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PEDAZOS DE APOCALIPSIS
SIETE FRAGMENTOS PARA ACABAR CON LA HUMANIDAD
Nota aclaratoria:
GÉNESIS 9/11
Música.
Azrael recibe a los muertos y los anota en una lista. Raguel observa. Una vez que todos se
han acomodado, la música cesa y Azrael pide atención.
AZRAEL: Un día Adán estaba caminando y le comentó a Dios que necesitaba compañía,
Dios dijo entonces: "Yo puedo hacer una mujer para ti, ella cocinará, lavará la ropa,
limpiará y te obedecerá en todo lo que le pidas, será inteligente, sensible, fiel y generosa.
Pero esto te costará una pierna y un brazo" Adán contestó "¿Y qué me das por una
costilla?”
RAGUEL: Eso fue de muy mal gusto.
AZRAEL: ¿No les gustó? ¿Muy machista? A ver otro... Adán está en el Edén con Dios y le
pregunta: “¿Por qué hiciste a la mujer tan hermosa?” Y Dios contesta: “Para que te
enamores de ella”. Y pregunta de nuevo: “Pero, ¿Por qué la hiciste tan tonta?” Y Dios
responde: “Para que se enamore de ti”. Mejor ¿no?
RAGUEL: ¿De verdad esto sirve de algo?
AZRAEL: Créeme que sí.
RAGUEL: ¿Por qué no vas al grano?
AZRAEL: Dame tiempo, yo los conozco mejor que tú.
RAGUEL: No tenemos tiempo.
AZRAEL: Pero es que los chistes hacen que se relajen un poco y…
RAGUEL: Si no te apuras no vamos a…
AZRAEL: Ya, está bien. Abreviemos un poco. A ver… Les tengo una mala noticia. Todos
ustedes están muertos. Bueno, en realidad no es una mala noticia, pero es lo que los
humanos piensan cuando alguien se muere. La mala noticia viene después, cuando les dicen
que les toca irse al infierno a escuchar a Paulina Rubio y Arjona por los siglos de los siglos.
Créanme, el infierno es algo muy molesto. Eso dicen los expertos, como mi amiga Raguel.
RAGUEL: ¿Quiénes son Paulina Rubio y Arjona?
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AZRAEL: Discúlpenla, por favor. Ella no sabe mucho de estas cosas. Me presento: soy
Azrael, el ángel de la muerte. A mí me toca tomar las almas de los que fallecen y
conducirlas a su postrímero destino.
RAGUEL: Solías ser un ángel tenebroso, pero ahora pareces un cuenta chistes de club
nocturno.
AZRAEL: Hay que estar a tono con la época. ¿Qué decía? Ah, sí. Ella es Raguel, la
encargada de mantener la armonía, justicia e imparcialidad entre los ángeles y su trato con
los hombres. Además, publica en un folletín semanal el castigo correspondiente para los
que han transgredido la norma. Es uno de los ángeles más cercanos a Dios, por eso no sabe
nada de Arjona.
RAGUEL: ¿Por qué no vas al grano?
AZRAEL: Ya te dije… necesitamos que estén a tono para lo que…
RAGUEL: ¿A tono?
AZRAEL: Sí.
RAGUEL: Bueno, a ver… yo los voy a poner a tono.
AZRAEL: No, pero…
RAGUEL: Déjame.
AZRAEL: Raguel, por favor, llevo muchos años haciendo esto. Si los apuras todo puede
salir mal.
RAGUEL: Pero ese es el problema: no tenemos mucho tiempo.
AZRAEL: Pero solo tenemos esta oportunidad. Si fracasamos, no hay marcha atrás. En
serio, déjame hacerlo a mí, tú ni siquiera sabes de qué se trata, no sabes lo que les vamos a
pedir.
RAGUEL: Porque no has querido decirme. En otras circunstancias te levantaría una severa
sanción.
AZRAEL: Confía un poco en mi experiencia.
RAGUEL: Es que no me dijiste que te ibas a hacer la payasita. Yo te conocía como un
ángel terrible, que arrastraba tras de sí a los muertos cargados de cadenas, aullando de
arrepentimiento…
AZRAEL: Me daba muy mala imagen.
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RAGUEL: Imagínenselo: le gustaba vestir túnica oscura, y ostentaba unas inmensas alas de
plumas negras cuyas puntas ardían en fuego cada vez que aleteaba; era un ángel oscuro, una
sombra poderosa definida en los contornos por una aureola incandescente...
AZRAEL: Sí, bueno… Lo del ángel tenebroso ya pasó de moda, nadie lo toma en serio. Por
lo menos no esta gente.
RAGUEL: ¿Y entonces qué se toman en serio?
AZRAEL: Es difícil. Hoy en día la única manera de que crean en algo es que se los vendas
caro, pero que les hagas un descuento. Si no, no entienden.
RAGUEL: Eso es… patético.
AZRAEL: Un poco. Pero míralos. Son frágiles. Son débiles. Obsérvalos bien… Tan
seguros de sus errores. ¿No los encuentras adorables?
RAGUEL: Adorables no es la palabra que yo usaría. Me dan pena. Se creen muy
simpáticos, muy importantes ¿Saben lo que les espera en el infierno?
AZRAEL: Ahorita no conviene que…
RAGUEL: No hay nada en la tierra que pueda explicar los horrores del infierno, que es a
donde irán la mayoría de ustedes.
AZRAEL: Perdón… es que es su tema…ella le inspira las visiones a los místicos.
RAGUEL: Figúrense una prisión oscura y estrecha donde no caben sus extremidades
estiradas, donde no penetra la luz, pero sí el fuego más terrible que existe en el universo: el
fuego de la ira de Dios. El techo del recinto es de fuego; la comida que comen es fuego; la
bebida que toman es fuego; el aire que respiran es fuego; todo cuanto ven y tocan es
fuego.... penetra su cerebro, sus dientes, su lengua, su garganta, su hígado, sus pulmones,
sus intestinos, su vientre, su corazón, sus venas, sus nervios, sus huesos, aún hasta el
tuétano, y aún su sangre. Cuando estén allí todo en sus entrañas reventará por el calor una y
otra vez, y sus cuerpos serán un amasijo de sufrimiento…
AZRAEL: ¿Esto es lo que publicas en tu revista? Con razón tiene tanto éxito.
RAGUEL: Todavía no termino.
AZRAEL: ¿Qué te falta?
RAGUEL: La eternidad. Porque además, el sufrimiento será para siempre. ¿Se han
fastidiado de estar en una posición incómoda? ¿Se han hartado de una música monótona?
¿Han padecido un dolor de muelas? ¿Han sufrido en las butacas de una aburrida obra de
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teatro que dura mucho? La más insignificante molestia se vuelve un espantoso tormento si
se prolonga en el tiempo. Ahora imagínense toda clase de sufrimientos ideados por la furia
del Todopoderoso, aplicados sobre ustedes. ¡Para siempre!
AZRAEL: Bueno ya, los vas a aburrir, o se pueden asustar y…
RAGUEL: Esa es la idea. Aunque no parece que les asuste mucho haberse muerto y estar a
punto de arder in secula seculorum.
AZRAEL: Es que no creen haberse muerto. Piensan que vinieron a ver una obra de teatro.
RAGUEL: ¿En Serio?
AZRAEL: Te lo juro. Hasta pagaron boleto, casi todos.
RAGUEL: ¿Tú les dijiste eso?
AZRAEL: De alguna manera sí. Vienen a ver un show, por eso es importante no
defraudarlos.
RAGUEL: ¿No defraudarlos? ¡Pero si toda su vida es un amontonadero de mentiras! ¡Ellos
son un fraude! ¿Por qué te preocupa…?
AZRAEL: Los necesitamos.
RAGUEL: En realidad te simpatizan ¿Cierto?
AZRAEL: Bueno, sí, un poco…
RAGUEL: ¿Cómo puede ser? Son tan débiles. Cobardes, traicioneros, mentirosos,
mezquinos, lujuriosos, apáticos, frívolos… ¿Qué hiciste tú? ¿Te cogiste a la criada? ¿Y tú?
¿Le robaste dinero a tu mamá? ¿Manoseaste niñas en el colegio? ¿Mandaste a la cárcel a un
amigo? ¿Demandaste a tu familia por haberte heredado genes de porquería? ¿Renegaste de
tu Dios por haberte creado en un cuerpo propenso a las tentaciones? ¿O más bien renegaste
de tu Dios por haberte prohibido caer y revolcarte como puerco en ese chiquero de
tentaciones?
AZRAEL: Va un cura corriendo por las praderas africanas, recogiéndose la sotana hasta las
rodillas porque lo persigue un león... de repente el cura ya no puede más, se acuerda de que
la fe lo puede todo, se arrodilla y dice con toda devoción: Señor, te pido que este león se
vuelva cristiano. Entonces el león se arrodilla y dice: Señor, bendice estos alimentos que
voy a consumir.
RAGUEL: ¿Eso qué?
AZRAEL: Es que tanta solemnidad hace el aire pesado y difícil de respirar.
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condón estaba prohibido, las embarazaron y de ahí nació una estirpe de gigantes
caprichosos y voraces. Estos gigantes al crecer se volvieron contra los hombres abusando
de su poder, los mataron brutalmente, los masacraron sin piedad. Y los hombres pidieron
ayuda a sus ángeles fornicadores, y les suplicaron que detuvieran a sus hijos. Los ángeles,
queriendo componer la cosa, le enseñaron a los hombres las artes de trabajar los metales
para hacer armas, y a las mujeres a maquillarse y a engañar, y a cortar hierbas y raíces y
hacer pócimas milagrosas, y les enseñaron a leer las señales de la tierra y los presagios del
sol y de la luna para que pudieran defenderse. ¡O sea, les enseñaron la guerra, la magia, el
engaño político, el espionaje, la astrología...! ¡El inicio de la civilización! Así empezó la
primera gran guerra y fue devastadora.
Algunos ángeles al ver esto, entre ellos nuestro amigo Rafael, junto con Gabriel, Miguel y
Sariel, se presentaron ante Dios Padre y preguntaron por qué permitía que esto pasara y por
qué no hacía nada al respecto. Mientras mi amiga Raguel redactaba páginas y páginas de
castigos muy imaginativos como propuesta.
RAGUEL: Fue una racha de inspiración y buenas ideas, la verdad.
AZRAEL: Entonces Dios reveló su propósito y le dijo a Sariel: "Ve hacia Noé y dile en mi
nombre que se prepare; y revélale la consumación que viene: un diluvio está por venir
sobre toda la tierra y todo lo que se encuentre sobre ella morirá”.
RAGUEL: Bueno ya. Te estás tardando mucho y no dices cosas edificantes.
AZRAEL: Pero falta lo de...
RAGUEL: Yo termino. Génesis capítulo 9, versículo 11: “Estableceré mi pacto con
vosotros, y no perecerá ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá en lo venidero
diluvio que destruya la tierra”
AZRAEL: Como que te saltaste una parte.
RAGUEL: Esas fueron las palabras de Dios a los hijos de Noé. Y Dios creó como señal de
su pacto el arco que cruza el cielo con siete colores. Dios les entregó a los hombres el poder
de gobernar sobre los otros animales de la tierra, pero les prohibió derramar la sangre de
sus iguales, pues los hombres fueron hechos a imagen y semejanza de Dios. ¿Te acuerdas?
Rafael compuso un bello coro para celebrar el arco iris y el pacto, porque él más que nadie
entre los ángeles había sufrido con los truenos y torrentes de agua del diluvio. ¡El diluvio
que acabó con casi toda la humanidad! ¿Te acuerdas cómo gritaban los hombres pidiendo
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ayuda? ¿Te acuerdas de los cuerpos de los niños hinchados por el agua? ¿Te acuerdas de
los caudales furiosos de lodo arrasar con las ciudades y demoler las torres, los puentes y los
caminos como si fueran hechos de pan? ¿Qué sentías al ver las almas llegar por montones
sin saber qué les había pasado? ¿Tuviste tiempo de simpatizar con alguno? Yo no lo podía
creer. Debo confesar que al principio me sentí muy emocionada por lo que estaba pasando.
Pero fueron tantos. Yo había redactado sus condenas, sus tormentos, sus flagelos eternos.
Me sentí mareada, por primera vez sentí vértigo, por primera vez sentí que algo se vaciaba
en mí cuando entregaba cada lote de almas a las torturas de Lucifer.
Pausa.
exterminados por la furia devastadora del Todopoderoso. ¡Lluvia y granizo destrozarán sus
cuerpos!
AZRAEL: ¡Cuidado! Chuck Norris puede estrangularte con el cable de un teléfono
inalámbrico.
RAGUEL: Serán exterminados. Y nosotros estaremos allí, vigilando que todo se haga
según designios, masacrando a los que hemos protegido tanto.
AZRAEL: No existe la teoría de la evolución, sólo un grupo de criaturas a las que Chuck
Norris permite vivir.
RAGUEL: Recogeremos los pedazos del desastre.
AZRAEL: En jardín del Edén, La Serpiente le sugirió a Chuck Norris que se comiera una
manzana del Árbol. Chuck Norris se comió a la serpiente, el árbol entero, le partió la cara a
Adán con una patada giratoria y se cogió salvajemente a Eva. Dios no tuvo los cojones de
decirle nada.
RAGUEL: Tomaremos la carne castigada, ya sin forma reconocible, y tal vez lloraremos en
silencio por ustedes.
AZRAEL: El séptimo día, Dios creó a Chuck Norris, tras lo cual Chuck Norris le dio una
patada giratoria en la cara y le dijo "Déjame el resto a mí". Humillado, Dios decidió
tomarse unas largas vacaciones de las cuales todavía no regresa.
RAGUEL: ¡Basta!
Pausa.
AZRAEL: ¿No te das cuenta que cuando suenen las trompetas y la Bestia arrase la tierra,
ya no habrá más risa en el mundo? Después del Juicio solo quedará silencio. Solo un
exclusivo paraíso de solemne veneración. Y el infierno, claro.
RAGUEL: ¿Por eso haces esto?
AZRAEL: En parte sí. Tú por qué lo haces.
RAGUEL: No soportaría volver a mandarlos al infierno como aquella vez. A tantos. Yo
redacté los castigos.
Pausa.
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LAS PLAGAS
Asamblea de diablos, también conocida como retórica de la infamia.
BAALBERITH: Bien, damos inicio a esta magna asamblea de las legiones sulfurinas.
Satán, supremo tejedor de infamias, gran artífice de todas las calamidades habidas y por
haber, regente de las maximales pestilencias... y ostentador de cómo dieciséis mil títulos
más, se disculpa por no poder asistir pero como todos comprenderán, tiene una agenda muy
apretada. Yo soy Baalberith, ya todos me conocen, y seré el maestro de ceremonias de esta
asamblea.
Como saben, nuestro tema del día y el motivo de este ciclo de exponencias que hemos
estado llevando a cabo es la destrucción definitiva y última de la humanidad. Tenemos
encima los tiempos del Apocalipsis y es nuestro deber encontrar la mejor manera de
corromper y pervertir a los hombres para que cuando sean llamados a la gracia,
simplemente no quieran o no puedan acudir. Sabemos que un conjunto de plagas y
calamidades serán esparcidas sobre la tierra y sus habitantes y estamos comisionados para
proponer las mejores, las más ingeniosas, las más destructivas, pero sobre todo, las que
lleven a los hombres no solo a su destrucción física, sino también a su destrucción
espiritual. Repito: Plagas. Repito: Destrucción espiritual. Estamos hablando, pues, de
plagas que arrasarán los campos, los caminos y las ciudades, pero también que deben asolar
las almas y dejarlas yermas de sentido, vacías, huecas, inútiles.
Ayer se presentaron los oradores con proyectos de catástrofes violentas: Terremotos,
meteoritos, langostas, inundaciones, deshielo, magnetismo polar, volcanes, tsunamis,
sequías, huracanes... etcétera. Los expositores aún se están reponiendo de las heridas
sufridas en este simposium.
Hoy escucharemos a los que traen propuestas menos espectaculares en cuanto al número de
sangre y mutilaciones, pero que se consideran arrolladoras en cuanto a la devastación de
almas.
Presentaré, pues, a nuestros oradores.
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JAZBETH: En un solo pensamiento letal se halla la maldad entera. Al ocaso las sombras
son más largas y allí aguardan en silencio las doctrinas que harán cosecha tremebunda. Ha
llegado el atardecer de los hombres. Las sombras crecen sutiles y se extienden y se
deforman en ellas las figuras que las procuran. La destrucción en ciernes se ha filtrado al
imaginario del mundo y ya claman por verla, ansiosos de pornográfica crueldad. ¡Nos están
llamando a gritos! Y acudiremos gozosos a satisfacer sus ansias de sentido sangriento y
viscosa trascendencia. Pero acudiremos ocultos, embozados, disfrazados de esperanza y
con un misterioso salvoconducto en la mano. Lo entregaremos a los incautos, a los
desesperados, a los débiles de espíritu, a los temerosos, a los inseguros, a los ingenuos, a
los tontos, a los pobres, a los hambrientos, a los mezquinos y se los haremos firmar con
sangre.
DIABLO: ¿Qué dijo?
JAZBETH: Se convertirán así, por efecto del convite, en inconsistentes y perjuros mientras
anuncian redenciones, serán megalómanos recalcitrantes, serán petulancia repugnante,
serán fascinación enmascarada.
DIABLO: No se entiende nada.
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JAZBETH: Hay un plan que ya está en marcha. Cada uno piensa que posee un
conocimiento único, una sabiduría milenaria inescrutable, y de ello se vanaglorian y con
ello se perfuman y se afeitan sus miserias. Pero son parte de un plan que desconocen: son
parte del fin de los tiempos.
DIABLO: Me aburro.
JAZBETH: Mis agentes están trabajando desde hace siglos, en secreto, esparciendo sueños
de oropel, enigmas sin solución, señuelos para los míseros golosos ansiosos de verdad. Mis
agentes se han infiltrado allí donde el espíritu flaquea, donde se intuye el gran abismo
mentiroso del alma henchida. Cada vez que alguien se siente demasiado importante para
aceptar ser solo un amasijo de carne y reflujo, cada vez que alguno se niega a aceptar su
putrefacción póstuma y su irremediable olvido, allí están mis sirvientes listos para ofrecerle
un alivio, un dogma, una esperanza, una explicación, un consuelo, una escalera al cielo, un
pozo de iluminación bendita, una experiencia de trascendencia cósmica universal, pero
sobre todo: un misterio. ¡Un gran secreto irrepetible! Un saber personal, intransferible que
los hace especiales, únicos, superiores y poderosos, que los encumbra y los separa. Que los
endiosa y los aísla.
DIABLO: ¿Se puede repetir la última parte?
JAZBETH: Así se teje una red de ocultamientos y velaciones, de sospecha y suspicacia.
Todos pensarán saber algo importante, pero temerán que otro sepa un poco más.
DIABLO: Es que los de esta zona ya nos perdimos. No sabemos lo que…
JAZBETH: Entenderá el que quiera o el que pueda. El plan ya está en marcha y es sencillo:
todos los medios, todos los ánimos, girarán en torno a la destrucción. Los religiosos
hablarán del apocalipsis, los místicos de la nueva era, los científicos hablarán del caos, de la
incertidumbre, del azar, y así, por pánico, los ignorantes, la muchedumbre, suplicarán que
los salven a cualquier costo. Y entonces un selecto grupo de elegidos, organizados en
secreto, capaces de controlar los cambios climáticos y las corrientes telúricas atacarán sin
piedad: Habrá terremotos en Chile y en Haití, tsunamis en Indonesia, huracanes en Nueva
Orleans, inundaciones en Europa, hambrunas en África, calor en los polos… entonces los
ignorantes, la muchedumbre, suplicarán por el infierno.
DIABLO: Sí, sí, ya, pero cuál es el punto.
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Jazbeth vuelve a su asiento con aire de misterio y suficiencia. Gran ovación de parte de los
otros diablos. Sube al estrado Mammón, escéptico y adinerado.
MAMMÓN: Dinero. Mucho dinero. No hace falta nada más. A veces ni siquiera dinero.
Solo la ilusión del dinero. ¿No es el dinero una ilusión de pertenencias y posesiones? ¿No
es una tarjeta de crédito una ilusión de dinero? ¿No es una corporación una ilusión de un
cuerpo? Es todo lo que necesitamos. Las sociedades secretas de la ingenua Jazbeth ya
evolucionaron en corporaciones trasnacionales que acumularán poder y arrasarán con todo.
Se adueñarán de las palabras y de las imágenes, coptarán gobiernos y universidades,
corromperán conciencias, esclavizarán infantes, fabricarán deseos y necesidades, venderán
estilos de vida y angustias de muerte, se adueñarán del alimento, se adueñarán del agua,
venderán el aire, le pondrán precio al tiempo y al ocio y poco a poco lo que siempre fue
gratis tendrá un costo en oro, subirán los estándares de calidad y bajarán los estándares de
goce. Arrasarán los bosques, sobrepoblarán los desiertos, contaminarán los mares,
oscurecerán los cielos, infestarán los valles, perforarán la tierra para ultrajarla y despojarla.
Y todo para acumular un dinero que nadie podrá gastar jamás ¿Alguien ha soñado jamás
con tanta pérfida belleza?
DIABLO: Perdón, pero no es nada original tu idea. Nos lo vienen prometiendo desde hace
siglos.
JAZBETH: En tiempos de estupor prevalecerá la sombra.
MAMMÓN: Dinero. ¡Mucho dinero! Que no es sino otra manera de decir: ¡Nada!
¡Muchísima Nada!
Mammón baja entre vítores y alguna que otra rechifla. Toma su lugar Kobal, hermoso,
artificial y carismático.
posible porque la audiencia es educada por los medios. Si controlamos los medios,
controlamos a la audiencia.
DIABLO: Chafa, la verdad.
JAZBETH: Plato, Platón, Plutón, Platino, Plutonio, Plátano, Plotino…
Baja Kobal entre un auditorio confundido, se escuchan algunos abucheos, pero Kobal no
pierde la pose ni la sonrisa.
KOBAL: Puedes hacer berrinche y pataletas, pero al final tú también ves telenovelas.
MAMMÓN: No tienes nada original en tu pantallita. Te montas en mi idea, tienes que
admitirlo.
KOBAL: Yo me monto en tu puta madre si quiero.
MAMMÓN: MI puta madre tiene cien ojos y mil panochas que no podrías llenar con tu
pitito de cagada.
KOBAL: Cagada la que te voy a sacar a empujones…
jugoso y apetecible que un enfermo sin esperanza… o mejor dicho, con una débil pero
persistente esperanza. De hecho, no es necesario esparcir la enfermedad, bastará tan
siquiera con amenazar, con hacer cundir la histeria, con crear una mórbida psicosis para que
todos ellos caigan en nuestras manos. ¡La gran Pandemia no tiene ni siquiera que ocurrir
para que levantemos nuestra cosecha!
MAMMÓN: Otra vez lo mismo, puta mierda con ustedes. Las putas compañías
farmacéuticas y los putísimos laboratorios médicos también son putas corporaciones
trasnacionales. Solo están repitiendo lo que ya re putas madres dije. ¡Me están robando mis
ideas!
KOBAL: Perdón, culeritos, pero sin mi plan ninguna de sus mamaditas van a funcionar.
Necesitan a mis pirujas para que la gente compre y crea. Necesitan puticidad y publicidad.
BAALBERITH: Bien, amigous, amiguitos culiflojos no se…
TODOS LOS OTROS: Amiguitos la verga.
DIABLO: Me agarras.
BAALBERITH: Compañeros…
MAMMÓN: Compañeros una cagada.
JAZBETH: Sombra de Platón, putrefacción de Plotino.
BAALBERITH: Camaradas…
TODOS: Con una chingada
BAALBERITH: Colegas…
KOBAL: Colegas tu cola.
DIABLO: Me prestas.
BAALBERITH: Ya falta poco lo prometo…
DIABLO: La verga parada del muerto.
BAALBERITH: Dejemos que nuestro último exponente se exponga ante nosotros y diga en
nombre de Astaroth, señor de la pereza, qué proponen los artistas para nuestras
pertinencias. Con ustedes, Marcel Duchamp.
Se arma la trifulca, todos contra todos empiezan a golpearse y arrojarse cosas. Batalla
campal mientras siguen gritando desesperados sus imprecaciones argumentativas.
BELPHEGOR: Peste, viruela, SIDA, Influenza, Ébola, Antrax, Cáncer, Migraña, Diabetes,
Fibrosis cística, Arterioesclerosis múltiple…
KOBAL: Lucerito, Nigga, Shakira, Bono, Mijares, Britney, Peña Nieto, Michael Jackson,
Johnas Brothers, Wisin y Yandel, Luismi, Pavarotti, Lady Gaga, Yanni, …
MAMMÓN: Exxon, Wall Mart, Coca-Cola, Nike, Telmex, Pfizer, Televisa, Starbucks…
JAZBETH: Masones, Skull and Bones, Paulo Cohelo, Osho, Deepak Chopra, Sociedad
teosófica internacional, Golden dawn, Pare de sufrir…
DUCHAMP: ¡Exijo un plato de platino para Platón y un plátano de plutonio para Plotino!
¡Astaroth, soy tu siervo! ¡Sálvame de la fatiga!
BAALBERITH: Declaro terminada esta sesión. Como siempre, podemos asegurar que la
asamblea ha sido un éxito absoluto. ¡Coman Mierda y chupen con ganas este racimo de
pelotas!
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Maximiliano sintoniza. Se escucha música en la radio. Toma a tientas una charola con
pedazos de un plato roto e intenta acomodar los pedazos para pegarlos.
MAXIMILIANO: Si hay música, es que hay alguien que transmite en algún lugar... alguien
está vivo en algún lugar.
CLEMENTINA: No te hagas ilusiones. Podría ser solamente que dejaron la estación
funcionando y de repente... bueno... de repente todo se acabó, pero se quedó funcionando.
MAXIMILIANO: No pueden estar todos muertos... ¿Te imaginas que tú y yo fuéramos los
únicos? Sería tan...
CLAEMENTINA: ¿Irónico?
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Pausa. Maximiliano desiste del plato, ajusta la radio otra vez y transmite:
Maximiliano busca alrededor, pero está ciego y no encuentra la bacinica, la cual está
cerca. Clementina la ve pero no le dice nada.
Finalmente siente la bacinica con la mano, pero no dice nada y sigue buscando.
Clementina lo ve, pero tampoco dice nada.
Maximiliano se tropieza con algo y cae. Clementina no pude más y se orina en la cama.
Maximiliano se levanta con dolor y se acerca a la cama. Con mucha dificultad, a tientas,
empieza a ayudar a Clementina, que se fastidia y lo reprende por su torpeza. Maximiliano
intenta ocultar el asco que le produce el olor de Clementina. Ella no disimula su
desagrado al ver de cerca a Maximiliano.
MAXIMILIANO: Cuando era niño... o más bien, cuando me estaba haciendo adolescente,
tenía un sueño recurrente. MI papá me daba dinero para ir a la lavandería a recoger la ropa,
pero yo me lo gastaba en las maquinitas y tenía mucho miedo de volver a mi casa y
decirle... cuando entraba a la casa, él estaba en su recámara, con la puerta entreabierta y yo
lo escuchaba cantando algo... yo me acercaba despacito, pero la puerta se abría con fuerza y
el hombre me miraba con furia porque sabía lo que yo había hecho... tenía los ojos como
carbones encendidos y le salía una espada de la boca... sus pies eran como de bronce, y
cuando hablaba se escuchaba como un río que arrastra piedras y lodo... iba a decirme algo,
pero me daba miedo y salía corriendo de allí... entonces me despertaba.
CLEMENTINA: ¿Por qué me lo cuentas? ¿Por qué ahora?
27
CLEMENTINA: ¿Qué?
MAXIMILIANO: Nada... no importa.
CLEMENTINA: Siempre lo mismo. Te dije que teníamos que hablar.
MAXIMILIANO: Ya hablamos ¿no? Ya te conté mi sueño.
CLEMENTINA: Nunca entiendes nada. Mejor pon la música. Ya casi es la hora de nuestra
serenata.
MAXIMILIANO: ¿No te parece raro que siempre a la misma hora transmitan la misma
canción? Siempre hay música diferente… de todo tipo... pero siempre, a la misma hora, la
misma canción... debe ser algo... debe ser un mensaje... seguro significa que todavía
podemos tener esperanza...
CLEMENTINA: Ya sabes lo que opino
VOZ EN LA RADIO: “Dichoso el que esté en vela y conserve sus vestidos, para no andar
desnudo y que se vean sus vergüenzas”
Suena la serenata. Ambos bailan, cada uno a su manera y con sus impedimentos.
MAXIMILIANO: Si de verdad fuéramos los últimos deberíamos tener hijos para repoblar
el mundo ¿Te imaginas?
CLEMENTINA: Sí. Hijos deformes, ciegos, inválidos y apestosos como nosotros.
MAXIMILIANO: ¡Los Herederos de la humanidad!
CLEMENTINA: Además, hijos que se reproducirían entre ellos, y se mezclarían unos con
otros, yo me cogería a los niños y tú a las niñas. Y luego se cogerían entre ellos. Así
tendría que ser.
MAXIMILIANO: Puro incesto.
CLEMENTINA: Endogamia total.
MAXIMILIANO: Sería la única manera.
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Siguen bailando hasta que la música termina. Entonces cada uno vuelve a su posición
inicial. Maximiliano sintoniza la radio. Clementina se peina y se maquilla.
1.
Otro día se aproxima.
No puede ser de otra manera: después de la noche.
Algunas cosas no cambian.
Hace frío como todas las mañanas, cuando cierra la noche sus fronteras.
Allá a lo lejos se intuye un horizonte indiferente.
Y más allá quién sabe: el precipicio.
Todo esto es mío. Toda esta tierra hasta donde abarca la vista.
El horizonte es mi única frontera.
En medio tierra yerma y distancias infranqueables.
El viento sopla sólido desde el oeste. Frío.
Sopla para mí, para nadie más.
Sopla por última vez.
Solo, por última vez.
Un poco de polvo se levanta y hace difuso el paisaje.
Todavía está oscuro. Sólo un poco de resplandor nocturno.
Un poco de polvo se levanta y acaricia el resplandor.
El paisaje se hace difuso.
El paisaje es un horizonte circular inalcanzable.
Parece poco, pero es infinito.
Mis ojos lloran heridos por el polvo.
Mi nariz helada moquea.
Mis labios se quiebran.
Exhalo carámbanos de vapor.
Un paso.
El horizonte sigue igual.
Cruje la tierra.
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Quisiera escuchar algo más: un cauce de agua rebotando entre las piedras, algún animal
nocturno, una lejana tormenta…
Pero no hay nada más.
Sólo el horizonte y la noche que cierra sus fronteras.
Pero el día que se aproxima nunca llegará.
2.
Esta es la historia del perro.
El perro vino desde muy lejos –algunos dicen que del desierto. Pero los que aseguran algo
demuestran que no saben nada, porque nadie supo nunca su origen.
El perro era fiel, como todos los perros. Sabía besar la mano que le daba de comer. Había
aprendido algunas gracias, cuidaba la casa y no se quejaba.
Cuando le preguntaban si estaba contento él decía que sí, y movía la cola como perro. Pero
si alguien lo cuestionaba en serio, el perro sabía ser elocuente, y discutía con seso y
profundidad las cuestiones de la vida, y las razones de la felicidad. Eso sí, cuando le pedían
que revelara su secreto, se negaba rotundamente.
“No hay secreto” decía. “La felicidad no puede ser un secreto. Está a la vista de todos, pero
nadie la quiere de verdad, por eso no la agarran. Hay que quererla y agarrarla.”
“Pero cómo puede ser” le discutían “Todos queremos ser felices”
Se negaba rotundamente y no decía nada más.
Todos se iban pensando que solo era un perro. Nada más.
No advertían que era un indicio.
Le gustaba ver las pantallas en la calle. Para él no era sólo diversión, era un acto de
contemplación filosófica, un ejemplo de auténtica vida espiritual, meditación multimedia.
La calle revestida de pantallas era un laberinto de conceptos que tenía que andar con ayuda
de un hilo, para poder volver cada vez que el camino se le cerrara en las narices. La vida
era una madeja enredada cuyo único hilo, la Verdad, había que soltar poco a poco, y
entonces todo se simplificaba.
También le gustaba el oráculo, aunque nunca creyó en las profecías. Le gustaba ver esa
cabeza empalada haciendo versos.
Podía estarse horas enteras escuchando.
37
3.
La mano que le daba de comer era blanca y sensual, por eso le gustaba lamerla. Era como
un hechizo que hacía desaparecer el mundo, y solo quedaban él y la mano, perfecta y
luminosa, en medio de una eternidad oscura y sin forma. No duraba mucho, apenas unos
momentos de lengüetazos y caricias. Luego la mano se sacudía y se alejaba. A veces le
daba una galleta.
La mano sabía ser generosa, pero también firme cuando era necesario. A veces sostenía un
cigarrillo o jugaba baraja. A veces estaba mojada y refrescante. A veces demasiado
perfumada o con alhajas. Pero el perro sabía reconocerla por las líneas marcadas de la
palma: la línea del amor: zigzagueante. La línea de la vida: corta y difusa. La línea de la
inteligencia: un árbol de siete ramas.
4.
Ayer fue el día de los tomates.
Todos creyeron que era broma.
Pero la lluvia de vísceras no se detuvo hasta bien entrada la noche.
Empezó como una broma, en un teatro.
Le tiraban tomates a una actriz vestida de ángel, con los pechos al aire.
Era muy mala actriz.
Pero resultó que sí era un ángel.
Y empezó el Apocalipsis.
Ese día chillará la muy puta mientras agita sus alas blancas y se manosea las tetas.
Ese día volverán las fieras.
Una estampida de cerdos arrasará la ciudad, pisoteando cuerpos y fresas podridas.
En las pantallas de todo el mundo, bautizarán a un bebé descuartizado y luego pondrán su
cabeza en un palo para que las masas consulten el oráculo.
El nuevo oráculo.
Le arrojarán tomates. Será inevitable.
La muy puta será violada por todos los cerdos.
Reventarán tomates. Lloverán pétalos de fuego.
Un hombre con vértebras de ciruela flotará sobre nosotros perdonando nuestros pecados.
Leerá un libro sagrado, amarillo, de páginas ardientes.
Lloverán páginas de fuego. El día de los tomates.
Los amantes fornicarán desesperados. Los relojes tomarán conciencia. Los cerdos cagarán
flores dulces.
¿Dónde estarán ustedes el día de los tomates?
Los amantes aceptarán su derrota.
La muy puta pedirá que la vuelvan a violar. Será inevitable.
El día de los tomates acabará con un suave atardecer.
Entonces vendrá la noche de la zarzamora”
“Malditas sean la noche y la zarzamora”
Dicen que dijo el perro desde el púlpito esa noche.
5.
La mano que le daba de comer a veces también lo abofeteaba. O cogía un rollo de periódico
y le daba en el hocico. El perro nunca entendía por qué. Distinguía perfectamente lo que
estaba bien de lo que estaba mal, y lo que estaba permitido de lo que no estaba permitido
(no siempre coincidían lo bueno con lo permitido, ni lo malo con lo prohibido), y es cierto
que en ocasiones disfrutaba infringiendo las reglas, pero no comprendía que la misma mano
que le daba alimento lo castigara por sus faltas. Cuando esto pasaba, el perro se alejaba con
las orejas caídas y buscaba consuelo en la contemplación de monitores. En cierto modo, los
monitores borraban todo lo demás.
39
Por su parte, la mano se sentía culpable luego de cada reprimenda, y tarde o temprano
volvía a acariciarlo.
Pero en aquella ocasión, la mano no lo había buscado. Habían pasado algunos días y no
llegaban las caricias. La comida no faltaba, pero al perro le parecía que se la ponían en el
plato con enfado. La falta no había sido grave: simplemente ladró de más cuando le pedían
silencio.
En aquella ocasión, cuando creyó que al fin los monitores con su discurso polifónico lo
habían llevado al nirvana de la contemplación mediática, en las pantallas apareció la mano.
Era blanca y sensual. Fue solo un momento y luego hubo otra toma. El perro quedó
confundido, y se alejó husmeando los primores del callejón.
6.
EL PERRO: ¿Por qué ya no me acaricia?
EL ORÁCULO: Hay cosas que no tienen respuesta. ¿Tú crees que alguien me ha dicho por
qué tengo que pasar una vida clavado a este palo, y soportar las preguntas de los
ciudadanos?
EL PERRO: ¿Podrías decirme qué va a pasar con ella? Aunque sea en verso y con frases
incomprensibles, como siempre.
EL ORÁCULO: No puedo, es mi día de descanso. Pero podemos hablar de otras cosas.
Nadie habla de otras cosas. A nadie le importa lo que digo en mi día de descanso.
Así hablaron el perro y el oráculo la primera vez que hablaron. Había un poco de respeto en
ambos, y un poco de antipatía, pero para los dos era un alivio la conversación.
Eso sí, el oráculo no mencionó ni media palabra sobre la mano.
El perro lo husmeaba atento, tratando de encontrar algún sentido oculto en sus palabras.
En general nadie entiende lo que dice el oráculo. Nadie sabe qué quiere. Nadie sabe cómo
llegó esa cabeza a encajarse en el palo. Es más, nadie ha dicho por qué se supone que lo
que dice es verdad. Pero todos aceptan que es un oráculo. Solo habla cuando se le da la
gana, a veces lento, a veces quedo, a veces rápido o en otros idiomas, inventa palabras,
combina lenguas, discurre con afectación o con vulgaridad… y casi nunca hay alguien que
le preste atención a la cabeza en el palo: ¿cuántas cosas importantes se habrán perdido en la
indiferencia? Y sin embargo dicen algunos que a aquellos que se han acercado a la sombra
del poste con una angustia sobrecogedora, las palabras idiotas de la cabeza los han
iluminado, a veces brindándoles paz, a veces llevándolos al suicidio.
EL PERRO: No sabía que se podía hablar contigo como con cualquier persona.
EL ORÁCULO: En general no se puede. Solo en mi día de descanso. Aunque en general en
mi día de descanso me quedo callado, porque hablo y hablo durante nueve meses. Mi día de
descanso es cada nueve meses.
EL PERRO: ¿Y por qué estás hablando conmigo?
EL ORÁCULO: Es que tuve un sueño.
EL PERRO: ¿De verdad? Yo nunca me acuerdo de mis sueños.
EL ORÁCULO: Soñé con un perro negro de tres cabezas que me ladraba como queriendo
morderme. Una cabeza decía: yo soy el pasado, en los recuerdos y la memoria, pero
también en el olvido y las mentiras. Otra decía: yo soy el futuro, en los deseos y en la
esperanza, pero también en la incertidumbre. Y la otra no decía nada, solo echaba saliva y
balbuceaba furiosa.
EL PERRO: ¿Y eso qué significa?
EL ORÁCULO: No sé, deberías preguntarle al oráculo.
EL PERRO: ¿Y eso qué significa?
EL ORÁCULO: No te puedo contestar, es mi día de descanso.
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Algunos de los que han sido iluminados por el oráculo han formado una secta. Son pocos,
pero su insolencia es grande. Una vez a la semana le rinden culto. Crían cerdos rabiosos y
cultivan zarzamoras alucinógenas. Son fanáticos.
Se recomienda alejarse de ellos si se los ve en la calle.
Al día siguiente la cabeza no dijo nada, pero estuvo riéndose de la mañana a la noche. Era
una risita pequeña, apenas audible, como de burla discreta, que parecía interrumpirse a
ratos sólo para volver con insistencia más tarde.
7.
El perro comprendió, demasiado tarde, que lo habían vendido.
Demasiado tarde entendió que lo encerraban y lo subían a un camión.
La mano que le daba de comer puso el plato adentro de la trampa.
Y luego se alejó sin despedirse, sin caricias.
El perro ladró con furia, y luego se entregó a un interminable aullido lastimero.
Pasaron muchas horas y kilómetros de azoro.
El perro solo recuerda un páramo, algunos charcos y muchos baches.
Pero sobre todo recuerda la rabia espumosa.
Y la impotencia.
8.
42
EL ORÁCULO: No importa. Hoy es mi último día de descanso, y ayer fue mi último día de
trabajo. Me acabo de dar cuenta.
LA MANO: Mañana es la función. El estreno de la obra donde salgo de ángel. Yo quería
que me viera. En el teatro se comportaba mejor que muchos humanos. No llevaba celular,
por ejemplo. El estreno no será lo mismo sin él. Él siempre fue mi guardián, mi protector.
Cuando estaba cerca, nadie se atrevía a lastimarme.
EL ORÁCULO: En realidad, ahora que lo pienso, este sería un buen momento para hablar.
Para decir lo que pienso de verdad. Porque ahora sé que mañana ya no seré yo el oráculo
empalado. Esto es lo que pienso: Nada tiene sentido. Hacer profecías es solo la facultad de
ver cómo el tiempo corre para ambos lados. Repito: nada tiene sentido, ni siquiera el
tiempo. La realidad objetiva es un engaño, la verdad está en otros mundos. Cada
comunidad tiene una percepción distinta del mundo. Cada individuo también. Cada célula,
cada átomo y cada partícula. Todas son verdaderas, y casi siempre contradictorias. Todo
tuvo una causa, todo tiene un efecto, pero sólo si se lo mira desde un ángulo específico. Si
se cambia de ángulo, cambia la causa y cambia el efecto. El sentido de las cosas es en
realidad el ángulo que elegimos para ver el mundo. “Dichosos serán los invitados al
banquete de bodas del Cordero” He dicho.
LA MANO: ¿Todo eso es cierto?
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EL ORÁCULO: Absolutamente.
LA MANO: O sea que él podría perdonarme. A lo mejor lo que hice no estuvo tan mal.
EL ORÁCULO: No. Lo que le hiciste fue una chingadera. Punto. Hay cosas que son lo que
son y punto.
LA MANO: ¿Eso es todo?
EL ORÁCULO: No. Pienso que El Imperio Contraataca es la mejor película de todos los
tiempos.
La mano fue la que arrancó luego la cabeza del poste y la arrojó a los cerdos para que la
devoraran, mientras volaban los tomates por doquier. La cabeza del oráculo se estrelló
contra el suelo como una sandía. Los que la vieron aseguran que la mano era roja.
9.
Todos creyeron que era broma. Pero la lluvia de vísceras no se detuvo hasta bien entrada la
noche. Empezó como una broma, en un teatro. Le tiraban tomates a una actriz vestida de
ángel, con los pechos al aire. Era muy mala actriz. Pero resultó que sí era un ángel. Y
empezó el Apocalipsis.
¡Y volvieron las fieras! ¡Una estampida de cerdos arrasó la ciudad!
¡Bautizaron a un bebé descuartizado! ¡Pusieron su cabeza en un palo! (El nuevo oráculo.)
¡La muy puta fue violada por todos los cerdos!
Tomates, tomates y más tomates ¡Llovieron pétalos de fuego! ¡Dijeron que el oráculo era
un farsante y siguieron con su farsa! ¡Vértebras de ciruela! ¡Páginas de fuego! El día de los
tomates. ¡Los amantes fornicaron desesperados! ¡Los relojes tomaron conciencia! ¡Los
cerdos cagaron flores dulces! ¡¿Dónde estaban ustedes el día de los tomates?! ¿¡Dónde
estaban!?
Los amantes aceptaron su derrota.
La muy puta pedía que la volvieran a violar.
El día de los tomates acabó con un suave atardecer.
10.
Hoy es la noche de la zarzamora.
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LA SINGULARIDAD
Dos astronautas en su nave. Walker opera los controles, Dogson se repone del
sueño criogénico.
WALKER: ¿Noté algo extraño en su entonación? ¿Lo dijo como con resentimiento, como
si estuviera mal estar contento? ¿O solo lo imaginé? Si, puede decirse que estoy
contento… tranquilo, me parece. No está bien, no me engaña. Debería aceptar el
disipador o se pondrá peor ¿Qué sentido tiene mentirme ahora? Ni siquiera nos conocemos
mucho, apenas un mes, o menos. Y a pesar del año que llevamos de viaje, no debemos
haber convivido más de cuarenta horas en total. ¿Qué gana con eso? Si más tarde quieres
el disipador, los dejé en la cámara de calibración; yo me tomé uno hace rato y me
cayó muy bien.
DOGSON: Sí gracias… Pero no, no creo. ¿Por qué insiste? ¿No puede respetar mi
decisión de sentirme mal a mi gusto un rato? Ahora menos me voy a tomar el disipador.
WALKER: Un tipo de pocas palabras. Casi no ha dicho nada desde que salimos. Solo
formalidades. ¿Quién será en realidad este sujeto? No sé nada de él. Tan solo lo que puso
en su formulario de abordaje. Astrofísico. Eso decía. Soltero. Sin hijos. Poco más. Está
bien. Aquí cada uno hace lo que quiere ¿no? ¡Nos estamos yendo en picada a un
hoyo negro! Es el lugar más radical de todo el universo ¿no? Tú sabes más de eso
que yo, je. Hasta me lo podrías explicar con holográficas y todo, supongo. Pero el
caso es que si ya vamos para allá, pues no tiene ningún caso que nos pongamos
incómodos haciendo lo que no queremos. Aunque claro, tampoco podemos hacer
todo lo que queremos… yo quisiera un whiskey fix, por ejemplo, pero qué más da.
DOGSON: No se va a callar nunca. Deben ser los nervios. O el síndrome del piloto. Dicen
que los pilotos espaciales hablan mucho para llenar el vacío de alrededor. Hablan con sus
compañeros, con la computadora, con la base central… y cuando no hay comunicaciones,
hablan con objetos, le ponen nombre a las palancas, a los botones. Un whiskey fix no
estaría mal. Debí imaginarlo. No va a parar de hablar hasta que nos disolvamos en la
nada, aplastados por la supergravedad del pozo negro. Al menos estaré allí para ver cómo
se calla.
WALKER: Pero no tengo, compañero. No lo pensé ¿sabes? No me detuve a
pensar qué iba a querer beber en mis últimos y gloriosos momentos. Es tonto,
pensé en todo menos en eso. No nos van a faltar almohadones ni crema
hidratante, ni deflectores auriculares, ni retinicencias holográficas, pero no se me
ocurrió que se nos iba a antojar un whiskey. Así es que solo tenemos agua
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acidulzada y transcafé. Tal vez debería ignorarlo y ya. No parece tener ganas de
socializar. Pero es el momento más importante de nuestras vidas. ¿Cómo fingir que no
estamos uno con el otro? No parece que a él le emocione mucho. Es raro. No parece del
tipo que se arroja a una aventura como esta. Más bien parece de los que se la pasan
encerrados imaginando cosas que no existen.
DOGSON: Me caería muy bien un transcafé.
WALKER: Claro, te lo preparo. Ni siquiera lo pide por favor. Solo espera que lo atienda.
Hubiera hecho esto sólo, de haber podido, pero necesitaba a alguien para las maniobras del
efecto globo, antes del salto hiperespacial. Y qué mejor que un astrofísico… aunque pudo
haber sido cualquiera, la verdad.
DOGSON: Lo que sea con tal de que se mantenga ocupado y hable un poco menos. No
entiendo por qué la gente necesita tanto de la aprobación de los otros. Como si fuera un
requisito el consentimiento del otro para poder existir. Solo me falta que este necesite el
consentimiento de otro para dejar de existir, mierda. Lo único que quiero es dejar de existir.
WALKER: Yo me imaginé que un astrofísico estaría tomando notas de la caída, de las
anomalías cósmicas y todas esas cosas, pero este no ha dado muestras de interés por la
singularidad ni por nada del grandísimo universo que estamos a punto de dejar para
siempre. Eso es raro. Y además es antipático. Cuando hice la invitación pública debí poner
como condición una prueba de simpatía y buena voluntad. Bah. De todas maneras este fue
el único que se presentó. Aquí tienes. No es por nada, pero es el mejor transcafé que
vas a encontrar de este lado de la galaxia. Por algo le dicen a esta nave la
supercafetera intergaláctica de Walker Méndez.
DOGSON: Puta madre, ya empezó de nuevo. Gracias, realmente está bueno. Creí que
Walker era tu apellido.
WALKER: No, es mi nombre. Mi papá se llamaba Pito Méndez, y era un técnico de
mantenimiento en la estación espacial Hiperbórea. Todos le hacían burla de su
nombre, así es que cuando me registró se aseguró de ponerme un nombre que le
sonara prometedor. No fue un tipo muy brillante ni muy destacado, pero trabajó
duro para que yo llegara más lejos que él. Y ya ves. Soy piloto y hasta tengo mi
nave.
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DOGSON: Piloto Méndez, hijo de Pito Méndez. Muy apropiado. Walker “Pitolo” Méndez,
te tengo una noticia: me importa una cagada tu historia de superación personal. Admirable.
WALKER: Hasta te puedo hacer una confesión íntima.
DOGSON: No, por favor, no. A ver. Soy todo oídos.
WALKER: “Soy todo oídos” ¿Qué clase de frase es esa? Ni siquiera se esfuerza en fingir
que le interesa un poco. Pues igual me tendrá que escuchar aunque no le guste. Mis padres
me concibieron de la manera tradicional. No soy resultado de una selección de
genes hecha por una computadora que no sabe nada de la vida, como la mayoría;
Soy el resultado del chaca chaca viscoso de la fornicación de mis padres. Y estoy
orgulloso, como lo estaban ellos.
DOGSON: Justo lo que necesitaba saber, gracias. Pero eso es ilegal.
WALKER: Nada es ilegal cuando te estás metiendo de cabeza en un agujero
negro. Aquí no valen nada las leyes, ni siquiera las de la física. ¿No es el mejor
lugar de todo el universo? Solo tú y yo y lo que se nos antoje.
DOGSON: Sí claro, hasta que nuestro propio peso nos resulte insoportable y nos
aplaste, y nos aplaste cada vez más hasta que no quede nada de nosotros, ni
átomos, ni partículas, ni alma ni nada… ¿Por qué le digo esto? No sirve de nada. No
tiene sentido. Seguro no entiende.
WALKER: No entiendo. ¿Por qué me dice eso? ¿Ni alma? ¿Qué tiene que ver el alma?
¿Crees que tenemos un alma? En la escuela nos enseñaban algo sobre las teorías
arcaicas del alma, pero no me acuerdo de casi nada.
DOGSON: Debería cambiar de tema, o decir que fue una broma… Yo también tengo
una confesión: en realidad mentí cuando llené la solicitud. No soy astrofísico, soy
filósofo.
WALKER: Ya decía yo. Pero no había necesidad, no era una condición para nada.
¿Dijo Filósofo?
DOGSON: Ya lo sé. Pero quería hacer este viaje de incógnito. Si me hubiera
registrado como filósofo hubieras sabido de inmediato quién soy. Ahora ya no
importa, ya cruzamos el horizonte de sucesos. Nada puede escapar del campo de atracción
del hoyo negro. Ningún mensaje, ninguna señal, ni la luz, ni residuos magnéticos, nada.
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WALKER: ¿Y por qué hubiera sabido? ¿Eres famoso? Yo creí que ya no existían los
filósofos. ¿O también estará mintiendo con eso?
DOGSON: No me ha reconocido. Creo que no soy tan célebre como yo pensé. En la
solicitud puse mi nombre verdadero: Patrick Dogson. Pero en las señales
hiperradiales me conocen como “El Consejero Estelar” Ahí está, en su rostro se ve
que ya me ubicó. En las retinicencias holográficas aparezco como un electrobuda
luminoso.
WALKER: No lo puedo creer. Una celebridad en mi nave. “La Voz del Buen Vivir” Esto
está mejor de lo que pensé.
DOGSON: Así es. El único y último heredero de la tradición filosófica humana. Y
adivina qué: moriré sin descendencia y sin legado. ¿Me servirías un poco más de
transcafé? En realidad, no tengo ganas de tener esta conversación, pero lo prefiero a
soportar las confesiones del Piloto hijo del Pito que para nada me interesan. Mi padre era
filósofo y desde muy chico me preparó para que siguiera sus pasos. Para él era
muy importante perpetrar el legado del pensamiento puro. Demasiado tarde me di
cuenta de que a mí el pensamiento puro no me importaba nada, y que en realidad
no me gustaba la filosofía. Cuando murió mi padre, puse mi conocimiento al
servicio de los medios de entretenimiento galáctico. Ellos me convirtieron en “La
Voz del Buen Vivir” y toda esa basura. Me hice famoso, rico, y lo más importante:
absolutamente frívolo.
WALKER: Vaya, antes a duras penas decía tres palabras seguidas. Ahora me cuenta su
vida. Tengo que hacer algo. ¡Es una celebridad! Y nos queda poco tiempo. En las
transmisiones sonabas muy convencido de todo lo que decías.
DOGSON: Claro, es fácil convencer de lo que sea a las mentes vulnerables, solo hay que
parecer absolutamente seguro de cualquier estupidez para que otro lo asuma como verdad.
Bueno, como dicen: mi caca me huele rico ¿no? De tanto pujar, uno llega a querer
su propia mierda. Pero al final también me harté de mi fama, de mi riqueza y de mi
frivolidad. Casi al mismo tiempo pasó lo de la supernova solar y aniquiló a la
mayor parte de mi audiencia. Para mí todo perdió sentido luego de eso.
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DOGSON: Debería apreciar la ironía: millones mueren por una supernova para que uno
encuentre la felicidad. Y este va y se tira a un agujero negro. Si lo digo en un programa me
lo censuran. Bueno, si eso te parece...
WALKER: Vaya que sí. Lo mejor, lo que no me esperaba, es que además serás
precisamente tú, “La voz del buen vivir” el que me acompañará hasta el final. Me
parece genial. Soberbio. ¿Por qué parece tan incómodo… tan molesto? Es importante
que se sienta bien, cada vez estamos más cerca. Deberías tomar un disipador, antes de
que sea demasiado tarde.
DOGSON: Puta madre, qué ganas de echarle a perder su felicidad. Y meterle el disipador
como supositorio. No me serviría de nada, lo que más me molesta es el alma. Y
tener que escucharlo, y contestar, y explicar, y compartir los últimos momentos de mi
existencia con este tipo.
WALKER: Es que no entiendo, no sé qué es eso.
DOGSON: Bueno, supongo que mi padre me educó para este momento. Como filósofo,
creo que tenemos un alma inmortal que sobrevive a nuestra muerte. Un alma
subatómica que mantiene la relación cuántica entre las partículas que nos
componen y le da sentido a nuestras vidas, a nuestro carácter y a nuestra esencia.
Un alma que una vez que se descompone y dispersa nuestra materia, vuelve a
acomodarse entre el vacío de una nueva materia y, aunque la materia es otra, el
alma permanece y tiende a organizar de manera parecida lo que tiene alrededor.
Un alma que yo, en lo particular, detesto profundamente, y creo que la única
manera de deshacerme de ella es aplastándola con todo lo demás en el único sitio
del universo donde dicen los expertos que no es posible la existencia ni siquiera
del tiempo, ya no digamos del alma. En resumen: creo en la existencia del alma, y
quiero destruir la mía. Ya está, ya se lo dije. Por lo menos su cara de imbécil justifica el
discurso. Yo no soy feliz, ni nunca lo he sido. Ni siquiera creo en tu felicidad ni en la
de nadie. Pero supongo que eso no importa. ¡Ja, eso es! ¡Escúpele a la cara tu
amargura!
WALKER: Es cierto, no es un astrofísico, es un filósofo. Solo un filósofo podía pensar en
algo tan estúpido. De veras lo siento, Patrick. ¿Puedo llamarte Patrick?
52
DOGSON: Como sea, no me importa. Ahora pone cara de lástima. Solo eso me faltaba,
que me tenga lástima. No finjas compasión. No me interesa tu compasión. No somos
amigos.
WALKER: ¿Cómo puedes decir eso? Ahora quiere hacerse odiar, pero de veras
quisiera ayudarlo. Él piensa que nos vamos a desintegrar en el peso del agujero negro. Pero
no es así. ¿Debería explicárselo justo ahora?
DOGSON: ¿Qué pasa, lo habré ofendido? Pues todavía no termino. Puedo decir lo que
se me da la gana.
WALKER: La fuerza de gravedad produce una distorsión en el tiempo: mientras mayor es
la fuerza, el tiempo corre más lentamente. Eso significa que en un agujero negro, donde la
gravedad se potencia hacia el infinito, el tiempo se hace cada vez más lento, infinitamente
más lento. Bueno sí, pero una actitud positiva…
DOGSON: Me chupa un huevo la actitud positiva de la gente. Como yo lo veo, la
vida se trata de fingir que las cosas no son tan horribles. Mira lo que somos: una
plaga. Nos expandimos por la galaxia destruyendo mundos y contaminando
estrellas. Me da vergüenza tener un alma humana. Bienvenido a mi mundo, imbécil.
Veo en su cara la angustia. Percibo la decepción. Y me gusta.
WALKER: Este hombre quiere desaparecer, pero se va a quedar así para siempre. ¿Pero
cómo se lo explico? ¿Puede alguien cambiar su visión de la vida en unos minutos? ¿O
acaso tendrá razón? Él es un filósofo.
DOGSON: ¿No dices nada? ¿Te estoy convenciendo? Escucha: Por eso quiero
desvanecerme para siempre. Que nadie se acuerde de que fui miserable. Que
nadie más sepa que tiene un alma que lo condena a la miseria de la inmortalidad.
No dejar rastro, ni legado, ni testimonio. Que poco a poco se olviden de mí. Eso es
lo único que pido. Y eso es lo mismo que va a pasar contigo y con toda tu
felicidad.
WALKER: ¿Cómo le digo, cómo le explico? Nos quedan pocos minutos. ¿Y si fuera cierto
lo que él dice? Porque, es verdad que existe otra posibilidad… que realmente
desaparezcamos para siempre en la oscuridad aplastados por nuestro inmenso peso. Pero
no. En ese caso, algo de la luz y la energía que nos compone puede escapar a la gravedad
antes de cruzar el horizonte de sucesos. Aunque le costaría tanto trabajo escapar, que lo
haría muy lentamente. ¿Y entonces? Alguien que mire en esta dirección verá cómo nos
sumergimos en el pozo, pero nuestra caída será, para este observador, cada vez más lenta,
más roja y más oscura. A sus ojos, nuestro tiempo se detendrá poco a poco. Conforme nos
acercamos al radio de Shwarzshild, dejamos una fotografía cósmica de nuestro estado justo
antes de caer. Un testimonio exacto, un legado que dura para siempre, indeleble y perfecto.
De mí podrán ver que estoy feliz, que soy dichoso. Que no me importa nada. De él verán su
amargura, su tristeza, su rencor, su decepción. Ese será su legado para la posteridad… Si
tan solo pudiera evitarlo…Siento que su desprecio disminuye un poco mi dicha… Tengo
que decirte algo…
DOGSON: Ya no me interesa escucharte. De
hecho, nunca me importó nada de lo que dijiste.
De algún modo, compartir mi mierda me alivia un poco. Me siento mejor, después de todo.
REVELACIÓN 9,11
“Tenían sobre sí, por rey al ángel del abismo”
Los ángeles hablan desde su lejana mansedumbre hacia los espectadores, que es un único
espectador, el único sobreviviente.
Tú eres el sobreviviente.
Él único en tu especie
El único rastro de la extinción de tu gente.
Eres el elegido y tu misión será enorme.
Tú eres el que llegó hasta aquí,
No por casualidad, no por accidente.
55
¿Lo sabes?
¿Lo sospechas?
¿Lo imaginas?
Y ahora recuerdas.
Y ahora recuerdas.
Y ahora recuerdas.
Y ahora recuerdas.
Nosotros hemos venido a señalarte el camino que has de seguir a partir de ahora.
Debes confiar.
Debes creer, como siempre has creído.
Nosotros hemos venido a despojarte de tus vestidos
A ungirte con el aceite sagrado.
A bautizarte en la nueva mansedumbre.
A encender las luces.
A revelar el designio.
A develar el rostro de la nueva humanidad.
La nueva virgen preñada del verbo santo.
El verbo impronunciable.
Tu misión es rebasar
59
Crisálidas del nuevo ser que está por nacer gracias a ti.
Serás poderoso
Dueño de ti mismo, de tu forma.
Tu propio canon de belleza.
Tus cabellos podrán ser blancos como lana blanca y como la nieve tu tez; tus ojos podrán
llorar lágrimas de mercurio.
Tus pies, podrían ser semejantes a bronce fino, y tu voz podría sonar como el ruido de
muchas aguas.
Una mano con siete dedos luminosos, como un candelabro sagrado.
Una lengua metálica y afilada.
Un rostro resplandeciente, que brille como iluminado por debajo de la piel.
“Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida, y entrarán
por las puertas en la Ciudad”
Tu misión.
Tu misión es grandiosa.
Tu misión es sobrehumana.
¿Qué pasa?
¿Tienes dudas?
¿No te sientes capaz?
¿Desconfías de tus potencias?