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1. Introducción
Tres países andinos – Chile, Perú, Bolivia – se vieron envueltos en
una guerra que sería determinante para su desarrollo futuro. La Guerra del
Pacífico, que comenzara con la declaración de guerra chilena el 5 de abril de
1879 tuvo grandes consecuencias para estas tres naciones. Sin embargo, las
consecuencias no serían iguales para todas ellas, pues mientras Perú y Bolivia
sufrieron un gran revés económico, político y social, Chile se consolidó como
uno de los países más poderosos de América del Sur, una
verdadera potencia sudamericana; su economía se incrementó debido a que el
territorio obtenido al final de la guerra era rico en recursos tales como el nitrato,
el cobre y la plata, que supo explotar hábilmente. Asimismo la guerra le dio a
este país un ejército poderoso y fortaleció el nacionalismo que contribuiría al
establecimiento democrático.
Por su parte, Perú y Bolivia no solamente sufrieron la más grande humillación
de su historia, sino que además perdieron una poderosa fuente de riqueza en
una época en la que ambos países pasaban por una fuerte crisis económica
que resultaría en una gran crisis social que no sería fácil de combatir.
El desarrollo económico sostenido de Chile, a partir de la Guerra del Pacífico,
ha establecido un fuerte sentimiento antichileno tanto en Perú como en Bolivia
hasta el día de hoy, ya que esta región – que hoy es llamada Norte Grande – le
dio a Chile todo el capital necesario para desarrollar el resto de su territorio.
Aunque los nitratos fueron rápidamente sustituidos por el cobre como
el producto más importante de su economía, será fácil comprobar que el
desarrollo de Chile no se hubiera dado de manera tan vertiginosa y eficaz sin la
victoria de esta guerra, la cual será expuesta en este ensayo.
2. Antecedentes
La crisis económica chilena a mediados de la década de 1860 trajo una
repentina disminución de la extracción de cobre que entonces era la base de
la industria de la minería chilena. Pero el comercio exterior y los ingresos se
incrementaron debido al aumento de la extracción de salitre que se convirtió
tanto en la base de bienestar para el país como en el engendro de la guerra ya
que los yacimientos salitreros se encontraban en territorio boliviano
(Antofagasta) y peruano (Tarapacá).
En 1866, Chile ostentaba títulos de posesión que demostraban que su
jurisdicción se extendía hasta el grado 22 de latitud sur mientras que Bolivia
reclamaba hasta el grado 25.
En 1866 los gobiernos de ambos países habían solucionado sus diferencias
territoriales mediante la firma de un tratado en el que se había fijado el grado
24 de latitud sur como frontera entre ambas naciones. Asimismo se convenía
que se explotaría en común y se compartiría en partes iguales todo lo
recaudado por la explotación de minas y yacimientos de guano y salitre que se
encontraban entre los grados 23 y 25, en donde se encuentra la ciudad de
Antofagasta. Como Antofagasta era propiedad de Bolivia, es este país el que
otorga a las compañías chilenas las concesiones necesarias.
Antofagasta resultaba de vital importancia para Bolivia, ya que significaba su
única salida al mar. Perder este territorio significaba una enorme pérdida en
el comercio.
Pero después del tratado entre ambos países, los chilenos comenzaron a
invadir y explotar el desierto. Y en las costas se comenzó la formación de
nuevos centros de población que adquirieron mucha importancia.
Sin embargo, el derecho de propiedad de Bolivia sobre la región no estaba en
discusión. Chile así lo reconocía y se conformaba con las leyes y reglamentos
de aquel país para explotar las minas.
Los éxitos de los chilenos en la región fueron grandiosos y comenzaron poco a
poco a provocar inquietud en los bolivianos. De esta manera se decide firmar
otro tratado en 1874 por el que Chile tenía derecho de extracción sobre el
guano y todos los minerales que estuvieran en el territorio situado entre los
paralelos 28 y 24, durante veinticuatro años.
La opinión pública de La Paz no se quedó tranquila, y comenzó a reprochar al
presidente las facilidades que otorgaba a Chile sobre la región.
ENSAYO
El 14 de febrero de 1879 Chile invadió a Bolivia
(La Paz - La Razón)
Así empezó la desigual Guerra del Pacífico, que dejó a Bolivia sin un acceso
soberano al mar.
La agresión chilena al Litoral se remonta a 1842, cuando el Congreso de ese
país aprobó una ley señalando que el desierto de Atacama era suyo, pese a
que la historia decía lo contrario.
En 1866, Chile logró que Melgarejo le cediera la mitad del Litoral y, según el
tratado suscrito, la otra mitad sería sometida a una medianería, es decir, Bolivia
y Chile compartirían las riquezas en partes iguales.
En 1878 —un año antes de la invasión—, una ley boliviana había dispuesto
cobrar 10 centavos por cada quintal de salitre exportado, lo que de plano fue
rechazado por la Compañía de Salitres Antofagasta, consorcio chileno–
británico.
Ese fue el motivo que Chile encontró para invadir el puerto de Antofagasta. Las
tropas se apoderaron de las minas de plata de Caracoles y los depósitos de
guano de Mejillones.
La primera fase de la guerra fue naval. Perú poseía dos buques blindados, uno
de los cuales quedó inutilizado luego de chocar contra arrecifes y el otro fue
tomado por las tropas chilenas.
Finalmente, Perú, sin tomar en cuenta a Bolivia, firmaría con Chile el Tratado
de Ancón. Chile se quedó con la provincia de Tarapacá. Tacna y Arica irían a
un plebiscito para definir su futuro.
Bolivia, que había sido leal con Perú cuando Chile le ofreció quedarse con
Tacna y Arica a cambio de traicionar a su aliado, esta vez tuvo que sufrir un
revés. En 1884, Bolivia y Chile firmaron el tratado de tregua y, 20 años más
tarde, es decir, en 1904, Bolivia tuvo que ceder su Litoral.
19 de marzo: Día del Carpintero y del Artesano
Especial, 19 marzo de 2016.- El santoral de la fecha es San José Carpintero,
que conmemora el oficio de quien fue el padre terrenal de Cristo. Si bien
existieron artesanos antes de su aparición, se lo considera como símbolo de la
artesanía por haber tomado masivo conocimiento de su oficio a través de la
Biblia.