moneda: con esta medida se ha reducido la capacidad adquisitiva de


las personas y se han aumentado las ganancias de los exportadores ya que ellos pagan en
moneda local pero venden sus productos en divisas (dólares).

 Congelamiento de salarios: según la lógica neoliberal esto atraerá capitales del exterior.

 Privatización de las empresas públicas: esto se hace bajo el criterio de que el Estado es
un mal inversionista y las actividades económicas deben estar en manos exclusivamente del
sector privado.

 Reducción del gasto público: el Estado debe reducir el gasto social, eso significa bajar la
inversión en servicios como salud, educación e infraestructura.

En esencia, para el neoliberalismo, la causa del subdesarrollo en nuestros países es la excesiva


presencia de los Estados en la vida económica. Las distorsiones del mercado y de todas las
actividades económicas se deben a que el Estado es un mal administrador e inversor. Por lo tanto
es preciso reducir al mínimo la presencia económica de los Estados.

Para los neoliberales debe salir el Estado y entrar el mercado. Ese espacio omnipotente y
omnipresente donde todo de vende y todo se compra para beneficio de unos pocos.
En estas condiciones, nos asalta una pregunta necesaria: ¿cómo construir una sociedad donde, sin
desconocer los beneficios del desarrollo tecnológico y la fuerza del mercado, se aspire a niveles
superiores de vida para toda la población? ¿será posible?

Patrón de desarrollo capitalista de la posguerra

Cuando se habla de la posguerra se hace referencia a ese periodo que inicia a partir del fin de la II
Guerra Mundial. Es así como, hasta finales de los años 40, Honduras fue básicamente un país
exportador de banano. A partir del año de 1950 comenzó a diversificar su producción agrícola y,
consecuentemente, sus productos de exportación hacia el mercado internacional.

En ese marco en Estado hondureño fue creando espacios institucionales que facilitaran los procesos
de producción-exportación que había diseñado. El Banco Nacional de Fomento (BANAFOM), hoy
día conocido como el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (BANADESA), nació con ese propósito.
Ese banco apoyó a un núcleo de productores hondureños que decidieron invertir en renglones de
exportación como: café, el algodón, carne vacuna y caña de azúcar.

Algodón, ganado y caña de azúcar se establecieron como actividades a gran escala y crearon las
bases materiales para el surgimiento de una burguesía agraria local. El cultivo de café, por el
contrario, se asentó en la pequeña y mediana propiedad rural y la producción se encuentra ubicada,
básicamente, en los departamentos de: Santa Bárbara, Yoro, Olancho, Comayagua y El Paraíso,
convertidos en los departamentos cafetaleros por excelencia.

La comercialización y exportación de café hacia el mercado internacional ha sido controlada


tradicionalmente por un pequeño núcleo de exportadores. El café es el segundo producto de
exportación después del banano. Según datos recientes, café y banano, representan juntos más del
55% de lo que exporta el país. Seguidos, en importancia, por camarón cultivado y madera. Como se
sabe, los renglones de exportación están sometidos a cuotas y a continuas fluctuaciones de precios.
En los últimos años el rubro más afectado por las variaciones en los precios internacionales ha sido
el café.

Vale reconocer que el Estado hondureño jugó un activo papel promotor en la expansión algodonera,
ganadera y azucarera del país. Lo hizo no sólo a través de la provisión de crédito barato y de fácil
obtención, sino, que también a través de la creación de ciertas facilidades infraestructurales que
posteriormente fueron trasladadas a la empresa local.

En el caso del algodón, el Estado apoyó la instalación de una planta desmotadora en San Lorenzo
(Valle), que sirvió para evitar que se continuara exportando el algodón en rama hacia EL Salvador,
mejorando con ello el nivel de rentabilidad de los productores de este rubro de exportación que creció
considerablemente durante los años cincuenta y sesenta, para decaer en las décadas posteriores
debido a los precios internacionales del mismo.

El Estado hondureño también contribuyó a estimular el desarrollo de la ganadería apoyando la


instalación de las primeras plantas procesadoras de leche en el país. La ganadería se vio potenciada
por el gran capital estadounidense que instaló las primeras plantas empacadoras en el país.

En el caso de la caña de azúcar, el Estado hondureño construyó en la zona sur (década del 60), la
Compañía Azucarera Choluteca, S. A. En los años setenta participó en la construcción de la
Compañía Azucarera Central, S.A. en Choluteca y, finalmente, también en los setentas en la creación
de la Compañía Azucarera Cantarranas, S. A., en el departamento de Francisco Morazán.
El papel promotor del Estado durante esos años, período en el que se fortalecieron las bases de
desarrollo del capitalismo del país, no se agotó en la creación de condiciones para la producción y
exportación de los renglones a los que se ha hecho referencia anteriormente, sino que dio paso a
otras actividades de promoción de la actividad agroindustrial en el país.

Es así como a partir de la década del 60, importantes núcleos de campesinos que habían sido
tradicionalmente abastecedores de granos básicos para los centros urbanos y proveedores de mano
de obra barata para la recolección de productos para la exportación, encontraron condiciones
favorables para convertirse en productores de renglones de exportación o de procesamiento
agroindustrial. Esos campesinos empezaron, entonces, a producir banano, caña de azúcar, palma
africana, melón y toronja. ¿Cómo se realizó este proceso?, pues a través de la reforma agraria,
promulgada por el estado hondureño.

La reforma agraria es, en esencia, un proceso de redistribución de tierras que consiste en trasladar
tierras de un sector social que las posee en exceso, hacia otro segmento de la población que carece
de ella, y que son los campesinos sin tierra.

Los campesinos al recibir las tierras que antes estaban en manos de los terratenientes, adquieren
una importante fuente de poder económico, de prestigio social y de relativa autonomía política. La
reforma agraria también incorpora al campesino como productor y consumidor de bienes y servicios
que proporciona el mercado.

La reforma agraria, en suma, es el canal que ayuda al campesinado a salir de la situación de


postración económica y marginamiento social y político en que ha vivido históricamente. A través de
ella, el Estado no sólo transfiere tierras a los campesinos, también los apoya para que puedan
hacerlas producir a través de créditos, asistencia técnica y organizativa. Les proporciona además
apoyo para el proceso de comercialización de lo que producen.

El proceso de reforma agraria está legalmente regulado. La primera ley de reforma agraria fue
emitida y puesta en vigencia el 26 de septiembre de 1962, durante el régimen del Doctor Ramón
Villeda Morales. La segunda ley de reforma agraria fue emitida el 30 de diciembre de 1974 y, puesta
en vigencia el 14 de enero de 1975.

El organismo encargado de la aplicación de la legislación de reforma agraria en Honduras es


el Instituto Nacional Agrario (INA), que data del año de 1962. Tanto la Ley de Reforma Agraria
como el INA, fueron espacios creados en el marco de la propuesta de la CEPAL para América Latina
en la década del 50.

La redistribución de tierras que se hace en los procesos de reforma agraria se orienta a trasladar
tierras nacionales o ejidales a los campesinos. Las tierras nacionales son las que están bajo control
del gobierno central y las ejidales las que están bajo jurisdicción de las municipalidades. También
son patrimonio de la reforma agraria las tierras ociosas de propiedad privada, que se asignan a los
campesinos previa indemnización a su legítimo propietario.

Entre los requisitos para ser beneficiarios de la reformas agrarias implementadas en Honduras están
los siguientes:

1. Los campesinos deben pagar un monto que es fijado por el Estado.

2. La tierra no se asigna a campesinos individuales. Deben pertenecer a grupos campesinos


organizados en asentamientos, cooperativas y empresas asociativas, que estén dispuestos
a trabajar la tierra de forma colectiva.
Impacto del modelo económico neoliberal en los
procesos de reforma agraria en Honduras

El modelo neoliberal se implementa en Honduras desde los años ochenta pero, es en el gobierno de
Rafael Leonardo Callejas Romero que se implementa con mayor fuerza. Uno de los primeros
impactos se da en el proceso de reforma agraria al aprobar la Ley de Modernización y Desarrollo
del Sector Agrícola (marzo de 1992).

Esta ley que ha sido considerada por el movimiento campesino hondureño como una ley de
contrarreforma agraria, porque terminó con las conquistas plasmadas en las leyes de 1962 y 1974.

La Ley de Modernización Agrícola protege a los terratenientes al plantear lo siguiente:

1. Las tierras ociosas de los terratenientes solo podrán ser afectadas después de estar dos
años en estado improductivo.

2. Permite arrendar las tierras que han sido obtenidas como beneficiarios de la reforma agraria.

3. Permite la venta de las tierras que el Estado había asignado a campesinos como
beneficiarios del proceso de reforma agraria.

Este proceso de contrarreforma agraria permitió que algunos grupos campesinos terminaran
vendiendo las tierras de excelente vocación agrícola a inversores privados, generando así un
importante proceso de acaparamiento de tierras en manos privadas.

Hacia finales del siglo XIX y las primeras décadas del presente siglo, fueron surgiendo en
Tegucigalpa industrias de bienes de consumo ligero, como las fábricas de jabones, velas, ropa,
bebidas gaseosas, cervezas y calzado.

El auge de la actividad bananera en la costa a inicios del siglo XX creó las condiciones para que San
Pedro Sula y La Ceiba se elevaran a la categoría de importantes centros de actividad manufacturera.
Durante la primera mitad del siglo XX San Pedro Sula, La Ceiba y Tegucigalpa fueron los principales
centros fabriles del país, vale apuntar que muchas de las fábricas surgidas en ese periodo eran
propiedad de las compañías bananeras estadounidenses. También algunas fábricas eran propiedad
de inmigrantes de origen alemán, francés, sirio-libaneses y de otras nacionalidades que migraron a
Honduras en esa época.

En la ciudad de La Ceiba (Atlántida), se establecieron varias de las empresas manufactureras


creadas por la Standard Fruit Company durante las primeras décadas del presente siglo; sin
embargo, fue perdiendo importancia como centro industrial en la medida que muchas de estas
empresas decidieron trasladar sus operaciones a San Pedro Sula, con el objetivo de colocarse en el
centro de un mercado urbano en expansión. Esto comenzó a ser evidente a partir de la década del
50 cuando se inicia un acelerado proceso de urbanización y modernización económica en el país.

Algunas de las inversiones realizadas por las compañías transnacionales del banano son:
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El Estado hondureño decide apoyar a la industria manufacturera nacional al emitir la Ley de Fomento
Industrial (1958) y, al integrarse al Mercado Común Centroamericano (MERCOMUN), en la década
del sesenta. Vale recordar que estas decisiones se enmarcan en las propuestas de CEPAL para
América Latina.

Hacia inicios de la década del 50, la industria manufacturera del país comenzó a experimentar un
considerable auge debido al proceso de urbanización, al incremento de los ingresos de la población
y al mejoramiento de las vías de comunicación que permitieron una mejor integración de un mercado
interno tradicionalmente estrecho y segmentado.

La Ley de Fomento Industrial, antes mencionada, otorgó a los capitalistas hondureños y extranjeros
que se dedicaron a la industria sustitutiva de importaciones, franquicias y exenciones para la
importación de materia prima, maquinaria y bienes intermedios. Esta política proteccionista al sector
industrial iniciada por dicha Ley, incluyó también la creación de aranceles altos para todos aquellos
productos que compitieran con la producción manufacturera local. El propósito evidente del Estado
hondureño fue proteger la industria nacional.

Si bien es cierto que en términos globales Honduras no resultó muy beneficiada con su ingreso al
MERCOMUN, porque eran Guatemala y El Salvador los países con un mayor desarrollo industrial
en esa época lo que les permitía posicionar más productos en la región centroamericana, hay que
reconocer que algunas de las industrias más importantes del país se fundaron con vistas a participar
en el mismo.

En Honduras 36 de las 50 empresas más grandes del país fueron creadas entre 1960 y 1974-75,
período que cubren los mejores años del MERCOMUN. Honduras se retiró del Mercado Común
Centroamericano debido a la guerra que sostuvo en 1969 con El Salvador. Guerra denominada de
las 100 horas a la que se achaca como causal un encuentro de fútbol entre ambos países.
Evidentemente las causas de ese conflicto bélico fueron de orden económico y no deportivo.

Ambas naciones rompieron relaciones diplomáticas y comerciales desde 1969 hasta la década del
ochenta. Largo periodo en la industria manufacturera hondureña disfrutó de la protección del Estado
y de los beneficios adicionales del mercado cautivo.

El restablecimiento de relaciones entre Honduras y El Salvador se produjo como demanda de


Estados Unidos quien requería del uso del territorio hondureño para sus planes geoestratégicos en
la región centroamericana, en el marco de la guerra fría en la década del ochenta.

Su estratégica ubicación en la región (frontera con tres países: Nicaragua, El Salvador y Guatemala),
servía bien a los planes estadounidenses en una Centro América convulsa. Estados Unidos
necesitaba entrenar ejércitos regulares (El Salvador y Guatemala) e irregulares (grupos
antisandinistas nicaragüenses, denominados la contra), para lo que instaló el Centro Regional de
Entrenamiento Militar (CREM) en la zona norte de Honduras. Pero si Honduras y El Salvador aun no
resolvían el problema de sus relaciones rotas de 1969, ellos no podrían entrenar en territorio
hondureño a militares salvadoreños que luchaban contra la guerrilla de El Salvador. Fue así como
Estados Unidos urgió a los gobiernos de Honduras y El Salvador a firmar el restablecimiento de
relaciones para que militares salvadoreños pudieran entrenarse sin problemas en territorio
hondureño.

Esa es la verdadera causa del restablecimiento de las relaciones entre ambos países.

Urbanización y desarrollo capitalista

El patrón de desarrollo capitalista que se fue imponiendo desde finales del siglo XIX fue dejando su
impronta en el proceso de urbanización del país. Al igual que el proceso de industrialización, el
proceso de urbanización ha estado ligado a la evolución de los ciclos de exportación del país, primero
minerales y luego banano. Los ciclos de exportación han determinado la primacía industrial y
urbanística del denominado corredor central de desarrollo sobre otras regiones del país.

Ese corredor central de desarrollo incluye a los departamentos de Atlántida, Cortés, Santa Bárbara,
Comayagua, Francisco Morazán, El Paraíso y Choluteca, concentra la mayor parte de la población
hondureña (69% según el Censo de Población de 1974 y, 70%, según el de 1988). El Corredor
dispone de las principales facilidades en materia de infraestructura y de desarrollo económico y social
del país. Si se contrastan, por ejemplo, sus niveles de urbanización con la zona de mayor atraso en
el país, integrada por los departamentos de Copán, Ocotepeque, Lempira, Intibucá, La Paz y Valle,
veremos las enormes desigualdades que hay entre los dos. Igual en términos de acceso a servicios
de educación, salud e infraestructura.

Las ciudades que han experimentado un acelerado proceso de urbanización en las últimas décadas
son Tegucigalpa y San Pedro Sula. Según datos del Censo de Población de 1988, el 32.2% de la
población urbana del país se concentraba en Tegucigalpa y el 16.2% en San Pedro Sula. Para ese
año, Tegucigalpa tenía 539.590 habitantes y San Pedro Sula 270.804 habitantes. Les seguían en
importancia, La Ceiba con 65.489 habitantes, El Progreso con 57.198 habitantes y Choluteca con
51.887 habitantes. Una de las razones para el acelerado crecimiento poblacional de algunas
regiones de la zona norte la podemos encontrar en el establecimiento de la industria de la maquila,
la ciudad de Choloma, es el mejor ejemplo de esa urbanización vertiginosa.

La pobreza y sus derivaciones

Es obvio para cualquier observador atento que las áreas más pobres del país son aquellas zonas
rurales de bajo desarrollo capitalista relativo. El gran capital no llegó hasta allí porque no encontró
actividades rentables en las cuales invertir. El Estado tampoco se ha preocupado mucho por diseñar
una estrategia de desarrollo económico y social incluyente para estas zonas del país, lo que sí ha
hecho en aquellas áreas en las cuales se invirtió el gran capital.

Sin embargo, esto no debería entenderse como que el patrón de desarrollo capitalista del país en su
conjunto no ha tenido nada que ver con la pobreza que agobia a estas zonas rurales del país. Para
decir lo menos, en estas zonas del país la ganadería y el proceso de concentración de las tierras
que ella ha provocado, han empujado al campesinado hacia las laderas de las montañas o hacia
áreas de vocación forestal. En ambos tipos de tierras, la práctica de la agricultura es difícil y los
niveles de productividad son sumamente bajos, lo que ayuda a entender las condiciones de miseria
en que viven muchos de nuestros compatriotas del campo.

El patrón de desarrollo capitalista del país tiene mucho que ver con la desigual distribución de los
ingresos que es señalado frecuentemente como uno de los factores causales de la pobreza. Su
naturaleza, excluyente y concentradora, ha hecho que este patrón de desarrollo capitalista haya sido
incapaz de transformar las áreas de menor desarrollo relativo del país que, en términos económicos
y sociales se mantienen aún muy rezagadas.

Puede decirse también que este patrón de desarrollo capitalista ha estimulado la migración del
campo hacia la ciudad, que ha actuado como una válvula de escape para los pobres rurales. Muchos
campesinos han migrado y continúan migrando hacia las ciudades con la esperanza de obtener
condiciones de vida mejores ya que en las zonas rurales no tienen oportunidades. Sin embargo, en
la mayoría de los casos, sólo consiguen trasladar su pobreza del campo a la ciudad, con lo cual sólo
contribuyen a elevar la creciente cantidad de pobres urbanos. Ya que en las zonas urbanas tampoco
pueden acceder a oportunidades que les permitan tener una vida digna.

Esa migración interna que se hizo evidente en la década del sesenta ha crecido significativamente
y, también, ha cambiado de rumbo. La falta de oportunidades en Honduras ha obligado a gran parte
de la población hondureña a salir de las fronteras patrias para buscar otros espacios. Migran a
Estados Unidos y, más recientemente, a España.

Se ha hablado de las maquilas y de la migración internacional, ambas han cambiado


significativamente la conformación de los ingresos nacionales. Honduras apuesta económicamente,
como nación, a dos procesos profundamente coyunturales: el empleo en la maquila y las remesas.
Los ingresos que te da maquila y la remesa han mantenido a flote la economía hondureña.

Estructura social o de clase y organizaciones


sociales

Cuando se habla de estructura social se hace referencia a las clases sociales que existen en un
país y las organizaciones sociales son los espacios que estos sectores de clase organizan, sobre
todo, para poder canalizar sus demandas.

Las clases sociales tienen relación directa con el modelo económico en que vivimos. Eso significa
que es el modelo capitalista el que determina esa conformación de clases. Y las clases mantienen
una relación directa con los medios de producción que hay las sociedades, por ejemplo, las fábricas
y la tierra.

Uno de los principales legados de la época colonial fue una estructura social más o menos dicotómica
en la cual sobresalían los terratenientes tradicionales que explotaban extensivamente el latifundio
ganadero y la gran masa de campesinos minifundistas, ya sea en su condición de pequeños
propietarios, arrendatarios o colonos.

Con el arribo del capital extranjero aparece la minería y la actividad bananera creando las bases
económicas y sociales para el surgimiento de una burguesía monopólica en el país. En sus
empresas, surgió un tipo de trabajador que no disponía de otro recurso para su subsistencia que su
propia fuerza de trabajo: el obrero minero y bananero.
El desarrollo capitalista agrícola de la postguerra creó las bases económicas y sociales para el
surgimiento de una burguesía agraria local y, por otro lado, el surgimiento del proletariado agrícola.

Por otro lado, el desarrollo capitalista del país, el crecimiento de la población en general y de la
demanda solvente, permitió que los inmigrantes árabes y judíos que habían llegado al país en las
primeras décadas del presente siglo, se convirtieran en los núcleos más importantes de la burguesía
industrial y comercial local, del país.

El acelerado proceso de urbanización que se inició en la década del 50, el crecimiento del aparato
estatal y el mayor acceso a la educación, abrió las puertas para el crecimiento exponencial de las
capas medias urbanas y para el desarrollo de una pequeña y mediana burguesía de industriales y
comerciantes.

La configuración de una poderosa burguesía financiera fue un poco más tardía. Con la excepción
del Banco Central de Honduras, que fue fundado por capitalistas locales y que data de finales del
siglo pasado, la banca extranjera reinó omnímoda hasta hace apenas unas décadas en que comenzó
a tomar forma un sector financiero que ha explotado literalmente en la década del 90 con la creación
de una gran cantidad de bancos.

Cuando se habla de las organizaciones sociales se hace referencia a espacios organizativos que
tienen que ver con el ejercicio de demandas y de reivindicaciones económicas, sociales, políticas y
culturales.

El concepto de organizaciones sociales ha presentado algunos cambios en los últimos años. Hoy
día, por ejemplo, se habla de la sociedad civil, que no es estrictamente solo organizaciones
sociales; igual, durante el siglo XX se hablaba de organizaciones reivindicativas, caracterizadas
por demandar y/o reivindicar derechos. También vale apuntar que, desde fines del siglo XX, han
surgido una serie de organizaciones a las que en sociología se les denomina nuevos actores
sociales, caracterizadas por demandas emergentes.

Un activo proceso de creación de organizaciones sindicales legalmente reconocidas se inició en la


segunda mitad del año de 1954. Este proceso organizativo fue el resultado de la prolongada huelga
de los trabajadores de la Tela Railroad Company que obtuvieron, mediante el uso de este recurso el
derecho garantizado legalmente a organizarse sindicalmente.

La creación de un sindicato entre los trabajadores de la Tela le devolvió al Estado hondureño, el


poder enajenado durante décadas por esta poderosa compañía bananera, de emitir la legislación
laboral reguladora que vino a garantizar a los trabajadores hondureños el derecho a la
sindicalización, garantizada y protegida por el mismo Estado. La Tela Railroad Co. se había opuesto
sistemáticamente a la aprobación de leyes laborales en el país.

Las organizaciones más representativas del proletariado hondureño han sido tradicionalmente los
sindicatos de los trabajadores bananeros. Nos referimos al Sindicato de Trabajadores de la Tela
Railroad Company, SITRATERCO, y al Sindicato Unificado de Trabajadores de la Standard Fruit
Company, SUTRASFCO.

El primer sindicato en surgir fue el SITRATERCO y con unos pocos meses de diferencia nació el
Sindicato de Trabajadores de la Standard Fruit Company, SITRASFRUCO, que fue la columna
vertebral del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Standard Fruit Company, SUTRASFCO, que
data del año de 1964 y que fue el producto de la unión de varios sindicatos a los que estaban afiliados
los trabajadores de esta compañía bananera.

Uno de los sindicatos más emblemáticos del sector industrial del país es el Sindicato de Trabajadores
de la Bebida y Similares (STIBYS), que fue fundado hacia mediados de la década de 1960. Ha habido
tradicionalmente un fuerte y combativo movimiento sindical entre los trabajadores de las instituciones
autónomas del Estado tales como la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), el Servicio
Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), el Instituto Hondureño de Seguridad
Social (IHSS), el Instituto Nacional Agrario (INA) y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
(UNAH).

Sobre la base de estas organizaciones sindicales se han creado varias federaciones y


confederaciones o centrales sindicales.

Las federaciones sindicales más emblemáticas del país han sido:

1. Federación Sindical de Trabajadores Nacionales de Honduras (FESITRANH). 1957.

2. Federación Central de Sindicatos de Trabajadores Libres de Honduras (FECESITLIH).


1958.

3. Federación Auténtica Sindical de Honduras (FASH). 1963.

4. Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras (FUTH). 1981.

5. Federación Independiente de Trabajadores de Honduras (FITH). 1985.

Las confederaciones y/o centrales sindicales más emblemáticas del país han sido:

1. Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH). 1964.

2. Central General de Trabajadores (CGT). 1970.

3. Central Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH). 1992.

 La FESITRANH y la FECESITLIH han sido, tradicionalmente, las federaciones sindicales


insignes de la CTH.

 La FASH ha sido la federación insigne de la CGT.

 La FUTH y la FITH, son la columna vertebral de la CUTH.

Los campesinos del sector reformado son los que han logrado" crear las organizaciones campesinas
de mayor visibilidad social”. Se convirtieron en la Federación Nacional de Campesinos de Honduras
(FENACH). La FENACH fue de efímera duración ya que fue destruida por los militares
anticomunistas que asumieron la conducción del aparato estatal a través del golpe de Estado del 3
de octubre de 1963.

De las organizaciones campesinas actualmente existentes, la más longeva es la Asociación Nacional


de Campesinos de Honduras (ANACH), que surgió en 1962. Le sigue la Unión Nacional de
Campesinos (UNC), que bajo su nombre inicial de Asociación Campesina Social Cristiana de
Honduras, (ACASCH), nace en 1963. A inicios de la década del 80 se creó la Federación de
Cooperativas de la Reforma Agraria de Honduras (FECORAH).

Una de las organizaciones campesinas de más reciente creación es la Central Nacional de


Trabajadores del Campo (CNTC), surgida en 1985. Existen muchas otras organizaciones
campesinas cuya enumeración haría demasiado prolijo este trabajo. En lo fundamental, estas
organizaciones se han desprendido del seno de la ANACH y de la UNC por una variada gama de
motivaciones que no es del caso mencionar en este trabajo.

Las capas medias urbanas del país se agrupan en colegios. Los colegios de maestros de educación
primaria son los más antiguos. Fueron fundados en la primera mitad de la década del 60. El primero
y, hasta ahora único colegio de maestros de educación media, surgió en la década del 70. Los
profesionales universitarios han creado una gran variedad de colegios profesionales que se
encuentran hoy en día agrupados en la Federación de Colegios de Profesionales Universitarios de
Honduras, (FECOPRUH). Las capas medias urbanas tienen también bastante presencia en el
movimiento cooperativo nacional cuya organización de cúpula es la Confederación Hondureña de
Cooperativas (CHC).

Asimismo, las capas medias urbanas tienen gran presencia en algunas de las organizaciones
sociales que comenzaron a aparecer durante la década del 80 para dar voz a consensos
internacionales en torno a la defensa de los derechos humanos, de las mujeres y de la naturaleza.
Entre ellas pueden mencionarse al Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras
(CODEH), el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras (COFADEH), el
Comité de Mujeres por la Paz "Visitación Padilla" y el Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora
y Fauna del Golfo de Fonseca (CODEFAGOLF).

En los últimos años han logrado gran visibilidad social las organizaciones de grupos étnicos que se
han movilizado en defensa de sus derechos a la tierra y a espacios de participación en la vida
nacional. Se trata de sectores sociales que han visto sus necesidades e intereses secularmente
postergados.

Entre estas organizaciones pueden mencionarse:

 El Consejo Asesor para el Desarrollo de la Etnias Autóctonas, CAHDEA

 La Federación de Tribus Indígenas de Yoro (FETRIXY)

 La Federación de Tribus Indígenas Xicaques de Yoro, FETRIXY

 La Federación de Tribus Indígenas Pech de Honduras, FETTHRIP

 La Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH

 La Unidad del Pueblo Misquito, MASTA

 La Organización Nacional Indígena Lenca de Honduras, ONILH

 El Consejo Nacional Indígena Chortí, CONICH

 El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas, COPIN

El cuadro: organizaciones sociales de Honduras, nos permite tener una mirada de conjunto y
resumida del movimiento social hondureño. Se recomienda leer el siguiente
documento Organizaciones sociales de Honduras para tener acceso al cuadro haga clic sobre
el título del mismo.

Una mirada rápida sobre el sistema político. Al hablar del sistema político de un país estamos
haciendo referencia al conjunto de fuerzas sociales, políticas e institucionales que interactúan en la
escena política del mismo.
El sistema político hondureño ha tenido como pivotes fundamentales a los partidos Liberal y
Nacional. El Partido Liberal fue fundado en febrero de 1891 y el Partido Nacional en febrero de 1902.
El primero fue fundado por Policarpo Bonilla y, el segundo, por Manuel Bonilla. A pesar del apellido
común no había relación de parentesco entre ellos. El sistema de partidos políticos legalmente
inscritos se amplió con la inscripción legal del Partido de Innovación y Unidad (PINU), del Partido
Demócrata Cristiano de Honduras (PDCH) y del Partido Unificación Democrática (UD).

El PINU fue inscrito legalmente en el mes de diciembre de 1978. Había sido fundado en el mes de
abril de 1970. El PDCH fue inscrito legalmente en el mes de julio de 1980. Había sido fundado en el
mes de septiembre de 1975. Como Movimiento Demócrata Cristiano de Honduras, el PDCH, data
del año de 1968. El Partido Unificación Democrática, UD, fue inscrito legalmente en enero de 1994.
La autorización para inscribir legalmente a la UD fue emitida por el Congreso Nacional de la
República a inicios de octubre de 1993. Es el primer partido político de la izquierda organizada
inscrito legalmente. A su fundación, concurrieron líderes políticos y bases de varias organizaciones
políticas de la izquierda hondureña.

En el ejercicio del poder estatal, se han alternado fundamentalmente el Partido Liberal y el Partido
Nacional. El PINU, el PDCH y la UD son partidos políticos realmente minoritarios y, casi en nada,
han alterado el esquema bipartidista que ha caracterizado tradicionalmente el espectro político del
país. El PINU y el PDCH no han logrado obtener más que un par de diputados en cada elección
general en la que han participado. Lo propio puede decirse de la UD, que participó, por primera vez,
en las elecciones generales de noviembre de 1997, en las cuales tuvo un buen desempeño que le
permitió obtener un diputado al Congreso Nacional de la República.

Los partidos políticos tradicionales, como también se le conoce al Partido Liberal al Partido Nacional,
han contribuido a forjar en su paso por la administración del aparato estatal una cultura política de
clientelismo, nepotismo y corrupción que ha conspirado seriamente contra el desempeño eficiente y
eficaz del mismo. Han contribuido también a crear una arraigada cultura de tolerancia y de impunidad
hacia los delitos de los poderosos de toda laya, de sus parientes y amigos y de los amigos de sus
amigos. Todo esto ha ocurrido en un país caracterizado por una inestabilidad política secular. A lo
largo de la agitada historia política del país, las elecciones libres y honestas no han sido el
mecanismo por excelencia para la selección de los cuadros que han de conducir la gestión del
aparato estatal. Han predominado más bien la imposición de candidatos oficialistas, la guerra civil y
los golpes de Estado.

Es preciso apuntar que los partidos Liberal y nacional tienen una alta cuota de responsabilidad en
las desigualdades sociales que hay en el país y, por supuesto, en la condición de subdesarrollo de
Honduras.

El golpe de Estado de junio de 2009 representó un parte aguas en cuanto al sistema político nacional
se refiere. En esta oportunidad no nos detendremos a hablar de las causas y del impacto que tuvo
ese Golpe en la vida nacional, solo lo haremos desde la perspectiva del surgimiento de nuevos
partidos en el país.

En 2012 el Tribunal Supremo Electoral (TSE), permitió el surgimiento de cuatro partidos políticos.
Algunos de sus líderes/fundadores estuvieron vinculados con el golpe de Estado de 2009. Los
partidos son:

1. Partido Libertad y Refundación (LIBRE)

2. Partido Anticorrupción (PAC)

3. Alianza Patriótica (AP)


4. Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER)

Todos ellos participaron en el proceso electoral de noviembre de 2013. El Frente Amplio Político
Electoral en Resistencia (FAPER) lo hizo en una alianza con el partido Unificación Democrática (UD).

Según la ley electoral y sobre la base de los resultados electorales pasados los nuevos partidos
Alianza Patriótica (AP) y el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER), deben
desaparecer porque no sacaron los votos necesarios para seguir existiendo como partidos. Sin
embargo hasta hoy día no ha habido ninguna decisión al respecto ya que el manejo que hace no es
en base a leyes, sino, de alianzas y componendas políticas.

El cuadro: Partidos políticos de Honduras, nos permite una apretada síntesis del surgimiento y
presencia actual de los partidos políticos que existen hoy día en Honduras, para tener acceso al
cuadro haga clic sobre el título del mismo.

Modelo de desarrollo neoliberal y su impacto en


Honduras

Como se sabe, un programa de ajuste estructural tiene dos fases:

1. Fase de estabilización económica

2. Fase de ajuste estructural

Honduras entró en la fase de estabilización económica al inicio del régimen del presidente Roberto
Suazo Córdova, o sea, a partir del año de 1982. En tanto que la segunda etapa, de ajuste estructural,
comenzó con el régimen de Rafael Leonardo Callejas, a inicios de 1990.

En un primer momento la política neoliberal se encaminó a:

 Reducir el empleo estatal.

 Reajustar el precio de los servicios públicos.

 Ampliar las tasas impositivas para controlar el déficit fiscal y otras variables del entorno
macroeconómico.

En el gobierno de Suazo Córdova, el programa de estabilización económica se vio estimulado por la


masiva afluencia de “ayuda” económica que, Estados Unidos volcó sobre el país como pago
compensatorio a su activo involucramiento como su retaguardia en el conflicto regional en la década
del ochenta donde se involucraron países vecinos como Nicaragua y El Salvador.

Una de las medidas neoliberales que no siguió este gobierno fue la devaluación de la moneda. Suazo
Córdova, se negó a devaluar la moneda nacional.

La devaluación es una de las medidas básicas de un programa de estabilización económica. El


régimen del Presidente José Azcona Hoyo tuvo un margen menor de maniobra que el de su
antecesor, por lo que se vio inducido a iniciar la devaluación solapada de la moneda nacional a través
de la creación de una tasa de cambio preferencial para los exportadores bautizada con el nombre
de Certificados de Opción a Divisas de Exportación (CETRAS).

Sin embargo, tanto el régimen de Suazo Córdova como el de Azcona del Hoyo, dictaron medidas
destinadas a orientar la economía hacia el mercado externo y a beneficiar a los exportadores como
sugieren los abanderados de los ajustes estructurales neoliberales.

En 1984, se aprobó el Régimen de Importación Temporal (RIT), que eximió de pago de aranceles,
sobretasas, impuesto sobre ventas y cualquier otro impuesto a la importación de bienes necesarios
para producir mercancías de exportación hacia países de fuera de la región centroamericana.

Estas importaciones incluían materias primas, productos semi elaborados, máquinas, envases,
repuestos, herramientas y accesorios. El RIT se extendió posteriormente a los que producen insumos
para los exportadores.

El Estado hondureño creó la Ley Constitutiva de las Zonas Industriales de Procesamiento para
Exportaciones (ZIP), en 1987. En dicha Ley se estableció que las empresas creadas en esas zonas
gozarían de exoneración total del pago de derechos arancelarios, consulares, cargos y recargos,
impuestos internos de consumo y venta, municipales y demás impuestos, gravámenes y tasas en
los artículos que importen y exporten del país hacia el extranjero.

En esta etapa se reproduce, como a fines del XIX e inicios del XX, una atractiva política concesionaria
que protegió a las empresas maquiladoras acogidas a este régimen, exonerándolas del pago del
impuesto sobre la renta.

Tres años más tarde, precisamente, el 4 de marzo de 1990, el régimen de Rafael Leonardo Callejas
aprobó el decreto 18-90, conocido como Ley de Ordenamiento Estructural de la Economía. Con
este decreto el país “entró de cabeza” en el modelo de desarrollo neoliberal. El decreto 18-90 eliminó
las exoneraciones y franquicias aduaneras que habían actuado como incentivos a los industriales
durante el predominio del modelo de industrialización por sustitución de importaciones.

 Ordenó también la reducción progresiva de los gravámenes de importación reduciendo con


ello las barreras que habían protegido a la industria nacional e incrementó el impuesto sobre
ventas, haciendo que pasará del 5 al 7%.

 Aumentó las tasas por servicio de las vías públicas y se reformó la ley del impuesto sobre la
renta, gravando más a las empresas pequeñas y reduciendo el gravamen a las empresas
más grandes.

Inició el proceso de devaluación de la moneda a través de la formula de una tasa de cambio


interbancaria que fijó el tipo de cambio en cuatro lempiras por un dólar. En poco más de una década,
la devaluación del lempira frente al dólar se ha multiplicado por más de cuatro. Hoy día el cambio del
lempira por el dólar es superior a veinte lempiras, lo que para un país esencialmente importador
como el nuestro, tiene un efecto devastador sobre el poder adquisitivo de los salarios y,
paralelamente, propicia un constante aumento en el costo de la vida.

En el marco del modelo neoliberal se establecieron las bases para la liberalización de precios al
reducir sustancialmente la lista de artículos sometidos a control de precios. Continuó el proceso de
reajuste de las tarifas de los servicios públicos iniciado por el régimen de Suazo Córdova. Se modificó
el sistema de establecimiento de los precios de los derivados del petróleo. Abrió el camino a la
privatización de activos, servicios y empresas estatales.
Además, durante el régimen de Callejas se tomó las siguientes medidas neoliberales:

1. Privatización de las empresas que los empresarios hicieron quebrar para su propio beneficio
y, que ya quebradas fueron trasladadas a la CONADI (Corporación Nacional de Inversiones).

2. Privatización de una parte de la red de silos del IHMA (Instituto Hondureño de Mercadeo
Agrícola).

3. Privatización del mantenimiento de la red de caminos y carreteras del país.

4. Privatización de la red de distribución de energía.

5. Privatización de los servicios de investigación y extensión agrícola.

6. Liberalizó las tasas de interés y redujo el papel regulador que había tenido tradicionalmente
el Banco Central de Honduras sobre la banca privada.

7. Se crearon instituciones de compensación social a fin de paliar el impacto de los programas


de ajuste estructural contenido en el decreto 18-90. Esas instituciones son: Fondo
Hondureño de Inversión Social (FHIS), Programa de Asignación Familiar (PRAF) y Fondo
Social de la Vivienda (FOSOVI).

Las medidas neoliberales iniciadas por el gobierno de Rafael Leonardo Callejas (1990-1994),
remataron con la aprobación de la Ley de Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola, que
introdujo principios del ajuste estructural de la economía en el sector agrario del país. Esta Ley fue
aprobada en marzo de 1992, permitiendo el arrendamiento y la venta de tierras de tierras del sector
reformado, redujo las causales de afectación de tierras y protegió las tierras ociosas de los
terratenientes.

De lo expuesto hasta aquí, debe quedar claro que la Ley de Modernización y Desarrollo del Sector
Agrícola, representó un serio golpe al proceso de reforma agraria que perdió la posición de
centralidad que le dio el régimen militar reformista del general Oswaldo López Arellano, a inicios de
los años setenta.

La Ley de Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola fue consensuada con un grupo de
organizaciones campesinas que eran, en ese momento, simpatizantes del gobierno, las que, a
cambio del apoyo que brindaron a los aspectos más controversiales de la ley en referencia, recibieron
concesiones (como la promesa de un capital semilla, por ejemplo), que ni el gobierno de Callejas, ni
los gobiernos posteriores han estado en capacidad de honrar.

El proceso de consolidación del modelo de desarrollo neoliberal ha sido continuado por los
regímenes políticos que sucedieron al de Callejas. Nos referimos a los regímenes de Carlos Roberto
Reina (1994-1998), Carlos Roberto Flores (1998-2002) y Ricardo Maduro (2002- 2006). Todos ellos
han continuado con las políticas de ajuste a fin de consolidar este modelo de desarrollo.

Al igual que en otros países de la región, el modelo de desarrollo neoliberal ha generado profundas
desigualdades sociales, ha incrementado la pobreza, ha reducido el poder adquisitivo de los salarios
de los trabajadores y ha concedido amplios privilegios a los inversionistas extranjeros que han
llegado al país en busca de un sistema de exenciones y privilegios que nos retrotraen a los tiempos
de las concesiones mineras y bananeras de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
En este sentido, especial referencia merece el sistema de exenciones y privilegios que protege
la industria de la maquila que genera actualmente unos 125.000 puestos de trabajo. Como es
conocido, la industria de la maquila no paga impuestos de exportación e importación. También está
exenta de impuestos municipales y otro tipo de cargas a nivel local y nacional.

La industria de la maquila produce fundamentalmente para el mercado externo. Estableciendo un


paralelo entre la forma como operó el enclave minero y bananero en Honduras y como opera hoy la
industria de la maquila, algunos observadores se han atrevido a calificar esta etapa maquiladora
como una nueva economía de enclave.

Sociedad y política a la hora del modelo de


desarrollo neoliberal

El modelo de desarrollo neoliberal ha generado una aguda polarización social y ha ensanchado la


brecha entre las clases sociales beneficiarias del ajuste estructural y los afectados por el mismo.
Entre los primeros se encuentran los núcleos burgueses ligados a la industria de la maquila y
aquellos que participan en los esquemas de exención con los cuales se pretenden fomentar la
exportación y la captación de divisas.

Entre los segundos se encuentran las capas medias urbanas (clase media, en el lenguaje
funcionalista), que están viendo como se desaparece el modo de vida que fueron construyendo en
los días dorados del modelo de industrialización por sustitución de importaciones y, la gran masa
de pobres urbanos y rurales, que buscan alternativas de sobrevivencia en el creciente sector
informal de la economía y en la migración rural-urbana e internacional.

En los tiempos de ajuste del modelo neoliberal, viejos actores sociales han perdido visibilidad. Nos
estamos refiriendo al movimiento sindical organizado, que se debilita en la medida que se pierden
puestos de trabajo en el sector formal, al movimiento campesino organizado que se desarrolló en
torno a los procesos de reforma agraria y que se debilita en la misma medida en que ésta pierde
relevancia para los impulsores del ajuste estructural neoliberal y los militares. Estos últimos han
tenido que asistir a una extraordinaria pérdida de poder político para la cual no estaban preparados.

El neoliberalismo es el modelo que se sigue implementando en Honduras en lo que va del siglo XXI.
Modelo que ensancha las brechas sociales y que, por tanto, profundiza las desigualdades. Los
Organismos Financieros Internacionales (OFIs), persisten en su implementación pese a la evidencia
del daño que se hace a nuestros países en todos los sentidos.

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