El actual sistema legal de Venezuela no contempla dentro de la
herencia, la desheredación, por lo cual no existe un supuesto que prevea el maltrato psicológico como una motivación legal que convierte a un virtual heredero en una persona no apta para ello como consecuencia de maltratos graves (angustia, depresión…) que ha ocasionado a su progenitor o progenitora. Como se señaló, no se dispone de una ley que abarque concretamente las consecuencias relativas a estos maltratos como una posibilidad que permita la pérdida del derecho a heredar que tienen los hijos. Esta falta de regulación ha venido produciendo decisiones del Tribunal Supremo de Justicia que han quedado al margen de la realidad social, por considerarse que el maltrato verbal, el abandono emocional, los insultos, entre otras conductas que pueden producir maltratos psicológicos, atañen al ámbito de lo moral donde no puede llegar el brazo de la justicia en virtud del cumplimiento estricto del marco jurídico. La falta de medidas en torno a este tema no solo vulnera la posibilidad que tienen las víctimas de estos agravios a desheredar a sus hijos o descendientes, sino también a que estos conserven de forma injusta, a pesar del maltrato causado, el derecho a heredar (conocido en el argot jurídico como la legítima). Todo esto no hace sino incrementar la situación de injusticia del padre o la madre ante la justicia misma, ya que no cuentan con una presunción de credibilidad legal que les permita argumentar el maltrato psicológico como causa de desheredación, denegándosele por tanto, la protección debida. Es de suma importancia que la justicia venezolana dé muestras de interés en torno a esta situación, debido a que cada vez más se conoce de personas mayores que sufren múltiples excesos por parte de sus hijos o descendientes que quedan invisibilizados ante la ley, ya que este tipo de maltratos no deja evidencias patentes. Es así, como los órganos de justicia están llamados no solo a sensibilizarse ante esta situación, sino a profundizar en estos abusos emocionales para que sean considerados como supuestos de maltrato, con el fin de conseguir solución a los casos en los que la actuación de los hijos o descendientes permite advertir un reiterado exceso en contra del progenitor, cuya herencia dejará a estos hijos indignos y, por tanto pueda él, desde el punto de vista legal, determinar la desheredación de estos. No se trata de una advertencia que deambula en la esfera y perspectiva sociales, sino de una iniciativa, de un clamor para que tales hechos sean examinados de acuerdo con los nuevos cambios sociales y, en consecuencia, regulados en los respectivos ordenamientos jurídicos. En virtud de la situación expuesta, el maltrato psicológico es una realidad social que invita a ser considerada profundamente, por ser un tema que representa una problemática planteada en la sociedad de hoy que merece ser atendida concretamente desde la perspectiva jurídica, por tratarse de una categoría que no regula el Derecho venezolano y, su introducción por algunos tribunales ha dado origen a un importante debate doctrinal, sobre todo, a nivel internacional. Ello, debido a la flexibilidad con la que se ha hecho la interpretación de la norma vigente por el vacío de categorización o caracterización de estos comportamientos. Así, algunos en la doctrina estiman que ante los abusos del hijo o descendiente, futuro heredero, conviene una interpretación adaptable a estos casos reales de la sociedad, por lo que urge una ley al respecto, para que el maltrato psicológico pueda considerarse como una trasgresión a la ley y en consecuencia, imponer las sanciones correspondientes, entre ellas, la desheredación. Esta situación invita a la realización de un profundo análisis de estos hechos con respecto a lo que establece la ley vigente y al vacío que sobre el particular existe, porque así como la herencia tiene sustento y finalidad legal, también lo ha de tener la desheredación, para que pueda responder a situaciones graves que atentan contra la persona y la dignidad del propio padre o de la madre que tiene la obligación de asignar una cuota de su herencia a los hijos o descendientes. Claro está, se entiende que han de ser circunstancias cuyas causas deben ser ciertas e interpretadas de forma restrictiva, con el propósito de atender la voluntad de quien ostenta la herencia (padre o madre). El maltrato psicológico es un hecho que subsiste, sin embargo, en Venezuela no existe precedente legal alguno que permita advertir que esta situación se esté considerando y pueda ser incorporada como una falta o infracción legal. Tanto la ausencia de regulación de la desheredación, así como los hechos y abusos en los que incurren los hijos o descendientes en contra del padre o la madre causándole maltrato psicológico, deben generar el interés de considerar la incorporación de la desheredación en la ley a partir de la naturaleza de estas conductas, para que estos hechos sean admitidos como causa justa de desheredación y, por consiguiente, que la obligación moral pueda efectivamente, asimilarse a la obligación civil y causar el efecto de privar de la herencia al hijo que haya maltratado psicológicamente al padre o a la madre.