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Resumen
En el presente trabajo se consideran algunos elementos del proceso globalizador en el
contexto, analizando su carácter multidimensional y el impacto que ello produce en la
realidad social. De esta forma se abordan el sentido que deben tener las políticas
sociales para enfrentar los impactos de la globalización y del modelo neoliberal,
reivindicando los derechos sociales y la participación, sobre todo ciudadana, como
elementos fundamentales para la construcción de una sociedad democrática en pos de la
justicia social y la igualdad.
El Contexto
Las complejas y multidimensionales problemáticas económicas, sociales y culturales
que vivimos actualmente en un mundo globalizado, implican efectos, variantes y
transformaciones en la ciencia, la tecnología y, particularmente en lo que se refiere a las
posibilidades de bienestar social, en la producción y gestión de bienes y servicios.
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Profesor de Carrera Titular-Escuela Nacional de Trabajo Social UNAM
Pero igualmente hay efectos negativos, producto sobre todo de la
implementación del modelo económico neoliberal en este esquema globalizador. Entre
ellos:
Distribución desigual de la riqueza entre personas, naciones y regiones.
Movilidad y volatilidad del capital financiero.
Incremento de la pobreza moderada y extrema.
La permanencia del desempleo.
El aumento de la desintegración social.
Mayores riegos ambientales.
Mayor fragmentación y violencia social.
Amenazas permanentes al bienestar del ser humano.
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Paradigma denominada como “emergente”, “implementado por medio de políticas de ajuste y
estabilización, que implicaron en muchos casos altos costos sociales al retirar al Estado de ciertas áreas,
en las que serían más eficientes los actores privados” (Franco, en Arteaga y Solís, 2001, p. 22).
con la estabilidad macroeconómica, acelerar el ritmo de desarrollo económico y avanzar
en la incorporación de una agenda de desarrollo sustentable y enfrentar los problemas
relacionados con la cuestión social.
De esta forma Coraggio (2009) sustenta que las políticas sociales actualmente
esta dirigidas a compensar coyunturalmente los efectos de la revolución tecnológica y
económica que caracteriza a la globalización, y por tanto son el complemento natural
para asegurar la continuidad del ajuste estructural al ser concebidas para instrumentar la
política económica, más que para compensar en lo social; su principal objetivo es
reestructurar al gobierno, descentralizándolo y reduciéndolo, e introyectar en las
funciones públicas los valores y criterios del mercado.
El Reto
A partir de las anteriores reflexiones, nos permitimos presentar una propuesta
alternativa a partir de la democracia social, consistente en los siguientes puntos básicos:
1. Construir un proyecto democrático que combata la injusticia, acordando una reforma a
fondo de la política social que llegue a los grupos sociales más excluidos, con un carácter
de universalidad y que garantice los derechos humanos y sociales no solo consagrándolos
en el ámbito constitucional, sino asimismo definiendo con precisión los instrumentos,
mecanismos y procedimientos necesarios para su implementación y gestión.
2. Generar una política social con prioridad en materia de empleo, educación, salud,
vivienda y seguridad social, materializada en programas institucionales y prestación de
servicios sociales.
3. Garantizar el mejoramiento de las condiciones de la calidad de vida de las mayorías con
un criterio redistributivo y de equidad.
4. Garantizar la participación ciudadana como un elemento central para alcanzar un
desarrollo y un bienestar democráticamente construidos y compartidos en lo cotidiano.
5. Contemplar la apertura a que la sociedad tenga la capacidad de organizar la demanda
publica de manera autónoma en el ejercicio de sus libertades ciudadanas y políticas.
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Umbral de pobreza extrema definido por el Banco Mundial como la línea fijada en 1,25 dólares diarios
per cápita, cantidad que se considera suficiente para la adquisición de productos necesarios para
sobrevivir en los países de más bajos ingresos.
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Umbral de pobreza moderada definido por el Banco Mundial como la línea fijada en dos dólares diarios
por persona, cantidad que se considera suficiente para la adquisición de productos necesarios para cubrir
las necesidades básicas en los países de más bajos ingresos.
6. Establecer los mecanismos necesarios para garantizar una gestión pública del bienestar
social, con un carácter democrático.
El derecho social es o debe ser entonces un elemento básico para enfrentar las
desigualdades sociales, donde la colectividad y la universalidad son sus principios
básicos, siendo un patrimonio inalienable de la sociedad y de cada país en particular. El
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El Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en su Informe
2011 señalo que mientras que en 2008 había 48.8 millones de mexicanos en situación de pobreza, en 2010
la cifra aumentó a 52 millones, lo que representa cerca de la mitad de la población, de 112 millones. El
dato engloba a aquellos en pobreza moderada y en pobreza extrema. El primer índice cuenta a aquellos
que ganan menos de 2,114 pesos al mes en zonas urbanas y 1,329 pesos al mes en zonas rurales. La
pobreza extrema se refiere a los que ganan menos de 978 pesos al mes en zonas urbanas y 684 pesos al
mes en zonas rurales. Una de las conclusiones del informe es que sólo uno de cada cinco mexicanos tiene
ingresos suficientes para cubrir todas sus necesidades (alimentación, vivienda, salud); 4.1 millones de
personas no tienen acceso a la alimentación, y sólo el 19.3% de la población (21.8 millones) no son
pobres ni tienen carencias de ningún tipo.
derecho es una ordenación dirigida al logro del bienestar social de las personas y de los
pueblos. Supone un orden y una integración de voluntades y esfuerzos cuyos enlaces
tienen como fundamento al hombre socialmente logrado y al estado socialmente
integrado.
Pero aquí cabría preguntarse si puede haber una esperanza real de garantizar el
acceso de toda la población a los servicios sociales básicos, inmersos en un proceso de
ajuste estructural y reforma del Estado, donde de acuerdo con esta óptica, la sociedad
civil, es decir la comunidad y la familia deben hacerse cada vez más responsables de lo
social, financiando los servicios de educación, salud, vivienda, etc.; por ello
concordamos con Lerner (1996) cuando argumenta que:
No parece legítimo que el Estado deje totalmente en manos de las fuerzas privadas la
cuestión social y se desentienda de la educación, la salud y la seguridad social; sobre
todo cuando al intervenir el Estado en lo social, suele reducir la desigualdad y los
contrastes. Mientras que las fuerzas privadas, intervienen en lo social con la idea de
obtener ganancias y no movidas por criterios igualitarios (p. 23).
Lo cierto es que hoy, 2012, las políticas sociales, por más principios de
eficiencia, racionalidad, relación costo-beneficio, descentralización, estructura
gerencial, etc., no han podido resolver los efectos estructuralmente excluyentes del
marco macroeconómico en que se sustentan; esto es, no hay la famosa y prometida
“Derrama Social”, que supuestamente el modelo neoliberal generaría a partir de una
economía de libre mercado y en caso “de no revertirse la situación actual, para el año
2015 el número de personas que viven con menos de un dólar al día en las 49 naciones
más pobres se incrementara un 30% y casi 2000 millones de personas vivirán en la
pobreza extrema” (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
2009).
Participación y Democracia
El marco neoliberal busca hacer creer al individuo que además de ser el centro de todo,
cada uno debe ver, desde lo privado, la construcción de su presente y su futuro, lo cual
en realidad no se cumple para la mayoría que se ve excluida de toda posibilidad de
acceder al mercado de consumo. Las premisas del neoliberalismo señalan como un eje
central incentivar el rendimiento y hacer económicamente eficiente todo proceso y tipo
de producción, desapareciendo de hecho todos los apoyos económicos o subsidios
anteriormente otorgados. Eficiencia entonces implica subsistir por los propios medios y
con el mayor rendimiento posible; por ello en su nombre se dejan de lado tareas, sobre
todo en el campo de lo social y la cultura, consideradas como no productivas, teniendo
estas que buscar en todo caso su subsistencia en condiciones estructurales, donde la
comercialización y la privatización son prioritarias.
Así entonces, en una etapa inicial, una persona participa en la sociedad cuando
simplemente contribuye a conservarla o perpetuarla, pero en una etapa superior la
participación se da cuando se es actor consciente y se contribuye efectivamente a
cambiar y transformar a la sociedad. Es así como la participación social alcanza su
completo significado, cuando el hombre es ciudadano y actor, cuando decide, controla,
asume responsabilidades y toma parte en la producción de los bienes y de los servicios,
así como del saber. Con esto se expresa que la naturaleza de la participación ciudadana
no se centra exclusivamente en una situación de conflicto, sino en la capacidad del ser
humano de establecer vínculos y relaciones colectivas, que le permitan ser innovadores
y constructores de su propio destino.
En Conclusión
El pleno disfrute de los derechos sociales solo es factible y viable si se materializan en
instrumentos de política pública, de política social, en una perspectiva donde la
democracia y la participación sean entes indispensables y centrales para construir un
proyecto incluyente y alternativo al modelo aplicado en los últimos 30 años.
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