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Después de dar vueltas a través de todo el mundo y de todas las épocas, solo he sido
capaz de descubrir nueve problemas, cuya resolución es imprescindible para la
convivencia y a los que podemos llamar morales. No digo que no haya más. Digo que
yo no los he encontrado, a pesar de buscarlos con lupa, como corresponde a un detective
cultural. Son los siguientes:
3. El ejercicio del poder. No hay sociedad que no haya organizado de alguna forma el
ejercicio del poder. ¿El ejercicio del poder es la fuerza? ¿El poder es un don divino?
¿Hay límites para el poder? ¿Quién es el titular del poder: el soberano, el sacerdote, una
parte del pueblo, todo el pueblo? ¿Pueden participar las mujeres en el gobierno de la
ciudad? ¿Debe separarse el poder político del poder jurídico? Los debates sobre la
democracia, la representación política o la gobernanza global son planteamientos
actuales de este problema universal.
5. Los métodos para solucionar conflictos dentro y fuera de la tribu. ¿Vale la fuerza?
¿Por qué se ha regulado la venganza en todas las sociedades? ¿Por qué en todas ellas
aparecen sistemas normativos, figuras mediadoras o jueces? Parece que la racionalidad
es un buen método para resolver los conflictos, más que la brujería, la fuerza, la
superstición o un jefe carismático. Por eso una de las características del fascismo es que
“en todas sus versiones ha buscado combatir las ideas de verdad objetiva y razón
universal”.
7. El cuidado de los débiles, enfermos y huérfanos. ¿Hay que cuidarlos? ¿Hay que
abandonarlos? ¿Deben ser las familias las encargadas de atenderlos? ¿Deben ser las
mujeres? ¿Debe ser la comunidad? La transferencia de la responsabilidad familiar a la
responsabilidad estatal, el enfrentamiento de los derechos a la propia felicidad con los
deberes a los demás continúan siendo problemas permanentes.
8. El trato con los extranjeros. ¿Deben ser considerados como seres humanos? ¿Como
iguales? ¿Tienen derecho a la propiedad de sus bienes o el más fuerte puede
arrebatárselos? ¿La guerra es inevitable o hay otras formas de resolver los conflictos?
“La idea de que todos los pueblos del mundo forman una humanidad única – escribe
Finkielkraut – no es, ciertamente, consustancial al género humano. Es más, lo que ha
distinguido durante mucho tiempo a los hombres de las demás especies es precisamente
que no se reconocían unos a otros. Lo propio del hombre era, en los inicios, reservar
celosamente el título de hombre para su comunidad”. Al revisar la historia sorprende la
desfachatez con que los Estados consideraban que se podían apoderar de otros Estados
más débiles. Por eso sorprenden hechos como la Controversia de Valladolid, en la que
Carlos V pidió los teólogos que discutieran acerca de la legitimidad de las conquistas
americanas. Los enfrentamientos tribales son terribles, porque se produce una
deshumanización del enemigo. La inmigración es, posiblemente, el más dramático
planteamiento actual de este problema.
9. La relación con el más allá, los espíritus, los muertos y los dioses. ¿Cómo
comportarse con los antepasados? ¿Hay una vida de ultratumba? ¿La fama es lo único
que queda? ¿Debemos ofrecer sacrificios a los dioses? ¿Es la religión el aglutinante
esencial de la sociedad? ¿Tienen los fieles derechos hacia Dios o solo deberes? Las
luchas de religión, el retorno de los fundamentalismos, la yihad y otros fenómenos
bélicos relacionados con la religión muestran que estos problemas siguen candentes.