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En febrero de 1879 el capitalismo anglo-chileno ya nada tenía que esperar; con notable
habilidad había logrado soldar sus intereses en todo el litoral boliviano logrando penetrar
pacíficamente en la explotación del salitre y el guano, al asociarse socaire de los gobiernos
de turno.
El 14 de febrero de 1879 el ejército chileno con todo su poderío ocupó Antofagasta sin
cumplir el requisito de la declaratoria de guerra. Todo fue perfectamente coordinado, pues
el mismo día de la ocupación, en La Paz el delegado chileno seguía discutiendo los
reclamos planteados a raíz de la situación creada con el impuesto de los 10 centavos.
El mismo día de la ocupación fue distribuido en todo el secreto necesario, entre los oficiales
del ejército chileno, un pequeño libro elaborado en la Oficina Hidrográfica de Chile. Se
trataba de un minucioso estudio tipográfico, climatérico e hidrográfico de toda la región. Se
acompañaba al pequeño vademécum de la ocupación, un mapa que hoy mismo asombra por
los detalles y la meticulosidad con la que fue elaborado. Naturalmente, era el último mapa
dónde aparecía la soberanía boliviana en esos territorios. El libro llevaba por título
“Jeografía Náutica de Bolivia” y estaba firmada por el capitán de fragata Ramón Vidal
Gormaz.
Fuente: Historia Secreta de la guerra del pacifico de Edgar Oblitas.
No es fácil comprender cómo los bolivianos de la segunda mitad del siglo XIX
entendieron en su tiempo los conceptos de nacionalidad y patriotismo (no patrioterismo
ni chauvinismo) como ciudadanos de un país que tenía muchas limitantes, con apenas
54 años de existencia, sin vinculación caminera ni ferrocarriles, sin telégrafos, con un
desconocimiento casi total del resto de los territorios bolivianos, con constantes luchas
políticas, con una población cuyo analfabetismo llegaba al 78% del total y donde los
indios ni siquiera eran considerados bolivianos. Un país que 38 años antes estuvo a
punto de ser desmembrado por el Perú; que apenas construía su sentido de nación
boliviana y que se reconocería como tal muchas décadas después, en pleno siglo XX.
Pero hoy (para alegría mía) escribo sobre un boliviano a carta cabal, un ciudadano
común y corriente que estuvo a la altura del desafío patriótico… y que por supuesto
dudó como todo hombre, pero cuya decisión al final lo colocaría como el ícono
boliviano por excelencia de la Guerra del Pacífico y la reivindicación marítima: el
ciudadano Eduardo Abaroa Hidalgo. Y claro que tuvo detractores… y hasta hoy, para
vergüenza nuestra como sociedad… y no faltaron aquellos que hicieron referencia al
héroe como “que solo era un terrateniente rico que únicamente defendía sus tierras”. Y
claro que defendía sus tierras; obvio, pero también defendía su genuina noción
decimonónica de “patria boliviana” o “nación boliviana” o como se quiera. Del grupo
numeroso de terratenientes y empresarios bolivianos asentados en Antofagasta,
Mejillones, Tocopilla, Cobija y Calama, la mayor parte no participaría en la célebre
defensa del pueblo de Calama, se harían a un lado y con el tiempo se volverían chilenos.
¿Abaroa? … no.
“Esto es Bolivia, soy boliviano y aquí me quedo” es una frase contextualmente abierta y
atemporal, se aplica a cualquier realidad o época en Bolivia. ¿Acaso Abaroa entendería
perfectamente que el lugar de su nacimiento debería ser también el de su muerte?; todo
indica que así fue.
2. Casarse (mediante poder conferido a un amigo) con su mujer, la señora Irene Rivero,
con la que ya vivía varios años atrás y tenía hijos.
3. Una vez casado, arreglar y ultimar los detalles de su testamento y dejar muy claro el
asunto de sus herederos y última voluntad.
4. Hacer entrega total de su hacienda a la causa patriótica para la campaña, para que
pudiesen disponer como mejor crean los jefes de la defensa.
6. Por decisión del jefe de la defensa don Ladislao Cabrera, Abaroa se convertiría en el
líder de la columna de 15 patriotas armados con rifles y revólveres, y además se le
confiaría la defensa del reducto más complejo y donde existiría fuego nutrido: el puente
Topáter. También conformarían una Junta Patriótica de emergencia por voto ciudadano;
esta junta estaría compuesta por Ladislao Cabrera, Eduardo Abaroa, Fidel Carrazana y
Andrés Lizardo Taborga.
Apreciado amigo:
1 quintal de azúcar
1 quintal de arroz
20 libras de fideos
30 libras de charque
1 quintal de papas
10 libras de sal
10 amarros de tabaco
9 turriles de pólvora
10 libras de (ilegible)
Ruégole me avise usted para ayudarle en cualquiera menester para organizar la defensa
del pueblo antes de mi partida sin titubeos para que mande usted a su amigo
atentamente su seguro servidor
Eduardo Avaroa
Es importante notar que sobre el mismo hecho armado del día domingo 23 de marzo en
Calama no existen grandes relatos documentados en la historiografía boliviana, pues el
resto de los defensores sobrevivientes que participaron en la acción tuvieron que
retirarse de los puntos que defendían. Ladislao Cabrera se dio cuenta de que todo estaba
perdido, ordenando así la inmediata retirada de los sobrevivientes que en un inicio
sumaban aproximadamente 135 hombres. Por esta razón los detalles y relatos de la
muerte de Abaroa y la columna encomendada a él fue registrada por corresponsales
chilenos, pues ellos vieron el final de la resistencia boliviana. Al respecto… la carta
fechada el día 26 de marzo de 1879 escrita por el corresponsal chileno Félix Navarra se
refiere a este episodio de la siguiente manera:
"En el vado del Topater se habían realizado por ambas partes prodigios de valor. Avaroa
el animoso jefe boliviano encargado de la defensa de ese punto, viose acribillado de
heridas...” “cual el noble gallo inglés que muere en la arena de la rueda sin dar un grito
ni rendirse... el desprecio a la vida que se le ofrecía en cambio de su vasallaje y murió
como mueren los bravos invocando a la patria... …Siete de ellos cayeron exánimes entre
zanjas y los chilcales… … a pesar de nuestra victoria… nuestros ánimos están mal
impresionados. La sangre de nuestros hermanos pesa sobre nuestros pechos y ahoga el
júbilo y la alegría. La heroica resistencia de nuestros enemigos infúndenos cierta
desazón, pues prevemos la gran cantidad de sangre que será necesario verter antes de
obtener el triunfo definitivo… … La dirección del ataque poco nos satisface y pensamos
con cierta tristeza en los prodigios de valor que necesitarán desplegar nuestros soldados
cuando llegue el día de sostener una gran batalla… si contra un poco más de un centenar
de hombres tuvimos que batirnos varias horas, que pasará cuando nos enfrenemos al
ejército regular?...
Años más tarde, durante el juicio instaurado en la ciudad de Sucre a los supuestos
responsables de la mala conducción de la guerra, aparecería este importante testimonio
escrito por el propio Ladislao Cabrera:
“los días pasaban sin que el Prefecto del departamento ni el Comandante General se
hubieran situado el primero en Cobija y el segundo en Tocopilla, remitiendo a Calama
ningún recurso de guerra. Lejos de eso en Cobija se detuvieron 9 quintales de pólvora
fina que remitían a Calama los patriotas Manuel Morris y el coronel Juan Balsa. De los
10 quintales remitidos solo se recibió en Calama uno. Los 9 restantes se detuvieron con
la frace: ¿para que el Dr. Cabrera necesita tanta pólvora?... con un quintal le sobra.
Nueve quintales de pólvora fina habrían servido para la defensa de los tres puentes
sobre el río Loa, donde tuvo lugar el combate” … “En la mañana del 23, destinado a la
defensa del puente Topater con el coronel Lara, mientras se atendía al otro puente,
Carvajal, Avaroa con 12 rifleros que se le dieron, entre estos Marquina, atravesó el río
sobre unas vigas de madera y se batía en el campo enemigo, defendido por los
escombros de un rancho. Se le hizo contramarchar de tan temerario arrojo y se le intimó
perentoriamente, que su puesto era la defensa del puente. Ahí murió, después de haber
consumado los 300 tubos que su rifle tenía de dotación. Avaroa era un gran tirador de
rifle que hasta cazaba picaflores… mientras tanto ¿Qué hacía el Gobierno mientras se
preparaba con tan escasos elementos la defensa de Calama? Ocultó la noticia de la
ocupación de Antofagasta por más de ocho días por razones fútiles y rehusó conceder
permiso a los coroneles Julián María López y Ramón González, generales ahora, que
solicitaron reiteradas veces para ir al auxilio de Calama. El General Daza no permitió
que los cuerpos de ejército mandados respectivamente por López y González,
regimiento Húsares y batallón Illimani se pusieran en marcha sobre Calama. Decía:
Cabrera es un ambicioso que solo se propone hacer bulla.”
Este esclarecedor relato del organizador de la defensa de Calama nos debe motivar a
pensar y reflexionar sobre la improvisación e irresponsabilidad del gobierno de entonces
y el país en su conjunto. Daza no quiso mandar tropas a Calama porque no quiso
quedarse sin ejército en La Paz temiendo un posible golpe de Estado. En lo personal,
hasta el día de hoy no entiendo cómo los creadores de las “leyendas negras” contra
Daza han tratado de usar más el asunto del famoso episodio de la “retirada de
Camarones”, donde hubo una corresponsabilidad de Daza e Ignacio Prado (presidente
del Perú y comandante supremo del ejército aliado) y no así un hecho mucho peor y más
condenable como “el abandono y negativas de auxilio a los patriotas de Calama”, esta
es sin duda (en mi criterio) la mayor mancha de Daza y su gabinete… abandonarlos y
luego declararlos héroes; como también lo haría Salamanca con los defensores de
Boquerón, 53 años más tarde… y así, así.
Al respecto, el Cnl. Julio Díaz Arguedas (importante historiador militar boliviano de la
primera mitad del siglo XX) se refiere en su clásico análisis militar que los defensores
de Calama hicieron más de lo que tenían que hacer, soportando un fuerte combate por
más de tres horas, sin tener experiencia militar ni de conjunto. Sobre el ejército chileno
también menciona que fue una diferencia numérica lo que les dio la victoria, pues en lo
militar cometieron muchas fallas como las cargas de caballería durante el ataque inicial
en los pasos del río, cuando se suponía que la caballería debió operar al cortar los
caminos a Chiu Chiu y Cobija… el no hacerlo permitió que muchos bolivianos escapen
dirigidos por Ladislao Cabrera. Estos sobrevivientes se enrolarían en las Guardias
Nacionales y los destacamentos de Voluntarios que participarían en las batallas futuras.
Debió ser la artillería chilena la que inicie el ataque y así eliminar o captura a los 135
bolivianos; concluye su análisis militar Díaz Arguedas.
Sobre la frase: “esto es Bolivia, soy boliviano y aquí me quedo”, la misma ha sido
registrada en la obra de don Roberto Querejazu, aunque no había exactitud en las
fuentes; sin embargo, en 1999 se encontraron en la ciudad de San Francisco en los
Estados Unidos y por casualidad los testimonios del diario de Fidel Carrazana, del cual
también habla otro excombatiente de Calama, don Andrés Lizardo Taborga, en su diario
de campaña.
En su breve relato, Carrazana muestra la decisión de Abaroa de no abandonar Calama
cuando ya tenía su equipaje y pertenencias listas en varias carretas para salir rumbo a
Potosí, donde su familia lo esperaba; pero cuando las noticias y testimonios llegaron a
su periódico relatando los atropellos del ejército chileno mientras tomaban
paulatinamente pueblos y villas bolivianas, Abaroa cambiaría de planes y se quedaría,
saliendo de Caracoles a Calama para ponerse a órdenes de Cabrera. La frase fue
escuchada por Fidel Carrazana y tres de sus empleados, los cuales también participarían
en la defensa. El más joven de ellos, Justo Oropeza, también moriría en domingo 23 de
marzo. Esta hermosa frase sería enterrada en el olvido y no sería recordada hasta hace
poco como el famoso “carajazo” dicho sobre el Puente del Topáter.
Retratos a lápiz de Eduardo Abaroa y su pareja Irene Rivero, madre de los cinco hijos
de Abaroa. Ambos se casaron días antes de la Defensa de Calama del 23 de marzo de
1879 con un poder notariado.
Un dia como hoy, 20 de Octubre de 1904 Chile obligó a Bolivia, bajo amenaza de mayor
despojo, a firmar el Tratado de Paz y Amistad en 1904. El documento fue firmado en
Santiago, capital de Chile.
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Sabías Que?
En el 20 de octubre de 1904.- Estando bajo ocupación militar de Chile el Litoral boliviano,
sin acceso a puertos propios, con notables dificultades para el tránsito y la administración de
sus aduanas, Bolivia suscribió el Tratado de Paz y Amistad el 20 de octubre de 1904.
Este tratado estableció el dominio de Chile sobre los territorios ocupados después de la
invasión y reconoció a favor de Bolivia el derecho de libre tránsito comercial por su
territorio y la construcción de un ferrocarril entre Arica y La Paz. Sin embargo, dicho
tratado, cuyo cumplimiento es aún parcial, no resolvió las consecuencias del encierro ni
puso punto final a las negociaciones entre Bolivia y Chile sobre un acceso soberano al mar.