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II. Siendo igual para todos el derecho de ocupación, la posesión variará con el número de
poseedores: la propiedad no podrá constituirse.
III. Siendo también igual para todos el resultado del trabajo, es imposible la formación de la
propiedad por la explotación ajena y por el arriendo.
IV. Todo trabajo humano es resultado necesario de una fuerza colectiva; la propiedad, por
esa razón, debe ser colectiva e indivisa. En términos más concretos, el trabajo destruye la
propiedad.
V. Siendo toda aptitud para el trabajo, lo mismo que todo instrumento para el mismo, un
capital acumulado, una propiedad colectiva, la desigualdad de remuneración y de fortuna,
so pretexto de desigualdad de capacidades, es injusticia y robo.
VII. Los productos sólo se adquieren mediante productos; pero siendo condición de todo
cambio la equivalencia de los productos, el lucro es imposible e injusto. Aplicad este
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principio elemental de economía y desaparecerán el pauperismo, el lujo, la opresión el vicio,
el crimen y el hambre.
VIII. Los hombres están asociados por la ley física y matemática de la producción antes de
estarlo por su asentimiento: por consiguiente, la igualdad de condiciones es de justicia, es
decir, de derecho social, de derecho estricto; el afecto, la amistad, la gratitud, la admiración,
corresponden al derecho equitativo o proporcional.
IX. La asociación libre, la libertad, que se limita a mantener la igualdad en los medios de
producción y la equivalencia en los cambios, es la única forma posible de sociedad, la única
justa, la única verdadera.
El libro del nuevo mundo moral fue publicado por entregas en Inglaterra entre lo
año 1836 y 1844. El libro contiene una exposición completa de sus teorías educativas,
morales y religiosas. A continuación transcribimos un fragmento de la introducción.
“…todas las naciones podrían adoptar medidas mediante las cuales producir una
cantidad de cada especie de riqueza esencial para la felicidad humana, mayor de cuanto se
requiere para satisfacer plenamente los deseos de todos, y podrían también establecer
nuevas instituciones en las cuales la facultad natural y la capacidad de cada uno podrían ser
desde el nacimiento cultivadas de modo de llegar a ser en gran medida superiores a
cualquier carácter que haya existido o que pueda existir bajo las antiguas instituciones del
mundo. Tal cambio vital en la condición y en el carácter de la raza humana puede lograrse
con sólo un trabajo manual liviano, sano, benéfico y agradable, combinado con ejercicios
mentales de los más deseados y placenteros; puede realizarse en paz, con la aprobación
universal, sin perjudicar la mente, el cuerpo o la propiedad de ninguna clase o país.
(…)
“Nosotros, pues, como amigos desinteresados de todas las clases de todas las
naciones, recomendamos a todos los gobiernos y pueblos, que por común acuerdo dejen
ahora perecer por muerte natural a los viejos prejuicios del mundo, favorables o contrarios
a cualquier clase, secta, partido, país o raza; que sean disueltos los ejércitos permanentes
de todas las naciones, a fin de que el hombre pueda ser empleado en la producción y no en
la destrucción de la riqueza; que desde el nacimiento se eduque a las nuevas generaciones
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para que lleguen a ser superiores, por su carácter y su conducta, a todas las generaciones
pasadas; que todos sean educados para experimentar tanto placer en la producción como
en el uso y consumo de la riqueza, resultado fácil de alcanzar debido al progreso de la
ciencia; que todos tengan amplia participación en la riqueza y que, por lo tanto, el reino de
la paz, de la inteligencia y de la simpatía universal reemplace para siempre el de la
ignorancia y de la opresión.”1
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Recuperado l 5 de agosto de 2013 de
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/owen/owen.html.
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Vicios de la acción individual en la industria. Trabajo asalariado; servidumbre
indirecta:
¿Dios hubiera adoptado todos estos vicios como base del sistema social si se hubiera
fijado en el método filosófico que sostiene el trabajo fraccionado? ¿Se puede atribuir al
Creador tamaña sinrazón? Concedamos algunas líneas al examen de cada uno de esos
caracteres, paralelamente a los efectos del socialismo.
3° El contraste del carácter del padre y el hijo y del donante y el heredero; contraste que
hace abandonar o desnaturalizar por uno los trabajos comenzados por otro.
Las series están exentas de ese vicio porque se constituyen por afinidad de
inclinación y no por vínculos consanguíneos, que es prenda de disparidad de inclinaciones.
5° El fraude y el latrocinio, vicios inherentes a toda empresa en que los agentes no están
cointeresados por el reparto proporcional a las tres facultades: capital, trabajo, inteligencia.
El mecanismo serial, plenamente al abrigo del fraude y latrocinio, está dispensado
de tomar las precauciones ruinosas que exigen estos dos riesgos.
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Se ignoran estas trabas en el régimen socialista, constante y copiosamente provisto
de todo lo necesario para la perfección y la integralidad de los trabajos.
“El beneficio o ganancia del capital es totalmente distinto del salario. Esta
diversidad se muestra de un doble modo: en primer lugar, las ganancias del capital se
regulan totalmente de acuerdo con el valor del capital empleado, aunque, el trabajo de
dirección e inspección puede ser mismo para diferentes capitales. A esto se añade que todo
este trabajo está confiado a un empleado principal, el salario del cual no guarda ninguna
relación con el capital cuyo funcionamiento vigila. Aunque así el trabajo del propietario se
reduce casi a nada, reclama, sin embargo, beneficios en relación a su capital ¿Por qué
reclama el capitalista esta proporción entre ganancia y capital? No tendría ningún interés en
emplear a los obreros si no esperase de la venta de su obra más de lo necesario para
reponer los fondos adelantados como salario, y no tendría ningún interés en emplear más
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Recuperado el 5 de agosto de 2013 en
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/falansterio/1.html
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bien una suma grande que una pequeña si su beneficio no estuviese en relación con la
cuantía del capital empleado. El capitalista extrae, pues, una ganancia, primero de los
salarios y después de las materias primas adelantadas. ¿Qué relación tiene la ganancia con
el capital?”
El trabajo enajenado
“El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su
producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto
más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece
en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce
mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la
proporción en que produce mercancías en general. Este hecho, por lo demás, no expresa
sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser
extraño, como un poder independiente del productor.
(…)
“Ciertamente el trabajo produce maravillas para los ricos, pero produce privaciones
para el trabajador. Produce palacios, pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero
deformidades para el trabajador. Sustituye el trabajo por máquinas, pero arroja una parte
de los trabajadores a un trabajo bárbaro, y convierte en máquinas a la otra parte.
(…)
“¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el
trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el
trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla
una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por
eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo
suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así,
voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad,
sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter
extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una
coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste.
(…)
“En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que
éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se
pertenece a si mismo, sino a otro."