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Alumno:………………………..

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Curso: 4° año
DOCENTE RESPONSIBLE: HERRERA NATALIA
CICLO LECTIVO: 2023
ESCUELA PÚBLICA AUTOGESTIONADA N°5 MODELO
UNIDAD 1
¿Qué es la Literatura?
Explicar qué es la Literatura es una tarea muy compleja y es necesario recurrir a múltiples enfoques
teóricos para tratar de bosquejar una respuesta, ya que su concepto ha ido variando a lo largo de la
historia, y aún dentro de una misma época.
¿Criterio ontológico o funcional?
Observamos dos modos básicos de responder a la pregunta acerca de lo que es la literatura. Uno
de ellos remite a la responsabilidad de considerar que la literatura se define por rasgos propios,
intrínsecos, como si esta fuese un objeto estable, caracterizado por marcas más o menos
permanentes. El otro lleva a la conclusión de que la literatura solo se puede determinar teniendo
en cuenta su contexto de producción, como la forma la adopta en relación con otros discursos, el
modo como funciona en un espacio cultural dado.
Si adoptamos el primer criterio, asumimos una postura ontológica, es decir, relativa al ser de la
literatura; mientras que, si adoptamos el segundo, proponemos una mirada funcional. Se trataría,
en este último caso, de preguntarse cómo se manifiesta ese objeto discursivo que se pretende
literario en un contexto dado en relación con otros objetos discursivos; y, sobre todo qué función
le asigna la sociedad en su conjunto – o los diferentes grupos o estratos que la conforman – a eso
que se denomina literatura.
Se subraya el arraigo a las concepciones ontológicas de la literatura que la definen
respectivamente, como ficción (creación imaginaria); como un modo particular de escribir,
diferente por su constitución y sus efectos del lenguaje práctico y cotidiano.

La Literatura: entre ficción y realidad


Otros enfoques definen a la literatura como aquello que es ficción; sin embargo, existen textos que
forman parte de la literatura y no son exactamente ficción. En este sentido, se debe considerar la
gran innovación que se produjo a mediados del siglo XX, cuando los periodistas incursionaron
regularmente en la literatura, y los escritores, en los medios periodísticos. Los resultados de esta
influencia mutua fueron tanto la renovación del discurso periodístico como la creación de un nuevo
género literario que consiste en la narración de hechos reales empleando recursos literarios que
son los que imponen la diferencia con el texto periodístico. Un claro ejemplo de esto es la novela
Relato de un náufrago, del periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez. Esta obra
cuenta la historia de un marinero de la marina colombiana que había sobrevivido al naufragio de
un destructor: el testimonio tenía un gran valor periodístico, porque la causa del naufragio había
sido una sobrecarga de mercaderías de contrabando. Para hacer más atractivo el extenso relato,
García Márquez empleo un recurso literario: narrarlo en primera persona, con todas las
descripciones y los comentarios por parte del protagonista, necesarios para que los lectores
siguieran paso a paso sus experiencias y sensaciones. Así, lo que podría haber sido una nota
periodística se transformó en una novela con un gran valor literario.
La ficción se define como lo que no es real, como una construcción que copia la realidad, se parece
a ella, pero no es la realidad en sí misma. Aunque parezca evidente la diferencia entre lo que es

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real y lo que no lo es, si se considera la enorme diversidad de culturas en todos los tiempos y
lugares, la diferenciación ya no resulta tan clara.
La Literatura construye mundos, que, en virtud de una especie de pacto tácito entre el autor y el
lector, son tomados como existentes, pero solo dentro del ámbito de la ficción. Al leer una novela,
no se puede decir que los personajes no existan, tampoco se puede decir que son reales: se puede
decir que los personajes existen solo dentro de la novela, que nacieron para esa historia y viven
únicamente dentro de ella; por lo tanto, son producto de la ficción. Asimismo, la realidad se cuela
en la ficción, por ejemplo, mediante la utilización de diferentes géneros textuales.

¿Cuál es la finalidad de la literatura? ¿Para qué sirve?


Algunas personas piensan que la literatura no sirve de nada, pero eso no es cierto. He aquí algunas
de sus utilidades:
Entretener: La obra literaria sirve para pasar el tiempo y desligarnos un poco de la cotidianeidad
de nuestras vidas. A través de los libros, podemos vivir aventuras ajenas a nosotros; sentir
emociones y, sobre todo, evadirnos.
Enseñar: La literatura, muchas veces, tiene una marcada intención didáctica, pero incluso cuando
no es así, siempre podemos aprender algo leyendo. En primer lugar, nos encontramos ante un texto
bien redactado y estructurado, confeccionado por alguien presumiblemente culto y, en segundo
lugar, toda obra literaria incrementa nuestro léxico y nos aporta conocimientos que antes no
teníamos. Los libros enseñan a pensar.
Conmover: No todas las obras literarias nos cuentan una historia. En el caso de las líricas, por
ejemplo, sólo se muestran sentimientos del autor. Estas obras consiguen “mover” el ánimo del
lector, que se identifica con los pensamientos o emociones del artista.
Expresar: Desde el punto de vista del autor, la literatura es el vehículo de las necesidades
expresivas de este. A través de su obra, consigue hablarnos de sí mismo (directa o indirectamente).
Catarsis: Para algunos autores, escribir es una vía de desahogo para sus situaciones personales y
mentales. Sienten la escritura como una necesidad que les sirve para “alejar sus demonios”.
Transmitir ideas y conocimientos: el autor muchas veces, pretende enseñar con la obra literaria
o compartir una visión del mundo para crear ideología en el lector. Además, intenta desarrollar en
el sujeto, un pensamiento crítico desde la obra literaria.

¿Cuáles de estas funciones ha cumplido para vos la literatura?

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El desafío de la creación
-Juan Rulfo-
Desgraciadamente yo no tuve quién me contara cuentos; en nuestro pueblo la gente es cerrada, sí,
completamente, uno es un extranjero ahí.
Están ellos platicando; se sientan en sus equipajes en las tardes a contarse historias y esas cosas;
pero en cuanto uno llega, se quedan callados o empiezan a hablar del tiempo: “hoy parece que por
ahí vienen las nubes…” En fin, yo no tuve esa fortuna de oír a los mayores contar historias: por
ello me vi obligado a inventarlas y creo yo que, precisamente, uno de los principios de la creación
literaria es la invención, la imaginación. Somos mentirosos; todo escritor que crea es un mentiroso,
la literatura es mentira; pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad
es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación.
Considero que hay tres pasos: el primero de ellos es crear el personaje, el segundo crear el ambiente
donde ese personaje se va a mover y el tercero es cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a
expresar. Esos tres puntos de apoyo son todo lo que se requiere para contar una historia: ahora, yo
le tengo temor a la hoja en blanco, y sobre todo al lápiz, porque yo escribo a mano; pero quiero
decir, más o menos, cuáles son mis procedimientos en una forma muy personal. Cuando yo
empiezo a escribir no creo en la inspiración, jamás he creído en la inspiración, el asunto de escribir
es un asunto de trabajo; ponerse a escribir a ver qué sale y llenar páginas y páginas, para que de
pronto aparezca una palabra que nos dé la clave de lo que hay que hacer, de lo que va a ser aquello.
A veces resulta que escribo cinco, seis o diez páginas y no aparece el personaje que yo quería que
apareciera, aquél personaje vivo que tiene que moverse por sí mismo. De pronto, aparece y surge,
uno lo va siguiendo, uno va tras él. En la medida en que el personaje adquiere vida, uno puede,
por caminos que uno desconoce pero que, estando vivo, lo conducen a uno a una realidad, o a una
irrealidad, si se quiere. Al mismo tiempo, se logra crear lo que se puede decir, lo que, al final,
parece que sucedió, o pudo haber sucedido, o pudo suceder, pero nunca ha sucedido. Entonces,
creo yo que en esta cuestión de la creación es fundamental pensar qué sabe uno, qué mentiras va
a decir; pensar que, si uno entra en la verdad, en la realidad de las cosas conocidas, en lo que uno
ha visto o ha oído, está haciendo historia, reportaje.
A mí me han criticado mucho mis paisanos que cuento mentiras, que no hago historia, o que todo
lo que platico o escribo, dicen, nunca ha sucedido y es así. Para mí lo primero es la imaginación;
dentro de esos tres puntos de apoyo de que hablábamos antes está la imaginación circulando; la
imaginación es infinita, no tiene límites, y hay que romper donde cierra el círculo; hay una puerta,
puede haber una puerta de escape y por esa puerta hay que desembocar, hay que irse. Así aparece
otra cosa que se llama intuición: la intuición lo lleva a uno a pensar algo que no ha sucedido, pero
que está sucediendo en la escritura.
Concretando, se trabaja con: imaginación, intuición y una aparente verdad. Cuando esto se
consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer: el trabajo es solitario, no se
puede concebir el trabajo colectivo en la literatura, y esa soledad lo lleva a uno a convertirse en
una especie de médium de cosas que uno mismo desconoce, pero sin saber que solamente el
inconsciente o la intuición lo llevan a uno a crear y seguir creando.
Creo que eso es, en principio, la base de todo cuento, de toda historia que se quiere contar. Ahora,
hay otro elemento, otra cosa muy importante también que es el querer contar algo sobre ciertos
temas; sabemos perfectamente que no existen más que tres temas básicos: el amor, la vida y la

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muerte. No hay más, no hay más temas, así es que, para captar su desarrollo normal, hay que saber
cómo tratarlos, qué forma darles; no repetir lo que han dicho otros. Entonces, el tratamiento que
se le da a un cuento nos lleva, aunque el tema se haya tratado infinitamente, a decir las cosas de
otro modo; estamos contando lo mismo que han contado desde Virgilio hasta no sé quiénes más,
los chinos o quien sea. Mas hay que buscar el fundamento, la forma de tratar el tema, y creo que,
dentro de la creación literaria, la forma -la llaman la forma literaria- es la que rige, la que provoca
que una historia tenga interés y llame la atención a los demás.
Conforme se publica un cuento o un libro, ese libro está muerto; el autor no vuelve a pensar en él.
Antes, en cambio, si no está completamente terminado, aquello le da vueltas en la cabeza
constantemente: el tema sigue rondando hasta que uno se da cuenta, por experiencia propia, de que
no está concluido, de que algo se ha quedado dentro; entonces hay que volver a iniciar la historia,
hay que ver dónde está la falla, hay que ver cuál es el personaje que no se movió por sí mismo. En
mi caso personal, tengo la característica de eliminarme de la historia, nunca cuento un cuento en
que haya experiencias personales o que haya algo autobiográfico o que yo haya visto u oído,
siempre tengo que imaginarlo o recrearlo, si acaso hay un punto de apoyo. Ése es el misterio, la
creación literaria es misteriosa, y uno llega a la conclusión de que, si el personaje no funciona, y
el autor tiene que ayudarle a sobrevivir; entonces falla inmediatamente. Estoy hablando de cosas
elementales, ustedes deben perdonarme, pero mis experiencias han sido éstas, nunca he relatado
nada que haya sucedido; mis bases son la intuición y, dentro de eso, ha surgido lo que es ajeno al
autor.
El problema, como les decía antes, es encontrar el tema, el personaje y qué va a decir y qué va a
hacer ese personaje, cómo va a adquirir vida. En cuanto el personaje es forzado por el autor,
inmediatamente se mete en un callejón sin salida. Una de las cosas más difíciles que me ha tocado
hacer, precisamente, es la eliminación del autor, eliminarme a mí mismo. Yo dejo que aquellos
personajes funcionen por sí y no con mi inclusión, porque entonces entro en la divagación del
ensayo, en la elucubración; llega uno hasta a meter sus propias ideas, se siente filósofo, en fin, y
uno trata de hacer creer hasta en la ideología que tiene uno, su manera de pensar sobre la vida, o
sobre el mundo, sobre los seres humanos, cuál es el principio que movía las acciones del hombre.
Cuando sucede eso, se vuelve uno ensayista. Conocemos muchas novelas-ensayo, mucha obra
literaria que es novela-ensayo; pero, por regla general, el género que se presta menos a eso es el
cuento. Para mí el cuento es un género realmente más importante que la novela porque hay que
concentrarse en unas cuantas páginas para decir muchas cosas, hay que sintetizar, hay que frenarse;
en eso el cuentista se parece un poco al poeta, al buen poeta. El poeta tiene que ir frenando el
caballo y no desbocarse; si se desboca y escribe por escribir, le salen las palabras una tras otra y,
entonces, simplemente fracasa. Lo esencial es precisamente contenerse, no desbocarse, no
vaciarse; el cuento tiene esa particularidad; yo precisamente prefiero el cuento, sobre todo, sobre
la novela, porque la novela se presta mucho a esas divagaciones.
La novela, dicen, es un género que abarca todo, es un saco donde cabe todo, caben cuentos, teatro
o acción, ensayos filosóficos o no filosóficos, una serie de temas con los cuales se va a llenar aquel
saco; en cambio, en el cuento tiene uno que reducirse, sintetizarse y, en unas cuantas palabras,
decir o contar una historia que otros cuentan en doscientas páginas; ésa es, más o menos, la idea
que yo tengo sobre la creación, sobre el principio de la creación literaria; claro que no es una
exposición brillante la que les estoy haciendo, sino que les estoy hablando de una forma muy
elemental, porque yo les tengo mucho miedo a los intelectuales, por eso trato de evitarlos; cuando
veo a un intelectual, le saco la vuelta, y considero que el escritor debe ser el menos intelectual de
todos los pensadores, porque sus ideas y sus pensamientos son cosas muy personales que no tienen
por qué influir en los demás ni hacer lo que él quiere que hagan los demás; cuando se llega a esa

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conclusión, cuando se llega a ese sitio, o llamémosle final, entonces siente uno que algo se ha
logrado.

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Actividad 1
Como todos ustedes saben, no hay ningún escritor que escriba todo lo que piensa, es muy difícil
trasladar el pensamiento a la escritura, creo que nadie lo hace, nadie lo ha hecho, sino que,
simplemente, hay muchísimas cosas que al ser desarrolladas se pierden.

1. ¿A partir de qué crea el autor su obra literaria?


2. ¿Qué relación puede establecerse entre la invención y la realidad?
3. Según lo que entendieron del texto, expliquen el siguiente concepto “…dentro de la
creación literaria, la forma_ la llaman la forma literaria_ es la que rige, la que provoca que una
historia tenga interés y llame la atención a los demás”.

4. Consideran como Rulfo que es una desgracia no haber oído contar historias ¿Qué función
cumplen los cuentos para ustedes? ¿Recuerdas algún cuento que te haya gustado?

 El siguiente texto que van a leer es el comienzo de la novela “Boquitas


pintadas” del escritor argentino Manuel Puig:

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BOQUITAS PINTADAS

PrIMERA ENTREGA
Era… para mí la vida entera…
Alfredo Lepera
Nota aparecida en el número correspondiente a abril de 1974 de la revista mensual
Nuestra Vecindad, publicada en la localidad de Coronel Vallejos, provincia de
Buenos Aires.

“FALLECIMIENTO LAMENTADO. La desaparición del señor Juan Carlos Etchepare,


acaecida el 18 de abril último, a la temprana edad de veintinueve años, tras soportar las
alternativas de una larga enfermedad, ha producido en esta población, de la que el extinto
era querido hijo, general sentimiento de apesadumbrada sorpresa, no obstante conocer
muchos allegados la seria afección que padecía.
“Con este deceso desaparece de nuestro medio un elemento que, por las excelencias de su
espíritu y carácter, destacóse como ponderable valor, poseedor de un cúmulo de atributos
o dones – su simpatía-, lo cual distingue o diferencia a los seres poseedores de ese
inestimable caudal, granjeándose la admiración de propios o extraños.
“Los restos de Juan Carlos Etchepare fueron inhumados en la necrópolis local, lugar hasta
donde fueron acompañados por numeroso y acongojado cortejo”.

Buenos Aires, 12 de mayo de 1947.


Estimada Doña Leonor:
Me he enterado de la triste noticia por la revista Nuestra vecindad y después de muchas
dudas me atrevo a mandarle mi más sentido pésame por la muerte de su hijo.
Yo soy Nélida Fernández Massa, me decían Nené, ¿se acuerda de mí? Ya hace bastantes
años que vivo en Buenos Aires, poco tiempo después de casarme nos vinimos para acá con
mi marido, pero esta noticia tan mala me hizo decidirme a escribirle algunas líneas, a pesar
de que ya antes de mi casamiento, usted y su hija Celina me habían quitado el saludo. Pese
a todo él siempre me siguió saludando, pobrecito, Juan Carlos ¡que en paz descanse! La
última vez que lo vi fue hace como nueve años.
Yo señora no sé si usted todavía me tendrá rencor, yo de todos modos le deseo que
Nuestro Señor la ayude, debe ser muy difícil resignarse a una pérdida así, la de un hijo ya
hombre.
Pese a los cuatrocientos setenta y cinco kilómetros que separan Buenos Aires de
Coronel Vallejos, en este momento estoy a su lado. Aunque no me quiera, déjeme rezar
junto a usted.

Nélida Fernández de Massa

Iluminada por la nueva barra fluorescente de la cocina, después de tapar el frasco de


tinta mira sus manos y al notar manchados los dedos que sostenían la lapicera, se dirige
a la pila de lavar los platos. Con una piedra quita la tinta y se seca con un repasador.
Toma el sobre, humedece el borde engomado con saliva y mira durante algunos segundos
los rombos multicolores del hule que cubre la mesa.

***

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Buenos Aires, 24 de mayo de 1947.
Querida Doña Leonor:
¡Qué consuelo fue recibir su carta de contestación! La verdad es que no me la esperaba,
creía que Usted no me iba a perdonar nunca. Su hija Celina en cambio veo que me sigue
despreciando, y como Usted me lo pide le escribiré a la Casilla de Correo, así no tiene
discusiones con ella. ¿Sabe hasta lo que pensé cuando vi su sobre? Pensé que adentro
estaría mi carta sin abrir.
Señora…yo estoy tan triste, no debería decírselo a usted justamente, en vez de tratar de
consolarla. Pero no sé cómo explicarle con nadie puedo hablar de Juan Carlos, y estoy todo
el día pensando en que un muchacho tan joven y buen mozo haya tenido la desgracia de
contraer esa enfermedad. A la noche me despierto muchas veces y sin querer me pongo a
pensar en Juan Carlos.
Yo sabía que él estaba enfermo, que había ido de nuevo a las sierras de Córdoba para
cuidarse, pero no sé por qué…no me daba lástima, o debe ser que yo no pensaba que él se
estaba por morir. Ahora no hago más que pensar en una cosa ya que él no iba nunca a la
iglesia, ¿se confesó antes de morir? Ojalá que sí, es una tranquilidad más para los que
quedamos vivos, ¿no le parece? Yo hacía tiempo que no rezaba, desde hace tres años
cuando mi nene más chico estuvo delicado, pero ahora he vuelto a rezar. Lo que también
me da miedo es que él haya hecho cumplir lo que quería. ¿Usted se enteró alguna vez?
¡Ojalá que no! Ve, señora, eso también me viene a la cabeza cuando me despierto de noche:
resulta que Juan Carlos me dijo más de una vez que a él cuando muriese quería que lo
cremaran. Yo creo que está mal visto por la religión católica, porque el catecismo dice que
después del juicio final vendrá la resurrección del cuerpo y el alma. Yo como no voy a
confesarme desde hace años ahora he perdido la costumbre de ir, pero voy a preguntarle a
algún Padre Cura sobre eso. Sí, señora, seguro que Juan Carlos está descansando, de golpe
me ha venido la seguridad de que por lo menos está descansando, si es que no está ya en
la gloria del Cielo. Ay, sí, de eso tenemos que estar seguras, porque Juan Carlos nunca le
hizo mal a nadie. Bueno, espero carta con muchos deseos. La abraza,
Nélida

En un cajón del ropero, junto al pequeño rosario infantil, la vela de comunión y las
estampitas a nombre del niño Alberto Luis Massa, hay un libro con tapas que imitan el
nácar. Lo hojea hasta encontrar un pasaje que anuncia la llegada del juicio final y la
resurrección de la carne.

Manuel Puig, Boquitas pintadas, Buenos Aires, Planeta, 2005.

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ACTIVIDAD 2
1. Sobre la base de los indicios que puedan extraer de las cartas y de los fragmentos
narrativos, describan a Nélida.
2. Determinen cuáles son los hechos del pasado de Nélida que pueden suponerse y cuál
es la situación personal de ella en el presente ficcional de la novela.
3. Averigüen por qué esta novela se organiza por “entregas” en lugar de por capítulos.

Géneros discursivos
Tanto los textos que circulan en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, como los que están
relacionados con las diferentes esferas: artística, académica, o profesional presentan una serie de
características comunes que permiten agruparlos en diferentes clases. Por ejemplo, se puede
diferenciar fácilmente un folleto publicitario de un cuento, y a su vez, son evidentes las diferencias
de cualquiera de estos con una demanda judicial o una crónica periodística, por ejemplo. Cada una
de esas clases de texto recibe el nombre de género
discursivo. Los géneros discursivos son incontables porque
existe una gran variedad dentro de cada uno de los ámbitos
de la actividad humana. Dentro del campo del periodismo
pueden mencionarse la crónica, la nota de opinión, el
reportaje, el editorial y otros; dentro de la actividad judicial:
la demanda, el alegato, la sentencia, las leyes, etcétera; y así
podría seguir la enumeración casi hasta el infinito. Lo que
permite reconocer un texto como perteneciente a uno u otro
género discursivo es que estos se organizan la forma de usar
la lengua en cada situación y forman parte del código de
comunicación de una comunidad. Es decir, cada uno tiene
una estructura y un estilo particular que permiten su
reconocimiento. Los géneros discursivos son categorías
útiles para el lector, ya que le permiten posicionarse ante los
textos con algunas herramientas que los definen y los
caracterizan, facilitando la lectura y la comprensión.
Los géneros discursivos se clasifican en primarios y
secundarios. Los primarios o simple, que pueden ser tanto
orales como escritos, son todos los que tienen que ver con la comunicación en la esfera cotidiana
y tienen relación directa entre el emisor, el receptor, el enunciado y su contexto.
Los secundarios o complejos, como las novelas, las obras dramáticas, las investigaciones
científicas, los grandes géneros periodísticos, etcétera, que surgen en situaciones de comunicación
más complejas, son más desarrollados y organizados, por lo que circulan principalmente en forma
escrita, y pueden contener diversos géneros primarios. Un claro ejemplo es la novela Boquitas

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pintadas, donde se incluyen cartas, avisos fúnebres, actas policiales, diarios personales, textos de
radioteatro, letras de canciones y artículos de revista dentro de la narración. La literatura se
incluiría dentro de los géneros secundarios dada la complejidad de su producción, pero a su vez,
se divide en géneros menores, que pueden clasificarse en tres grandes grupos llamados géneros
literarios.

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Géneros discursivos Tipos de texto Intencionalidad
Literario Cuento – novela – teatro – Estética
poema- fábula – leyenda –
mito -
Periodístico Noticia – editorial – Informativa
crónica – carta de lectores
– aviso clasificado –
reseña crítica
Científico Definición – nota de Informativa
enciclopedia – informe de
experimento – monografía
– relato histórico
Humorístico Historieta – chiste – Estética/apelativa
grafitti – cómic
Instruccional Consigna – ley – Apelativa/informativa
instructivo – receta –
reglamento - prospecto
Publicitario Publicidad – propaganda - Apelativa
folleto – afiche
Epistolar Carta – esquela – solicitud Informativa/expresiva/apelativa
– telegrama – postal –
tarjeta
Instrumental Organigrama – diagrama Organizar contenidos
– documento comercial

Actividad 3
1. Elaboren una definición sobre qué son los géneros discursivos.
2. Teniendo en cuenta el fragmento de la novela Boquitas pintadas: realicen un texto
instructivo.

3. Desde lo producido en la consigna anterior, elaboren una historieta, con el tiempo de


narración invertido.

4. Explica las diferencias encontradas entre el texto instructivo y la historieta ¿En qué se
diferencian? ¿el contenido abarca la misma extensión? ¿de qué manera se proporciona la
narración?

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----------------------------Géneros literarios----------------------------

Desde la antigüedad clásica, a partir de los


escritos del filósofo griego Aristóteles, se
viene considerando que toda obra literaria
comparte con otras unos determinados rasgos
formales y temáticos. Estos rasgos permiten
incluir cada obra literaria en un grupo que
recibe el nombre de género. Los géneros
literarios son los distintos grupos o categorías
en que podemos clasificar las obras literarias
atendiendo a su contenido.
Convencionalmente la retórica clásica los ha
clasificados en tres grupos importantes:
Lírico: (Poesía), Narrativo (Prosa), Dramático
(Teatro).

Los géneros literarios son técnicas


expositivas singulares, ligadas a ciertas leyes de forma y contenido de carácter histórico o no, a las
que se someten las obras literarias. Los géneros literarios son modelos de estructuración formal y
temática de la obra literaria que se ofrecen al autor como esquema previo a la creación de su obra.
Los géneros literarios son los distintos grupos o categorías en que podemos clasificar las obras
literarias atendiendo a su contenido. La retórica clásica los ha clasificado en tres grupos
importantes: lírico, épico y dramático. A éstos algunos suelen añadir el didáctico.

Género narrativo
El género narrativo se construye valiéndose de una voz, el narrador, que puede narrar en primera
o en tercera persona del singular. Pueden ser textos de carácter extenso, como la novela, o más
breves, como el cuento. Este género se caracteriza por contar una historia, qué sucedió en un
espacio y en un tiempo determinado, en la que participan personajes. Dado su carácter ficcional,
estas historias pueden ser realistas, maravillosas, fantásticas, o como el autor imagine.
Generalmente están escritas en prosa, pero existen también géneros narrativos en verso, como el
poema narrativo o el romance. Algunos géneros narrativos son: novela, cuento, mito, leyenda,
fabula, apólogo, parábola y biografía.

Subgéneros narrativos
El cuento: Narración de una acción ficticia, de carácter sencillo y breve extensión, de muy
variadas tendencias a través de una rica tradición literaria y popular. En general, el desarrollo
narrativo del cuento es rectilíneo, presenta pocos personajes y el proceso del relato privilegia el
desenlace.

La novela: Obra en que se narra una acción fingida o en parte, y cuyo fin es causar placer
estético a los lectores por medio de la descripción o pintura de sucesos o lances interesante, de

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caracteres, de pasiones y de costumbres. Salvo excepciones, la novela propiamente dicha usa la
prosa, y a diferencia del cuento, nunca es muy breve. La acción es necesaria en esta obra, pero lo
fundamental son los personajes y el mundo ficticio en que ellos viven.

La novela corta (o "nouvelle"): La novela corta se define fundamentalmente


como la representación de un acontecimiento, sin la amplitud de la novela normal
en el tratamiento de los personajes y de la trama. La acción el tiempo y el espacio, aparecen de
una forma condensada, y presenta un ritmo acelerado en el desarrollo de su trama.

Género dramático
Este género se caracteriza por ser un texto creado para la representación. En este tipo no existe una
voz que narra, ni un yo lírico, los personajes hablan entre sí; el discurso teatral se reconoce por la
alternancia de voces. Existen acotaciones o aclaraciones escénicas, que son intervenciones del
autor orientadas a los actores y al director para indicar el modo en que debe representarse la obra.
Se puede dividir en tres subgéneros que se clasifican en función del argumento: la tragedia, la
comedia y la tragicomedia.

La tragedia: los personajes viven situaciones difíciles, y generalmente incluye muerte y


sufrimiento. Según Aristóteles, este era un género elevado y tenía la finalidad de generar
conmiseración en el espectador, para producir catarsis (algo así como la purificación espiritual)

La comedia: presenta los hechos en un tono humorístico. Para Aristóteles, este es un género
liviano, ya que tenía como finalidad divertir al espectador.

La tragicomedia: presenta hechos serios a través de la comedia.

Género lírico
El género lirico, también llamado poesía, se caracteriza por expresar emociones, sentimientos o
sensaciones mediante el uso especial del lenguaje. Jugando con los sentidos y la musicalidad de
las palabras, el lenguaje poético es el que más se diferencia del lenguaje cotidiano: se caracteriza
por su forma particular de distribución en verso, según una cierta métrica y respetando (o no) una
determinada rima, lo que le confiere la musicalidad propia del género. Además, emplea recurso,
llamados figuras retóricas, como la metáfora, la metonimia, la aliteración, y otros. El significado
de los poemas surge no tanto del significado de las palabras como de la red de relaciones y
asociaciones que se forma entre ellas, y se construye en base a una voz que se llama el yo lírico y
yo poético.

Sub-géneros líricos
Oda e Himno: Se vincula a la Oda con los sentimientos de
admiración y entusiasmo. Suele tener un carácter solemne y un
lenguaje de gran admiración
La poesía bucólica: Canta la serenidad y la belleza del campo, y
la vida de pastores, más ideales que reales.

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Géneros literarios y no literarios

¿cuál es la diferencia?
La diferencia entre texto literario y no literario es muy fácil de ver, sin embargo, algunas personas
no comprenden del todo cuál es la diferencia, es por esta razón que a continuación se explicará
qué es un texto literario y qué es un texto no literario, así como cada una de las características que
los conforman para luego señalar las diferencias que hay entre ambos, una vez que se definan cada
uno de los textos se podrá notar de inmediato las evidentes diferencias que existen.

¿Qué es un texto literario?


Los textos literarios son textos en los cuales el autor posee
y goza de una gran libertad para escribir cómo más le
guste, se caracterizan por contener un lenguaje bastante
especial que le aporta belleza y encanto al texto, entre
estos se encuentran los cuentos, poemas, obras de teatro,
entre otros. A veces puede ser costoso comprender los
textos literarios.
Los textos literarios tienen la finalidad de hacer
reflexionar a los lectores, de cautivarlos a través de las
palabras y también pueden transmitir un mensaje de
enseñanza, todo esto expresado y escrito con un lenguaje
que logre embellecer la estética del texto.

¿Qué es un texto no literario?


Por otra parte, el texto no literario es un texto que se caracteriza por ser de carácter meramente
informativo, expositivo o instructivo, en donde se busca que el lector obtenga una información en
particular, como por ejemplo un informe, una noticia, un artículo, una receta, entre otros. Es este
tipo de textos el autor no se preocupa por utilizar un lenguaje que aporte belleza a su texto, sino
que procura ser lo más preciso posible para informar, instruir o dirigir al lector, un ejemplo claro
de un texto no literario es el presente texto.

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EL ANÁLISIS LITERARIO
Si se considera que un texto es un producto de comunicación, analizarlo es, metafóricamente,
establecer con él un diálogo profundo. Quien lee una obra e intenta avanzar en su comprensión
más allá de una primera lectura encontrará seguramente elementos que habían pasado inadvertidos.
El análisis plantea un recorrido que parte de una obra en concreto, la fragmenta y la recompone,
pero al hacerlo reconoce sus elementos en
forma más explícita y comprende su
configuración y mecánica. Es decir que el
análisis posibilita una mejor comprensión de la
obra.
Se puede comparar superficialmente el trabajo
de análisis literario con el de un juego que
consiste en desarmar un juguete y luego
rearmarlo. ¿Cuál sería la finalidad de ese
juego? Reconocer sus partes y entender cómo
ellas se integran a un todo. Al finalizar, tanto
el que juega como el juguete habrán cambiado
en algo: el primero, porque ahora pudo
comprenderla mecánica y la organización del objeto (y también valorar sus propias habilidades),
y el segundo porque, al haber revelado algunos de sus secretos, ya nunca más será mirado por su
dueño como antes de haberlo desarmado. Del mismo modo, el análisis literario propone un viaje
de reconocimiento tras el que tanto el lector como el texto se habrán modificado.
¿Cómo analizar un texto?
Son muchas las formas de encarar el análisis de un texto. En gran medida, estas formas dependen
de las competencias con que cuenta cada lector y, en algunos casos, de las corrientes de análisis
en la que se inscribe. En general, se pueden establecer dos grandes tendencias:
1.Quienes sostienen que el análisis se limita a la obra en sí. Los estudiosos que adoptan este método
prescinden de todo lo que pudiera considerarse como “anexo” del texto. Por ejemplo, la biografía
del autor y el entorno social y cultural en el que fue escrito. Este tipo de análisis puede denominarse
“inmanente”- del latín inmare, “permanecer en” -, porque sólo tiene en cuenta lo interno del texto,
permanece dentro de él;
2.Quienes opinan que toda el “habla” directa o indirectamente sobre la época en que fue producida
y que, por este motivo, es posible reconocerla y considerarla como un testimonio de su contexto.
A este tipo de análisis se lo denomina “trascendente”- del latín trascendere, “ir más allá, rebasar
las fronteras” – porque se extiende a otras cosas. En otras palabras, no analiza únicamente el
material lingüístico, sino que trabaja también sobre las circunstancias en que la obra fue compuesta
y los datos biográficos del autor.

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-------------------------------------Polifonía---------------------------------------

Polifonía es una palabra de origen griego que significa muchas voces y hace referencia a múltiples
relaciones que un enunciado mantiene con otros textos que circulan en su entorno. Socialmente,
se considera que cada enunciado que cada enunciado está relacionado con todos los discursos que
circulan en el contexto donde se produjo, esto es, todos los discursos que conforman la experiencia
y la ideología del enunciador.
En la narración literaria, este recurso permite plasmar visiones del mundo totalmente diferentes, y
las diversas voces aparecen de la siguiente manera:
 Discurso directo: aparece la voz original, la frase se presenta entre comillas o con raya de
diálogo y el personaje habla por sí mismo. Las marcas gráficas diferencian claramente
ambas voces. Ejemplo: Ella sonrió y le respondió: “Entonces seremos vecinos
nuevamente”.
 Discurso indirecto: el narrador utiliza verbos de decir para traer la voz al momento
narrativo, acompañados por los subordinantes que o sí. Ejemplo: Ella sonrió y le dijo que
entonces serían vecinos nuevamente.
 Discurso indirecto libre: la voz del narrador y el personaje se confunden porque el
narrador toma la palabra del personaje, pero siempre en tercera persona. No presenta
marcas gráficas ni verbos de decir. Ejemplo: Ella sonrió; entonces serían vecinos
nuevamente.
 Ruptura estilística: ocurre cuando se incluyen en el discurso voces que presentan
diferencias de registros, ya sea por su condición social, económica, cultural o etaria.
Ejemplo: Se despertó temprano y vio a Don Miguel terminando de preparar la tropilla. –
Podés dir juntando tus priendas y el recao.

----------------------------Intertextualidad--------------------------------

Las obras literarias están escritas por un autor formado a partir de lecturas y relatos que conforman
su universo literario, y con frecuencia pueden reconocerse en las obras ecos de otras lecturas
preexistentes.
Se llama intertextualidad a la relación que se establece entre dos textos a partir de la inclusión de
uno en otro. La referencia puede estar hecha en forma de cita o de alusión, o bien puede estar dada
por la presencia de un personaje o de una situación ya presentada en otro texto, o por la cita de un
fragmento de la obra.
El reconocimiento de la intertextualidad está en relación directa con la competencia cultural e
ideológica de los receptores. Su decodificación es más fácil cuanto más estereotipado y “universal”
es el enunciado aludido o citado. Por ejemplo, si en una novela se cita a Don Quijote, la gran
mayoría de los lectores podrán reconocer la intertextualidad; si, en cambio, se hace referencia a un
personaje menos conocido, serán menos los lectores capaces de reconocerla.

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Actividad 4
1. ¿Cómo se define polifonía en literatura? ¿De qué modos puede manifestarse en los textos
literarios? Averigüen otros usos del término.

2. ¿En qué consiste la intertextualidad y de qué depende su reconocimiento?


3. A partir de la lectura de los fragmentos leídos de la novela “Boquitas pintadas” de Manuel
Puig: elabora una narración de 40 líneas, contando la misma historia.

El tiempo en el relato: Analepsis, flashback y


racconto: el tiempo como recurso literario
El orden de los hechos es algo que debe tenerse muy presente desde el inicio, antes de ponernos a
escribir, cuando todavía estamos armando el relato, porque su estructura debe ceñirse a la
exigencia interna de la historia. Debemos pensar el qué se quiere contar, y cómo se quiere contar.
E n función de ello se usará un orden u otro orden.

Por ejemplo, hay historias que exigen un orden cronológico, en el cual el lector va descubriendo
la historia al mismo tiempo que los personajes, creciendo con ellos (Fig. 1A). Por otro lado, hay
otras que empiezan en un punto intermedio de la historia y a partir de ahí se avanza hacia el final.
Esta estructura es la que se denomina in media res (hacia la mitad de las cosas) (Fig. 1B).

La estructura in media res se utiliza mucho porque genera gran expectación en el lector, abre
muchos interrogantes y expectativas sobre lo que ha pasado antes, sobre cómo se ha llegado a esa

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situación. Ese vacío argumental causado por un comienzo abrupto es lo que el narrador va a tener
que rellenar con retrospecciones.
Ambos son evocaciones retrospectivas del pasado que nos permitirán reconstruir lo sucedido y
hacer que el presente de la historia se entienda. Pero si bien ambos son evocaciones del pasado, su
forma los diferencia.
La analepsis o flashbacks y el racconto: ambos son evocaciones retrospectivas del pasado que
nos permitirán reconstruir lo sucedido y hacer que el presente de la historia se entienda. Pero si
bien ambos son evocaciones del pasado, su forma los diferencia. Pasemos a verlas con un poco
más de detalle.

Es fácil que, hoy en día, sobre todo porque en el mundo cinematográfico o el de las series
televisivas se usa mucho el recurso visual de las evocaciones retrospectivas, califiquemos a
cualquier fragmento que nos traslade al pasado como un flashback. Pero no todo son flashbacks o
analepsis, que son conceptos sinónimos, sino que existe también el ya mencionado racconto.
Un flashback es la técnica narrativa que consiste en interrumpir la narración del tiempo real del
relato para relatar algo que pasó tiempo atrás. El término inglés “flashback” es muy gráfico en este
sentido. Es una aparición relativamente rápida de una escena del pasado que, de alguna manera,
nos permite entender el presente de la historia. Por ejemplo, un hecho traumático de la infancia
que justifique el comportamiento del personaje adulto de la trama. La analepsis o flashback, por
lo tanto, aparece en el texto, pero enseguida vuelve al tiempo presente del relato (Fig. 2A).

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En cambio, el racconto también nos retrotrae al pasado, pero no de una manera tan volátil.
Racconto en italiano quiere decir “relato, historia”, y eso es lo que es: una historia dentro de una
historia. Los pasajes al pasado suelen ser largos y extenderse en el tiempo. No se limitan solo a
una escena o suceso, sino a toda una serie de acontecimientos. En ocasiones, el racconto una vez
que nos lleva al pasado ya no vuelve al presente, avanza de manera cronológica por el pasado hasta
que, casi al final, alcanza al presente, donde la historia empezó, justo antes de que esta termine
(Fig. 2B). Pensemos, por ejemplo, en la película Titanic, donde la anciana, al ver el collar rescatado
del hundimiento, empieza a recordar toda la historia. Así, el presente se convierte en una excusa
para, en realidad, explicar una historia del pasado. Sucede así en muchas novelas en las que alguien
encuentra un diario o unas cartas de algún familiar y a través de ellas comienza a relatarse la
historia pasada.

Crónica de una muerte anunciada- Gabriel García Márquez


El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para
esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de
higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al
despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con
árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores
de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de
papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una
reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se
los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos
sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las
mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin
quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre
en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se
había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las muchas personas que
encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo
una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les
comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se
refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana
radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de
pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de
acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de
aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna
menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba
reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina
Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato,
porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.
Santiago Nasar se puso un pantalón y una camisa de lino blanco, ambas piezas sin
almidón, iguales a las que se había puesto el día anterior para la boda. Era un atuendo
de ocasión. De no haber sido por la llegada del obispo se habría puesto el vestido de
caqui y las botas de montar con que se iba los lunes a El Divino Rostro, la hacienda de
ganado que heredó de su padre, y que él administraba con muy buen juicio, aunque sin
mucha fortuna. En el monte llevaba al cinto una 357 Magnum, cuyas balas blindadas,
según él decía, podían partir un caballo por la cintura. En época de perdices llevaba
también sus aperos de cetrería. En el armario tenía además un rifle 30.06
Mannlicher-Schönauer, un rifle 300 Holland Magnum, un 22 Hornet con mira
telescópica

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de dos poderes, y una Winchester de repetición. Siempre dormía como durmió su padre,
con el arma escondida dentro de la funda de la almohada, pero antes de abandonar la
casa aquel día le sacó los proyectiles y la puso en la gaveta de la mesa de noche.
«Nunca la dejaba cargada», me dijo su madre. Yo lo sabía, y sabía además que
guardaba las armas en un lugar y -escondía la munición en otro lugar muy apartado, de
modo que nadie cediera ni por casualidad a la tentación de cargarlas dentro de la casa.
Era una costumbre sabia impuesta por su padre desde una mañana en que una sirvienta
sacudió la almohada para quitarle la funda, y la pistola se disparó al chocar contra el
suelo, y la bala desbarató el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, * pasó con
un estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a
un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza.
Santiago Nasar, que entonces era muy niño, no olvidó nunca la lección de aquel
percance.
La última imagen que su madre tenía de él era la de su paso fugaz por el dormitorio.
La había despertado cuando trataba de encontrar a tientas una aspirina en el botiquín
del baño, y ella encendió la luz y lo vio aparecer en la puerta con el vaso de agua en la
mano, como había de recordarlo para siempre. Santiago Nasar le contó entonces el
sueño, pero ella no les puso atención a los árboles.

Actividad 5
1. A partir del fragmento de la novela “Crónica de una muerte anunciada” detecte el tiempo del
relato que utiliza el autor. ¿De qué manera lo hace? ¿Cómo influye en el lector?

2. Construye un relato utilizando el recurso de in media res.


3. Elabora un texto utilizando flashback.

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