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La interacción de los
.
agentes econom1cos y
/
Las cuestiones clave ele la economia, como las conocemos hoy, existen
desde hace sólo ocho o nueve mil años: poco más de un instante, en com-
paración con los millones de años que han transcu rrido desde que los pri-
meros seres humanos habitan la Tierra. Dichas cuestiones comenzaron
cuando los grupos humanos verificaron que era posible permanecer en un
solo lugar y sobrevivir. Gradualmente abandonaron la vida nómada, en la
que recolectaban sus medios de subsistencia, para establecerse en lugares
fijos a fin de cuidar e l cultivo del suelo y las cosechas, apacentar rebaños
y desarrollar actividades artesanales rudimentarias y de apoyo a la vida se-
dentaria. Desde entonces enfrenta ron por lo menos cuatro cuestiones cla-
ve: la p lena utilización de los recursos, la elección de qué producir, la
distribución de los resultados del esfuerzo de la producción y la organiza-
ción de la vida econó mica e n sociedad.
RICHARD L!PSEY
An introduction to positive economics
..._ -
En el proceso productivo e n escala macroeconómica se encue ntra n, como vimos en
el capítulo anterior, dos cuestiones clave de la economía : una, que llamaremos efi-
ciencia productiva, o el aprovechamiento óptimo de los recursos que interviene n
e n la producción; otra, que llamaremos eficacia de distribución, o la adecuada dis-
tribució n de productos fina les gene rados que se o ptimizan, simultáneame nte, a
satisfacción de las necesidades de consumo y de las exigencias del proceso de acumu-
lación de la sociedad. Hay otras dos cuestiones clave, ta n importantes como las dos
relacionadas con e l proceso productivo: una tercera, que llamare mos justicia distri-
butiva, relacio nada con los mecanismos y la estructura de distribució n de los resul-
tados del esfuerzo social de producció n; y una cua rta, que llamaremos sistema
institucional, que se refiere a la definición de reglas de convivencia política, eco-
nó mica y social que procuren la satisfacción de los obje tivos generales de eficiencia,
e ficacia y justicia.
Estas cuatro cuestio nes clave están muy interrelacionadas. Difícilmente un país
a lcanzará el progreso material y el bienestar social y los mantendrá en el largo pla-
zo si desatiende los requisitos en que cada uno de eUos se fundamenta. Pero no basta
sólo con alcanzar u na, dos o incluso tres de las metas que sean cubiertas adecuada-
mente durante algún tie mpo. Si faltara la cuarta -la cuestión institucional- tarde o
te mprano se interrumpiría e l buen desempeño de las de más.
Para comprender cabalmente estas cuestiones, propondremos la construcción
analítica del sistema económico en su conjunto. Evidenciaremos cómo los agen-
tes económicos interactúan de ntro de ese sistema. En síntesis, vere mos:
1
M. Bornstc in r~ ume el concepto de sistema económico a partir de esos tres elementos:
fonnan un
CUADRO DE AGENTES a Empresas
ECONÓMICOS
todo que OGobiemo
muluamenle
se complementa
OJurfdlcas
CONJUNTO DE a Polfticas
INSTITUCIONES
OSoclales
J
Como se observa en la figura 3.1, hay tres grupos de agentes económicos que inter-
actúan y participan directa o indirectamente de todas las transacciones que se reali-
zan dentro de determinado sistema económico:
La cuarta
cuestión clave
/
de la econom1a:
el sistema institucional
Cuando surgen las líneas dominantes de las diferentes formas de sistema institucio-
nal , e n las que se evidencian su evolución a lo largo del tiempo, sus resultados, sus
Las bases de las Las primeras formas de sistema institucional de la economía históricamente cono-
primeras formas cidas, que se practicaron desde la antigüedad hasta el final de la Edad Media y se
extendieron durante los siglos XVl y XVJI y la prime ra mitad del siglo XVJII, se funda-
de sistema mentaron en tres bases:
institucional
O La autoridad: e l eje rcicio autocrático del poder.
O La protección: e l gobierno como agente tutelar.
O La tradición: la reproducción del conservadurismo.
1
:.,¡
lugares distantes por med io de canales ele riego y construir diques e n ciertos puntos
a fi n ele impedir corrientes destructora . Para coordinar esos trabajos e ra necesario un
poder central: de él emanaban los principios de la autoridad y de la protección.
Surgió así e l gobierno como agente económico coordinador y centralizador de
decisiones. u evolución condujo a la creación ele iste mas burocratizados, señala-
dos en la mayor parte de los casos como modelos autoritarios de administración, con
predominio del protagonismo y la centralización política. En la mayor parte ele las
civilizaciones formadas en los valles de los ríos predominaban formas de sistemas
contro ladas po r un poder central, como ocurrió en Egipto. Casi nunca se practica-
ban siste mas más flexibles, más liberales y menos intervencionistas. La Mesopotamia
es u no de los raros ejemplos en que e l gobierno se limitaba al papel tute lar, po r lo
cual realizaba obras de utilidad colectiva pe ro hacía respetar también institucio nes
como las de la p ropiedad privada y e l derecho de la libre contratación. El mode lo
básico , sin embargo , era burocrático y reglamentario, como ocurrió e ntre los feni-
cios, los hebreos, los hindúes y los pueb los del Lejano Oriente.
De modo paralelo a los prin cipios de la autoridad y la protección, ejercidos
por el pode r central, e l principio de tradición también tenía un pode roso papel ad-
min istrador. Este terce r principio se e ncargaba de re p roducir conservadora me nte
las bases de las actividades económicas y sus resu ltados a lo la rgo del tiempo, ga-
rantizando la perpetuidad de grupos y naciones. Los recursos se e mpleaba n según
formas que no se alte raban con e l tie mpo, y las re laciones entre los agentes econó-
micos también se sostenían con base e n patrones rígidos. Las ocupaciones se mante-
nían y transmitía n tradicionalmente e n e l reducto de la propia organizació n fa miliar,
de modo que se pe rpetuaran las fuentes de abastecimiento de los bienes y servicios.
Como observó A. Smith,1 "en el antiguo Egipto todo hombre era obligado, por princi-
pio religioso, a seguir la ocupación de su padre; y cometía un horrible sacrilegio si la
cambiaba por otra".
La combinación de esos tres principios: e l de la autoridad, e l de la protec-
ción y e l de la tradición, sie mpre estaba p rese nte en los primeros modelos de siste-
ma institucional. El de la autoridad era ejercido por las diferentes formas ele gobierno
que se practicaron; de é l se derivaba e l principio de protección. El ele la tradición se
e ncontraba en forma difusa, traspasando la sociedad como un todo. Las cu estio nes
clave ele la eficiencia productiva, de la eficacia de distribución y ele la justicia distri-
butiva se solucionaban a partir de esos principios. Y, e n muchos casos, el primero
de ellos, el de la autoridad, e ra sancionado por dogmas religiosos.
G. A. Ste iner2 conside ra que
Adam m ith , An inquiry in/o the 11at11re and causes of /he weallh of nalions, Random H ouse,
ueva York, 1937.
2
George A . Leiner, Gouen zment 's role in economic lije, McGraw-HiU, Nueva York, 1962.
O Poder autocrático
O Conservadurismo
O Centralismo
O Restricciones
O Reglamentaciones
El pensamiento Las características básicas que acaban de describirse sólo se superaron a partir de la
segunda mitad del siglo XVIII , con la formulación de l pensamiento liberal clásico.
liberal clásico y Una rebelión de ideas, fundame ntada en nuevos principios, coincidió con la Revo-
la economía de lución Industrial, con la Guerra de Independencia de Estados Unidos de América y
mercado con la Revolución Francesa. Los principios de autoridad , de protección y de tradi-
ción fueron cuestionados por los pensadores liberales.
3 Eugene O. Golob, Os ismos: bistória e inte,pretafiio, Ipanema, Río de Jane iro, 1958.
las nuevas ideas y .los nuevos acontecimientos fueron producto ele corrien-
tes comu nes q ue d esde hacía mucho tiempo circulaban de uno y de otro
lado del Atlántico , en Eu ro pa y en América. Al reflejar el clima liberal d e
opinión, en los términos de una clara e impresio nante teoría, 7be wealth oj
nations señaló la madurez y la emancipación de la p rimera entre las dos
grandes ideologías de los siglos XVI II , XIX y xx. La d eclaración de Indepen-
dencia reflejó el mismo clima d e opinión, por lo m enos en parte, con su
llam ado a la rebelión, inaugurando el prim ero de una serie ele grandes mo-
v imientos revolucio narios.
1
Frederick Watkins. A idade da ideologia. Zahar, Río de Janeiro, 1966.
27 2 LA COMPRENSIÓN D E LA ECONOMÍA
Según e l relato de G. teiner, 5 "tos hombres no aceptaban e l punto de vista de
que era natural y conveniente que el gobierno regulara todos los aspectos de la vida
económica y social. Por el contrario, florecía la idea de que era natural y convenien-
te que no hubiera ninguna inteNención. El orden económico debería resultar del
orden natural, que gobierna todos los aspectos de la vida humana. La propia revo-
lución estadounidense luchó en defensa de esos principio . Del otro lado del Atlánti-
co, The wealth of nations, de Aclam Smith, constituyó un severo rechazo a los objetivos
y la ineficiencia de los controles que los gobiernos mercantilistas ejercían sobre
los individuos y la sociedad. Así, la experiencia norteamericana y las teorías de orden
y de derecho natural desarrolladas en Europa occidental contenían e n su esencia las
ideas que servirían para hundir la filosofía y la práctica de la reglamentación. En pri-
mer lugar, sostenían la doctrina del individualismo, según la cual e l individuo, y no
el gobierno, era el objeto principal del inte rés social. En segundo lugar, se ba aban
en el concepto de laissezfaire ('dejar hacer'), según el cual el gobierno debería res-
tringir sus esfuerzos e interferir lo menos posible en la vida de los ciudadanos, a no
ser para asegurar los derechos naturale ligados a la vida, a la libenad y a la propie-
dad. Finalmente, se apoyaban en la creencia de que el sistema económico podría ope-
rar con base en e l inte rés propio de cada uno de los agentes, y no necesariame nte
en el control por una autoridad pública."
De esa época datan los dos nuevos conceptos sobre los cuales se edificó un
nuevo orden institucional: e l de l o rde n natural y el de la mano inv isible del mer-
cado . En sustitución de los reglamentos impuestos por el gobierno se propugna el
laissez /aire, expresió n que implica la no interferencia del gobierno en la vida eco-
nómica de la sociedad. Atribuida a V. Gournay, la expresión, en su versión origina l,
rezaba: laissezfaire, laissez passer, le monde vil de luí meme ("dejar hacer, dejar pasar,
el mundo va por sí mismo"). En traducción libre, esto significa que el mundo cami-
na por sí mismo, independie nte de normas impuestas por una autoridad pública y
con un orden natural capaz de orientar las actividades económicas.
La racionalidad del hombre económico, las vittudes del individualismo y e l au-
tomatismo de las fuerzas del me rcado, todo ello con ajustes que la concordancia se
encargaría de hacer sustituyeron, según las nuevas corrientes de l pen amiento, las
órdenes emanadas del gobierno. Cada cual movido po r su propio interés, la propie-
dad de los medio de producción habría de ser privada y la iniciativa e mpresarial se-
ría liberada. En este nuevo orden, los empresarios serían atraídos por los secto res
que presentaban mejores perspectivas de utilidad y que no podían ser otros que los
dedicados a la producción ele los bienes y se1v icios deseados efectivamente por la
sociedad. Por su parte, las unidades familiares también se guiarían por sus propio
intereses, ya fu era en el empleo ele los recursos de su propiedad o en la satisfacción
de sus necesidades de consumo. Y como las fuerzas de la competencia soluciona-
rían los conflictos, no habría situaciones en que la eficiencia, la eficacia y la igual-
dad de distribución no estuvieran, de alguna forma, satisfechas.
El pensa1niento Esos nuevos principios y las prácticas revolucionarias que los sucedieron alcanzan
socialista y la su apogeo entre las últimas décadas del siglo XVIII y la primera mitad de l siglo XIX,
cuando tomaron cuerpo nuevas corrientes de pensamiento. El laissez /aire no fue
economía de tan justo como se suponía, pues prevaleció la ley de los más fuertes; e n muchas ac-
mando central tividades, ésta sofocó las fue rzas de la competencia. El modo libe ral individualista de
producción no condujo a la justicia distributiva tan decisivamente como imaginaron
5
George A. teiner, Governme11t's role in economic lije, McGraw-Hill. ueva York, 1962.
Sínresrs: rasgos El siglo xx fue testigo de la construcción de la economía de mando central en la URS
y transición de y su exten ión a la Europa de l Este, China, Cuba y otros países de Asia y de África,
así como de los cambios de fondo introducidos en el siste ma institucio nal de las eco-
los modelos nomías de me rcado. Con la Gran Depresión de los años tre inta, que afectó práctica-
de referencia mente a todas las economías libres de l mundo occidental, el laissez /aire clásico
fma lizó. A partir de la década de los treintai el gobierno volvió a asumir nuevas y
crecie ntes funciones en las economías de mercado más tradicionales. La reglame n-
tación de la economía como un todo, el proyecto estatal como complemento al de
la iniciativa privada y la p ro moción del bie nestar justificaron el aumento en la inte r-
vención del gobie rno. Éste se convirtió en un age nte económico con múltiples atri-
buciones, ta nto en las economías de mercado desarrolladas e n el he misferio norte
--do nde sus funciones de mayor relevancia se relacionaron con el mantenimiento
Primera En un conocido pasaje de l-Jarmonies économiques, uno de sus ensayos más impor-
tantes, F. Bastiat, 10 economista fra ncés que vivió en la primera mitad del siglo XIX, hi-
aproximación: zo las sigu ie ntes observaciones obre la compleja organización económica que se
la "mano necesitaba para e l abastecimiento de las grandes metrópolis, las cuales se le habían
invisible" del ocurrido e n uno de sus viajes a París:
mercado La imaginación del hombre se perdería en un intrincado laberinto si in-
tentara evaluar la enorme cantidad de bienes de consumo que diariamen-
te debe vencer todo tipo de dificultades y barreras y entrar en París para
evitar que sus habitantes sean sorprendidos por el hambre, la rebelión y
el pillaje. Si el abastecimiento fuera interrumpido, el millón de habitantes
de París moriría en un breve espacio de tiempo. Sin embargo, la tranqui-
lidad de esa gente no es perturbada ni un instante siquiera por la perspec-
tiva de tan aterrorizadora catástrofe, a pesar de no existir un organismo
gubernamental que coordine todas las actividades relacionadas con el
abastecimiento de los bienes y servicios indispensables para su vida.
Esas observaciones de Bastiat se volvieron clásicas, casi una referencia obligatoria pa-
ra iniciarse e n el análisis del funcionamiento de una economía de mercado. Parafra-
seadas por muchos autores, han se1vido de introducción al análisis de las instituciones
básicas de la dinámica y del funcionamiento de los sistemas de libre empresa. Casi
dos siglos después de q ue fue escrita, la reflexión de Bastiat cobra mayor fuerza
y dimensión por el gigantismo y la impersonalidad que caracterizan a las grandes
ciudades del día de hoy. Samuelson 11 dice al respecto: "consideremos la ciudad de
Segunda mitad del siglo xvm Formulación del pensamiento liberal clásico.
O El concepto de orden natural.
O La creencia de la mano invisible del mercado.
Propuesta del laissezfaire con cuatro princ1p1os:
o La r..tcionalidad del hombre económico.
o Las \ irtudes del individualismo.
o El a utomatbmo de las fuerzas de mercado.
o Los ajustes de la competencia.
Rasgos dominanLes de o rden económico·
o Estado mínimo.
o Propiedad pnvada de los med ios de producción.
o Libre iniciativa cmpre::;arial.
o Mercado como centro de coordinación de la economía.
Cada uno de esos cuatro princip ios se justifica en presencia de los otros tres. Consti-
tuyen un todo interdependiente. Son la base de la reflexión liberal y de su mayor con-
secuencia, la economía de mercado. Sus contenidos resumidos son los siguie ntes:
12
Lionel Robbins, Teoría. da política. ecom3mica, IBRASA/USP, Sao Paulo, 1972.
Con base e n ese conjunto de principios, el pensamiento liberal del siglo XVIII propo-
ne el fin de las prácticas intervencionistas históricas. egún esa perspectiva. los ras-
gos dominantes del orde n económico serían los siguientes:
En cuanto al gobie rno, la concepción de la ortodoxia liberal era en cierta forma uti-
litarista. A. Smith creía que el gobierno tenía tres deberes por cumplir: primero, pro-
teger a la sociedad de la agresión y de la invasión por parte de otras sociedades
independiente ; segundo, proteger de la justicia y de la opresión a cada miembro de
la sociedad mediante una adecuada administración de la justicia ; tercero, edificar y
mantener cie rtas obras públicas, cuya explotación no fuera del interés de otros agen-
tes económicos. Esto significa que el o rden natural y el laissezfaire no bastarían por
sí mismos. Los siste mas que se funda menten en la libertad de iniciativa, en la pro-
piedad privada de los medios de producción y en la libre manifestación de las fuer-
zas de mercado exigirían un conjunto de institucio nes complementarias y de apoyo,
sin las cuales sus propias bases no se sustentarían. Y estas instituciones emanarían
de l gobierno, como es e l caso de la administración de justicia: ésta armonizaría el in-
terés propio con e l bien común, donde y cuando las propuestas fundamentales del
pensa miento liberal no fueran suficientes.
Los v1c1os y la Las propuestas y los principios de la ortodoxia liberal chocaro n con las realidades
que emergieron de las revoluciones tecnológicas e industriales ocunidas durante los
imperfecciones
últimos dos siglos. También chocaron con los vicios y las imperfeccione de la pro-
de la econonúa pia econo mía de mercado, ta nto en el plano micro como en el macroeconómico, y
de mercado aun con las nuevas necesidades sociales que la empresa privada y el mercado no
fueron capaces de atende r.
Las deficiencias, los vicios y las imperfecc iones de la economía de mercado re-
sultaron así de desvíos entre sus bases conceptuales y la realidad de la vida econó-
mica. Muchas de ellas se acentuaron a lo largo de los años debido a cambios de alto
impacto que ocurrie ron en las condiciones sociales y político-institucio na les de la
mayor parte de los países. Por lo general se toman en cue nta las siguie ntes:
13
Arthur Cecil Pigou, 7be economics of welfare, Macmillan, Londre , 1932.
11
P. A. Samuelson, "Aspects of public expenditure·•, en H. A. Cameron y H. Henderson, Public
finance: selected readings, Randon House, ueva York, 1966.
15 Oskar Lange, On tbe economic tbeory ofsocialism, University of Minnesoca Press, Minneapolis,
1938.
16
James F. Ragan y Lloyd B. Thomas, Principies of economics, 2a. ed., D1yden Press, Orlando,
1992.
América Central
Costa Rica 18.9 26.3 25.S _,_-
')-
Fuente: Banco J\lundial, Wo rld Dcvelopme m lndicaLors, World Development Repo,t, 1991, 1994 y
1998-1999, Oxfo rd Universit:y Press, Washington, 1991 , 199➔ y 1999.
Fuente : Banco Mundial, World Developmem lndicators: notas técnicas. World Development Repo,1 1994 y 1998-1999,
Oxford University Press. Washington. 199 1 y 1998-1999.
ponderado de los
recursos de los Defensa 17.4 1.9 65 14.5
gobiernos centrales en Educación 6.8 11 5 11.8 16.0
algunas economías de 5alud 1'1.8 12.5 14.1 6.'I
Bie nestar social 33.8 15.0 39.2 11.3
mercado, 1996.
Servicios de interés económico 10.'I 9.2 8.2 22.3
Otros servicios de intcrc!, público 16.8 16.9 20.2 26.S
TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0
Fuente: Datos preliminares del Banco Mundial, World Development lndicators, \florld Develop-
ment Repon 1994, Oxford University Press, Washington, 1994. Cálculos del autor. Las di-
ferentes clasificacio nes de gastos en cada continente fueron ponderadas por el PNB de
los países seleccionados.
En América, las dos clasificaciones más importantes de los gastos públicos son el
bienestar social y la defensa; en Europa y en Oceanía, el bienestar social y otros ser-
vicios de interés público; en Asia, los servicios de interés económico y la educación.
Cuando comparamos las clasificaciones actuales de los gastos del gobierno y
sus expresio nes respecto del PNB con las que se observaban en los siglos pasados
y e n las dos primeras décadas del actual, comprobamos lo siguiente:
Las causas de la expansión y de las clasificaciones del ga to del peso de las eroga-
ciones del gobierno e n relación con el P B en las economías de mercado fueron,
además de las imperfecciones e ineficiencias del modelo liberal ortodoxo, nuevas
realidades y nuevas exigencias sociales que se derivaron de por lo me nos cinco fac-
tores:
Ese aumento de la presencia del Estado en las economías de mercado, con funcio-
ne tanto de reglamentación y coordinación complementaria como de abastecimien-
to de las crecientes exigencias e n bienes públicos y semipúblicos, ya había sido
detectado desde finales del siglo x1x por el economista alemán Adolph Wagner, uno
de los primeros en conside rar las causas de la emergencia del sector público en las
El conjunto de las razones para incrementar la p resencia del gobierno en la vida eco-
nó mica tu vo tanto impulso en los últimos 50 años que, e n muchos casos, los rasgos
do minantes de l sistema institucional en las economías de mercado sobre pasaron los
límites que los economistas más conservadores e nte nd ía n como pe rjudic ia les a la
eficiencia económica y a la pro pia eficacia de disLribució n de recursos, aunque pudie-
ran haberse solucionado cuestiones más agudas relacionadas con la justicia distribu-
tiva, En consecuencia. se hicieron algunas objeciones a la interve nción del gobie rno .
Las más impo rtantes son:
Este conjumo de o bjecio nes ha llevado, desde el inicio de los años ochenta, a la revi-
sión del papel de l Estado, de los límites y de l tamaño del gobierno e n las economías
de mercado. Esta te ndencia, que se ha deno minado gené ricame nte como neolibe-
ralismo, ha conducido a la reducción de determinadas acciones intervencionistas,
e n especial las que no sustituyen ventajo a mente lo mecanismos de mercado, y
a la privatizació n de empresas paraestatales. Sin embargo, en los países do nde el
neolibe ralismo ha s ido practicado más claramente se han fortalecido funciones
17
Fernando A. Rczcnde, A a valia~iio do setor p úblico na econom ía brasi/eira, !PEA, Río de
Janeiro, 1972.
18 Mário Henrique Simonsen, "Planejamemo, mercado, interven~o estatal", Brazil 2001, APEC, Río
de Janeiro, 1%9.
1 Prc.~crvación
de la competencia • •
2. Estabilidad
de la economía • • •
3 RedL\tnbucion
del ingreso • • • •
1. Control de las
cxcernalidadcs • • • • •
5. Pro<luccion
de bicnc~ públicos • • • • • •
y semipúbhcos
La crítica La segunda gran clasificación de istema instirucio nal, la economía de mando cen-
tral, se de rivó de bases conceptuales y de concepcio nes sobre la organ ización de la
socialista vida en sociedad opue tas, e n mucho aspectos, a las del liberalismo ortodoxo. e
y la planificación encuentran vinculadas con las propue ta reformistas de pensadores socialistas, casi
de la economía siempre inconformes con las prácucas económicas vigentes en su épocas y con sus
resullados, vi tos desde la perspectiva de la ·ociedad en u conjunto.
Aun cuando e encuentren raíce del pen amiento sociali ta entre lo primeros
filósofos políticos griego , así como en antiguos textos producidos por inspiración
de la tradición judeocri tiana, la primera manifestación reconocida de esa corriente
se publicó en 1516: Utopía, de Tomás Moro. La primera parte de este libro trata de
las condicio nes económicas y sociales observadas en Inglaterra y e n otros países, en
la época en que fue escrito. Ataca la institución de la propiedad privada, el desem-
p leo y e l desperdicio, con ideas precursoras obre la cuestio nes clave de la eficien-
cia y de la eficacia. Propone entonces una nueva forma de e tructurar la economía
y la vida en ociedad con base en la solidaridad igualitaria: todos trabajarían pa-
ra el bien de la ociedad, no habría riqueza uperflua o pobreza.
Las propue tas reformistas --de tinte ocialistas- que viniero n después de la
Utopía se asemejaban a ella e n sus rasgo principale . Así sucedió, por ejemplo, con
19
Robert L. Heilbroner, Tbe worclly pbilosopbers: tbe lives, times and ideas o.f tbe great eco1wmic
thinkers, Simon & Schuste r, Nueva York, 1956.
El cuadro El retorno al siste ma de mando central ocu rrió a partir de 1927-1928, en e l inicio
de la era stalinista. Cuando J. Stalin asumió el poder, ya se encontraba definido el
institucional de cuadro institucional del siste ma y ya estaban estructuradas tambié n sus bases orga-
los modelos nizacionales y el modelo de gestión q ue se ado ptaría para coordinar la economía en
de planificación su conjunto.
20
Maurice Niveau, Histoire desfaits économiques contemporc1ins, Presses Un iversitaires de Fran-
ce, París, 1967.
21
Robe1t W. Campbell, Soviet economicpower, 2a. ecl., H oughton Mifflin, Boston, 1966.
22
C. Bobrowski, Forma/ion du systeme soviélique de pfanification, La Haye, París, 1956.
23
Joseph l..ajugie, les systemes économiques, Presses Universitaires ele France, París, 1973.
24
Benjamín Cornejo y Eulogio lrurrioz, Manual de econ omía polílica, Zavalia, Buenos Aires, 1969.
25
Alee Nove, A economía soviética, Zahar, Río de Janeiro, 1963.
Figura 6.2
Estructura de los
organismos de
planificación central Dirección
(a) Sistema ministerial
en la economía de la del proceso
Vesenkha
de planificación
URSS. En el sistema
ministerial (1917-
1956), el proceso se
realizaba de la cima
hacia la base. En el
sistema sov-narkboz
(1956-1986), el
proceso se
descentralizó: de las
industrias a los
sectores y de éstos
hacia el órgano
central.
Dirección del
proceso de
planificación
Ese conjunto integral de cambios, aplicado en una economía que mostraba señales
claras de agotamiento y de baja competitividad en relación con las moderna econo-
mías indu eriales de Europa occidental, adquirió fuerza propia y se extendió del pla-
no económico al plano político. Ésas fueron las raíces de la desintegración de la
UR y de la creación de la CEJ (Comunidad de Estados I ndependientes). En estos
nuevos Estados prevalecieron, en el plano político, a) el pluripartidismo, superando
los conceptos de dictadura del proletariado y de centralismo unipartidista; b) la am-
pliación de las franquicias individuales, y e) la división entre los poderes políticos
del Estado y la descentralización en la toma de decisiones.
26 Mijail Gorbachev,
Perestroika: not•as idéias para o me11 país e o m1111do, Bes1 Se11er, Sao Pau1o,
1987.
27
W hang Huijiong, lnclustrializafdo e reforma economica na China. A economía mundial em
transformarao, 2a. ed., FGV. Río de Janeiro, 1994.
A6oa
y propiedad
colec:tma
P.coaomla
mixta e.,......
Prll•IIM
Fuente: P. Gregory y R. Sruan , Comparative economic systems, 4a. ed., Ho ughton Mi fflin, Boston,
1992.
Tabla 6.5
Población ~ IIOIN.oe el-1de ... ....,....• • • • •
económicame nte
activa en China,
_,,e••
Empteaas cleJ'1'Qll~Md
1957-1980, por tipo
de propiedad .
........... ~
Fuente: Whang Huijiong. " Industrializació n y reforma económica en China", La economía mun-
dial en transformación, 2a. ed., FGV, Río de Janeiro, 1994.
28
R. G. Lipsey y P. O. Steiner, Economics, Harper & Row, Nueva Yo rk, 1983.
29
Gcorgc Dalton, Sistemas economicos e sociedade. capitalismo, com1111ismo e terceiro mundo,
Zahar, Río de Janeiro, 19T.
Los vicios y las Una evaluación de la trayectoria rustórica de las economías de mando central reve-
la una característica común en todas ellas: el paso de modelos centralistas a formas
il11perfecciones
más flexibles de conducción de la economía. En todas se observa también como evo-
de los sistemas lución común la revisión de dos instituciones fu ndamentales: la propiedad colectiva
centraliza dos de los medios de producció n y la restricción a la libertad de empresa.
Los cambios observados en esas economías tienen mucho que ver con los vi-
cios, las imperfecciones y las deficiencias del modelo centralista extremo. Entre los
de mayor relevancia se destacan generalmente los siguientes:
Cada una de esas deficiencias e imperfecciones está relacionada con los rasgos domi-
nantes del orden institucional, definido por la o rtodoxia de los modelos colectivistas
centralistas. Algunas se vinculan con la yuxtaposició n de los poderes económico y
político; otras, con la colectividad de todos los medios de producción.
Hay también las que se deriva n de la autono mía absoluta de q uie n planifica, y
las que tienen q ue ver con la total supresió n del interés privado como palanca pa ra
atender e l interés social. Consideremos una por una, para examinar más a fondo sus
contenidos y consecuencias.
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EMPRESAS GOBIERNO UNIDADES FAMILIARES
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Resultados y excedentes
económicos
Trabajo
íl
y otros abastecimientos
Figura 6.3
Flujos econó micos en una economía de mando central. El gobierno es el centro de distribución de los recursos,
tanto de los factores ele la producción como de otros abastecimientos a las empresas. También detemúna la
relación consumo/ acumulación, los pagos al factor trabajo y las clasificaciones de gasto de las unidades
familiares. Controla rígidamente las relaciones de comercio con otros países.
31
John Elliot, Comparative economic systems, Prentice-Hills, Englewoocl Cliffs, 1973.
1.A CUARTA CUESTIÓN CI.AVE DE 1.A ECONOMÍA: EL SISTEMA INSTITllC IONAL 311
la totalidad de los recursos como s u utilización y destino. Entonce se p ro-
ducen exte rnalidades indeseables y nocivas, que abarcan desde la contami-
nación visual hasta la degradación ambiental. Como se trata del mismo
agente económico, e l que primero las reconoce y después debe actuar pa-
ra retira r y ate nuar sus efectos, se confunde n el agente generador de la
externalidad negativa y e l que se encargaría de su remoción. Surgen difi-
cultades ope racionales y e l resultado final es la continuación, cuando no e l
agravamiento, de l efecto nocivo.
Pérdida p rogresiva de la eficie ncia productiva. Ese conjunto de defi-
cie ncias, vicios e imperfecciones de las econo mías de mando central de-
semboca en una consecuencia mayor que, e n general, se agrava e n e l largo
plazo: la pé rdida ele la eficie ncia productiva. Estas deficiencias se derivan
ta nto de la burocratización excesiva como de la vulnerabilidad ante los
e rro res, e l estancamie nto de lo patrones tecno lógicos y de las estructuras
productivas. El resultado acumulado es la reducción de la tasas ele creci-
miento de la economía . Debido a que faltan otros tipos ele estimulas. co-
mo los de rivados ele la libe rtad de empresa y de la acumu lación privada , la
te nde ncia a la declinación se hace rígida, una rigidez que puede terminar,
como ocurrió en la URSS durante los años oche nta, en la reducción de los
volúme ne reales de producción. Al establecerse un círculo vicioso de esta
especie, la justicia distributiva - uno de lo atributos de mayor a lcance en
las economías ele mando central (la razón ele ser de su existencia)- pue-
de comprometerse. Por su existencia precaria, aun cuando la distribución
se lleve a cabo con propósitos igualitarios, los patrones de bienestar se di-
luyen y hacen frágiles las ba e de sustentación del sistema .
Los caminos· de la diste nsió n ideológica y hac ia la flexibilidad de los mandos cen-
trales se derivan de este conjunto de de ficiencias. Sin e mbargo , en grad os varia-
bles, son adoptados por todas las econo mías colectivistas centralistas. o n raros y
cada vez más ai lacios los casos de economías alineadas a la matriz ideológica y a
las no rmas operativas del centralismo que pe rmanecen inflexibles en relació n con
los postulados d el modelo original. Como ocurrió con las e conomías ele mercado,
la corrección de vicios e imperfeccio nes termi nó por configurar nuevos rasgos ins-
titucionales.
Las direcciones Los movimientos observados durante el siglo xx e n cada una de las dos formas de
sistema institucional: por una parte, las economías de me rcado , y por la otra, las eco-
que dominan de nomías ele mando central, sugiere n que en ade lante no prevalecerán los fundame n-
los extremos al tos de las onodoxias practicadas en sus formas extremas. Las posturas radicales,
centro basadas en propuestas po lítico-ideológicas opuestas, debe rán quedar cada vez más
e n el pasado. Los paradigmas de un nuevo sistema institucional, definidos por nue-
vos horizonte hi tóricos, son clarame nte conducentes a la diste nsión y el comp ro-
miso de las posiciones extre mas.
Derivados de la corrección de impe1fecciones y deficiencias ele sistemas institu-
cionales extremos, los cambios introducidos en cada uno de los polos opuestos pare-
cen caminar en dirección centrípeta; es decir, de los extremos al centro. La dirección
opuesta (centrífuga). que llevó a los extremos, parece superada históricame nte.
Un nuevo Entre los nuevos paradigma que se forja n para el futuro, la construcción de una
economía social de mercado parece ser uno de los más con istentes. La forma e n
paradigma: la que se ha conceptuado es un tipo de sistema institucional que se configura como
economía social una especie de síntesis de los mode los hasta hoy practicados.
de mercado En la economía de mercado o rtodoxa nunca se dio en forma plena e l acceso a
todas las clases socioeconómicas y a tocios los mercados de bienes y servicios. Sólo
las clases ubicadas en la cima de la pirámide de estratificació n 5ocial tenían acceso
a todos los mercados: con sus e levados niveles de ingreso podían comprar práctica-
mente en cualquie r mercado -del inmobiliario a l de a utomóviles, del de ropa a l
de alime ntos, de l de juguetes para niños a las refmadas clínicas de reposo para an-
cianos- los bienes y servicios que desearan. Para las clases media y media baja e l
acceso es menos fácil, pero aun así puede n incursionar e n la mayor pane de los mer-
cados. Las clases de la base de la pirámide, en cambio, está n excluidas de gran par-
te de los mercados, principalme nte e n los países con alta incidencia ele pobreza
absoluta.
--------------------------------- ------------------------------------•
Primer crite rio : Ausencia Rc:-,incc1ones Restricciones
libertad econó mica de restricciones sclecli\aS amplia!>
Segundo criterio:
propiedad
de los medios
de producción
. ------------------------------------•-----------------------------•
Coexistencia Colecli\',l
Privada de formas estatal
Fuente: J. Gwartney y R. Stroup, "Economies in transition", e n Economics: private and public choi-
ce, 7a. ed ., Oryden Press/ HBC, Orlando, 1995, ca p. 34.
Cuadro 6.7
Evolución de economías d e mercado en relación con dos c riterios de diferenciación de sistemas
económicos: libertad y propied ad .
· ----------------------------------------------------------------·
Primer criterio: Ausencia Restricciones Restricciones
libertad económica de restricciones selectivas amplias
Segundo criterio:
propiedad • •
Coexistencia
•
Colectiva
de los medios
de producción Privada de formas estatal
(c) 1985-1999
Cuadro 6.8
Los nuevos paradigmas del siste ma institucional: la trayectoria aparente de los grandes cambios.
Econonúa Economía
demando social Economía Liberalismo
Colectivismo central de mercado de mercado individualista