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Ensayo

Margarita Susilla Quesada

Literatura española y latinoamericana del siglo XIX y XX

“EL NEGRITO DE LOS OJOS AZULES” - ANA MARÍA MATUTE

Ana María Matute es una de las novelistas españolas más famosas de la Generación de

los años 50. Nació en el año 1926 en el seno de una familia burguesa, lo que le permitió

crecer en contacto con la literatura y desarrollar su escritura. Su infancia coincidió con

la época de la Guerra Civil española, lo cual se ve enormemente reflejado en sus obras.

Además, asistió a un estricto colegio de monjas, lo que también tiene influencia en su

escritura. Se enmarca concretamente en la segunda generación de los niños de la guerra.

Su primera obra consistió en una novela autobiográfica; “Primera memoria”, que cuenta

uno de sus veranos en su pueblo con su familia. Fue una obra muy exitosa y aclamada

por su efectiva mezcla de la realidad con lo sensorial, y por su maestría para expresar

los cambios físicos y psicológicos que sufre una adolescente. De hecho, su literatura

infantil y juvenil es muy conocida por su visión de un mundo feo y oscuro (el mundo de

los adultos visto con los ojos de un niño).

En cuanto al cuento en el que se centra este ensayo, “El negrito de los ojos azules”,

pertenece al libro Los niños tontos, una recopilación de cuentos protagonizados por

niños marginados y vulnerables que sufren sucesos trágicos. Todos estos niños son

víctimas del ojo de la sociedad, que juzga sus circunstancias, las cuales pueden ser

enfermedades, diferencias de clase, pobreza, el aspecto físico, el acoso escolar, etc. Ana

María Matute plasma de una manera muy acertada la crueldad de la vida, reforzada por

este momento de posguerra. En definitiva, la obra se trata de una crítica social desde los
ojos de estos “niños tontos”, que realmente son niños tristes, humillados, heridos,

diferentes… que son calificados como “tontos” porque no se los considera útiles ni

válidos. De hecho, estos niños no tienen nombre en ninguno de los cuentos, debido a

que su cualidad de “tontos” es la definitoria de sus personas, y, además, no pertenecen a

la sociedad, por lo que no tienen un nombre con el que los demás puedan dirigirse a

ellos. Además, se puede intuir que las historias contadas están ambientadas en el

momento de la Guerra Civil, pues es muy notable la ausencia de figuras paternas o el

desinterés hacia sus hijos por parte las pocas que aparecen. Es por esto por lo que,

aunque Los niños tontos y otras obras de Ana María Matute sean consideradas literatura

infantil o juvenil, su carácter de crítica a la sociedad adulta las acerca también a otro

público de mayor edad.

En esta obra y, en concreto, en el cuento en el que nos centramos, está muy presente el

tremendismo. Ana María Matute plasma la exageración de la crueldad de la realidad y el

grito de dolor ante la dureza de la sociedad correspondientes con este movimiento. El

tremendismo se ve intensificado tratándose de niños los que experimentan esta crueldad,

pues son niños que tienen la inocencia que los caracteriza, pero que han tenido que

pasar por experiencias que serían insoportables para la mayoría de los adultos. Es por

esto por lo que se podría decir que es una narración sobre la infancia perdida, pues,

además, como hemos dicho, los niños se encuentran totalmente solos, sin mucha

presencia de sus padres. En el caso de “El negrito de los ojos azules”, el protagonista ni

siquiera ha conocido a sus padres. Además, la obra tiene un carácter existencialista, ya

que el destino de los personajes es una imagen desolada, que, en la mayoría de los casos

es la muerte, y los niños son conscientes de esto desde el principio. Este es su final

predestinado debido a las circunstancias en las que han nacido y crecido, por lo que

tiene carácter determinista también.


El argumento del cuento elegido para su análisis se centra en un niño abandonado, de

tez negra y ojos azules, que un gato le arrancó cuando era pequeño. El relato sigue al

niño por el bosque en su búsqueda de sus ojos azules, pero, sin éxito, el niño acaba

encontrando su destino fatal; la muerte. Un perro amigo lo entierra, y sobre aquel hoyo

en el que depositó el cuerpo del niño, dos miosotis gemelas florecen, representando los

ojos azules del niño, pues las miosotis son flores de color azul. El desconocimiento de

sus padres supone que el niño tenga aceptada su situación desde el inicio. No conoce el

cariño, por lo que no lo extraña, lo único que extraña son sus ojos azules. El niño tiene

un desconocimiento total de la justicia o la moral, por lo que en ningún momento llora

por su sufrimiento, mientras que el oso y el perro sí son capaces de llorar por él.

Además, ellos son la única representación de consuelo y aprecio hacia el protagonista, y

es importante recalcar que son ambos animales, es decir, el niño sólo encuentra apoyo

en la naturaleza, de la que también florecen al final sus anhelados ojos azules. Esta idea

de la naturaleza como la salvación ante la crueldad de la sociedad está muy presente en

la literatura española de esta época, y Ana María Matute la introduce con frecuencia en

sus obras.

Por otro lado, es muy interesante el simbolismo presente en el cuento. Como acabamos

de mencionar, la naturaleza, representada por el bosque, el oso y el perro, es un gran

símbolo de compañía, compasión y seguridad. De hecho, el personaje del perro se

correspondería con el común “ángel de la guarda” pues acompaña al niño y no se separa

de él hasta el final, cuando lo entierra para que nadie más lo encuentre y le haga daño.

El personaje del gato no cabe en este símbolo, podríamos decir que, en este caso, no

forma parte de la naturaleza, quizás, ni siquiera sea un gato. Podríamos entender este

personaje como un reflejo de la sociedad, que ataca al niño, le arranca los ojos (trata de

no dejarle ver y juzgar por sí mismo, imponerse sobre él), y, en definitiva, lo desprecia.
En cuanto al estilo narrativo del cuento, la autora emplea una prosa realista con

pinceladas líricas, e incluso podemos encontrar figuras asociadas generalmente con la

poesía, como “negro como el cielo” que se trata de un símil y “el silbido del tren” y

“beber música”, que constituyen sinestesias. El narrador es heterodiegético y

omnisciente, lo que le permite hacer juicios de las personas, pues es él en este caso el

que introduce la idea del niño que tienen los de su alrededor (el negrito tonto que no

sabe llorar).

En conclusión, Ana María Matute es una gran figura de la literatura española del siglo

XX, siendo una representante principal de la novela y del cuento, considerado

generalmente infantil, en los que introduce maduras criticas sociales a través de plasmar

el sufrimiento y marginación causadas por la guerra y, en general, por el duro mundo de

los adultos y de los niños (o, desde el de los adultos hacia el de los niños). Es muy

alabada por su acertado reflejo de la maldad humana y de la violencia de la sociedad,

que, para ella, nacen con el crecimiento de las personas, es decir, en un mundo de niños,

la sociedad sería mucho menos violenta y cruel, pues el ser humano se vuelve perverso

con la edad. Todas estas ideas pueden verse con la lectura del libro Los niños tontos y,

en concreto, del cuento “El negrito de los ojos azules”.

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