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Táctica militar

parte de la estrategia militar que trata


sobre el empleo de los medios de acción
en la coronación de una campaña

La táctica militar es la parte de la


estrategia militar que trata sobre el
empleo de los medios de acción en la
coronación de una campaña o la derrota
del enemigo.[1] Se refiere a la actuación
de los mandos y sus tropas en relación
con el enemigo existente y con las
misiones a su cargo; por tanto la táctica
conduce y guía las operaciones de los
ejércitos o de una parte de ellos. Cuando
llega el momento del choque o
enfrentamiento bélico, lo que la
estrategia militar concibe, la táctica
militar lo prosigue y pone en práctica, lo
ejecuta, si puede ser con celeridad y
sigilo, y debe hacer entrar la táctica
militar en sus múltiples combinaciones.
Considera los accidentes del terreno, los
obstáculos que conviene oponer el
movimiento y la visibilidad , o los abrigos
que es oportuno utilizar, a favor de los
ríos, riberas, bosques, etcétera. Así pues,
la táctica militar es una acción y la
estrategia es el diseño y una serie de
movimientos preparatorios. La táctica
militar es la ciencia de hacer obrar la
fuerza en circunstancias dadas. Puede
ser uno un buen táctico, sin ser buen
estratega, y viceversa. La táctica requiere
como mínimo del análisis del enemigo,
de las condiciones tanto ambientales
como geográficas del escenario de la
escaramuza. Por otra parte, los
obstáculos pueden impedir que el ritmo
de avance de las unidades sea el mismo
y que el campo de visión de las mismas
sea efectivo en el desarrollo de sus
operaciones son las armas las que más
inmediatamente imprimen innovaciones
y progreso a la táctica militar, como se
comprueba con algunos ejemplos
históricos:
La táctica de Grecia cambia cuando
Filípo II de Macedonia modifica la
armadura y el armamento.
Roma conquista por su capacidad de
asimilar y mejorar sus armas y tácticas
procedentes de otros pueblos. Donde
había una superioridad, aunque fuera
del enemigo, era examinada y puesta
en práctica. Ningún otro pueblo
preparó la guerra con mayor prudencia
ni la hizo con mayor audacia y fortuna
(Antoine La Roche Aymon, en su obra
en 4 tomos de historia militar).
Los íberos resisten con su espada
hasta que los romanos la adoptan.
Los mismos romanos, ya en su
periodo de decadencia en tiempos de
Graciano, se desnudan de sus armas
defensivas (José Almirante, en su
Diccionario militar) y son sojuzgados
por tribus bárbaras.
El feudalismo se sostiene por negar el
señor feudal la armadura y el caballo al
villano.
La aparición de la pólvora trastorna las
anteriores bases históricas de la
táctica, y la introducción de las armas
de fuego hizo abandonar
progresivamente el uso de las
armaduras, ya bastante en desuso
debido a los arcos largos galeses, que
después se quiso restablecer
inútilmente, ya que una bala disparada
hería con igual peligro al noble o señor
feudal que al villano o plebeyo sobre el
campo de batalla.
Ya Dietrich Heinrich von Bülow a
finales del siglo XVIII y principios del
siglo XIX dividió el "arte de la guerra"
en cinco principales partes: estrategia
militar, táctica, logística, táctica de las
armas, arte del ingeniero.

Historia
La táctica tiene orígenes tan remotos
como la guerra. En libros sagrados de la
India se pueden hallar los primeros
rudimentos tácticos, que se evidencian
después en Egipto y se perfeccionan con
la falange macedonia. Estos
conocimientos llegan a su cenit en la
antigüedad con la legión romana y sus
tres líneas: Velítes (infantería ligera),
Hastati y Princeps, y Triari (los
veteranos). Tanto en la falange griega
como la legión romana, el peso de los
combates los soportaba la infantería,
teniendo la caballería un papel
secundario. Fue preciso que llegase un
periodo de decadencia para que los
terribles escuadrones de la caballería de
los bárbaros asolaran a Roma,
adquiriendo la caballería la
preponderancia que antes tenían los
combatientes a pie o soldados de
infantería.

Véase también: Tácticas militares de Alejandro


Magno

Edad Media

Durante la época medieval el cuerpo


armado fundamental para conseguir la
victoria batallando es la caballería, y la
reunión de hombres para la guerra se
denomina hueste, fonsadera, mesnada
(la palabra ejército que sustituye a estas
se consolida a partir del siglo XVI) y
algunas tácticas eran: haz, lid, algara,
algaradas y correrías.
En el año 711 aparecen en España, con la
irrupción de los árabes, el antiguo jinete
númida, y tal importancia tenía la
caballería de las tropas invasoras que en
realidad podía calificarse como arma
prácticamente integrante de todo el
ejército, formado casi exclusivamente
por combatientes a caballo.

Generalmente el infante o peón era


desdeñado a un puesto secundario, bien
que a veces pugnaban por prevalecer los
principios del Arte Militar cuando
aparecieron guerreros dotados de las
selectas condiciones que adornaban a la
milicia almogávar y vigorosa infantería
concejil, capaces de moderar el instinto
avasallador de la caballería cristiana de
la Reconquista, aunque eso no bastó
para resucitar la influencia de la
infantería como en la Antigüedad.

Al aumentar el poder de los reyes, la


propiedad y la vida estuvieron menos
amenazados; la caballería, por tanto,
empezó a perder su influencia y
prestigio. El uso de la pólvora cambió la
forma de la guerra, ya que las armas de
fuego alejaron a los combatientes y
dieron la ventaja a la disciplina y táctica.
La caballería perdió su superioridad en
los campos de batalla y la armadura de
hierro, el duro aprendizaje y el ciego
ímpetu fueron inútiles y peligrosos.
Los reyes formaron ejércitos
permanentes más dóciles y mejor
organizados que la anterior nobleza
belicosa, que en Francia desaparece con
Bayardo y en España los Reyes Católicos
y el Cardenal Cisneros acabaron con las
últimas resistencias de esos señores
feudales.

La caballería trabajaba para la


tranquilidad pública, fomentó la
galantería de las costumbres y humanizó
los horrores de la guerra, pero los
sentimientos que eran el alma de la
institución: la piedad, el valor o la pasión
amorosa, degeneraron muy a menudo en
supersticiones y galantería pueril.
Cuando la caballería se hizo muy
poderosa, fue una rémora para el
progreso de las naciones (en España
retrasaron el fin de la Reconquista por
sus luchas intestinas y alzamientos
contra los reyes).

Como excepciones a la caballería como


cuerpo armado dominante en la suerte
de las batallas hay que citar lo siguiente:

Flamencos.
Infantería mercenaria suiza con sus
batallones de erizadas picas en
formación de falange.
Arqueros ingleses.
Lansquenetes alemanes con sus
lanzas o alabardas.

Edad Moderna

Al llegar el Renacimiento, adviene otra


vez la infantería tipo falange o legión de
soldados a pie como arma fundamental
en alcanzar la victoria combinándose la
pica y las armas de fuego, como el
arcabuz o mosquete. Después toma el
arte nuevos aires, denominándose "arte
de escuadronar" que prescribía
formaciones, combinaciones de filas e
hileras, pero no daba reglas fijas para
pasar una a otras, para evolucionar al
compás, reinando cierta anarquía con
resultados en ocasiones no uniformes y
en el que el escuadrón durante los siglos
XVI y XVII fue en las fuerzas españolas
(Tercios) el cuerpo maniobrero, la unidad
móvil, la columna de combate. En este
tipo de tácticas destaca España durante
gran parte de este periodo, con sus
famosos "Tercios", en los que se
situaban formaciones de piqueros con
compañías de mosqueteros situados a
los flancos y entre las formaciones.

La caballería en la Edad Moderna regresa


al puesto que tenía en Grecia y Roma, un
papel más secundario, ya que la
infantería es la que soportaba de nuevo
como en la Antigüedad el peso de las
batallas. Pero no por ello deja de ser la
caballería arma indispensable en la
constitución de los ejércitos, teniendo
una importancia más o menos extensa
según los progresos y alteraciones que
se realizan en el arma y modo de
combatir. En el siglo XVII Gustavo II
Adolfo, Turena y Condé hicieron de la
caballería excelentes aplicaciones en los
campos de batalla. En el siglo XVIII
alcanzó gran esplendor la caballería con
Federico II de Prusia.

Edad Contemporánea

Esta última táctica revolucionaria del


cuerpo de infantería de 1792 a 1796 fue
adoptada y regularizada por Napoleón I.
La táctica militar napoleónica de obrar en
el campo de batalla era la siguiente:

Según Luis Blanc:


Centro de unidad a las divisiones
Formando cuerpos de ejércitos de
dos o tres de ellos
Con sus correspondientes
Reservas
Otra enorme Reserva en las
manos del general en jefe
Se trataba en las batallas de lo
siguiente:
Sorprender o arrollar un ala
Descomponer el centro
enemigo
Una batalla era similar a un sitio
de pocas horas por lo siguiente:
En un primer periodo los
cazadores y la artillería
trataban de apagar los fuegos
y reconocer el terreno del
enemigo (lo que equivalía en
un sitio el abrir una 1ª
paralela)
Apoderarse de cualquier
punto importante y la reserva
de artillería abría brecha en el
punto determinado del punto
de batalla
Las columnas penetraban por
la brecha
La caballería completaba el
éxito, desordenando los
cuerpos todavía firmes e
impidiendo rehacerse a los
desordenados.
Todo esto se dio en las
batallas de Austerlitz, Jena,
Friedland, Wagram, Moscú,
Lützen, Dresde y Leipzig.

En cuanto a la caballería en tiempos de


Napoleón I, fue manejada con habilidad
por Murat, Kellermam y Lasalle, siendo el
Marengo en la caballería el principal
medio empleado para arrancar a los
austriacos una victoria que estos últimos
creían asegurada.
Las principales formaciones de
infantería en la época napoleónica eran
tres: columna, fila y cuadro.

La columna era útil para avanzar


rápidamente. Su potencia de fuego era
menor debido a que únicamente las
primeras filas podían disparar
La fila era útil para mantener un
terreno y aumentar la potencia de
fuego. Al poder disparar todos los
soldados, en una única salva o varias,
su poder era mayor.
Cuadro era útil para frenar las cargas
de caballería. Se formaba un cuadro
con dos filas, la primera de rodillas y la
segunda de pie, calando bayonetas.
Los caballos no podían atravesar esta
formación.

Sistema inglés

1ª línea, la mitad en la ladera


2ª línea en la cima
Cazadores en la base
Artillería en el anfiteatro
Caballería disponible pero cubierta
Orden delgado y en dos filas
Con este orden hasta cargaban a
bayoneta y la columna era excepción
Ponían a la Austria antigua en su 1ª
línea
La 2ª línea en vez de estar en la cima y
al borde se situaba detrás, invisible al
enemigo que en vano intentaba
reconocerla
Esta línea estaba fresca, cuando las
columnas cansadas, diezmadas y
desordenadas del enemigo lograban
tomar altura, haciendo entonces una
descarga a quemarropa y bajando a la
carga con la bayoneta.
La caballería completaba el desorden,
bajo su protección y la de la 2ª línea se
reorganizaba la 1ª línea, arrollada por
la perseverancia y valor del agresor.
Esto trajo problemas a la furia
francesa y tradición republicana.
Siglo XX
La segunda guerra mundial hizo dar un
gran salto tecnológico en el campo
militar, obligado para cada país
involucrado en el conflicto. Esto se
traduce en mejoras de todo tipo de
máquinas de guerra. En el campo de la
aviación, los cazas se convierten en más
rápidos y resistentes, a los que se les
incluyen los primeros y más básicos
misiles, bombas de mayor poder
destructivo, sin olvidar los sistemas
tecnológicos de aviación con radar.

En el campo terrestre, se mejoran los


carros de combate blindados y sus
modos de empleo, más manejables y
fiables, y con constantes mejoras en
cadencia de fuego y alcance.

Las armas de las tropas de infantería


empiezan a automatizarse (exceptuando
algunos rifles de francotirador de cerrojo,
que usan ese sistema que ayuda a ganar
en precisión, también los hay
automáticos como el SVD o Dragunov
ruso); en los rifles de asalto se
incorporan mejoras tecnológicas
interiores, para prevenir su
encasquillamiento, y mejoras exteriores,
como tamaños más compactos o
componentes adicionales como miras
telescópicas de precisión y
silenciadores.
En la guerra moderna ya no se emplea el
estereotipo de guerra convencional, de
un ejército en su totalidad contra otro,
sino que se usan más unidades
pequeñas, bien entrenadas, capaces de
hacer el mismo trabajo de forma más
limpia y eficaz, que darán paso a que
después puedan intervenir las tropas de
infantería, siempre apoyadas por
blindados, morteros o aviación.

Véase también: Blitzkrieg

Táctica naval
Se da este nombre al arte que enseña la
posición, ataque y defensa de dos o más
buques de guerra que forman cuerpo,
división o escuadra, haciéndoles pasar
de un orden a otro y evolucionar con
todas las circunstancias de su
navegación, con toda la ventaja posible
respecto del enemigo. La exactitud de
los movimientos dependen de la fácil
inteligencia y pronta ejecución de las
señales que sirven para indicarlos, según
las intenciones del almirante o jefe que
los dirige.

Véase también
Logística militar

Referencias
1. «Táctica» . Enciclopedia Encarta.
2008. Archivado desde el original el
17 de febrero de 2009. Consultado el
23 de agosto de 2008.

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Barcelona, M.E. 2002 (un disco óptico
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P. O'Sullivan: Terrain and tactics, Nueva
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D.L. Boslaugh: When computers went
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Washington, 1999

Enlaces externos
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