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FRANCISCO VALERO
Elegía del
Rey-Poeta
MEMORIA DE UN REINADO
UN ATARDECER
UN JARDÍN
UNA NOTICIA
UN POEMA
N EZAHUALCOYOTZIN
(1402-1472)
C UAUHTEMO TZIN
(1495-1525)
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revelación de sus designios [...] En otro orden de ideas podrá
discutirse esta manera de ver la poesía; objetivamente, en lo
que de la náhuatl tenemos habrá que ajustarla a los moldes que
los que la forjaron tenían en la mente [...] Supuesta esta gene-
ral difusión de la poesía, la muchedumbre de sus cultivadores
debió ser muy abundante. Atesorada en la memoria debió mo-
rir con los pueblos que cayeron al embate del conquistador.
¿Qué sabemos y qué tenemos de ella? ¿No es una vana
ilusión tratar de dar poemas que se cantaban hace cuatro y
más siglos? ¿No son ficciones de la mente moderna?
Todo eso se ha afirmado. A dar una sucinta respuesta
destino las líneas siguientes.1
10
fiesta que «ignora perfectamente el náhuatl para hacer estas
versiones»; sus propias versiones de los cantos de Nezahual-
cóyotl. 2
Alveláis Pozos en un opúsculo:
11
Y así llegó a nosotros, transformado en mito imprescin-
dible.
Sus poemas –como se trasladaron al papel– son muestras
que se duelen de llevar consignas, narraciones, reflexiones teo-
lógicas o filosóficas apegadas más a una retórica conveniente
al nuevo orden pontificio romano ibérico que al arte poética.
Cuanto de él se afirma en el aspecto de que creía en un
dios único semejante al de los cristianos, luce más como una
truculencia promocionada por el clero.
Prefiero pensar que cantaba, sí, a Tloque-Nahuaque (Da-
dor de la vida), pero también a Tláloc, a Centéotl, a todos los
dioses de bondad que veneraba su propia religión politeísta.
Imaginar así al poeta que sabemos que fue, en la soledad
de su claustro, en sus afamados jardines, retirado a meditar,
como sólo un rey y poeta, en toda la extensión de este com-
promiso puede hacerlo.
Y porque la poesía –la de hoy, la de ayer, la de mañana y
la de siempre– posee un propio universo, una singular mane-
ra de decir las cosas, universo que a los poetas de aquel reino
de otrora tampoco les fue desconocido.
Nada escribió Nezahualcóyotl –los pueblos prehispáni-
cos no conocieron la escritura, lo que anotaron, a base de
glifos, no admite una lectura textual palabra tras palabra–, a
diferencia de los poetas posteriores a su tiempo, que apunta-
mos, sobre un papel, con letras, el llamado poético.
Como Pacheco, a quien antes aludí, desconozco el ná-
huatl o nahoa. No así la poesía y ésta tiene principios que se
aplican por igual a todas las lenguas. Por fortuna puedo leer
en castellano a Garibay, a León-Portilla, a José Luis Martí-
nez... Dejar en ellos la tarea de trasladar a sus versiones los
textos antiguos. Fijarme desde allí un punto de partida.
Experiencia, ejercicio de interpretar. Que me induce a
escribir, verterme en el ayer, parafrasear lo que encuentro
apuntado.
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Cómo me miro de pronto sumergido en cruentas bata-
llas, ora floridas, ora sangrientas y vencer, con los Conquista-
dores; y zozobrar, con la Visión de los vencidos.
Añorar el verdor de mis fronteras, con sus canales y sus
canoas, su trazo y sus pirámides tan ajenos a la depredación y
la mendicidad.
Escuchar su silencio y con éste, a personajes que amo y
venero en este mundo antiguo, desde Tonátiuh y Quetzalcó-
atl, hasta Nezahualcóyotl y Cuauhtémoc.
Con toda mi subjetividad, el esplendor poético y la caí-
da del imperio prehispánico.
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BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS
1
Ángel María Garibay: el poeta, prólogo, selección y notas de Raúl
Cáceres Carenzo, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca,
México, 1992, págs. 87 y 88.
2
Varios autores, Nezahualcóyotl, prólogo y selección de Mario Co-
lín, Gobierno del Estado de México, Patrimonio Cultural,
Colección Testimonios, 1979, pág. 45.
3
Luis Alveláis Pozos, Los cantos de Nezahualcóyotl, Instituto Mexi-
quense de Cultura, Toluca, México, 1993, pág. 28.
Miguel León-Portilla, Nezahualcóyotl, poesía, Instituto Mexiquense
de Cultura, Toluca, México, 1993.
__ Trece poetas del mundo azteca, SEP/SETENTAS , México, 1972.
__ Quince poetas del mundo náhuatl, Editorial Diana, México, 1994.
Ángel María Garibay K., La literatura de los aztecas, Editorial Joa-
quín Mortiz, México, 1964.
José Luis Martínez, Nezahualcóyotl, vida y obra, Biblioteca Enciclo-
pédica del Estado de México, México, 1980.
La antología del México antiguo que aquí entrelazo –se puede lla-
mar síntesis o paráfrasis–, no obedece a transcripción literal. Me
tomo la licencia para modificar a mi criterio las versiones de León-
Portilla y de Garibay que me han servido como base.
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ELEGÍA DEL REY-POETA
Del relato,
los renglones que llegamos a reconocer,
premisa de agua,
minuto final en el día,
contraseña para consumar hechizos.
Al contemplar
cómo se precipita la nostalgia,
cómo se penetra lo distante.
19
Orto en la llanura estrofa con su huella las concavidades.
20
El sacrificio
Su sentencia.
Tiempo en agravio.
Escrúpulo en reunión.
Agudizan el reto,
la distancia
21
¿En qué nada timbra la ruta que mueve a conclusión?
Tiempo aún.
Aposentos
en el siempre y el nunca
22
A
g
o
t
a
s el crepúsculo
detrás del iris
partícula de lluvia
fondo del océano.
23
Puente levadizo
24
Lo intuyes,
pero no lo sabes.
Lo estructuras,
alabas,
elevas a capricho.
25
Sed implacable:
la tempestad y su foco intermitente.
Responde la piedra,
arrojada
transita por el aire...
O la contraria.
26
Cazo con mi saeta las cruces de tu nombre,
Guer r ero Jaguar,
te unges en floridas batallas como sol guer rero.
Pies de lumbr e.
Águila en declive.
Texturas
Edemas.
Florecen:
27
Percibo como ausencia
que nos estrecha el pacto de la fantasía.
Jardín de mi desierto.
28
Poblar de tumbas la memoria parece la consigna
Nada,
resultó demasiado.
29
Los agüeros le llamaron testimonio
30
Versos al crepúsculo
31
Vinieron del mar
32
cráter en vela, latitud vibrante,
paroxismos insólitos de viento.
1968
33
Vi al ave fénix irrumpir en la ruta del cenzontle.
Iluminó la noche y se bañó en carbón.
Bosque de encantamiento.
34
savia que invade el ser;
azoro de un volcán que respetó el remanso de armonía.
¡Ay!
Señor de leyendas y añoranzas cautivas.
Se multiplica.
Vuela.
Se bifurca.
Se extiende.
Y nostálgico espera.
Vuela... Vuela...
1967
35
Dónde quedaste, última oda.
Y el para qué a este cielo tan frágil, para qué a esta luna y este
sol que iluminan el silencio y el páramo.
Cenzontle de la hoguera.
36
Ven
Transgrede la memoria.
Precipítate
37
Umbral en el filo de mariposas negras anudado al sendero
sin idilio que fluye con la noche.
38
Del horizonte dominio de reflejos, sea calendario:
39
Advierte los prolegómenos en el cristal
40
Sordo a los oídos incapaces
el tritón concibe La borrasca, su poema.
41
Hendidura
Soterrada se flexiona.
Levita la dicción.
Nace.
Labios atraviesa.
42
Alebrijes
Este cantar
donde no hallaron más qué hacer consigo.
43
Dios de la espera
44
Conclusión,
que tu gesto describa cuanto el calor oculta.
Verano-Invierno 1996-1998
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CANTOS DEL MÉXICO ANTIGUO
ANTOLOGÍA / PARÁFRASIS
A COLMIXTLI N EZAHUALCÓYOTL
[B RAZO DE L EÓN -C OYOTE QUE A YUNA ]*
La vida.
Sólo un poco.
49
P ERCIBO LO OCULTO, lo secreto.
Así somos: mortales.
Guer r er os
águilas,
jaguar es:
50
E STOY EMBRIAGADO, lloro, me aflijo, pienso, digo,
en mi interior lo encuentr o:
51
POR FIN MI CORAZÓN LO COMPRENDE:
Escucho un canto,
contemplo una flor...
¡Ojalá no se marchiten!
52
N O ACABARÁN MIS FLORES,
no cesarán mis cantos:
yo, cantor, los elevo,
se reparten, se esparcen...
53
C ON LA FLOR ESCRIBES,
con cantos das color,
sombr eas
a los que han de vivir en la Tierra.
Dador de la vida,
tú sombr eas
a los que han de vivir en la Tierra.
54
S OLO,
allá,
en el interior del cielo
inventas tu palabra.
¿A dónde iremos?
55
A LEGRAOS CON LAS FLORES QUE EMBRIAGAN,
que están en nuestras manos.
56
M IRADME,
he llegado,
soy blanca flor,
faisán,
se levanta mi abanico de finas plumas,
espárzanse las flores,
escuchadme,
elevaré mi canto.
La niebla se extiende.
¡Broten, preciosas flores!
¡Per manezcan el canto,
la palabra!
La niebla se extiende.
Que broten flores,
que permanezcan en vuestras manos.
57
Son vuestro canto,
vuestra palabra.
México,
ciudad de Tenochtitlan,
enmedio de tus libros y pinturas.
Aquí,
fijos los ojos.
Aquí,
enmedio de un lago.
[...]
Dentro de mi corazón
se quiebra la flor del canto;
ya esparzo flores.
••
••
Y AHORA, oh amigos,
oíd este sueño de palabras:
T ECAYEHUATZIN DE H UEXOTZINCO
¿Q UÉ ES LO QUE DICE EL AVE ROJA DEL DIOS?
Es cual un repicar de sonidos: anda chupando miel.
* Anónimo. De Tenochtitlan.
64
¿Q UÉ ES LO QUE PIENSAS, qué es lo que meditas?
¿Es que no te place atrapar el canto?
¿Es qué no deseas las flores del que da la vida?
* Anónimo. De Chalco.
65
S IN DUDA ERES EL AVE ROJA DEL DIOS,
sin duda eres el rey del que da la vida.
* Anónimo. De Huexotzinco.
66
S ÓLO VENIMOS A DORMIR,
sólo venimos a soñar,
no es verdad, no es verdad
que venimos a vivir en la Tier ra.
* Anónimo. De Tenochtitlan.
67
N O ES VERDAD QUE VIVIMOS,
no es verdad que duramos en la Tierra.
* Anónimo. De Chalco.
ÍNDICE
PÓRTICO 9
BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS 15
ANTOLOGÍA / PARÁFRASIS
COLOFÓN 71
Salgo de tus poemas
pensando que en las flores está el canto;
escribió
sobre Nezahualcóyotl
Carlos Pellicer.
Por su parte,
Salomón de la Selva:
Murió cuando la noche
tendió la sombra,
que desde entonces nunca se le vanta,
o se levanta apenas,
sobre el suelo de México.
Pablo Neruda:
Canto a Cuauhtémoc. Toco
su linaje de luna
y su fina sonrisa de dios martirizado.
A Nezahualcóyotl
Que no se desgrane
Que no se marchite
Que no se quiebre esa flor
(CONTRAPORTADA)
F RANCISCO V ALERO B ECERRA , pintor,
ensayista, narrador, poeta, Méxi-
co, 1941. Es autor de: La profecía de Los
Malditos / y otros diálogos con el arte (Co-
lección Stylo, 1999); Trazos convergen-
tes (poesía 1967-1997, volúmenes •
y •• Colección Stylo, 1999); Inciden-
cias de viaje y Raya en el agua (ensa-
yo, semblanzas de algunos artistas,
Instituto Mexiquense de Cultura, 1996 ).
Tiene publicados trece libros de poesía
y antologías de otros poetas como son:
Litoral del tiempo, de Margarita Paz Pare-
des (Lecturas mexicanas, SEP, 1986);
Era un pájar o orfebr e, de Josué Mirlo
(UAEM-IMC Coediciones, 1988); Qué
es lo vivido, de Dolores Castro (UAEM-
IMC Coediciones, 1989); Mientras llue-
ve, de Fernando Celada (Instituto Mexi-
quense de Cultura, 1990); Último deseo,
de Marcos E. Becerra (Colección Stylo,
1992); Por el arte, de Rodulfo Figueroa
(Consejo Estatal para la Cultura y las
Artes de Chiapas, 1997); Por detrás de la
noche, de Raúl Garduño (Universidad
Autónoma del Estado de México, 1997).
Aquí nos entrega, Elegía del Rey-Poeta,
poemas suyos engarzados con cantos del
México antiguo.
(1ª SOLAPA]