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LA PRIMERA APROXIMACION: LA ESTRUCTURA

DE LOS SISTEMAS ECONOMICOS

Adoptando, en una primera aproximación, la fusión de criterios que los autores europeos
contemporáneos y latinoamericanos desintegran la estructura de los sistemas económicos,
comprobamos que éstos pueden; desintegrados en tres grades grupos de elementos básicos,
conforme al esquema de la Figura 8-1:

1. Existencias de recursos productivos.


2. Complejo de unidades de producción.
3. Conjunto de instituciones.

El primero de estos tres elementos constituye la base misma de la actividad económica. Sin la
reunión de recursos humanos y patrimoniales, ninguna forma de actividad económica es posible,
pues ésta sólo se desarrolla a partir de la existencia de cierto núcleo de población
económicamente activa, de capacidad empresarial, de capital, de tecnología y de recursos
naturales. Las existencias o inventarios de esos elementos condicionan la existencia, la extensión
y la propia eficiencia del aparato productivo.

Debemos subrayar, sin embargo, la importancia económica de esos elementos sólo se concreta y
se realiza cuando son reunidos y combinados. Por sí solos, ninguno de ellos es capaz de
constituir un sistema. En cambio, cuando se reúnen se complementan mutuamente,
combinándose para organizar la compleja estructura de los sistemas económicos. Una simple
existencia de recursos humanos y patrimoniales no puede constituir, por ejemplo, por sí solo,
ningún sistema económico. Aunque sean la base misma de la actividad, tales recursos sólo
alcanzan su plena significación económica cuando son movilizados por las unidades de
producción (empresas) que integran el aparato productivo de la sociedad. Y son precisamente las
unidades de producción -principal célula de los sistemas económicos- las que dan origen,
utilizando los recursos disponibles, a los flujos real y monetario (o de producción y de ingreso),
ejecutando las principales tareas relacionadas a la solución del trío de problemas económicos
fundamentales: el qué y cuánto, el cómo y para quién producir.

Por otro lado, complementando el cuadro, todos los sistemas económicos deben disponer de un
conjunto de instituciones jurídicas, políticas, sociales y económicas que den forma a las
actividades desarrolladas por la sociedad. Las instituciones definen las relaciones entre las
unidades de producción y los centros de disposición de los recursos productivos. Ningún sistema
económico es posible sin que un conjunto de elementos jurídicos discipline las actividades
individuales y colectivas, determinando las esferas de acción, los deberes y las obligaciones de
los poseedores de los recursos y de las unidades que los emplearán.

De igual forma, los sistemas económicos no pueden prescindir de instituciones políticas que
definan precisamente las relaciones entre el Estado, las empresas y la colectividad, y, también, de
un conjunto de instituciones sociales que establezcan normas de conducta para los diferentes
sectores de la actividad económica.
Debemos añadir que estos tres elementos básicos de los sistemas económicos -existencia de
recursos, unidades de producción e instituciones están directamente ligados al proceso de
crecimiento, teóricamente señalado por el desplazamiento positivo de las curvas de posibilidades
de producción.

La existencia de recursos humanos y patrimoniales es uno los dos principales condicionantes del
crecimiento económico: tecnología incipiente, recursos humanos mal preparados, insuficiencia
capital, capacidad empresarial poco agresiva y reducidas posibilidades de incorporación de los
recursos naturales a las actividades económicas constituyen, evidentemente, barreras al proceso
de expansión de posibilidades de producción, pues esto exige existencias satisfactorias de
factores productivos.

Por otro lado, el crecimiento económico depende también gran medida- de cómo operen las
unidades de producción: debilidad del complejo empresarial es incompatible con la promoción
del crecimiento, por cuanto la eficiencia del aparato productivo, directamente relacionada al
nivel de las posibilidades de producción, manifiesta a partir de la mejor utilización posible de los
recursos disponibles -tarea que se exige de cada una de las unidades producción, sea cual fuere el
sector en que se ubiquen.

Por último, las instituciones --sean las de naturaleza jurídica, política, social o económica están
también relacionadas al crecimiento: para que éste se lleve a cabo, las sociedades deben disponer
no sólo de suministros satisfactorios de recursos y de la eficiente actuación de las empresas, sino
también de un conjunto de instituciones que faciliten -y no estorben- los procesos económicos
del sistema.

LOS FLUJOS REAL Y MONETARIO:


ANÁLISIS DE lOS MODELOS SIMPLIFICADOS

Los tres conjuntos de elementos que constituyen la base organizativa de los sistemas
económicos, aunque han sido examinados aisladamente, no deben ser considerados como tres
entidades divorciadas, sino al contrario, como interdependientes. Las existencias de recursos, los
distintos sectores de las unidades de producción, así como conjunto de instituciones sociales,
jurídicas, políticas y económicas forman tres partes intercomplementarias de un todo.

La funcionalidad de los sistemas económicos, en la solución de cada uno de los tres problemas
económicos fundamentales, involucra, a través de procedimientos que se intercruzan, todos los
elementos básicos que describimos. La sociedad organiza sus actividades económicas a partir de
la conjugación de esos elementos, manteniendo una serie de mecanismos y de flujos,
organizados para resolver los problemas básicos originados por la escasez.

A medida que profundiza en el campo de la funcionalidad de los sistemas, el análisis económico


analizando las micro y macro dimensiones de la actividad deberá considerar todos los factores y
fuerzas que interfieren en los flujos de movilización de los recursos y de la producción de bienes
y servicios. La consideración de esos flujos, así como de sus subyacentes organizaciones,
constituye, también, una de las primeras abstracciones del análisis económico, destinadas a
explicar la dinámica de las economías y de su funcionamiento.

No obstante, lo anterior, en la descripción de los elementos constitutivos de la estructura de los


sistemas económicos, caracterizamos la realidad como a través de una fotografía instantánea. En
nuestra primera aproximación, clasificamos y fijamos cada uno de los elementos sin
preocupamos de los posibles flujos que los interrelacionan, ni con los continuos movimientos
que se llevan a cabo cuando se da su utilización. Nuestro primer acercamiento estableció
solamente una especie de imagen instantánea, sin ningún tipo de movimiento. La estructura de
los sistemas económicos fue descrita como si estuviera en estado estacionario. Los recursos de
producción fueron caracterizados a partir de su presencia física y de sus existencias. En cuanto a
las unidades de producción, aunque las hemos caracterizado como movilizadoras de recursos, no
llegamos a evidenciar de qué manera y a partir de qué movimientos se realiza esa movilización.
Las instituciones fueron descritas como simples propiciadoras de las posibles conexiones entre
los componentes del sistema.

Ese tipo de descripción, cuya finalidad principal fue la de definir y situar cada uno de los
elementos constitutivos de los sistemas económicos, debe ser entonces complementado por un
segundo acercamiento, en el que se evidencien los movimientos, los flujos y dinámica de la
organización económica. En realidad, todos los componentes descritos están en permanente
movimiento, así como continuo proceso de trasformación. La población económicamente activa,
motivada por las crecientes necesidades que se incorporan los patrones de vida, no constituye
solamente existencias disponibles sino también un conjunto activo -empleado o en la búsqueda
empleo. Por otro lado, la capacidad empresarial no constituye simple acervo de talentos; los
hombres que la integran componen un agitado y agresivo grupo, en la búsqueda de mejores
alternativas de acción y oportunidades de crecimiento. Los recursos de capital también se
encuentran permanentemente accionados a la incesante actividad productiva promueve su
desgaste y motiva su sustitución, movilizándose así, recíprocamente, el flujo de conocimientos
tecnológicos. Complementando esos movimientos y participando directamente de todos ellos, lo
complejo de las unidades de producción generan un permanente flujo de bienes y servicios, a
través de los cuales sociedad podría satisfacer sus crecientes necesidades - sean éstas vitales o
simplemente destinadas a incrementar los niveles de bienes ya existentes. Y por fin, las propias
instituciones también evolucionan ajustándose a las cambiantes exigencias de la vida real.

Desde el punto de vista de las actividades de la producción, de generación de poder adquisitivo y


del destino de los bienes y servicios finales, la dinámica de la organización económica puede ser
descritos a través de dos flujos fundamentales. El primero, generalmente identificado como flujo
real, describe las relaciones entre las unidades familiares (propietarias de los recursos) y las
unidades de producción (movilizadoras de los recursos existentes). Y el segundo, generalmente
identificado como flujo monetario, describe el proceso de generad del ingreso y del poder
adquisitivo, así como su utilización y destino.

Caracterización del flujo real

En la Figura 8-2 se aprecia una caracterización del flujo real. Para caracterización, presentamos
frente a frente los dos agentes importantes de la actividad productiva: las unidades familiares y
unidades de producción. Las unidades familiares incluyen a todos los individuos que directa o
indirectamente participan de las actividades productivas desarrolladas por el sistema y que
consumen los bienes finales elaborados.

un tratamiento teórico más riguroso, la existencia de una unidad familiar presupone cierta
capacidad de contribución en el desarrollo de las actividades productivas y de cierta capacidad de
decisión en relación a las remuneraciones recibidas. Asimismo, un individuo aislado puede
constituir, desde el punto de vista de la te aria económica, una unidad familiar. Sin embargo, los
grupos familiares que general- mente viven bajo el mismo techo y que son constituidos por
individuos que ejercen actividades productivas, así como por sus dependientes, son consideradas
como unidades familiares típicas.

Por otro lado, las unidades de producción forman un grupo más limitado, abocado a la compra,
alquiler y utilización de los recursos de producción, así como en la venta de los bienes y
servicios por ellos elaborados. Caracterizándolas con un lenguaje más directo, las unidades de
producción se representan por las empresas. A ellas se destinan todos los recursos de producción
disponibles. Así, las actividades económicas dependen, en gran medida, del dinamismo de las
empresas. Cuantos más recursos las unidades de producción pudieren absorber y utilizar, tanto
más significativo sería el volumen real de los bienes y servicios producidos.

Así, desempeñando sus funciones económicas esenciales, esos dos agentes se interrelacionan
directamente, dando origen a la producción real de bienes y servicios. Los recursos de
producción, con excepciones no significativas, pertenecen de hecho a las unidades familiares.
Éstas aportan trabajo, capacidad empresarial, capacidad tecnológica, recursos de la tierra y
ahorros para la formación de capital. Tales aportaciones fluyen hacia las unidades de producción,
donde son utilizadas y combinadas para la elaboración de bienes o para la prestación de servicios
los bienes y servicios fluyen en las unidades de producción hacia las familias, destinándose a su
subsistencia y a su confort material.

Caracterización del Flujo Monetario

A medida que se desarrolla el flujo real, se genera simultáneamente flujo monetario, tal como se
esquematiza en la Figura 8-3. los recursos aportados por las unidades familiares, las unidades
producción son renumeradas, pagándoseles salarios, alquileres y o ingresos de activos reales,
intereses, ganancias y dividendos. Con volumen de remuneraciones recibidas, las unidades
familiares tienen poder adquisitivo, para disfrutar de los bienes y servicios disponibles
básicamente para alimentación, habitación, vestido, salud, educación, transporte y pasatiempo Y,
a adquirir los bienes que cubran más adecuadamente sus necesidades y deseos posibles, las
unidades familiares retransfieren a las unidades de producción, a las empresas a través de los
precios pagados en los momentos de las adquisiciones, los flujos monetarios por ellas originados.

Esa visión esquemática sugiere que el derecho de consumir parte de los bienes y servicios
producidos por la sociedad es adquirido por medio de la participación en el proceso productivo.
Las unidades familiares que participan en el proceso productivo aportan a unidades de
producci6n los recursos de que disponen. En función la capacidad de contribución de los
recursos utilizados, recibirán remuneración compatible. Las remuneraciones recibidas pueden,
así, ser consideradas como una especie de crédito adelantado a la sociedad. Crédito que será
usado en el momento de la adquisición de una porción de bienes y servicios elaborados por la
actividad social de producción.
Por último, los pagos hechos, cuando esas adquisiciones, agotan el crédito social existente y
posibilitan, por el incesante dinamismo del proceso, la contratación de nuevos recursos y la
continuidad de los flujos.

Interrelación de los flujos real y monetario

En la Figura 8-4 podemos apreciar de mejor manera la interdependencia de los flujos real y
monetario, así como la caracterización de los dos grandes mercados en que se fundamenta la
organización económica. De un lado, el mercado de recursos para la producción.
De otro lado, el mercado de bienes y servicios. En el mercado de recursos para la producción (en
el que se inscriben el mercado de trabajo y el mercado de capitales), las unidades familiares
ejercen funciones típicas de oferta, mientras que las unidades de producción ejercen las de
demanda. Las remuneraciones recibidas por las unidades familiares y pagadas por las de
producción reflejan, además, las magnitudes de los movimientos de oferta y demanda de los
recursos. E" claro que los recursos más escasos y habilidades profesionales más especializadas o
raras reciban remuneraciones más altas. Éstas reflejan, por tanto, los movimientos, las tendencias
y las disponibilidades observadas en el mercado de recursos.
En el mercado de bienes y servicios (en el cual son negociados todos los bienes y servicios
finales necesarios para la satisfacción de las necesidades de las unidades familiares), los papeles
se encuentran invertidos. En este mercado, las unidades de producción ejercen actividades típicas
de oferta, mientras que las unidades familiares ejercen las de demanda. También aquí los precios
reflejan la disponibilidad y las presiones de demanda dirigidas a los diferentes tipos de bienes y
servicios disponibles. En función de determinada escala de escasez y de utilidad, los precios
también se moverán, señalando las prioridades y las necesidades manifestadas por las unidades
familiares.

Una síntesis de todos esos movimientos, tanto en el mercado de recursos como en el de bienes y
servicios, se presenta en el Tabla 8-1. Se muestran ahí las posiciones de las unidades familiares y
de las de producción, en cuanto a su papel de oferentes y demandantes de recursos y de bienes y
servicios. Asimismo, se presenta un resumen de los flujos real y monetario, en cada uno de los
dos mercados descritos.
LA DIVISIÓN DEL TRABAJO
Y lOS FLUJOS REAL Y MONETARIO

Los flujos que acabamos de describir y que explican la interrelación entre los diferentes
elementos que componen el cuadro de la actividad económica están directamente relacionados
con la especialización y la diferenciación de las funciones individuales. Originados en la
necesidad de una mayor eficiencia, ellos explican, básicamente, la sistemática división del
trabajo.

A pesar de haber sido practicada en gran escala sólo después de la Revolución Industrial del
siglo XVIII, esta sistemática división del trabajo constituye una de las más antiguas conquistas
del conocimiento económico de los pueblos. En todas las épocas de la historia universal, para
darle una mayor eficiencia a la solución de sus problemas económicos fundamentales, las
sociedades siempre recurrieron a los principios de la especialización. Incluso los pueblos
primitivos no desconocían las ventajas de tal expediente. "Los (flacos) cazaban, los gordos
pe5caban y los expertos eran curanderos" -señala Samuelsom jocosamente.

Al pasar el tiempo, el recurso de la especialización se acentuó cada vez más. Poco a poco, fueron
desapareciendo los antiguos sistemas de economías cerradas y autosuficientes. Paulatinamente,
las técnicas rudimentarias cedieron lugar a la tecnología avanzada de producción, hasta que la
fuerza de trabajo de los sistemas económicos pasó a integrarse por responsable de un sinnúmero
de tareas altamente especializadas e interdependientes.

Hoy, cada día que pasa, el universo de las unidades de producción se enriquece con el
surgimiento de nuevas empresas, que proveen a, mercado de bienes y servicios de un creciente y
diversificado volumen de producción. Basados en la división del trabajo, los sistemas
económicos contemporáneos integran complejas redes de actividad. desorientadora realidad
económica del mundo en que vivimos, cada unidad familiar se dedica a una insignificante parte
de la actividad productiva. Cada uno de nosotros forma una pequeña parte del todo y recibe una
remuneración teóricamente compatible con la importancia de la actividad desarrollada.

El estibador de Santos, el metalúrgico de Volta Redonda, el ganadero de Campo Grande y el


citricultor de la Araraquarense desempeñan tareas aparentemente aisladas pero que se integran y
se complementan en el cuadro general de la actividad económica interna. Uno depende del otro,
y cada cual, al desarrollar su tarea, adquiere junto a la sociedad el derecho de disfrutar de cierta
proporción de la producción global. Ese derecho, como vimos, se caracteriza por la
remuneración recibida. Y con ésta cada cual adquiere los bienes y servicios finalmente
disponibles en el mercado.

El funcionamiento de ese mecanismo no choca con presupuestos político-ideológicos. Dicho


mecanismo constituye -universalmente- una de las principales armas para la lucha contra la
escasez y para la solución de las cuestiones económicas fundamentales. Tanto en las economías
de libre empresa capitalista, como en las socialistas, el esfuerzo colectivo está basado en la
especialización de las funciones individuales. Aquí, como allá, las unidades familiares y de
producción se intercomplementan a través de los flujos fundamentales de la producción y de la
renta, formando indescriptibles sucesiones de operaciones económicas interdependientes.
Esas operaciones son posibles por la utilización de la moneda y son orientadas por el sistema de
precios. La moneda hace posible el sistema de cambios, así como la denominación común de los
valores de los bienes y servicios producidos. A través del sistema de precios se orientan las
actividades de la producción, determinándose no solo las cantidades posibles que deben ser
producidas de cada uno de los bienes y servicios sino también cuáles son efectivamente deseados
por la sociedad. Asimismo, el sistema de precios es el que orienta a las empresas en la solución
de las cuestiones tecnológicas, indicando, también, la manera en que debe ser repartido el
producto global realizado por los agentes de la actividad económica.

BIBLIOGRAFÍA

Rossetti Paschoal José (1992), Introducción a la Economía, Décimo quinta edición, editorial
Harla, México.

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