Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Metodología de la Investigación 2.
11
pedagógico de los resultados obtenidos en la investigación, se identifican
fortalezas y debilidades, y además se proponen una serie de consideraciones
pedagógicas a tener en cuenta para la formación y desarrollo de dicha
competencia. El principal resultado que se obtuvo es que no se ha logrado integrar
completamente un componente profesional y otro tecnológico a la estructura de la
competencia investigativa.
EL OBJETO DE INVESTIGACIÓN.
MARCO TEORICO.
12
enseñanza eficaz, promueva aprendizajes significativos en sus estudiantes que
respondan a sus necesidades reales y les preparen para la vida.
Para iniciar el análisis correspondiente al presente epígrafe, se considera
necesario tener en cuenta el significado de la palabra formación, derivada del
verbo latino formare que significa dar forma; mientras que en su sentido actual
significa educar a alguien en una materia o actividad (Prieto, 1994).
En relación con el concepto de formación docente, Messina (1999) lo concibe
como el proceso permanente de adquisición, estructuración y reestructuración de
conocimientos, competencias, habilidades y valores para el desempeño de una
determinada función; también es planteada como los procesos o funciones
destinados a crear ciertas condiciones que favorezcan el desarrollo profesional de
los docentes.
Alpizar (2004) enfatiza en el carácter procesal, consciente, contextual e histórico
concreto de las acciones a desarrollar con los sujetos que intervienen. López
(2016) y otros precisan que la categoría formación se interpreta como base del
desarrollo y también, como consecuencia de este y que debe ser entendida como
la orientación del desarrollo hacia el logro de los objetivos de la educación.
Marcelo (2016) valora que es un proceso que tiende a desarrollar ciertas
capacidades, una función social, un saber recibido del exterior, luego interiorizado,
y que se realiza a través de medios que se ofrecen o que uno mismo se procura e
interacciones que se establecen.
Ante los retos actuales, es necesario modificar los paradigmas en la formación del
profesional; para que se convierta en agente transformador de la preparación de
las actuales y futuras generaciones, respondiendo a los nuevos códigos y
patrones que caracterizan el desarrollo de la ciencia, la tecnología y los procesos
sociales en la contemporaneidad. Se requiere redefinir conceptos y concepciones
que modifiquen el alcance de los niveles de formación y actualización constante
de los docentes, congruentes con la dinámica de los nuevos tiempos.
Para referirse a estos procesos formativos que tienen lugar, una vez culminada la
formación inicial se utilizan indistintamente conceptos como: formación continua
(Bello, 2004; Pineda y Sarramona, 2006; Féliz, 2009 y Cruz, 2010), formación
13
permanente (Imbernón, 2001; Paz, 2005; Montero, 2010; Fuenmayor, 2011) y
educación permanente (Tünnermann, 2003), los que tienen diferentes
connotación, pero en su esencia todos tienen algo en común: que el aprendizaje
se convierta en una función permanente que permita a los sujetos adecuarse a las
transformaciones del mundo para adaptarse a los cambios, la movilidad laboral y
la dinámica de generación de información y gestión del conocimiento.
Según Tunnerman (2003) la formación continua es un proceso del trabajo en
equipo donde la cooperación y colaboración son procesos mediante los cuales los
individuos se apoyan mutuamente, comparten sus tareas y se organizan en torno
a un objetivo común. Estos crean mejores condiciones de trabajo y avance de
indiscutible beneficio para el aprendizaje y el desarrollo de los individuos
Las investigaciones actuales acerca de la formación permanente de profesores, se
centran en la búsqueda de alternativas, a partir de acciones formativas que
impliquen un estrecho vínculo teoría–práctica, mediante un amplio proceso
reflexivo (Paz, 2005). La preparación del docente universitario debe continuar
dentro de su propia actividad profesional, para no quedar a la zaga con los
avances de la humanidad y estar en correspondencia con las necesidades de la
sociedad en que se desenvuelve. El docente debe asumir su superación
profesional como una actividad continua, como parte misma de su quehacer
laboral, y reconocer que el cambio en esta era de la comunicación y los saberes
son de una rapidez tal y de una evolución constante que precisan de atenderlos.
De acuerdo con Imbernón (2005) la formación, vinculada al desarrollo profesional,
es un proceso que se inicia con la elección de una disciplina concreta, el oficio o
una profesión y cuyo dominio de conocimientos, habilidades, competencias, se va
perfeccionando paulatinamente a través de la formación continua o permanente de
este.
La formación continua debe preparar al docente universitario, para solucionar los
problemas profesionales, lo que será expresión de su lógica interna, con una
visión integrada de la misma, en correspondencia con el contexto, reconocido este
último como “todo el campo disciplinar, social y cultural, como también ambiental,
que rodean, significan e influyen una determinada situación” (Tobón, 2006, p. 3);
14
así como las relaciones de colaboración y cooperación que deben establecer los
sujetos en la organización del trabajo.
Otros investigadores (Flores y Day, 2006), explican que la mayoría de los
docentes, tras su formación universitaria, plantean una inadecuada preparación
para afrontar sus tareas diarias y resaltan que la mayoría de los aprendizajes se
producen en la propia práctica, en un proceso dialéctico entre lo aprendido en la
Universidad y la gestión de su propia práctica. En su investigación Rodríguez
(2006), valora además que, la formación continua de docentes no fue relevante
para que los estudiantes tuvieran un mejor desempeño, al tomar los resultados
anteriores se le añade otro objetivo a esta investigación al valorar el impacto de la
superación ofrecida a los docentes.
Márquez (2009), plantea la importancia de la relación teoría-práctica y concluye
que no es suficiente con un aprendizaje profesional que se base solo en la
experiencia y en la cual el docente se va formando en manera pasiva, sino que
necesita de una formación inicial sólida la cual debe renovar, actualizar y revisar
de manera permanente.
Féliz (2009 p. 32), precisa la formación continua como el proceso que incluye el
sistema de acciones dirigidas a los docentes en servicio para lograr actitudes
positivas hacia la docencia; proporcionar los espacios necesarios para desarrollar
habilidades, generar conocimientos y proveerlos de las estrategias para dirigir el
proceso docente educativo de forma creativa, siendo la formación y la
autoformación procesos de potenciación y desarrollo del docente, en relación con
su dimensión humana y profesional.
En este sentido, la formación continua debe responder a los contextos y
realidades específicas de las universidades y sus docentes. Esto significa una
formación continua basada en concepciones del aprendizaje situado, es decir,
ocurre en contextos y escenarios particulares, afectados por problemas generales,
pero también específicos, que asumen rasgos determinados en función de una
universidad, una materia, un colectivo docente, o grupo de estudiantes en
particular” (Teriggi, 2009).
15
La formación continua de los docentes según Montero (2010) se logra a través de
estrategias que promueven la comprensión, la revisión y la reflexión de las
prácticas docentes, dentro de las cuales ocupa un lugar central la investigación.
Pero debe estar también direccionado al mejoramiento humano, no se puede
reducir a un bagaje de conocimientos o habilidades, ya que el mundo actual
necesita de la riqueza espiritual; el ser humano debe tener sensibilidad ética,
sensibilidad estética, sentimientos de responsabilidad y compromiso para
enfrentar los retos. La
Hernández (2010) considera que la formación es individual, aunque los docentes
se reúnan para recibirla, pues cada uno interpreta desde sus propios referentes,
necesidades, motivaciones y experiencias previas, los contenidos que se tratan. Al
respecto, destaca dos elementos esenciales para la formación continua del
docente universitario:
- La constatación del nivel existente en los docentes a partir de los cuales se
identifican sus necesidades, demandas de superación, grados de satisfacción de
la comunidad académica.
- El análisis de la actividad que desarrollan los docentes estableciendo las
principales tareas básicas generalizadoras que ellos realizan, así como la
satisfacción que éstas les provocan.
Autores como Smith, 2010 considera que, sin desconocer el valor de la formación
inicial, la idea de una formación continua se ha convertido en una decisión
estratégica e ineludible para organizaciones y docentes que pretenden mejorar la
calidad de su trabajo, considerando el umbral de calidad que aseguraría su
especialización en su desempeño profesional. La formación continua de los
docentes universitarios está relacionada con el componente didáctico, teniendo en
cuenta su relevancia en las prácticas pedagógicas.
En este sentido Montero (2011) plantea que la tarea de estos no consistirá solo en
enseñar contenidos disciplinares sino también en definir y plantear situaciones en
las cuales los estudiantes puedan construir, modificar y reformular conocimientos,
habilidades y actitudes. De este modo, no se trata de propiciar la comprensión
16
aislada de los contenidos sino de generar múltiples formas y dinámicas de
enseñanza.
Al coincidir con los autores anteriores el investigador considera que esta situación,
implica reabrir el debate sobre la formación de los profesores reforzado por la
evidencia internacional donde se constata que la calidad de los profesores es un
factor clave de la mejora formativa en las universidades.
La revisión de Clarke, Lodge y Shevlin (2012) pone de manifiesto cómo los
docentes, en general, tras su formación inicial no se encuentran adecuadamente
preparados para su tarea diaria en las universidades. Los investigadores antes
mencionados plantean que ha sido una dificultad la direccionalidad en la formación
inicial para su desarrollo profesional de los docentes universitarios. Esta idea
concreta que los estudios de pregrado y postgrado deben resolver el proceso de
formación continua actual.
Resumiendo lo anterior se puede considerar que la formación continua es un
proceso a lo largo de toda su vida profesional, que produce un cambio y mejora
las conductas docentes en las formas de pensar, valorar y actuar como docentes,
orientada a la satisfacción de las necesidades sociales, ampliar o perfeccionar sus
competencias profesionales.
Finlandia, Singapur, EEUU, España, Hong Kong, Australia, países reconocidos por
su apoyo a la formación continua de sus docentes, han diseñado diversas
estrategias para la formación del profesorado en relación al tema de estudio. Entre
ellas están las más tradicionales como son: los cursos de actualización y
seminarios, así como las estrategias que aportan parcialmente al desarrollo
profesional (Bautista y Ortega-Ruíz, 2015).
Aunque la UNESCO (2015) señala que los años de preparación de los docentes
universitarios ha aumentado en los países latinoamericanos, existen muchas
dudas acerca de la calidad de los programas de los cuales egresan. Esta es una
realidad que se impone en muchos casos a pesar de lo dispuesto por las políticas
educativas.
Otro aspecto de interés, válido para la presente investigación, lo constituyen las
necesidades formativas de los docentes, que constituyen una temática de utilidad
17
persistente y un marco estratégico de apoyo a los continuos cambios organizativos
y curriculares producidos en los distintos niveles educativos (Pérez, 2017).
La mejora de la formación continua de los docentes (Hernández, 2018; Gómez,
2018 y La Torre, 2019) revela en sentido general la preocupación, desde la
perspectiva del desarrollo profesional y humano, cuyo impacto sería la formación
de verdaderos actores del cambio, capaces de responder a los altos retos del
desarrollo económico, social y cultural. Además, ofrece al docente las
herramientas indispensables para que halle soluciones viables a sus dudas,
entonces, esta formación ha logrado los objetivos esperados como proceso; sin
embargo, para que esto sea posible hay que detectar cuáles son tales
necesidades formativas.
Desde los análisis anteriores, el investigador considera que la formación continua
del docente, condicionada desde el contexto de actuación va constituyendo un
proceso de motivaciones autónomas, con un elevado nivel de autoconciencia de
sus resultados y limitaciones, que van emergiendo en la dinámica entre los
procesos de formación-autoformación. Transita por profundas y sistemáticas
valoraciones individuales y grupales, de acuerdo con la relación entre las
exigencias institucionales e individuales.
Se trata de que, desde este proceso se fomente una actitud positiva del docente
universitario hacia su formación continua, con el autoreconocimiento de sus
necesidades profesionales, teniendo en consideración la singularidad de su
realidad contextual, con una postura epistémica inquisidora. La disposición y
actuación protagónica en función de transformarse a sí mismo y su práctica, en
intercepción con la teoría, que le permita la construcción de estrategias flexibles
en la solución de los problemas profesionales para la dirección del proceso
formativo.
Es percibida entonces la formación continua, de forma sistemática y participativa,
que se concibe como proceso integrador y a la vez pluridimensional, diverso por el
carácter multilateral de la naturaleza de las APS a formar en el docente, pero
plenamente integrado y articulado en una unidad que constituye su
profesionalización.
18
Del estudio anterior sobre la formación continua de docentes y en el caso
particular de los universitarios, se hacen evidentes los rasgos característicos
generales de este proceso, aunque no se connotan las particularidades en
relación con cada una de las direcciones y/o dimensiones en que esta puede tener
lugar; así como las singularidades de las condiciones y contextos de actuación
para el desarrollo de su formación continua.
La formación continua en el área de Salud
La formación continua como proceso actualiza y mejora competencias, cuenta con
objetivos y es medible. Pero requiere una planificación basada en la detección de
necesidades de las personas que serán formadas. En el caso del área de salud, la
formación continua puede considerarse un proceso de cambio de conducta
cuando los cambios se transfieren a la práctica clínica. Además, es necesaria a
corto plazo, aunque ha de proyectarse al futuro, desarrollar competencias para
mejorar la calidad y conseguir la excelencia clínica.
Desde esta perspectiva Arillo, Lazcano, Ponce, Peris, Salazar, Salmerón y Ruíz,
(2000) en sus estudios consideran que los profesionales de la salud requieren de
conocer los avances que ha tenido la medicina preventiva en, lo que puede
mejorar la eficiencia de los servicios de salud nacionales. Para ello es posible
utilizar diversas propuestas educativas como la actualización, las intervenciones
para introducir al profesional en las actividades que su puesto le exige desarrollar
(reciclaje), la capacitación, la educación en salud y la educación médica continua.
Los autores anteriores consideran que si se quiere dar respuesta a las
necesidades de formación y actualización de los profesionales de la salud, es
necesario: a) diversificar las opciones y estrategias educativas de acuerdo con su
perfil profesional; b) privilegiar el desarrollo no sólo de conocimientos, destrezas y
habilidades de realización, sino también de la creatividad en la elección de nuevas
respuestas a sus prácticas, y c) sensibilizarlos ante un problema de salud pública
potencialmente prevenible,
Diversos documentos de índole internacional han expresado desde hace tiempo la
necesidad de que al elaborar programas de formación continua en salud se
expliciten previamente y claramente que se pretende que los alumnos adquieran a
19
lo largo del proceso de aprendizaje. Uno de los documentos que más claramente
expresa esta condición son los Estándares de Calidad para la Educación Médica
(PME, 2003) en sus diferentes etapas, pregrado, postgrado y formación continua,
definidos por la World Federation for Medical Education, (WFME). Concretamente,
en el capítulo de los Estándares de Calidad para la Educación Médica de
Postgrado, la WFME expresa los siguientes requerimientos:
- Las autoridades competentes deben definir, consultadas las organizaciones
profesionales, la misión y los resultados que se esperan para los diferentes tipos
de formación médica de postgrado, y hacerlos públicos.
- La formulación de la misión y de los resultados debe describir el proceso
educativo del que ha de resultar un investigador competente para ejercer una
actividad investigadora amplia y actualizada en el campo de las ciencias de la
salud, sin supervisión ya sea de forma independiente ya sea en el seno de un
equipo, y de acuerdo con las funciones que los investigadores puedan ejercer en
el sistema sanitario.
- La formulación de la misión y de los resultados de la formación de postgrado
debe ser hecha por sus agentes principales.
En este sentido Martín, Beamud y Fernández (2003) consideran la formación
continua es uno de los pilares fundamentales y necesarios de toda institución
sanitaria. Supone entonces, herramientas claves de las políticas de recursos
humanos y una de las bases de la estrategia de seguridad del paciente. Estos
autores entienden como formación continua de los profesionales de salud,
cualquier actividad formativa dirigida a ellos, efectuada una vez han obtenido la
titulación básica o la especialidad, y sin que esta actividad esté orientada a la
obtención de una nueva titulación.
Sánchez, López, Abad, Carrillo y García (2006) consideran que el objetivo
prioritario de la formación continua en el área de salud es el mantenimiento o la
mejora de los conocimientos, las habilidades y las actitudes, componentes básicos
de la competencia profesional, a fin de que el profesional pueda adecuar
permanentemente su actuación a los estándares y las necesidades de cada
situación. Las características principales de esta definición son su orientación a la
20
competencia profesional y el momento en que tiene lugar. Aunque no exenta de
controversia, se acepta que la formación continua puede tener una repercusión
significativa en la práctica clínica.
Macías (2006) valora que las condiciones de la formación de los profesionales de
salud se han visto modelada por los cambios en una manera de practicar la
medicina, que la aleja de las necesidades sociales. Mientras colocan la óptica de
la innovación en un lugar hegemónico, la reducen muchas veces a un hecho
limitadamente económico e instrumental. El acelerado desarrollo científico
tecnológico ha fortalecido la racionalidad fundada en la lógica de las disciplinas
bio-naturales como si este significara el único modelo válido y eficaz.
El profesional de la salud, y en particular en las especialidades médicas, algunas
veces ha predominado de forma empírica, desarrollando un modelo constructivista
cuando favorece la construcción y reelaboración del conocimiento por el residente
basado en la asistencia y la docencia sobre los casos clínicos, de esta forma el
profesional en formación desarrolla competencias profesionales (Cabrero, 2007).
Desde esta perspectiva, la formación continua en salud está centrada en el
estudiante. Las estrategias didácticas usadas, de forma tradicional y empírica,
aplican el método del Aprendizaje Basado en Problemas que para efectos
concretos surge de los problemas reales, médicos o quirúrgicos, por los que
consulta un paciente o que el médico le diagnostica (Ricarte y Martínez, 2007)
Esta formación continua de profesionales de la salud, está centrada en la atención
de pacientes con patologías que requieren atención médica o clínica y quirúrgica.
En medicina, además, existen otros posgrados como maestrías en ciencias
básicas (bioquímica, fisiología, morfología, farmacología, etc.) y salud pública,
además de los doctorados en ciencias básicas (Becerra, 2009).
Perrenoud (2010) considera que en este proceso de formación, el docente emplea
estrategias didácticas, como revisión de caso clínico, talleres (para aprender
haciendo) al revisar casos clínicos similares o para aprendizaje de interpretación
de pruebas diagnósticas, por ejemplo radiología, electrocardiografía, gases
arteriales, entre otras; sin embargo, la más empleada en el día a día es la revista
docente, que consiste en la revisión de pacientes en los diferentes servicios
21
(urgencias, consulta externa, hospitalización, unidades de cuidado intermedio y
unidades de cuidado intensivo).
En efecto, (Pinilla, 2011) destaca que la formación de médicos en las
especialidades médicas y quirúrgicas, sólo en algunos momentos, se está
realizando por medio de un modelo pedagógico constructivista, con aprendizaje
profundo centrado en el estudiante de acuerdo con los problemas planteados por
los pacientes; se corre el riesgo de continuar con modelos pedagógicos de tipo
tradicional y conductista, como parte del currículo oculto, a pesar de las reformas
académicas en diversas universidades.
Márquez (2011) valora que la formación continua en el área de salud, es para
actualizar y mejorar los conocimientos, habilidades y actitudes de los profesionales
ante el avance del conocimiento dada la evolución científica y tecnológica, las
demandas y necesidades de la sociedad y del mismo sistema sanitario en el que
se desarrollan los profesionales.
En este sentido la autora considera como objetivos de la formación continua:
- Dotar al profesional de competencias necesarias para desempeñar el
puesto y encaminarle a mejorar la calidad asistencial (satisfacción del
paciente y/o usuario) y garantizar la seguridad del paciente.
- Facilitar el desarrollo y la promoción de los profesionales y de su carrera.
- Facilitar la adaptación de los profesionales a los cambios producidos en el
proceso de renovación e innovación sanitaria a niveles legal, laboral,
tecnológico, técnico, ético, social y económico del sistema sanitario
concreto donde ejerzan.
- Incrementar la motivación del profesional y la incentivación laboral.
- Facilitar la integración, implicación y compromiso de los profesionales del
sistema para mejorar su percepción del rol social como agentes individuales
de salud, con las exigencias que dicho rol implica.
Tello, Izquierdo, Aguado y Ferrer (2011) opinan que la formación continua debe ir
entonces encaminada a la consecución de los objetivos de excelencia en la
asistencia sanitaria de los ciudadanos. Éste tiene más posibilidades de éxito si se
realiza de manera planificada en función de un análisis previo de las necesidades
22
formativas, de las características curriculares y del perfil de los profesionales
existentes.
Para Kyle (2015), la formación continua se convierte así en una pieza clave para
profesionales de salud durante toda su vida. Se trata de continuar adquiriendo y
actualizando competencias profesionales a través de múltiples vías, ya sea a
través de fundaciones, centros educativos, colegios profesionales e incluso
empresas privadas.
El autor considera que la formación continua es un proceso continuado, necesario
en el corto plazo, aunque con proyección en el tiempo que requiere avanzar para
hacerla impactante. Es decir, transferible al trabajo cotidiano.
Además, que se debe utilizar la formación continua como elemento de motivación,
como vía para disminuir tensiones profesionales, como elemento fundamental
para cambiar conductas profesionales y para introducir los cambios oportunos en
las acciones en marcha, contribuyendo a la cultura de la seguridad del paciente,
así como a la del conocimiento.
La Atención Primaria de Salud
Desde hace algunas décadas, los bienes y servicios provistos a través del primer
nivel de atención (PNA) por profesionales de medicina familiar en el marco de la
estrategia de atención primaria de salud (APS) se consideran prioritarios en el
diseño de las políticas y la gestión de los servicios de salud. Sin embargo, aún
persisten discrepancias en torno al concepto de APS, las cuales se reflejan en el
uso impreciso del término y en las distintas implementaciones de esta estrategia.
23
Starfield (2001) considera que la atención primaria de salud (APS) es un ámbito
sanitario de especial importancia en el entorno de un Sistema Nacional de Salud,
ya que la necesidad de mejorar la viabilidad y, por lo tanto, la eficiencia del
sistema implica disponer de un ámbito de APS que cumpla la función de ser la
puerta de entrada, con una elevada capacidad resolutiva y nuclear, que module la
utilización del resto del sistema. El autor anterior definió un modelo teórico sobre lo
que debe cumplir la APS en el que incluyó unas características básicas y otras
relacionadas. Una de las principales características de este modelo es que el foco
de la atención de la APS se dirige hacia el individuo, y no a los problemas de
salud.
24
derecho universal a la salud con la mayor equidad y solidaridad y que se basa en
los principios de la APS, como el compromiso de dar respuesta a las necesidades
de salud de la población, la orientación a la calidad, la responsabilidad y la
rendición de cuentas de los gobiernos, la justicia social, la sostenibilidad, la
participación y la intersectorialidad (Macinko, Montenegro, Nebot y Etienne, 2006)
En su 46o Congreso Consultivo la OPS (2006) valoró que los beneficios de la APS
y que los sistemas de salud basados en la APS tienden a ser más equitativos y a
tener mejores resultados en cuanto a la salud a nivel poblacional. Los elementos
dirigidos a mejorar el acceso y a lograr la atención en el primer contacto pueden
mejorar esos resultados y al mismo tiempo beneficiar a los otros niveles del
sistema de salud, con lo que aumenta la eficacia y la eficiencia general de todo el
sistema. Una APS desarrollada y consolidada contribuye a mejorar la satisfacción
del paciente y su adhesión a los tratamientos y puede reducir el número de
hospitalizaciones evitables y la utilización innecesaria de las salas de urgencias.
25
sostenibilidad y la orientación hacia la calidad. En esta nueva definición se echa a
un lado la idea de que la APS es un conjunto de servicios de salud y se privilegia
la idea de que los servicios deben ser congruentes con las necesidades en salud
de cada población (Pasarín, Berra, Rajmild, Solans, Borrella y Starfield, 2007).
Otros autores (Vignolo, Vacarezza, Álvarez y Sosa, 2011) han definido la Atención
Primaria de Salud como: “... la asistencia sanitaria esencial, basada en métodos y
tecnologías prácticos científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta
al alcance de todos los individuos, mediante su plena participación y a un costo
que la comunidad y el país puedan soportar en todas y cada una de las etapas de
su desarrollo, con espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación”.
Villarreal (2013) destaca que se trata de una estrategia para atender las causas
que dan origen a las enfermedades de toda la comunidad en el presente sin
26
desconocer el pasado e implementando acciones de promoción y prevención para
transformar el futuro, mientras que considera que la APS no se centra solo en la
prestación de servicios de salud sino que abarca todas las funciones del sistema
de salud y otros sectores sociales con un enfoque de determinantes sociales de la
salud, y destaca que el concepto implica una redefinición de las relaciones entre
proveedores y pacientes a partir de la participación comunitaria.
27
salud. Para ello, es necesario aplicar enfoques integrales, basados en la evidencia
y orientados a lograr la atención sanitaria universal, integrada e integral.
28
Una definición más completa describe la epidemiología como la ciencia que se
dedica “al estudio de la distribución de los determinantes de los estados o
acontecimientos relacionados con la salud en poblaciones específicas y la
aplicación de este estudio al control de los problemas sanitarios”. Se ha definido,
además, como “una rama de las ciencias médicas cuya metodología de trabajo
permite la investigación y el conocimiento de las causas objetivas y condiciones de
cualquier problema de salud que afecte a grupos humanos, así como el
planteamiento de soluciones adecuadas” (Batista y Feal, 2001).
Según los autores anteriores, de forma general las definiciones más completas
recogen o llevan implícito varios aspectos básicos. Primero aborda la ocurrencia
de un fenómeno o evento que afecta el estado de salud de la población (según
tipo de fenómeno, magnitud, trascendencia). De ese fenómeno describe su
distribución, características del problema (en tiempo, lugar y personas). A partir de
esos elementos realiza el análisis y probable explicación causal o factores
determinantes. Al mismo tiempo reconoce las características del medio, la
interacción hombre-ambiente y las condiciones que favorecen la aparición de
situaciones nocivas para la salud humana. Por último, elabora y propone el
conjunto de acciones de prevención y control, es decir la intervención para
resolver los problemas que surjan en una comunidad. Estos aspectos determinan
los objetivos y fines de la Epidemiología. En su práctica habitual y para lograr sus
propósitos en esta disciplina se reconocen tres niveles de actuación.
29
1. Describir la magnitud y distribución de los problemas de salud en las
poblaciones humanas.
2. Obtener información que pueda combinarse con la procedente de otras
disciplinas (microbiología, bioquímica, genética, sociología, economía y
otras) para identificar factores etiológicos.
3. Determinar los hechos que dan consistencia a las hipótesis desarrolladas,
tanto en la clínica como en la práctica social; en la experiencia de terreno o
en los experimentos de laboratorio.
4. Ofrecer información fundamental para la planificación y dirección sanitaria,
el establecimiento de prioridades, así como la prevención y control de los
problemas de salud.
30
la acción y búsqueda de factores, causas y condiciones relacionados con
los problemas identificados. Constituye un aspecto fundamental para lograr
efectividad en las medidas aplicadas y es, de hecho, un elemento motivador
de los recursos humanos y movilizador de recursos.
La evaluación de programas.
La evaluación de servicios.
La evaluación de tecnología sanitaria.
31
hombre (los grupos humanos); lo que influye y a veces determina el
alcance, el mantenimiento o la pérdida de la salud.
c) Causalidad múltiple.
Rovere (2012) valora que en la APS se debe pensar en un médico que ejerza
todas las funciones de la salud pública y no sólo las asistenciales y gerenciales
que hoy le impone en diferentes modelos. Sus funciones deberán ser múltiples,
bajo este enfoque, empezando por las funciones clínicas y de prestación que
seguirán siendo inobjetables, pero también las de educación para la salud, las
administrativas y organizativas de servicios y las de monitoreo y seguimiento de
los programas existentes dentro de la atención primaria, asumiendo como propia
la más importante de todas, la epidemiología.
32
innegablemente contribuirán a la imprescindible reorientación del sistema de
salud, más aún si continúa estable la posición rectora de la APS en la estrategia
sanitaria nacional, esta recibe una revitalización teórico-práctica y se reclame la
aplicación rigurosa de sus actividades básicas en todos los niveles organizativos
del sistema, aunque se arraiguen en los niveles locales.
33
administradores en salud, sigue siendo un desafío la adaptación de sus materiales
a los requerimientos específicos de sus respectivos grupos objetivos (OPS, 1994).
34
ejemplo es el juego de investigación médica San Serrife donde los
participantes de los cursos son invitados a visitar una isla imaginaria e
investigar un problema de mortalidad neonatal. En este juego se desarrolla
la mayoría de los pasos requeridos para planear y llevar a cabo
investigaciones de campo.
Discusión de artículos científicos: Se les entregan a los alumnos artículos
científicos publicados de renombre internacional para que funcionen como
revisores y den sugerencias para mejorarlos, si así se entiende. De acuerdo
con el análisis realizado por los alumnos se hace una evaluación.
Cursos a la medida (Taylor made): Son cursos tutoreales donde los
alumnos de acuerdo con sus necesidades de investigación o servicios
solicitan determinados adiestramientos, los cuales son impartidos por
profesores de alto nivel en estos temas.
Cursos a distancia (Distance learning in epidemiology): El desarrollo actual
en la tecnología ha contribuido a mejorar la comunicación y accesibilidad de
información. Aunque estas tecnologías no estaban distribuidas
uniformemente, en las universidades de países en desarrollo, cada vez se
logra mayor acceso a Internet, lo que posibilita una mayor diseminación de
cursos electrónicos de muy alto nivel.
Presentación de datos en Epidemiología: Un gran problema para los
epidemiólogos una vez obtenidos los datos de investigaciones, es
presentarlos de manera que sean comprensibles por la población o los que
deben tomar las decisiones, en la vida práctica ocurren muchos ejemplos a
diario, y constituye una necesidad que los alumnos desarrollen habilidades
para la presentación de datos, lo que se realiza en discusiones de grupos
con los alumnos.
Estudio de casos con uso de Epi-Info: El desarrollo del programa de Epi-
Info ha constituido, sin lugar a dudas, una revolución en el campo de la
epidemiología, tan es así que, para su manejo, se hace necesario su
utilización práctica, por lo que, con el desarrollo de estudio de casos con
35
bases de datos reales para ser utilizadas y procesadas en este programa,
se desarrollan habilidades en los alumnos.
Prioridades de enseñanza de acuerdo con las líneas de desarrollo mundial
de la epidemiologia
- Investigación de epidemias.
- Vigilancia en salud.
- Diseño de estudios epidemiológicos.
- Epidemiología clínica.
- Epidemiología en los servicios de salud.
- Epidemiología de la calidad.
- Enfermedades emergentes y remeergentes.
Saupe y Wendhausen, (2005) constituye un punto central del debate el
cuestionamiento e interpelación de las insuficiencias que presentaría una currícula
organizada en disciplinas médicas. Con el fin de superar una perspectiva
segmentada del conocimiento se debe arribar a un plan curricular sostenido y
fundado en la identificación de problemas que, organizados en áreas, delimitan
realidades sanitarias particulares para su intervención.
36
"pactos de convivencia" en función del reconocimiento de las diversas
perspectivas acerca de la salud y de sus formas de producción.
Los autores anteriores coinciden en dos ejes diferenciados que estructuran el plan
de estudios: uno parcelado en tres áreas temáticas específicas, y otro que nuclea
los trabajos de campo. Las tres áreas temáticas que vertebran el plan de estudios
toman, cada una de ellas, puntos de partida diferenciados:
37
- y los servicios de salud, considerando el vínculo de la Epidemiología con la
evaluación, la planificación y la gestión sanitaria.
En esta lógica, Martínez (2013) declara que entre los fundamentos que se
explicitan al momento de institucionalizar la enseñanza universitaria de la
Epidemiología, se vinculan el contexto científico y social particular caracterizado
por un conjunto articulado de componentes relativos a la realidad político-sanitaria,
y al ámbito de la formación profesional en el campo de la salud colectiva, con su
expresión en el escenario local. En el diagnóstico se identifican insuficiencias del
sector salud en cuanto a la disponibilidad de profesionales capaces de analizar la
complejidad que plantean los problemas de salud-enfermedad y las necesidades
de atención de la población, como también, requerimientos del proceso de gestión
para valorar la eficacia social de las respuestas de los servicios asistenciales.
Según estos elementos, el autor anterior valora que los aportes del pensamiento
estratégico en salud, los cambios en el papel del Estado ante las situaciones de
crisis económico-social del país y la región, repercuten en la práctica de la
Epidemiología produciendo un debate acerca de su objeto y su función, e implican
la redefinición del perfil profesional competente para desempeñarse en la compleja
realidad sanitaria.
38
problema de salud poblacional. El campo, en un proceso de producción de
conocimiento, a distancia de la topología del aula o del laboratorio, representa una
realidad empírica abordada a partir de supuestos teóricos que fundamentan el
objeto de indagación (Salas y Salas, 2017).
Como conclusión:
39
acogiendo a los usuarios y familias, buscando establecer vínculos y
responsabilidad por la atención, individual y colectiva.
El enfoque epidemiológico en la APS representa un cambio cualitativo importante
ya que aborda los problemas desde una perspectiva más amplia y permite orientar
las acciones en términos individuales, comunitarios y ambientales.
La vinculación de las actividades de enseñanza-aprendizaje de la epidemiología
con la realidad de salud y a las prácticas del trabajo en equipo, marcadas por la
reflexión de qué hacer y cómo hacerlo de manera compartida, señalan hacia la
asunción de responsabilidad del cuidado, importante en la formación en salud, en
particular, del médico, en la APS. En vital en esos escenarios, la articulación de la
universidad a los servicios de salud ante las necesidades y problemas de la
comunidad/familias/personas
40
BIBLIOGRAFÍA
1. Addine, F. y González, A. M. (2004). Principios para la dirección del
proceso pedagógico. En G. García, Compendio de Pedagogía (2a.
reimpresión ed., págs. 80-101). La Habana: Pueblo y Educación.
2. Agudelo C. A. (2003) Participación comunitaria en salud. Conceptos y
criterios de valoración. Bol Sanit Panam. ;95(3):205-16.
3. Aguilar, C. (2013). Impacto de la implantación del modelo de Dirección
Clínica en atención primaria del Institut Català de la Salut sobre la salud
cardiovascular en la provincia de Tarragona. Tesis doctoral. Universitat
Rovira I Virgili, España.
4. Alpízar, R. (2004). Modelo de Gestión para la Formación y Desarrollo de
los Directivos Académicos de la Universidad de Cienfuegos. Tesis
doctoral. Universidad de Cienfuegos.
5. Álvarez, M. (2017). Formación del profesional de la salud: una mirada
reflexiva. Revista Médica Electrónica. Vol.39 no.4 Matanzas jul.-ago.
versión On-line ISSN 1684-1824
6. Añorga, J. (2001). Concepciones teóricas y metodológicas de la
Educación. UCP "Enrique José Varona".
7. Arillo, E., Lazcano, E., Peris, M., Salazar, E., Salmerón, J., y Ruiz, A. D.
(2000). El conocimiento de profesionales de la salud sobre la prevención
del cáncer cervical. Alternativas de educación médica. salud pública de
México, 42, 34-42.
8. Augsburger, A. C., Silvana, S. y Taboada, E. (2007). Interface (Botucatu)
vol.11 no.21 Botucatu Jan./Apr.
http://dx.doi.org/10.1590/S1414-32832007000100012
9. Ávalos, B. (2007). La formación docente continua en Chile. UNESCO.
Documentos oficiales
10. Avello, R. (2016). Alfabetización Digital de los docentes de las Escuelas
de Hotelería y Turismo cubanas. Tesis Doctoral. Universidad de
Cienfuegos.
11. Barri, H. y Fernández, N. (2019). Participación Popular en Salud
Epidemiología Comunitaria. Voces en el Fénix. No. 70
41
En: https://www.vocesenelfenix.com/content/participaci%C3%B3n-
popular-en-salud-epidemiolog%C3%ADa-comunitaria
12. Batalla, M. (2014). Escucha en atención primaria. Tesis doctoral.
Universidad Jaume, Castellón, España.
13. Batista, R. y Feal, P. (2001). Epidemiología en la Atención Primaria en
Salud. Temas de Medicina Integral. Volumen I Salud y Medicina. La
Habana 2001
14. Bautista, A. y Ortega-Ruíz, R. (2015). Desarrollo profesional docente:
perspectivas y enfoques internacionales. Psychology, Society, &
Education.
15. Becerra F. (2009) El aprendizaje basado en problemas: su uso en áreas
de ciencias de la salud en la educación superior. Moncada LI, López MC
y Sáenz ML, eds. Reflexiones sobre Educación Universitaria IV:
Didáctica. Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia; p. 75-86
16. Bello, M. (2004). El rol de la universidad en la formación continua de los
profesores. Ponencia presentada al Encuentro por la Lectura y la
Escritura. Lima, Ecuador.
17. Bernaza, G. J. (2013). Entrenamiento y especialidad de posgrado: un
tema para discutir. Pueblo y Educación., pp. 68–90.
18. Biencinto, C. (2003). evaluación del impacto de la formación continua en
el ámbito sanitario: diseño y especificación de un modelo casual. Tesis
doctoral. Universidad Complutense de Madrid. España
19. Birman, B., Desimone, L., Porter, A. y Gared, M. (2000). Designing
professional development that works. 8, 57, 28-33. USA: Educational
Leadership.
20. Bortolotti F. M. (2009). Unraveling primary health care conceptual
predicaments through the lenses of complexity and political economy: a
position paper for progressive transformation. J Eval Clin Pract.
2009;15(5):861-7.
21. Buzón, C. Y. (2017). Regularidades del proceso de enseñanza
aprendizaje de la Salud Pública en la carrera de Medicina. Rev Ciencias
Médicas vol.21 no.6 Pinar del Río nov.-dic. 2017
22. Cabero L. (2007). ¿Cuál es el modelo de especialista que debemos
formar? La demanda social frente a la oferta profesional. En: Manual
42
para tutores del MIR. Fundación para la Formación de la Organización
Médica Colegial. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2007. p. 23-34
23. Cano, E. (2015). Evaluación de la formación. Algunas lecciones
aprendidas y algunos retos de futuro. Educar, 1-51.
24. Cantabella, M. L. (2016). Una herramienta para el seguimiento del
profesorado universitario en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Revista
Española de Documentación Científica, 10-39.
25. Casadevall, A. (2006). Estrategia de superación profesional para el
perfeccionamiento de la comunicación pedagógica con enfoque
personológico en los docentes de la carrera del profesor general integral
de Secundaria Básica. Villa Clara, Cuba: Instituto Superior Pedagógico
"Felix Varela".
26. Castellanos, M. (2001). Hacia una concepción del aprendizaje
desarrollador. La Habana, Cuba. ICP "Enrrique José Varona".
27. Castillo, M. (2006). Estrategia de superación para los profesores de
preuniversitario en la dirección de la educación para la salud. Villa Clara,
Cuba: Instituto Superior Pedagógico "Felix Varela".
28. Ceccim, R.B. (2005). Educação Permanente em Saúde: desafio
ambicioso e necessário. Interface - Comunic., Saúde, Educ., v.9, n.6,
p.161-77,
29. Cid, A., Pérez, A. y Zabalza, M. (2013). Las prácticas de enseñanza
realizadas/ observadas de los “mejores profesores” de la Universidad de
Vigo. Educación XX1, 265-296.
30. Clarke, M., Lodge, A. y Shevlin, M. (2012). Evaluating initial teacher
education programmes: Perspectives from the Republic of Ireland.
Teaching and Teacher Education, 28 (2), 141-153. Obtenido de
http://dx.doi.org/10.1016/j.tate.2011.08.004
31. Crespo, S. y González, M. S. (2014). Tendencias en la formación
profesional en el área de la salud. Vertientes Revista Especializada en
Ciencias de la Salud, 17(1) pp. 41-47. Zaragoza, España.
32. Cruz, D. (2010). Estrategia de gestión de la formación continua
académica de docentes universitarios en ejercicio. Tesis en opción al
grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas. Universidad de
Camagüey, Centro de Estudios de Ciencias de la Educación,
43
Camagüey, Cuba.
33. Desimone, L., Garet, M., Birman, B., Porter, A., Yoon, y K.S. (2003).
Improving teachers in-service professional development in mathematics
and science. The role of post secondary institutions, 17, 613-649. USA:
Educationnal Policy.
34. Díaz, A. (2018). La clindamicina. Impacto en Salud. Revista informativa
de la Facultad de Ciencias de la salud de la UTB. Universidad Técnica
de Babahoyo. Editorial IITEC. Ecuador
35. Díaz, A. (2019). Valores y ética en el área de la salud. La filosofía y los
profesionales en la salud. Instituto de Investigaciones
Transdisciplinarias. Universidad Técnica de Babahoyo. Editorial IITEC.
Ecuador
36. Díaz, A. y otros (2019). La ciencia, el hombre y el medio ambiente..
Editorial CIDE. Ecuador
37. Díaz, A. (2019). Medio ambiente, ciencia y sociedad. Instituto de
Investigaciones Transdisciplinarias. Universidad Técnica de Babahoyo.
Editorial IITEC. Ecuador
38. Díaz, J. A. y Palomeque, J. (2013). Informe de Gstión. Dirección
General. Ministerios de Salud Pública. Ecuador.
39. Díaz, J. A. y Narváez, S. I. y Quinonez, J. A. (2019). Formación
postgraduada de Especialistas en Epidemiología en Ecuador. Revista
Cubana de Educación Superior, NO.3 del 2019. La Habana. Cuba.
40. Díaz, J. A. y Palomeque, J. (2016). Epidemiología. Guía didáctica para
estudiantes, maestrantes y trabajadores de la salud. Cámara
ecuatoriana del libro. Ecuador.
41. Díaz, J. A. y Valdés, M. L. (2016). El proceso pedagógico de posgrado
en la especialización médica. Sus esencialidades y fines. Medisur
[revista en Internet]. 2016 [citado 2019 Feb 27]; 14(6): Disponible en:
http://medisur.sld.cu/index.php/medisur/article/view/3416
42. Escolar, A. y Fernández, J. C. (2000). Recursos de epidemiología en
Internet para el médico de atención primaria. Atención Primaria. Vol. 25.
Núm. 2. 15 de febrero 2000
43. Espinosa V., de la Torre D., Acuña C. y Cadena C. (2017). Los recursos
humanos en salud según el nuevo modelo de atención en Ecuador.
44
Revista Panam Salud Publica. pp. 41-52.
44. Fernández, J. (2014). Investigación-acción en una experiencia de
evaluación en educación secundaria en el marco del modelo
comprensivo de iniciación deportiva. Revista de educación física:
Renovar la teoría y práctica, 133, 3-9.
45. Féliz, G. (2009). Estrategia de gestión del proceso de formación continua
de los docentes de Matemática Básica. Tesis para Optar por el Grado
Doctoral. Santo Domingo. República Dominicana.
46. Ferrández, E. (2009) La evaluación de impacto en la formación de
formadores, Dpto. Pedagogía Aplicada UAB, Informe de investigación
González, M. V. (2003). El profesorado universitario: su concepción y
formación como modelo de actuación ética y profesional. Revista
Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653).
47. Flores, M. y Day, C. (2006). Contexts which shape and reshape new
teachers’ identities: A multi-perspective study. Teaching and Teacher
Education, 22(2), 219-232.
48. Fuenmayor; M. (2011). La interdisciplinariedad en el proceso de
formación permanente de los docentes del PFG en estudios jurídicos de
la universidad bolivariana de Venezuela. Tesis presentada en opción al
grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas. Instituto
Pedagógico Latinoamericano y caribeño.
49. Gallmany, J. (2013). Historia clínica electrónica de atención primaria de
salud: valoración de las enfermeras. Tesis doctoral. Universitat de
Barcelona. España.
50. Giraldo, A. y Vélez, C. (2013). La Atención Primaria de Salud: desafíos
para su implementación en América Latina. Revista Atención Primaria.
2013;45(7), pp. 384---392
51. Gómez, J. E. (2018). La formación continua del docente de la básica
primaria en los contenidos de la educación física. Tesis doctoral.
Universidad de Cienfuegos, Cuba.
52. González, S. (2014). Factores que influyen en la incorporación de la
evidencia científica a la práctica diaria de las enfermeras de Atención
Primaria. Tesis doctoral. Universitat de les Illes Balears. España.
53. Granados, J. (2017). La formación continua del docente universitario en
45
la didáctica de los entornos virtuales de aprendizaje. Tesis doctoral.
Universidad de Cienfuegos, Cuba.
54. Hernández. D. (2007). Formación de la habilidad análisis e interpretación
de la información económica financiera en el proyecto de curso de las
carreras de ciencias técnicas. Tesis doctoral, Universidad de Cienfuegos
55. Hernández. F. (2007). ¿Qué está pasando? Hacia dónde va la formación
inicial y permanente. 2(37), 177-179. Cuaderno de Pedagogía.
56. Hernández, R. F. (2010). Metodología de la investigación. México:
McGraw Hill.
57. Imbernón, F. (2001). La formación y el desarrollo profesional del
profesorado. Hacia una nueva cultura profesional. Barcelona: Ediciones
Graó.
58. Imbernón, F. (2005). ¿Qué es formación permanente? Cuadernos de
pedagogía Revista de Educación., 348, 70-73.
59. Kroeger, A. y Luna, R. (1992). Atención primaria de salud. Principios y
métodos. Sociedad Alemana para la Cooperación Técnica, Editorial Pax
México, Librería Carlos Césarman, SA. Segunda edición
60. Kyle. J. (2015). Radiografía de la formación de posgrado y continua en el
sector odontológico español”. Consejo de Dentistas. “III Jornada de
Información Odontológica. Claves para el futuro desarrollo de la
odontología”. España En: http://blogsaludbucal.es/es/articulo/167-la-
formacion-continua-de-los-profesionales-de-la-salud-bucal
61. Lara, L. (2003). La formación pedagógica de los profesores
universitarios: una propuesta necesaria. Tesis doctoral. Universidad de
Cienfuegos, Cienfuegos.
62. La Torre, F. (2019). La formación de los directivos universitarios para el
proceso de evaluación y acreditación de carreras. Tesis doctoral.
Universidad de Cienfuegos, Cienfuegos.
63. Leiva, A. (2007). Estrategia de superación semipresencial en la
microuniversidad para los docentes de la educación especial que
atienden a escolares con baja visión. Villa Clara, Cuba: Instituto Superior
Pedagógico “Felix Varela”.
64. Lionis, C. (2002). La epidemiología y la atención primaria: un nexo de
continuidad. Atención Primaria. Vol. 30. Núm. 9. Páginas 573-575
46
(Noviembre 2002)
65. Lombana, R. M. (2005). La Superación Profesional con el enfoque
interdiciplinario en el docente de humanidades de la Escuela de
Instructores de Arte. Villa Clara: Universidad Pedagógica “Felix Varela”.
66. López, M. (2016). La formación de habilidades mediadoras en
profesionales de la salud. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de
Barcelona. España
67. Macías, M. E. (2006). Educación en Ciencia-Tecnología-Sociedad en la
formación general integral del profesional de la salud. Humanidades
Médicas, 6(3), 0-0.
68. Macinko, J., Montenegro H., Nebot, C., Etienne, C. (2006). La
renovación de la atención primaria de salud en las Américas. Revista
Panamericana de Salud Pública. INFORME ESPECIAL En:
https://www.scielosp.org/article/rpsp/2007.v21n2-3/73-84/
69. Maier, M., Knopp, A., Pusarnig, S., Rurik, I., Orozco, D., Yaman, H. y van
Eygen, L. (2008). Diabetes in Europe: role and contribution of
primarycare--position paper of the European Forum for Primary Care.
Qual Prim Care. 2008;16(3):197-207.
70. Marcelo, C. (1989). Introducción a la Formación del Profesorado. Sevilla.
Editorial Universidad de Sevilla.
71. Marqués, S. (2011). Formación continuada: herramienta para la
capacitación. Enfermería Global vol.10 no.21 ene. 2011 versión On-line
ISSN 1695-6141 Murcia, España
72. Márquez, E. (2009). La perspectiva epistemológica cualitativa en la
formación de docentes en investigación educativa. Caracas: Revista de
Investigación No 66. Caracas: UPEL, IPC.
73. Martín, J., Beamud, M. y Fernández, J. (2003). ¿Es posible medir el
impacto de la formación continuada en atención primaria?: una
aproximación a la evaluación de resultados de un plan de formación.
Administración Sanitaria, 1 (2003), pp. 219-233
74. Martínez, J. A. y Macaya, C. (2015). La formación de los médicos: un
continuo inseparable. Revista Educación Médica. Vol. 16(1). pp. 43-49
75. Martínez, S. (2003). Valoración epidemiológica de las actividades de
atención primaria de salud. Revista Cubana de Medicina General
47
Integral. versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-
3038 v.19 n.1 Ciudad de La Habana ene.-feb. 2003
76. Martínez, S. (2013). Revisión de los libros de texto para la enseñanza de
la Epidemiología en las carreras de Ciencias Médicas. Educ Med Super
vol.27 no.3 Ciudad de la Habana jul.-set. 2013
77. Marqués, S. (2011). Formación continuada: herramienta para la
capacitación. Enfermería global. vol.10 no.21 Murcia ene. 2011. versión
On-line ISSN 1695-6141
78. Más, P. (1996). Enfoque moderno de la enseñanza en epidemiología.
Rev Cubana Hig Epidemiol v.34 n.2 Ciudad de la Habana Mayo-ago.
1996. Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología
79. Menéndez, L. (2010). De sujetos, saberes y estructuras. Introducción al
enfoque relacional en el estudio de la salud colectiva. Ed. Lugar. Bs. As.
2010
80. Messina, G. (1999). Investigación acerca de la formación docente: un
estado del arte en los noventa. Revista Iberoamericana de Educación,
(16). Retrieved from http://www.oei.org/revista/rie19f.htm
81. Montero, E. (2010). La formación permanente del profesor a tiempo
parcial de la educación superior pedagógica. Tesis presentada con
opción al grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas.
Universidad de Holguín, Holguín, Cuba.
82. Montero, M. (2011). “El trabajo colaborativo del profesorado como
oportunidad formativa”. Profesorado y Calidad de la Educación en
España. Revista Participación Educativa, 68-88.
83. Naranjo J. A.; Delgado, A. Rodríguez, R. y Sánchez, Y. (2014).
Consideraciones sobre el Modelo de Atención Integral de Salud del
Ecuador. Revista Cubana de Medicina General Integral versión impresa
ISSN 0864-2125. versión On-line ISSN 1561-3038 vol.30 no.3 Ciudad de
La Habana jul.-set.
84. OMS (2003). Health systems: Principled integrated care. World Health
Report 2003. Geneva, Switzerland: WHO; 2003.
85. OPS (1994). Materiales de enseñanza sobre el uso de la epidemiologia
en la programación de los servicios locales de salud. (SILOS) ISBN 92
75 71048 1
48
86. Organización Panamericana de la Salud. (2006). Atención primaria de
salud en las Américas: las enseñanzas extraídas a lo largo de 25 años y
los retos futuros. 44.° Consejo Directivo. Washington, D.C.: OPS; 2003.
Hallado en http://www. paho.org/spanish/gov/cd/cd44-r6-s.pdf. Acceso el
14 de septiembre de 2006.
87. Organización Panamericana de la Salud. (2006). Declaración regional
sobre las nuevas orientaciones de la Atención Primaria de Salud. La
renovación de la atención primaria de salud en las Américas: orientación
estratégica y programática para la Organización Panamericana de la
Salud. 46.° Consejo Directivo. Washington, D.C.: OPS; 2004. Hallado en
http://www. paho.org/spanish/gov/cd/cd46-13-s.pdf. Acceso el 14 de
septiembre de 2006.
49