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ALTAS ESPERANZAS

Fue una época de cambio, de lucha y de revolución; la década de los sesentas marcó un antes y
un después en la historia de la humanidad y también en la historia colombiana. Lo primero que
hay que mencionar es que esta década fijó su lupa en una generación poco visibilizada antes,
la juventud. En los sesentas los jóvenes dejaron de ser la etapa de transición de la niñez a la
adultez y comenzaron a tener voz y voto en las decisiones que determinarían el rumbo de la
sociedad moderna, este sería el primer acto revolucionario que cambiaría por completo
nuestra percepción del mundo real. Los jóvenes y de gran importancia las juventudes negras
cansados de las injusticias de las generaciones anteriores toman en sus manos y moldean una
nueva realidad, crean conocimientos y pensamientos propios, la música, la educación y la
cultura se ven modificadas por esta revolución de pensamiento.

La espiritualidad y las ansias de libertad rondaban por la época, tanto así que miles de
personas de distintas clases sociales, de distintos géneros, distintos colores de piel y distintos
pensamientos se unieron para luchar contra el sistema, contra el gigante colonizador de
pensamiento que les decía quienes debían ser y como debían actuar. Llámese estado, llámese
cultura o hasta padres, jóvenes de toda clase negaban la opresión que estas entidades ejercían
sobre ellos y se librearon. Se entregaron a la vida y a los placeres de esta y crearon el rock and
roll, las minifaldas, los anticonceptivos y los alucinógenos con el fin de enviar un mensaje que
decía “No pienso hacer lo que me digan, esta es mi vida y yo voy a vivirla”.

Pero no todo era psicodelia y amor y paz, los jóvenes y las diferentes subculturas no solo se
reunían para drogarse y escuchar música transgresiva, ellos realmente querían cambiar el
mundo, integrantes de todas las universidades del mundo se levantaron y rechazaron las
primicias arcaicas con las que el conocimiento era difundido, el movimiento estudiantil surgió
en los sesentas y aun en nuestra época es vigente; las marchas y los movimientos de esa época
que exigían un respeto por la vida y derechos humanos básicos para todxs actualmente nos
inspiran a pensar con claridad y no conformarnos con las migajas de calidad de vida que el
sistema nos hace creer que tenemos.

La experiencia de los sesenta nos impulsa a volver a crear un pensamiento propio, nos invitan
a revolucionar nuestra música, nuestra educación y nuestra cultura tal y como se hizo hace
medio siglo. Nuevos movimientos sociales están surgiendo y es nuestro deber como seres
humanos críticos apoyar a cualquier persona que busque libertad, igualdad y justicia para
todos. La nueva ola del feminismo por ejemplo nos sugiere que así como los jóvenes en los
años 60s, ahora son las mujeres las que tienen voy y voto para cambiar el mundo moderno, un
género tan oprimido por el sistema machista y el patriarcado, nuevamente hoy se levanta para
decir “Estamos cansadas de vivir con miedo, no pienso hacer lo que me digan, esta es mi vida y
voy a vivirla” así como en la década de los sesentas se consiguieron las píldoras
anticonceptivas, en este nuevo siglo la lucha no termina, el aborto legal, seguro y gratuito es el
nuevo objetivo de las feministas modernas, hoy la discusión es por una vida digna, por reducir
la brecha salarial, por disminuir el maltrato hacia la mujer y por poder salir tranquilas a las
calles sin miedo a quizá nunca regresar.

No solo las mujeres tenemos un compromiso de liberación con nuestro género, nosotros, los
jóvenes colombianos tenemos un compromiso de revolución con nuestro país y con nuestro
continente; los latinoamericanos aún tenemos en nosotros ese espíritu de lucha intacto,
tenemos la capacidad de crear, música, arte y literatura completamente distinta a lo que ya ha
existido antes y a lo que va a existir. Nosotros somos revolucionarios de nacimiento, somos
radicales y somos transgresivos, no hay nada más insurrecto que ser “tercermundista” pues la
anarquía y el punk son el pan de cada día, nosotros somos los verdaderos sobrevivientes pero
no debemos conformarnos con sobrevivir, así como en los sesentas se logró cambiar de forma
radical el pensamiento mundial, hoy nuevamente, medio siglo después es claro que el trabajo
de los jóvenes de los 60s apenas estaba comenzando y es nuestra obligación como jóvenes del
hoy y del mañana seguir con lo que ellos empezaron y darle un fin a las injusticias de las
generaciones anteriores.
Nuestro compromiso es con nuestro país, con nuestras montañas y nuestros ríos, nuestro
compromiso es reconectar con nuestra autonomía como pueblos autóctonos, nuestra
responsabilidad es librarnos de prejuicios, es un pacto con nuestro género, con nuestros
antepasados y con nuestra propia vida.

Los sesentas nos dejan altas esperanzas para rebelarnos en contra del sistema, para cambiar
radicalmente nuestro mundo, nuestra cultura y nuestro pensamiento; porque ellos, los
jóvenes de los 60s ya lo hicieron una vez y nosotros también lo haremos. En los años setenta
John Lennon escribió la canción Imagine en donde propone imaginar un mundo sin religión, sin
países y sin propiedad privada “Imagina que no hay países, no es tan difícil de hacer, nada por
qué matar ni por qué morir y ninguna religión tampoco” yo digo que ya fue suficiente de
imaginar, es momento de crear, ya no somos soñadores, somos creadores y es momento de
unirnos todos, de tomar la realidad en nuestras manos y moldear un mundo mejor.

Presentado a:
Profesor Carlos Prias

Por:
Maria Paula Torres Martinez
-codigo: 201611546

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