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1876 – 1933
Introducción
Son abundantes y variados los ensayos historiográficos que sobre la Reforma Liberal se
han publicado, coincidiendo muchos de ellos en que, Ramón Rosa y Marco Aurelio
Soto, inspirados en la filosofía positivista, a diferencia de José Cecilio del Valle y Francisco
Morazán, que habían abrevado en la Ilustración y el liberalismo y en la Segunda Revolución
Industrial y sus ideales quedaron solamente en proyecto, estos reformadores continuaron el
movimiento continental conocido como Reforma con el fin de modernizar la sociedad
hondureña, dinamizando primero la economía con el cultivo del café para después reactivar
la minería, rubro que a su vez generaría actividades complementarias. Hicieron suyo el lema
de “Orden y Progreso”, fomentaron la educación laica y obligatoria idea que durante la
Federación quedó nada más como proyecto y combinaron la administración con la cohesión
estatal. Estados Unidos ya en veloz desarrollo era el arquetipo e inspiración de desarrollo.
Siguiendo este legado, Policarpo Bonilla aspiró a que el país contara con una Constitución
que protegiera los derechos y garantías individuales, en tanto que Luís Bográn vio en la
Costa Norte en su poblamiento y canalización, así como en el cultivo del banano, la catapulta
de la modernización nacional por vía de otorgamiento de concesiones de tierras nacionales
a hondureños y extranjeros. La agricultura de exportación y la minería enlazarían a
Honduras al mercado mundial derramando sus beneficios al resto de la actividad productiva.
La Reforma Liberal
En este caso, si la reforma pretende una economía agro exportadora buscando variedad de
productos para comercializarlos en el exterior, los demás países centroamericanos inclinan
sus economías al impulso del cultivo del café desarrollándose oligarquías cafetaleras en El
Salvador, Guatemala y Costa Rica, y en el caso de Honduras el café quedó cultivándose en
todos los departamentos pero en manos de pequeños productores, este fenómeno tiene que
ver inclusive, hasta con el tipo de relieve y la falta de comunicaciones y carreteras en el país.
La Reforma Liberal no superó el hecho de que el poder civil esté sometido por el poder
militar prevaleciendo sociedades militarizadas y sin cesar las guerras civiles. De igual forma
persistió la inestabilidad política, característica del período anterior que abundará en guerra
civiles y grupos armados, alrededor de un caudillo militar que provoca estos levantamientos
armados para la toma del poder; porque para estos caudillos estas guerras civiles son un
negocio para mantener controladas y explotandas las raquíticas rentas estatales y la
explotación de sus recursos naturales.
La Reforma Liberal también pretende restarle el poder a la Iglesia Católica y así como se
hizo con las Reformas Borbónicas que son Reformas Liberales y como se dio en el período
de la Federación pretende una educación laica, gratuita y obligatoria; elimina el control de
los matrimonios y los cementerios.
Intenta también generalizar la educación, que haya una mayor cobertura en la educación
primaria y que funcione debidamente en todos los departamentos; la educación media
creando institutos de media en todos los departamentos y mejorando y ampliando la
educación superior a través del impulso de nuevas carreras liberales; se crean dentro de
este contexto el Archivo Nacional, la Biblioteca Nacional y los primeros libros de Historia
Nacional.
Ramón Antonio Vallejo, fundador del Archivo y Biblioteca Nacional, además considerado el padre de
la historiografía hondureña.
Fuente: Luis Sánchez
Como consecuencia de la apertura a las inversiones extranjeras, uno de los pilares del
proyecto liberal, llegan al país inversionistas procedentes de Suiza, Francia, Inglaterra y
Estados Unidos; éstos deciden invertir en actividades mineras aliándose con socios
hondureños entre ellos, el propio presidente hondureño Marco Aurelio Soto, usualmente por
su condición de dueños de las propiedades en donde las minas se encontraban. La Reforma
estableció los marcos legales para favorecer la producción minera.
Es así como el pequeño pueblo de San Juancito, incluso antes que la capital, fue la primera
localidad con iluminación eléctrica, marcando la diferencia entre aquel sitio ligado a
transacciones capitalistas extranjeras, gracias a la riqueza de sus metales preciosos, con el
resto de la nación. La difusión de información y mapas atrajo la atención de numerosos
inversionistas y entre 1882 y 1915 se otorgaron concesiones para explotar minerales en:
Olancho, El Paraíso, Choluteca, Valle, entre otros.
Estas concesiones siguen teniendo vigencia hasta nuestros días. A mediados del Siglo. XX
la empresa pasó a explotar el mineral de El Mochito en Santa Bárbara, donde todavía sigue
operando, otras empresas como Entremares goza de las mismas prebendas que las
empresas mineras tenían a finales del siglo XIX.
Hoy, San Juancito luce como un pueblo fantasma y abandonado con sus cuencas
contaminadas; igual suerte corren las comunidades donde operan otras compañías mineras,
ya que para la extracción de los minerales utilizan miles de toneladas de cianuro y mercurio,
dos químicos que envenenan la tierra y el aire. Según la Organización Mundial de la Salud,
el cianuro de sodio es uno de los 5 tóxicos más peligros que existen.
Durante el segundo período del General Luís Bográn se organizaron por primera vez en
Honduras los partidos políticos que habían venido contendiendo desde hace muchos años
atrás, sólo agrupados en torno a caudillos. La tendencia conservadora había quedado casi
liquidada desde el momento que el presidente Marco Aurelio Soto implantó la reforma liberal
e hizo un gobierno nacional con el concurso de ciudadanos de todas las tendencias.
Partido Liberal
En el año de 1884 el Doctor Céleo Arias constituyó en el país una asociación secreta
denominada “Liga Liberal”, cuyos miembros eran designados con seudónimos y la cual se
ocupaba de promover la organización del partido con la vista puesta en los comicios de
1887. Este año el Doctor Arias dio a conocer su manifiesto titulado “Mis Ideas” y acudió con
sus amigos a las elecciones presentando su candidatura contra el general Luís Bográn en
quien recae la presidencia por mayoría de votos.
Los fundamentos ideológicos del Partido Liberal de Honduras están basados en las ideas
del liberalismo clásico europeo del siglo XVIII, las ideas planteadas por el filósofo político
francés Charles-Louis de Montesquieu en El espíritu de las leyes (1748), relacionadas
con la división del poder político en tres niveles: poder ejecutivo, poder legislativo y poder
judicial; teoría que contravenía los principios de las facciones liderados por los caudillos.
Es importante también reconocer que las ideas contempladas en El contrato social (1762)
del filósofo francés Jean-Jacques Rousseau, sobre todo los argumentos sobre la libertad
civil, van a contribuir enormemente a la posterior fundamentación ideológica que Céleo
Arias manifiesta en su publicación "Mis Ideas" , las cuales resume en los siguientes puntos:
Democracia: limitación del período presidencial, elecciones mediante voto directo y secreto.
Partido Nacional
Con el objetivo de agrupar en una entidad política a todos sus amigos entre los cuales se
encontraban el liberalismo moderado, algunos antiguos servidores del gobierno del General
José María Medina y personas sin tendencia política conocida, el General Luís Bográn
insinuó la conveniencia de constituir un denominado Partido Nacional, con el cual se trataría
de hacer frente al liberalismo radical en los comicios siguientes.
La idea fue propuesta por Bográn en Santa Bárbara, en el mes de febrero de 1890, en
ocasión de reunirse allá el Congreso Extraordinario convocado para ratificar el Pacto de
Unión Provisional suscrito en El Salvador.
La iniciativa fue aceptada con satisfacción, se firmó un acta constitutiva y se convino que el
30 de enero de 1891 se reuniría en Tegucigalpa una asamblea de delegados de todos los
departamentos para aprobar los Estatutos de la nueva entidad política.
Algunos de los principios ideológicos son:
2. Mantenimiento del régimen democrático como forma de gobierno sobre los principios
de la democracia social.
Hemos encontrado en este pequeño esbozo histórico los antecedentes y razones históricas
de porque a estos partidos se les llama Tradicionales, su pasado siempre es presente, son
quienes canalizan la mayoría de votos en los eventos electorales de nuestros días.
Enclave Bananero
Como el enclave minero, el enclave bananero se desarrolló con todas las facilidades que le
otorga el Estado en los diferentes gobiernos. Los dueños de las compañías bananeras
aprovechan al máximo las debilidades políticas y económicas de los gobiernos. Para
consolidarse aprovechan las ambiciones de los caudillos políticos y militares, deciden apoyar
a cualquier caudillo que les asegure jugosas concesiones una vez logrado el poder;
promueven guerras civiles, quitan y ponen presidentes, participan en la política interna,
inclusive se dividen los partidos políticos: Algunas compañías apoyan a caudillos militares
vinculados al Partido Liberal y otras a caudillos vinculados al Partido Nacional, así logran
grandes concesiones de uno u otro partido, a la vez que ellos mismos se están auto
eliminando.
Para 1929 entonces solamente quedan dos grandes compañías: La United y la Standard, a
estas empresas les interesaba promover la inestabilidad política, financiar guerras civiles,
apoyar caudillos que les prometieran y les aseguraran concesiones de tierras y de líneas
ferrocarrileras desde la plantación hacia el puerto de embarque. En este año, de 1929,
además de explotar la mayor cantidad de bananos desde Honduras, las compañías se han
diversificado en sus actividades económicas y han hecho inversiones en fábricas de aceite,
manteca, jabones, fábricas de hielo, cajas de cartón, fábricas de cervezas, refrescos,
zapatos e inclusive invierten en la banca nacional, creando el Banco Atlántida.
Tanto la United como la Standard tienen su territorio delimitado. La United en el río Ulúa,
Valle de Sula y la Lima como centro de operaciones en las oficinas centrales de su
subsidiaria la Tela Railroad, sus exportaciones por el Puerto de Tela y Puerto Cortés. La
Standard tiene como centro de operaciones el Puerto de La Ceiba, sus plantaciones ocupan
el valle del Aguán.
Lo que invierten son las ganancias que obtienen en el propio país, en las grandes
concesiones de tierra y la explotación de sus recursos naturales, fue muy poco el capital
invertido por las compañías bananeras en el país; por tanto no hubo traslado de capital, el
capital que logran acumular las compañías se origina en Honduras, hubo muy poco traslado
de capital del país de origen de las compañías bananeras hacia Honduras. Con las
concesiones de tierra el Estado prácticamente regala estos predios a estas transnacionales
que además se apoderaron de los terrenos alternos, se supone que el Estado otorgaba un
terreno a las compañías y dejaba un terreno alterno para que las nacionales aprovecharan
la experiencia y la tecnología de las compañías, pero ellas de manera fraudulenta también
se apropiaron de los terrenos alternos, de esta manera se queda restringido el desarrollo
de la agricultura nacional.
Los salarios de los trabajadores eran sumamente bajos, pero además eran absorbidos por
las propias compañías bananeras a través de los famosos comisariatos que funcionaban al
interior de las compañías y por tanto los trabajadores se abastecían de estos comisariatos.
No se reflejaban estos salarios en la economía nacional. Ni siquiera los impuestos nos dan
un reflejo del beneficio de las compañías en nuestro país, los pequeños impuestos
que pagan al país muestran una enorme desigualdad comparados con las ganancias que
obtienen las compañías, de allí su interés en invertir en estos países pobres
subdesarrollados.
Hasta 1949 el impuesto que pagan por racimo exportado es de 2.5 centavos y además se
les exime el impuesto de importación. De 1925 a 1940 apenas pagan por derecho de
exportación unos 600,000 Lempiras; sin embargo, el Estado les exime por derechos de
importación de maquinaria y otros insumos, lo que representa unos 6 millones de
Lempiras. Calculando el presupuesto de la nación entre el período de 1930-1940, anda en
un promedio de 12 a 13 millones, los 6 millones eximidos por impuestos de importación
representan aproximadamente el 47% del presupuesto nacional, ¿por qué el Estado no le
exige el pago de estos impuestos? Estos dineros le hubiera permitido al país invertir más en
educación o salud, vías de comunicación, pero simplemente por compromisos políticos,
sobornos y actos de corrupción se dieron esas concesiones.
Hasta en la década de 1950 las bananeras obtienen una ganancia de más de 40 millones al
año, y apenas pagan aproximadamente 800 mil Lempiras al Estado por impuesto de
exportación. Inclusive todavía en la década de 1970, corrompieron y sobornaron el gobierno
de turno para que no les aumentaran el impuesto de exportación por racimo de banano.
La política laboral del enclave bananero se caracterizaba en una represión feroz y constante
contra todo indicio de actividad organizativa entre los trabajadores. El enclave mantenía sus
propias fuerzas militares conocidas como “Cabos de Comisario” o “Comanches”,
encargados de velar por la defensa de los intereses de las compañías.
La renuncia del Presidente Marco Aurelio Soto dio paso a un período de matanza y violencia
que dura hasta 1933. Las guerras surgen por los grupos Monopolistas de Estados Unidos
que decididos a poner con firmeza su planta en nuestro País apoyan distintas facciones
internas, esto estimula las guerras civiles entre hondureños.
La pugna entre intereses económicos y la de los partidos políticos crea las condiciones para
que se organicen tropas y se alcen contra el gobierno de Rafael López Gutiérrez (1 – 10
febrero, 1924). El ramo de las comunicaciones facilitó la organización y movilización de las
fuerzas militares, que se alzaron contra las fuerzas del gobierno en diversos puntos del país.
El primer objetivo es bombardear Tegucigalpa y así lo hacen en 1924. A este evento le han
dado en llamar “La Revolución de 1924”, acaudillada por el general Vicente Tosta desde la
posición del “BERRINCHE”, aglutinó entre sus fuerzas hasta los más jóvenes.
Una de las consecuencias de estos enfrentamientos es la violación a la soberanía nacional,
con el desembarco de marines en Tegucigalpa con el pretexto de garantizar los intereses
de los extranjeros residentes en la capital. Esta invasión fue denunciada por Froylán Turcios
a través del Boletín de la Soberanía Nacional, por lo que el ministro de Relaciones
Exteriores, Doctor Rómulo Durón, envió una nota de protesta a la delegación
estadounidense.
Hacia 1926 Honduras había sido invadida por monedas de plata de diferentes países de
América que vinieron a formar parte de nuestro circulante. Por tal razón el poder ejecutivo,
deseoso de establecer la uniformidad del sistema monetario en el país presentó al Congreso
Nacional, en marzo de 1926 un proyecto de decreto para la creación de la moneda oficial de
Honduras.