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El Negocio en los Espacios de la

Crisis Chilena
Octubre, 2019

Citar como: Fuster, X. & Toro, F. (2019). El Negocio en los Espacios de la Crisis Chilena.
[Documento de trabajo. Vol. 1. No. 2]. Corporación Ciudad Común, Santiago de Chile.
El Negocio en los Espacios de la
Crisis Chilena
Xenia Fuster1 y Fernando Toro 2]

Octubre, 2019

*Publicado originalmente en el Centro de Producción del Espacio:


https://producciondelespacio.org/2019/10/26/los-espacios-de-la-crisis/

En el contexto de la crisis social y política actual en Chile, el siguiente texto analiza y discute
cómo las clases altas instrumentalizan las pensiones, la salud, educación y la vivienda para la
acumulación de capital a través del espacio urbano, demostrando además cómo el negocio
tiene un formato espacial (construcción, administración, arriendo y especulación) con fines
lucrativos, siendo una de las causas de los altos niveles de desigualdad, abuso de la clase
trabajadora y acumulación de capital de los sectores más ricos, que en un contexto neoliberal
extremo y agresivo, dan espacio a la crisis que vive el país.

La sociedad chilena está en crisis. No es sólo de un problema de representación, de pérdida de


confianza en las instituciones o un descontento generalizado. La población vive frustración,
agotamiento y violencia cotidiana y sistemática, durante años contenida. No son novedad los
problemas estructurales que trajo consigo la implantación (forzada) del modelo neoliberal
encabezado por Pinochet. Tampoco lo son los esfuerzos de los gobiernos de la Concertación
por mantener, profundizar y consolidar un modelo neoliberal “maduro” (Agacino, 2013),
“corregido” (Garretón, 2012) o “avanzado” (Ruiz, 2013). Nos han intentado convencer del éxito
de este modelo: más empleos, mejores salarios, crecimiento económico, desarrollo
tecnológico, etc. Sin embargo, detrás del aparente éxito de las cifras (promedios
habitualmente), la clase política olvida que hay personas.

Las fallas del modelo son conocidas: privatización de los recursos comunes (el agua, la
electricidad, el gas), explotación desmedida de los recursos naturales, distribución desigual de
las áreas contaminadas (zonas de sacrificio), cambios en el sistema de transporte con foco
exclusivo en la productividad, desregulación de los bienes de consumo básico (comida
principalmente), aumento del costo de la vida en general (transporte, vivienda, salud, etc.),

1
Candidata a doctora en estudios urbanos, Centre de Recherche sur l’Habitat, Université Paris VIII.
xenia.fuster@gmail.com
2
Investigador doctoral en planificación y desarrollo, Development Planning Unit, University College
London. fernando.toro.17@ucl.ac.uk
sobreendeudamiento, extensas jornadas laborales en precarias condiciones, desigualdad y
violencia de género, clase, nacionalidad y raza, violencia y discriminación en los sistemas e
instituciones, abusos hacia los niños y niñas tutelados por el Estado, violación de derechos
humanos en comunidades indígenas, corrupción de políticos, empresarios, militares y del poder
judicial, colusiones, evasiones y “perdonazos” fiscales 3, entre muchas otras que decantaron en
la crisis actual.

El 5 de septiembre de este año diversos movimientos sociales encabezaron la protesta “Nos


Cansamos, Nos Unimos” 4, evidenciando las fisuras del modelo en las distintas dimensiones
de la vida cotidiana de la población. Más de 60 organizaciones sociales, entre ellas
Coordinadora Nacional de Trabajadores/as NO+AFP, la Confederación de Estudiantes de Chile
(CONFECH), la ANEF, Colegio de Profesores, la Coordinadora Feminista 8M, Confederación
Bancaria, Coordinadora de Sindicatos del Comercio (SINTEC), el Movimiento por el Agua y los
Territorios, se unieron para manifestar lo que de manera simplista se traduce y reduce a una
5 6 7 8
crisis de “desigualdad”, evidente para los medios internacionales y urgente para
9
multilaterales como las Naciones Unidas . El gobierno sin embargo, no escuchó.

La última crisis (evidente para muchos) explotó en Octubre de este año 2019. Al igual que las
recientes revueltas en Ecuador, las reformas neoliberales del presidente Piñera tocaron un tema
sensible para la sociedad chilena: el alza del transporte público. Una vez más el Estado y la
clase trabajadora deberían subsidiar un sistema que enriquece desproporcionadamente al 1%.
Con el pasar de los días el gobierno declinó su propuesta, pero ya era muy tarde: el sentimiento
de violencia e injusticia acumulado estos treinta años explotó como una bomba de racimo.

Como se ha demostrado, la crisis tiene un carácter sistémico y complejo. Dicho esto, en este
artículo sostenemos que la dimensión espacial (la vivienda y el hábitat) es fundamental para
comprender algunas de sus causas, consecuencias y posibles ámbitos de acción.

Desde una perspectiva económica, conocida es la instrumentalización histórica de la vivienda


y la infraestructura para dinamizar la economía a través de la construcción y creación de
empleos, y así sostener la maquillada “prosperidad” del país. Sin embargo, desde el punto de
vista social, también ha sido el símbolo de las desigualdades sociales y territoriales, cuya
expresión espacial son las comunas de “ricos” y de “pobres”, y cuyo fracaso cualitativo está
recién siendo abordado. Desde el punto de vista académico, la privatización, neoliberalización

3
Ver el documento “Poniendo las cosas en su contexto” del Académico IEUT-PUC Javier Ruiz-Tagle:
https://www.eldesconcierto.cl/2019/10/20/la-cifra-de-la-indignacion-academico-calcula-en-mas-de-
cuatro-mil-millones-de-dolares-las-perdidas-que-sufrio-el-estado-en-beneficio-de-unos-pocos/
4
https://radio.uchile.cl/2019/09/03/nos-cansamos-nos-unimos-organizaciones-de-la-salud-llaman-a-
protestar-el-5-de-septiembre/
5
https://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-50123494
6
https://www.theguardian.com/commentisfree/2019/oct/23/chile-protest-war-pinera-inequality
7
https://www.ft.com/content/fac69b5e-f36a-11e9-b018-3ef8794b17c6
8
https://www.nytimes.com/2019/10/21/world/americas/why-chile-protests.html
9
https://www.undp.org/content/dam/chile/docs/pobreza/undp_cl_pobreza-Libro-DESIGUALES-final.pdf
y financiarización de la vivienda han estado en el centro del debate ideológico en los últimos
años, a causa de las crisis globales del capitalismo financiero (Aalbers 2008, Rolnik 2013).

Un poco de historia. La vivienda históricamente ha sido considerada un bien patrimonial que


cumple la misión de proveer refugio a quienes la ocupan, sin embargo, el poder y la riqueza hoy
asociados al sistema de propiedad, sitúan a la vivienda en un lugar central en la economía-
política global (Aalbers & Christophers, 2014). El espacio, transable, pasa a ser parte de un
circuito financiero, donde el sector inmobiliario es considerado un atractivo campo para las
inversiones institucionales, tales como las compañías de seguro, los fondos de pensión, la
banca, las isapres, etc., dejando en evidencia la superioridad que tiene el valor de intercambio
por sobre el valor de uso (Fields, 2017).

Hoy los fondos de inversión inmobiliaria están agudizando una crisis que, de no ser detenida,
tendrá graves consecuencias. La creciente participación de los fondos de inversión, pensiones
y aseguradoras en el mercado de la vivienda -fenómeno conocido como financiarización- ha
derivado que en la Región Metropolitana, entre 2010 y 2015, cerca del 33% del total de suelo
transado corresponda a entidades de intermediación financiera (Gasic, 2019). Este nivel de
especulación, se vincula directamente con el alza de los precios de la vivienda.

De hecho, un informe de la Cámara Chilena de la Construcción ha concluido que entre 2011 y


2019 el valor del precio de la vivienda ha aumentado un 67% mientras que los ingresos por
hogar se han elevado sólo un 24% en el mismo periodo 10. Las consecuencias son evidentes: la
deuda de los hogares chilenos este año llegó a máximos históricos bordeando el 73% 11. ¿Cómo
se vincula esta crisis política y social al negocio del espacio financiarizado y el abuso hacia la
clase trabajadora endeudada? A continuación expondremos lo que llamamos “espacios
financiarizados de la crisis”, donde evidenciamos el vínculo entre las desigualdades sociales y
la financiarización de la vivienda y el hábitat.

LOS ESPACIOS FINANCIARIZADOS DE LA CRISIS

Pensiones

En el ámbito de la seguridad social, en 1982 se crea y privatiza un sistema de pensiones


impulsado por el ex ministro José Piñera (hermano del actual presidente). Este nuevo mercado
12
supuso como ganancia para las AFP $347 mil millones solo en 2017 . Sin embargo, los

10
https://www.latercera.com/pulso/noticia/precios-de-las-viviendas-anotan-violenta-alza-desde-2011-y-
se-han-hecho-severamente-no-alcanzables/801361/
11
https://www.cnnchile.com/economia/informe-del-banco-central-endeudamiento-de-los-hogares-
chilenos-alcanza-maximo-historico_20190418/
12
https://ciperchile.cl/2018/12/11/afp-radiografia-a-los-347-mil-millones-de-utilidades-netas-que-
obtuvieron-en-2017/
trabajadores no se han beneficiado de estas cuantiosas cifras: es un sistema que ha
empobrecido a los adultos mayores y a las familias chilenas. A pesar que la promesa inicial era
que en el año 2020 las personas se jubilarían con el 100% de su sueldo 13, hoy Chile es el país
de la OCDE con las pensiones más bajas. De hecho, se calcula que el 80% de los chilenos recibe
pensiones menores al sueldo mínimo 14.

El día 5 de febrero de este año, una pareja de adultos mayores fue encontrada muerta en la
comuna de El Bosque. Ella de 86 años y él de 94, dejaron una carta encontrada por su nieta
donde confesaban estar cansados de vivir y depender económicamente de su familia. Esta es
la realidad de millones de personas que viven una tercera edad en condiciones indignas y de
precariedad. Unos meses más tarde y fuera de toda lógica, el Ministro de Hacienda (Felipe
Larraín) pedía a religiosas de un hogar de ancianos rezar “para que se solucione la Guerra
Comercial”, y así poder impulsar una reforma tributaria para que las personas mayores estén
exentas del pago de contribuciones (impuesto territorial). Estas son las contradicciones del
Chile de los 2010: mientras los dueños de las AFP se enriquecen con rentabilidades
escandalosas, existe una mayoría silenciada y oprimida que debe subsistir gracias a la caridad
de sus familias y vecinos.

Hoy el negocio de los fondos de pensión está directamente vinculado al mercado de la vivienda
y oficinas y es uno de los medios favoritos para incrementar la riqueza. Al analizar la memoria
anual del 2017 del Fondo de Inversión Independencia Rentas Inmobiliarias -la principal
administradora de Fondos inmobiliarios del país (ACAFI, 2016)- detectamos que sus cuatro
principales aportantes son los Fondos de Pensiones: AFP Capital (18.53%), AFP Cuprum
(14.14%), AFP Habitat (13.85%) y AFP Provida (12.50), contribuyendo a más del 50% de éste.
Lo anterior no sólo es escandaloso en el escenario actual, donde las AFP se niegan a los retiros
anticipados de parte de la población, sino que tiene graves consecuencias para la ciudad. Estas
intervienen sin consideración alguna en cómo ni dónde se invierte el dinero; lo único importante
es que tenga el retorno esperado. Tras analizar las Memorias Anuales de diversos fondos entre
2012 y 2017, concluimos que para los fondos, las propiedades (infraestructura, bodegas,
viviendas y oficinas) se han convertido en commodities (bienes genéricos) donde no existe el
valor del uso del espacio, sino que exclusivamente su valor transable (Toro, 2019). Analizados
los reportes, la mayor preocupación e incertidumbre de los accionistas de los fondos es el ciclo
político por el que atraviesa el país y los aspectos macroeconómicos que pudieran influir,
generando un inmediato e indeseado vínculo entre política y “negocio del suelo”; y peor aún,
con el ahorro obligatorio de todas las personas.

Salud

13
https://m.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/07/07/el-dia-en-que-la-asociacion-de-afp-prometia-a-sus-
afiliados-jubilar-con-el-100-de-sueldo-en-2020/
14
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50124583
Durante la dictadura el sistema de seguros de salud mantuvo un fondo solidario público
(FONASA), pero se crearon aseguradoras privadas (ISAPRES) que ofrecen mayor cobertura a
quienes pagan más. Las personas deben elegir entre un sistema u otro, es decir, no son
complementarios. Si bien cerca del 80% de la población está en FONASA, atenderse en el
sistema público supone largos tiempos de espera y de una calidad muy distante a la del sistema
privado. El acceso a fármacos también es costoso y desigual. Los gobiernos no han podido
enfrentar las colusiones (prácticas oligopólicas) y las “farmacias populares o comunales” no
logran tener el abastecimiento y cobertura territorial del sector privado. Esto ha tenido como
resultado una población no sólo enferma, si no que también endeudada, cuyo círculo vicioso
es evidentemente perverso.

El negocio en la salud tiene hoy a Chile dividido entre una salud para ricos -y clase media alta-
y otra para pobres. Si bien las condiciones del sistema público son graves, desde el punto de
vista del negocio inmobiliario nos enfocaremos en el sistema privado. En palabras del ex
Director de Asociación de Isapres, el sistema “no se puede dar el lujo de incorporar a gente
enferma” 15.

¿Para qué es un sistema de salud si no es para gente enferma? Exacto, para las inversiones.
Las Isapres, al igual que los fondos de pensiones son activos actores en el mercado
inmobiliario y vehículos eficientes para invertir financieramente. Este sistema de salud que
impacta fuertemente en la clase media ha hecho de las ciudades chilenas su más favorito
paciente. La acción de los fondos de inversión sobre los territorios a través de la especulación
y la renta está protagonizada también por las Isapres. Como ha investigado María Olivia
Monckeberg (2015), los grupos económicos más grandes del país mantienen no sólo la
propiedad de las Isapres, si no también son dueños de inmobiliarias y fondos que administran
sus clínicas y centros médicos, medio por el cual obtienen ganancias por la construcción,
16
arriendo y uso del espacio, siendo blancos de investigación en más de una ocasión .

La aseguradora Banmédica por ejemplo (del grupo Penta), es dueña de Clínica Santa María,
Clínica Dávila e Isapre Vida Tres, que además posee clínicas en diversas regiones del país
controlando un 26% del mercado. La Cámara Chilena de la Construcción por otro lado -uno de
los principales lobbistas en la tramitación de leyes y normativas urbanas- controla Consalud,
participa de Hábitat y son propietarios de MegaSalud, esta red percibió el 2014, 15 mil millones
17
de pesos de dineros públicos por copago de bonos Fonasa .

Pero esto no es todo. Durante el primer mandato de Piñera se impulsó una política subsidiara
para compra de días/camas en clínicas privadas, donde se destinaron más de 20.000 millones

15
https://www.t13.cl/noticia/nacional/presidente-isapres-sistema-no-se-puede-dar-lujo-incorporar-gente-
enferma
16
https://www.elmostrador.cl/mercados/2017/07/27/superintendencia-de-salud-prepara-cargos-
contra-isapres-cruz-blanca-banmedica-y-masvida-por-integracion-vertical/
17
https://www.eldesconcierto.cl/2017/08/29/el-negocio-de-las-isapres-en-chile/
de pesos a dedo a clínicas como Las Condes o Tabancura, ubicadas en Las Condes y Vitacura,
las dos comunas más ricas del país 18. Una vez más, la transferencia de recursos públicos de
todas y todos los chilenos, van a parar a los bolsillos de los más ricos del país a través del
negocio del espacio.

Educación

La antigua educación nacional fue municipalizada y privatizada. Es dependiente de los


subsidios estatales y de los recursos (financieros y administrativos) de las municipalidades.
Las desigualdades en la calidad de la enseñanza entre colegios particulares y municipales han
impulsado el distanciamiento y la desconfianza de la sociedad hacia la educaciôn pública, cuyo
resultado es el imaginario vínculo entre inversión monetaria y calidad. Además, el contexto de
la educación superior existen profundas desigualdades y desregulaciones. Si bien el lucro fue
eliminado del “negocio de la educaciôn”, esto no trajo consigo mejoras sustantivas en la
calidad, en la administraciôn financiera y en el acceso igualitario a la educaciôn superior.

El inicio de los años 2000 se ve marcado por una fuerte crítica al sistema educativo. En 2006
surgen los primeros cuestionamientos al modelo a través de la “revolución pingüina” y en 2011
las y los estudiantes universitarios salieron a las calles para exigir educación gratuita y de
calidad. El principal lema de este movimiento nacional fue “No + lucro en la educación”, pero
¿Cómo se vincula esto a la ciudad? ¿Por qué el modelo neoliberal necesita que exista lucro en
la educación? Si la vivienda es el corazón de la ciudad, la infraestructura es su columna
vertebral. Sin infraestructura, la vivienda pasa a ser sólo un techo desprovisto de servicios -
como lo es en la periferia de las áreas metropolitanas- (Rodriguez & Sugranyes, 2005).

Cuando las y los estudiantes denuncian el negocio de la educación, se referían a la triangulación


financiera entre las Universidades como órganos sin fines de lucro y las constructoras e
inmobiliarias que las construían y administraban (bajo el sistema arriendo) (Monckeberg,
2011). Esto también ha sido estudiado por Monckeberg, quien logra explicar la articulación del
negocio entre los seguros de vida, universidades e inmobiliarias. Un claro ejemplo es la
Universidad del Desarrollo, donde en aquella época Ernesto Silva Bafalluy fue socio de la
Inmobiliaria Ainavillo, de la Universidad y además Presidente de Grupo Penta, vinculado a
negocios de pensiones y seguros de vida (Monckeberg, 2011). A pesar de los incipientes
cambios en esta materia, el Estado neoliberal sigue transfiriendo y financiando con recursos
públicos a este tipo de instituciones. De esta manera, la educación y el espacio construído que
la cobija dejan de tener relevancia por su uso y pasan a ser un mero instrumento de
acumulación de riqueza con importantes aportes del erario público.

18
https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/salud/informe-acusa-millonario-gasto-en-dias-cama-en-la-
clinica-las-condes-en/2014-05-06/085411.html¡
Vivienda

El escenario de la política territorial y de vivienda no es diferente. En el periodo de la dictadura


militar se crea un sistema único de postulación a la vivienda, donde las familias son
clasificadas en puntajes que definen si pueden o no tener acceso a una ayuda estatal. Esta
ayuda es el subsidio a la vivienda, donde el Estado entrega a las familias un certificado de
dinero intercambiable en el mercado, el cuál debería complementarse con ahorros y un crédito
hipotecario. Además, se promulga una Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) cuyos
principios dejan al mercado las definiciones sobre uso, goce y explotación del suelo. Es en el
marco de esta política donde el suelo se considera un recurso ilimitado, lo cual tuvo
repercusiones drásticas en la conformación y consolidación de los territorios. Las familias
pobres encontraron en las periferias de las ciudades un lugar para vivir. No por elección propia,
sino porque era el único lugar donde el subsidio les permitía comprar. Los efectos principales
de este sistema son la reproducción de la ciudad desigual, la expulsión subsidiaria de los
pobres urbanos y la construcción periférica de vivienda social (desconectadas del centro de la
ciudad y de los polos económicos, desprovistas de bienes y servicios urbanos, homogéneas
social y espacialmente, etc.).

El “éxito neoliberal” de la política de vivienda social comenzó a mostrar sus crisis a finales de
los años 90. Un lluvioso invierno de 1997 dejó en evidencia los problemas materiales de la
construcción masiva y económica de vivienda social (caso conocido como casas COPEVA).
Tras esto, surge la Asociación Nacional de Derechos Habitacionales (ANDHA), quienes
cuestionan el sistema subsidiario y de endeudamiento para los sectores sociales más
desfavorecidos (Casgrain, 2010). Este periodo de crisis es conocido como el “problema de los
con techo” (Rodríguez & Sugranyes, 2004; 2005), que refiere al conjunto de problemáticas
sociales y espaciales de aquellas personas que son propietarias de viviendas sociales. Esta
política desigual y segregadora ha tenido consecuencias negativas tanto en la estructura de
oportunidades como en la cohesión social de sus habitantes (Sabatini & Wormald, 2013).

Con los años, las autoridades han intentado instalar un “vuelco cualitativo” de las políticas
urbano-habitacionales. Sin embargo, este no ha sido un vuelco, sino más bien “el rostro humano
del neoliberalismo” (Hidalgo, Alvarado, & Santana, 2017) y una “hibridez neoliberal” (Fuster-
Farfán, 2019). A pesar que se integran nuevos subsidios, se mejoran los estándares de
construcción y se elimina la participaciôn de la banca, las bases ideológicas del modelo se
mantienen. Por ello los resultados no son extremadamente diferentes a la política de vivienda
instalada en dictadura. De hecho, bajo el slogan de la “integración social” (escasamente
definida y problematizada) se crean subsidios que buscan mezclar a distintas poblaciones
(sectores populares y medios).
En teoría, y gracias a la participación activa de inmobiliarias y créditos hipotecarios, las
viviendas “integradas” tendrían mejores condiciones de localización en la ciudad. Sin embargo,
19
los datos del MINVU refutan esta hipótesis . Estos nuevos conjuntos están ubicados en
sectores aún más periféricos que la vivienda destinada a población más vulnerable.
Sostenemos que estos programas han permitido financiar y otorgar seguridad al sector
inmobiliario que vende y construye viviendas para la amplia clase media 20.

Para enfatizar la cercanía del actual gobierno con el sector inmobiliario, en 2019 se aprueba el
proyecto de ley de “Integración Social y Urbana”. En breve, es una ley cuya hipótesis supone
que los “problemas de integraciôn social” se resuelven acercando espacialmente a las
diferentes clases sociales (como si la pobreza fuera una plaga). Para esos fines, busca entregar
al sector privado el escaso suelo público para su uso y explotación, situándose además por
sobre los instrumentos de planificación territorial existentes.

LAS RESPUESTAS DEL GOBIERNO Y LA EMANCIPACIÓN DEL ESPACIO

Esta semana el gobierno de Sebastián Piñera anunció nuevas medidas para superar la profunda
crisis política, social, económica y cultural en la que se encuentra Chile. A pesar de los
asesinatos, las torturas, los desaparecidos y los millones de chilenas y chilenos que han salido
a las calles, la propuesta del gobierno no sólo no contribuye a superar los problemas
estructurales, sino que profundiza aún más el modelo. Lo anterior, ya que transfiere recursos
públicos a las instituciones privadas más cuestionadas en esta crisis y este artículo. Estas,
claves en el proceso de acumulación de capital financiero a costa del hábitat y el territorio, son
las principales causantes de un modelo de ciudad fragmentado, excluyente, segregado y
especulativo y también, los vehículos favoritos para la inversión en el espacio, patrimonio
financiero que en definitiva es aportado y pertenece a todas las chilenas y chilenos, y de cuyos
resultados no ven más que pensiones miserables, isapres abusivas y aseguradoras
insuficientes.

Este artículo ha planteado la necesidad de entender cómo el modelo -desde cuatro sectores
prioritarios para la población como lo son las pensiones, salud, educación y vivienda- ha
sistemáticamente instrumentalizado el espacio para obtener mayor riqueza y acumulación de
capital. Lo definimos como un neoliberalismo extremo y agresivo porque, por un lado, los
sistemas de bienestar son vaciados en su objetivo y significancia de proveer a la población una
mejor calidad de vida, transformándose en canales para la exclusiva obtención de riqueza de
un grupo minoritario, y por otro, -sin siquiera hablar de derechos sociales- es un modelo que

19
Ver datos en el geoportal del MINVU.
20
Ver ofertas inmobiliarias con subsidio en: https://portaldelsubsidio.cl/ ,
https://www.portalinmobiliario.com/subsidio/ , https://www.toctoc.com/subsidios , entre otros
portales.
desprovee de toda dignidad a la clase trabajadora, exigiendo más ahorro, más horas laborales,
que se levanten más temprano, que pasen menos tiempo con la familia, que paguen más por
el transporte, más distancias recorridas, mayor edad de jubilación y un largo etc.

Lo anterior no sólo ha llevado al desmantelamiento de las estructuras estatales, colectivas y de


autogestión comunitaria existentes en el pasado, si no que ha provocado drásticos cambios
epistemológicos. La ciudad como tal dejó de ser el espacio de ocio, esparcimiento y
construcción colectiva que algún día intentó ser (iniciando la década de los 70). Hoy la ciudad
es hostil hacia las personas, un enemigo a quemar, es producto de la acumulación de riquezas,
cuya reproducción responde cada vez más al sistema financiero y especulativo, en definitiva,
la ciudad está compuesta de espacios financiarizados de esta crisis. Estos circuitos
secundarios de acumulación (como los llama David Harvey) se montan como un jinete sobre
los primeros circuitos de acumulación, provocando una doble presión hacia una clase
trabajadora ya oprimida, cuyo deber es trabajar y obedecer para seguir aumentando las arcas
de la clase privilegiada.

Esto no puede ser abordado de otra manera que no sea desde un cambio de paradigma y la
transformación radical de las estructuras actuales. Si consideramos que el neoliberalismo fue
una verdadera revolución capitalista (Gárate, 2016), los cambios que hoy necesita Chile tienen
que ser igual de revolucionarios. Por ello, cualquier medida implementada desde la constitución
actual -cuyo contenido otorgan garantías a la elite- y bajo las estructuras políticas dominantes,
constituye sólo un analgésico con graves contraindicaciones en el corto plazo.

La ciudad, sitiada, como dijo el propio presidente, ya ha sido olfateada, reconocida y abrazada
como un espacio en disputa, y los habitantes acompañados de una frustración endémica
insobornable poco a poco despiertan para exigir justicia. El Chile de la calle ya no va por
reajustes, va por la emancipación; una emancipación espacial, una suerte de tierra prometida
fundamentada en la enajenación de un modelo que reposa en sus espaldas. Por ello, es
fundamental concebir el espacio por su valor de uso más que por su valor de intercambio. Ante
todo, el Estado debe volver a centrarse en la dignidad de las personas, mientras que las
ciudades deben volver a ser apropiadas por sus habitantes y no por la inversión privada,
desregulada y deshumanizada. Esto debe complementarse con la incorporación inmediata y
vinculante de derechos urbanos básicos (a la vivienda, a la ciudad y a la movilidad) que
aseguren que los espacios son para las personas y no para el mercado.

En conclusión, hemos visto cómo el sistema financiero no sólo participa, impacta y decide las
principales dimensiones del bienestar y la vida social (como las pensiones, la salud, la
educación y la vivienda), sino que también tiene un correlato espacial-cotidiano que explica una
parte de la crisis, del descontento y de la rabia que vive actualmente el país. Esta crisis no es
sorpresiva. El alza en los precios del transporte es sólo la punta del iceberg de una sociedad
que desde hace 30 años denuncia la crisis del modelo, una crisis que sin lugar a dudas tiene
una dimensión espacial y hoy más que nunca financiera.

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