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Castoriadis (1988) planteara que el ser es caos, que el ser no está en el tiempo, sino que el ser ES

tiempo, y el tiempo es creación. El tiempo es impensable sin la creación. Para el autor, no


podemos explicar al hombre reduciéndonos en la biología o la física. “El hombre, solo existe en
la sociedad y por la sociedad, y la sociedad, es siempre histórica.(…) Cada sociedad dada es una
forma particular y singular” 1 Lo propio del hombre es la capacidad de inventar, el ser es
creación.

El autor, se hace dos preguntas: ¿Qué mantiene unida a una sociedad? ¿Qué es lo que hace nacer
formar de sociedad diferentes y nuevas? La respuesta que da a esto: el imaginario social, como
aquello que hace que una sociedad cambie y a la vez la mantiene, hace que siga siendo la misma.
Son las significaciones sociales que el hombre invento e inventa, son significaciones ya que dan
sentido a lo que hacemos. Son las que guían, empapan a toda la vida de la sociedad y la de los
individuos que la constituyen. Son imaginarias porque no son elementos “racionales” y no
quedan agotadas por referirse a esos elementos, sino que son creación, y son sociales porque solo
existen en lo colectivo, en la sociedad, en lo impersonal y lo anónimo. Para Castoriadis (1988)
hombre, hijo, mujer son lo que son por las significaciones imaginarias sociales que le hacen ser
eso, y no otra cosa

Catoriadis (1988) tomo el aspecto de cerco para explicar que toda sociedad instaura, crea su
propio mundo, en el que ella está incluida. Es la institución de la sociedad la que define aquello
que está prohibido, aquello que no es nada, aquello que es aceptado. Es decir, toda sociedad crea
su propio mundo. Su identidad es ese mundo que ella misma crea. Y por esto, la sociedad percibe
como un peligro mortal todo ataque contra su sistema de interpretación, ya que es un ataque
contra sí misma, contra su identidad. Pero a la vez, será la propia sociedad la que cuestionará su
orden, su identidad.

Ana Fernández (1988), siguiendo lo planteado por Castoriadis, separara lo imaginario, como
estamos acostumbrados a pensarlo desde lo psicoanalítico, y nos lo propone pensar desde el
autor, como aquello que alude al conjunto de significaciones por las que lo colectivo, la sociedad
se instituyen como tal, “constituyendo sus universos de significaciones imaginarias que operan
como los organizadores de sentido de cada época del social-histórico, estableciendo lo permitido

1
Castoriadis, C. Lo imaginario: la creación en el dominio historicosocial, Barcelona, 1988. Cap. 3, pág. 66.
y lo prohibido, lo valorado y lo devaluado. (…)” 2. Distingue lo imaginario radical, como aquello
por lo cual el social-histórico inventa, imagina, constituye significaciones, es lo instituyente, lo
transformador, lo que produce. En cambio, lo imaginario efectivo es aquello es la reproducción
de lo instituido, cuenta con ello con mitos, emblemas de gran eficacia simbólica.

Castoriadis (1988) llamara el magma de las significaciones imaginarias sociales a eso, que cobra
cuerpo en una determinada sociedad y la anima. “Magma” ya que son significaciones que
cobraran cuerpo en la sociedad, pero que cuando surgen, no sabemos qué forma tendrán, como se
las apropiaran, si serán aceptadas o rechazadas, es decir: no sabemos si se instituirán y la manera
en que lo harán.

Así, para Castoriadis (1988) lo historicosocial no crea de una vez y para siempre un nuevo orden,
sino que se crea todo el tiempo, y tampoco hay una manera determinada de como crear. “La
creación, como obra de lo imaginario social, de la sociedad instituyente es el modo de ser del
campo historicosocial, modo en virtud del cual ese campo es. La sociedad es auto creación que
se despliega como historia.”3 . Para el autor "lo antiguo entra en lo nuevo, con la significación
que lo nuevo le da y no podría entrar en lo nuevo, de otra manera”4 y la manera en que surgen
estas formas nuevas historicosociales, es por creación. Sera la misma sociedad, para el autor, la
que cuestionara su propia institución, su representación del mundo, sus significaciones.

Así, tomando el concepto “ventana”, la chica del call center sabía bien a lo que se refería.
Distinto a la mujer más grande, que pensaba que se refería a la ventana de la casa. Y a la vez,
esta mujer estaba muy enojada con sus nietos, porque le tocaban todo. Aquí, vemos un “choque”
entre lo nuevo y lo viejo, entre aquello instituido y lo instituyente, vemos distintas creaciones.
“Ventana” un concepto que, para la persona grande, solo remite a una cosa: la ventana de la casa.
Para la chica del call, remite a dos significaciones: la ventana de la casa, y la ventana de la
computadora. Ella puede hablar con total normalidad de ambas, en cambio, la mujer grande no.
A esto nos referíamos en nuestra línea de sentido cuando nos preguntábamos ¿Por qué la chica
del call center piensa que la señora mayor tiene que saber lo que es una “ventana” ?, ¿Los

2
Fernández, A.M. El Campo Grupal, Notas para una Genealogía, Buenos aires, 1989. Cap. 6, pág. 145.

3
Castoriadis, C. Lo imaginario: la creación en el dominio historicosocial, Barcelona, 1988. Cap. 3, pág. 73.

4
Castoriadis, C. Lo imaginario: la creación en el dominio historicosocial, Barcelona, 1988. Cap. 3, pág. 74-
inventos de las nuevas generaciones dejan a otros afuera? ¿Los otros realizan un esfuerzo por
actualizarse?  Hablan el mismo idioma... ¿Pero se entienden?

Así, leyendo al autor podemos comprender como lo nuevo se introduce en lo viejo: haciendo que
esto tome nuevas significaciones sociales, y es la misma sociedad que va generando un cerco.
¿Sera la nueva sociedad, más tecnológica generando un cerco de conceptos que generaciones
anteriores no logran entender?

A la vez, no significa que, porque surjan nuevas creaciones, no haya cosas de lo viejo, de lo
instituido que permanezcan, y es así como llegamos a la simple idea de la típica receta de la torta
de la abuela, que se transmite de generación en generación, que cuanto más igual te salga, es
mejor. Lo instituido y lo instituyente conviviendo todo el tiempo en la sociedad, en la creación
del hombre… Pero, muchas veces estos coexisten y se aceptan. La abuela feliz de transmitirle la
receta familiar a sus nietos, pero quizá, no es feliz cuando sus nietos le explican algo de la
actualidad que no le gusta, como asi los nietos no logran comprenderla a ella. Aquí, siguiendo a
Castoriadis ¿Hay una resistencia de “cercos”?´¿Quién está dejando fuera a quién?

Para Fernández (1993) hay mitos que son sociales, ya que constituyen las creencias y anhelos
colectivos que ordenan la valoración social. Pero también, son individuales porque dan los
parámetros de significación de cada uno operando en la subjetividad de las personas. La autora,
conceptualiza en el caso de la maternidad, como esta ordena la subjetividad de las mujeres y los
hombres modernos, y a la vez, esto forma parte de los valores de dicha sociedad. Estas fuerzas,
ordenan las practicas, tanto públicas como privadas, jerarquizan lo permitido y lo prohibido. Es
decir, lo posible de ser actuado, pensado, teorizando deseado en un momento histórico particular
instituyendo la realidad. Esto genera, una producción histórica del sentido, ya que constituyen los
discursos políticos, científicos, etc. En el caso del que habla la autora, como una sociedad habla
de sus mujeres. “Estos mitos del imaginario social son extremadamente sensibles a lo
histórico”5 , estos mitos no están por fuera de los individuos influenciándolos, sino que son
constitutivos del sujeto. Estas producciones del imaginario social, estructuran, operan y
organizan las relaciones humanas, produciendo sus visibles e invisibles. Así, en el caso planteado

5
Fernández A. M.. Madres en más, mujeres en menos: los mitos sociales de la maternidad. Buenos Aires: Paidos, 1993. Cap 7.
Pág. 163.
por Fernández se organiza un real mujer = madre, que no es la realidad, pero que se constituye
como si lo fuera. La autora agrega, teniendo en cuenta el momento histórico (1993) “Es probable
que, en un futuro, cuando el cuerpo social necesite dar un uso diferente del “capital femenino” se
articule otro miro sobre lo que significa ser mujer. “y esto a su vez, reestructurara el mito de lo
que significa ser hombre.

Siguiendo lo planteado por Fernández y Castoriadis, podemos tomar de nuestra línea de sentidos
lo que ocurría con la niña y el padre. ¿Porqué para la niña es tan común que la princesa no pueda
ser besada si está dormida? ¿Por qué el padre no puede explicarlo? Una escena que antes era
romántica ahora resulta cuestionable para algunos. Hay mitos sociales, en cuanto a la mujer, que
se fueron derribando alrededor de las generaciones. En 1993, Fernández planteaba el mito mujer
= madre de esa sociedad, un mito que cada día se encuentra más derribado. Y quizá, en ese
momento, no sonaba tan raro que las princesas sean rescatadas y salvadas por los príncipes. Para
ese padre, formaba parte de su imaginario social, lo veía como algo heroico incluso. En cambio,
para el socio histórico de la niña esto comienza a ser cuestionable. Lo instituyente y lo instituido,
lo nuevo y lo viejo, insistiendo otra vez, una brecha generacional de sentido que surge de la
siempre característica de “las diferencias de edades”.

Las conceptualizaciones de dos autores que tomamos nos llevan a lo que tomamos como sentido
en esta línea: ¿Que generan los años? El humano crea, inventa todo el tiempo, genera, esto hace
que cada vez surgen más y más ideas, nuevos planteos, nuevos cuestionamientos. Cada
generación es testigo de nuevas creaciones.

Y comprendemos, que el ser humano es una maquina continua de creación, es el humano, en la


propia sociedad que está creando continuamente: crea, crea y crea. “Los años no vienen solos”,
no, los años vienen con creación. Pero eso no significa que toda creación sea aceptada: no todo
instituyente será instituido, así como no todo lo instituido será siempre así. Creemos, a partir de
las reflexiones de nuestra línea de sentido y leyendo a los autores, que eso es lo más grandioso
del ser humano: el humano como creador, y a la vez, el único capaz de descomponer, de
repreguntarse, de buscarle otros significados, otros sentidos, otras líneas a eso que creo.

Para terminar este recorrido, nos pareció muy representativa la siguiente frase citada por Ana
María Fernández (1993) “El universo de la significación clausura toda posibilidad de acceso a la
singularidad del sentido” Jean Oury.
Porque es en la sociedad la creación, no hay creación por fuera de esta. Es con el colectivo que
irrumpe el significado, y es con el colectivo que se crean múltiples líneas de sentido, no hay una
única línea de sentido, nosotros, como grupo adoptamos una. Pero seguramente, si en unos días u
años volvemos a tomar esto, le encontraremos otro significado: porque el contexto no será el
mismo, incluso no seremos los mismos que cuando realizamos este trabajo.

Bibliografía:

Castoriadis, C. (1988). Lo imaginario: la creación en el dominio socio-histórico. En


C.Castoriadis. Los dominios del Hombre. Encrucijadas del laberinto. (Cap.3). Barcelona:
Gedisa.

Fernández, A.M. (1989). El nudo grupal. En A.M. Fernández. El Campo Grupal, Notas para una
Genealogía (Pags 144-145). Buenos Aires: Nueva Visión.

Fernández A. M. (1993). Madres en más, mujeres en menos: los mitos sociales de la maternidad.
En A.M. Fernández. La mujer de la ilusión (Cap.7). Buenos Aires: Paidos

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