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Todos tenemos un ángel que nos cuida y protege, cuya única misión es lograr que
lleguemos al cielo.
Ariel es un ángel protector, quien tras una reunión con sus superiores, obtuvo una
noticia amarga, su protegido, Peter Hale, iría sin reparo al infierno.
Yendo contra todo, Ariel hizo una promesa en nombre del Altísimo, en tres meses
lograría que Peter Hale sintiera amor por alguien.
Las grandes puertas blancas se abrieron, dejando entrar a un joven ángel, quien al
llegar al centro de la habitación, se inclino con respeto ante sus jefes.
-Agradezco la bienvenida, pero quisiera saber, ¿cual es la razón por la que he sido
llamado?- pregunto el joven alado.
-Lo haré yo.- se ofreció Adael.- Ariel, estas aquí, porque se te asignara un nuevo
protegido.-
-No, ya no más. El consejo, es decir nosotros, hemos decidido que el alma de Peter
Hale ya no tiene salvación alguna, ira directo al infierno.- dictamino Raziel.
-No pueden hacerle esto, él no merece esto.- Ariel no quería dar su brazo a torcer.
-Ariel, ese hombre ya no tiene salvación, mira lo que te hizo a ti.- señalo Hanadriel.-
Ya no eres el mismo ángel, ya no sonríes, has cambiado completamente tu
apariencia.-
-Peter Hale, te ha contaminado con la maldad que lleva dentro, no podemos permitir
que sigas junto a él, podría hacerte caer.- advirtió Adael.
-Ese hombre no puede ser salvado, ni siquiera siente amor por alguien. Esta
destinado, y no hay que puedas hacer para que cambiemos de opinión.-
-Denme tres meses.- pido Ariel.- Denme tres meses, y les demostrare que Peter Hale
puede sentir amor por alguien.-
-Dejen las formalidades, solo soy Raguel, no soy nadie importante. Pero, para eso no
he venido, así que Ariel, ¿quieres tres meses para demostrar que Peter Hale puede
amar a alguien?- pregunto el arcángel.
-Yo se que el puede amar a alguien, lo conozco bien, a pesar de que el incendio se
llevo todo lo humano que tenia, aún hay algo de amor dentro de él, y puedo probar
que él puede enamorarse de verdad. Juro por el Altísimo, que lograre que Peter ame a
alguien.-
-Sabes que es peligroso jurar algo en nombre de nuestro padre, pero esta bien,
entonces, tendrás tres meses.- dictamino Raguel, sorprendiendo a los otros ángeles.
-Señor, quiero pedir permiso para poder bajar, Peter casi no me hace caso desde acá
arriba, quiero bajar y hacerle ver, que su alma esta en peligro.- pidió Ariel, esperando
que se le otorgara el permiso, pues era raro que un ángel protector bajara y se
presentara a su protegido.
-Bien, solo por ser la ultima oportunidad que le damos a este hombre.- accedió el
arcángel- Pero si fallas, el alma de Peter ira al infierno.-
-¿Que?- Raguel volteo a ver a los ángeles, quienes al ver el rostro lleno de furia del
arcángel, se hicieron para atrás.- Aquí el único que puede disponer un castigo, soy
yo.-
-Esta bien Raguel.- dijo Ariel, llamando su atención.- Si fallo en mi misión, aceptare
mi castigo, caer.-
-Estoy tranquilo, porque se que Peter Hale puede amar a alguien.- dijo convencido el
ángel.
Aunque por dentro, el joven ángel sentía un temor gigantesco, pero ya no había
marcha atrás, ahora tenia que salvar el alma de su protegido, y eso era lo único
importante.