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III.

LA ESTRUCTURA MILITAR DEL PUEBLO ROMANO Y SU REFLEJO EN LA ROMANIZACIÓN DE LA BÉTICA

III. LA ESTRUCTURA MILITAR DEL PUEBLO ROMANO Y SU REFLEJO EN LA RO-


MANIZACIÓN DE LA BÉTICA

1. ORIGEN.
El ejército fue la pieza clave de la expansión del imperio romano. En sus orígenes, el ejército no era
profesional ni permanente, pues sólo se luchaba en verano, mientras que en invierno los soldados se licen-
ciaban sin haber percibido paga alguna. Cuando llegaba marzo, primer mes del año, los ciudadanos mayo-
res de 17 años eran elegidos por sorteo en una leva ( dilectus ). Por ser Marte el dios de la guerra, este mes
recibió el nombre de Martius.

El rey Servio Tulio ( s.VI a.C.) reorganizó el ejército teniendo en cuenta el patrimonio económico de
los ciudadanos: los más acaudalados formaban la caballería ( equites ), los que no podían permitirse el lujo
de tener un caballo formaban la infantería ( pedites ), mientras que los más pobres, los proletarii, no eran
aceptados.

En el año 107 a.C., Mario fue elegido cónsul y se le encomendó dirigir la guerra contra Yugurta. Pa-
ra ello, consciente de la necesidad de aumentar el número de soldados, realizó cambios innovadores que
redundaron en la profesionalización del ejército. Algunas de las innovaciones fueron:
 El reclutamiento se realizó entre voluntarios.
 La clase proletaria fue admitida a filas.

Esta situación cambió el espíritu de las tropas armadas, pues estos nuevos soldados podían encon-
trar en el servicio militar no sólo un modo de ganarse la vida, sino también una manera de promocionarse
en la sociedad con el ascenso en la graduación militar.

2. LA LEGIÓN ROMANA

Era la base del ejército romano y estaba comandado por un cónsul o un pretor. A partir de Mario,
empezó a estar formada por 6.000 soldados, distribuidos del siguiente modo:

centuria 100 milites


manipulus 2 centuriae 200 milites
cohors 3 manipuli 600 milites
legio 10 cohortes 6000 milites

La unidad táctica de la legión era el manipulus, constituido por:


 los triarii, cuerpo de veteranos del ejército que ocupaba la tercera línea;
 los principes, soldados de gran experiencia;
 y los hastati, soldados jóvenes que portaban un hasta ( lanza ).

Cada legión contaba con una sección o cuerpo de caballería formada por 300 equites ( caballeros ),
organizados así:
 una decuria, de diez jinetes
 una turma, escuadrón formado por tres decurias, esto es, treinta jinetes
 un ala, integrada por diez escuadrones, es decir, trescientos jinetes.

Unas auxilia ( tropas auxiliares ) reforzaban las legiones, y estaban compuestas por mercenarios
venidos de diversos lugares. Se agrupaban por nacionalidades y sus mandos eran indígenas. Eran famosos
la caballería de la Galia y la de Numidia, los honderos de las Baleares o los arqueros de Creta.

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3. EL CAMPAMENTO ROMANO

Durante los conflictos bélicos, tras largas marchas ( se podían recorrer de 25 a 35 km diarios ), se al-
zaba el campamento ( castra ), en donde se pasaba la noche. Para ello se excavaba una fosa ( fossa ), con la
tierra extraída se levantaba un terraplén ( agger ) detrás de la fosa, y sobre ella se colocaba una empalizada
de estacas ( vallum ).

El campamento tenía forma rectangular, dividido por dos calles: la via principalis ( de norte a sur )
y la vía decumana ( de este a oeste ). Estas calles daban lugar a cuatro puertas: praetoria, decumana, princi-
palis dextra y principalis sinistra. En el interior del campamento se levantaban las tiendas distribuidas por
secciones ( tabernaculum, tentorium … ) destinadas al pretor, a los oficiales y a los legionarios. También
había un altar ( ara ) y una tribuna desde donde se pronunciaban las arengas.

Cuando llegaba el frío y los soldados no podía regresar a sus hogares, se levantaba un campamento
de invierno ( castra hiberna ), más consistente y equipado, pues era ocupado durante seis meses. Cuando la
situación de la región lo requería, se construía un campamento permanente ( castra stativa ).

Alrededor de los campamentos se establecían las familias de los soldados y algunos comerciantes.
De este modo llegaron a crearse importantes núcleos de población que dieron lugar a ciudades. La ciudad
de León, en Hispania, recibe su nombre del campamento de la Legio VII Gemina.

En cuanto a la marina, Algunos términos del campo semántico del ejército


puede decirse que nunca gozó de  Mandos militares. El general en jefe ( consul, dux, imperator … ),
una gran operatividad, excep- tribunos militares ( tribuni militum ), centuriones ( centuriones ).
 Tipos de militares. Caballeros o jinetes ( equites ), infantería ligera
tuando el momento cumbre de la
( pedites, velites ) …
disputa con los cartagineses, a
 Armamento. Casco de bronce ( galea ), coraza de cuero (lorica ),
mediados del siglo III a.C. Una escudo cuadrangular de madera ( scutum ), escudo pequeño ( par-
vez que los romanos son dueños ma ), escudo redondo ( clipeus ), jabalina ( pilum), jabalina corta (
del Mediterráneo, su papel se vio iaculum ), lanza ( hasta ), espada corta de doble filo ( gladius ) …
limitado a tareas de protección y  Máquinas de guerra. Máquinas para lanzar proyectiles, piedras,
vigilancia contra los piratas y al armas arrojadizas, incendiarias ( catapulta, balista, onager, tor-
transporte de tropas. Las naves, mentum ), ariete para echar abajo puertas ( aries ), parapetos para
movidas a remos por esclavos, protegerse durante los asedios ( testudo, pluteus ), torres de ataque
de varios pisos ( turris contabulata ) …
eran clasificadas según las hileras
 Guerra naval. Nave de guerra ( navis longa ), nave de tres filas de
superpuestas de remeros: birre-
remeros ( trirremes ), de dos ( birremes ),de cuatro ( cuatrirremes ),
mes, trirremes, las más frecuen- nave capitana ( navis praetoria ), marinero ( nauta ), soldado naval
tes, y cuatrirremes. ( classiarius ), remero ( remex ), etc.

La maquinaria de guerra ( técnica conocida como poliorcética ), tanto ofensiva como defensiva,
adquirió un gran desarrollo, y la ingeniería militar fue una de las ramas más perfeccionadas de la primitiva
tecnología romana. Entre las más destacadas estaba la vinea, un cobertizo cerrado, a veces con ruedas, bajo
el que se aproximaban los soldados a las murallas; la turris, que servía para elevar a los sitiadores a la altu-
ra de las murallas sitiadas; la testudo, o tortuga, unidad móvil formada por 27 hombres en cuatro filas,
rodeados por los escudos; el aries, o ariete, llamado así por presentar su punta una cabeza de carnero de
hierro, es una viga que servía para derribar puertas.

4. LA ESTRATEGIA MILITAR

La preparación física y el adiestramiento de los ejércitos romanos causaron admiración en el mun-


do entero. Para enfrentarse al enemigo que estaba lejos del lugar en el que se iba a librar batalla, el ejército
debía movilizarse. Avanzaba en columna ( agmen ), precedida de unas patrullas de reconocimiento ( explo-
ratores ).

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El soldado portaba un equipaje considerable ( sarcina ), efectos personales y víveres para unas dos
semanas. Si por cualquier motivo el soldado no llevaba ese equipaje, se decía que marchaba expeditus, esto
es, libre de carga. Cada etapa de marcha constaba de unos 25 km aproximadamente. Si se forzaba el ritmo,
se recorrían mayores distancias ( magna et maxima itinera ).

El asedio a las ciudades

Cuando el ejército entraba en combate ( proelium, pugna ), la disciplina táctica era fundamental. Ya
hemos examinado la disposición de las tropas de infantería en el campo de batalla para el combate cuerpo a
cuerpo.
Para el asedio de las ciudades, los romanos manejaban una serie de artilugios o maquinas al servicio de una
estrategia bien estudiada:
1. En torno a la ciudad se levantaba un terraplén ( agger ).
2. Sobre él se colocaban unas torres de mayor altura que las murallas que rodeaban la ciudad sitiada.
3. Con ballestas y catapultas se arrojaban flechas y piedras ).
4. Para abrir brecha en la puerta de la ciudad, los soldados utilizaban el airete, especie de viga con ca-
beza de carnero ( aries ) hecha de metal pesado, con el que se golpeaba de forma intermitente y sis-
temática hasta que conseguían abrir brecha.
5. Los soldados, tras lograr el primer objetivo, penetraban en la ciudad asediada en formación com-
pacta: avanzaban pegados y se cubrían unos a otros solapando sus escudos; daba la impresión de
ser cada uno de ellos la escama del caparazón de una tortuga ( de ahí su nombre, testudo tortuga ).

5. LA PRESENCIA DEL EJÉRCITO ROMANO EN LA BÉTICA

5.1. La Segunda Guerra Púnica y la conquista de la Bética

En el año 218 a. C., en el transcurso de la Primera Guerra Púnica, el general romano Publio Corne-
lio Escipión desembarcó en Ampurias para cortar los abastecimientos a los cartagineses. Tras derrotarlos en
algunas batallas, en 210 a. C. es nombrado cónsul. Inmediatamente empezó la Segunda Guerra Púnica,
entre romanos y cartagineses y la conquista de la península ibérica por parte de los romanos.

Un importante choque entre romanos y cartagineses fue la batalla de Baecula, desarrollada en la


provincia de Jaén ( según estudios recientes, junto a Santo Tomé, en lugar de Bailén, como se creía hasta
ahora ) en el año 208 a. C., durante la Segunda Guerra Púnica, entre Cartago y la República Romana. En ella
se enfrentaron el ejército cartaginés, comandado por Asdrúbal Barca, y el ejército romano, a las órdenes de
Publio Cornelio Escipión el Africano. La batalla supuso el primer enfrentamiento a gran escala de Escipión

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el Africano contra los cartagineses en batalla campal, después de que hubiese tomado el mando del contin-
gente romano en la península ibérica.

La batalla, planteada con la intención de frenar la marcha de Asdrúbal hacia Italia, se saldó con vic-
toria romana, si bien el ejército cartaginés pudo finalmente escapar hacia el norte. Otra de las consecuencias
de la batalla fue que el ejército romano pudo tomar una posición vital para proseguir desde ahí la conquista
del valle del río Baetis.

Tras la guerra púnico-romana, en parte desarrollada en tierras de la Bética, los cartagineses aban-
donan nuestra región. En un principio, los romanos sólo estuvieron ocupados en cortar los suministros de
aprovisionamiento a los cartagineses. Con el tiempo, descubrieron que las tierras bañadas por el río Baetis
(el Guadalquivir ) eran de gran interés estratégico: agricultura, minería, pesca, aportación de tributos, eran
muy importantes. Por ello, optaron por quedarse en la Bética. A ello se une la afabilidad con que los indí-
genas recibieron a las tropas romanas, hartos de la opresión cartaginesa. Además vieron una oportunidad
para comerciar con la nueva potencia.

5.2. Presencia del ejército romano en la Bética

El ejército romano tuvo un papel poco relevante en la romanización de la Bética. Los béticos reci-
bieron con buen grado al pueblo invasor: rápidamente adoptaron su cultura, su religión, su lengua, sus
instituciones, etc, y participaron de ellas.

De este modo, la presencia del ejército romano en tierras béticas se limitó a:


 El reclutamiento de población joven para engrosar las filas de las legiones.
 El aplastamiento de alguna revuelta, como la de Astapa ( Estepa, Sevilla ).
 El paso de legiones camino del norte de África o de la vecina Lusitania ( Portugal ) en don-
de proseguir con las campañas militares.
 El regreso de las tropas de África para sofocar revueltas en el norte de Hispania o en la Ga-
lia.
Desde finales del siglo II, la región vivió un período de paz bastante fructífero que favoreció la ple-
na romanización de la Bética. Pero a mediados del siglo I a.C. el panorama cambió: en el año 76 a.C., la
región fue escenario de un episodio en el transcurso de la rebelión de Sertorio. Años más tarde, en nuestras
tierras tuvo lugar el final de la guerra civil entre César y Pompeyo.

5.3. La guerra civil entre César y Pompeyo.

A principios del año 45 a. C., la guerra civil entre los populares y los optimates estaba terminando.
Tras las derrotas de Dirraquio, Farsalia y Tapso, los optimates, inicialmente comandados por Pompeyo, fue-
ron acorralados en la Bética. Por un lado, los optimates, conducidos por Tito Labieno, un general brillante,
que había servido de lugarteniente de César durante la conquista de la Galia, y los hermanos Sexto y Cneo
Pompeyo, hijos de Cneo Pompeyo Magno, emplearon los recursos de Hispania para levantar trece legiones.
Por otro lado, Julio César perseguía a los hermanos Pompeyo desde las provincias africanas hasta Hispania,
con el objetivo de derrotar la oposición republicana. Con él viajaban ocho legiones veteranas y 8.000 solda-
dos de caballería, que determinarían el resultado de la batalla.

Los dos ejércitos se enfrentaron en las llanuras de Munda ( según unos, localidad cercana a la actual
Osuna; según otros, la actual Montilla ). La batalla decisiva tuvo lugar el 17 de marzo del año 45 a.C. De ella
salió vencedor César, quien, poco después, pronunció un discurso en Hispalis (Sevilla ), desde donde mar-
chó triunfal hacia Roma para proclamarse dictador. Julio César fue asesinado el 15 de marzo del año 44 a.C.
por los senadores conservadores romanos de la generación más joven. Con él acabó el período de la Repú-
blica y estaba a punto de iniciarse una nueva etapa política, el Imperio, cuyo primer emperador será Au-
gusto.

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