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Tras la derrota de Bolivia en la Guerra del Pacífico, la población se dividió entre los "guerristas", que querían recuperar el litoral perdido, y los "pacifistas", que deseaban hacer las paces con Chile. Los conservadores mantuvieron el poder durante cuatro mandatos presidenciales mediante abusos electorales. Las campañas de los liberales entre las comunidades indígenas, presionadas por la expansión de las haciendas, aumentaron lentamente el apoyo popular a los radicales.
Tras la derrota de Bolivia en la Guerra del Pacífico, la población se dividió entre los "guerristas", que querían recuperar el litoral perdido, y los "pacifistas", que deseaban hacer las paces con Chile. Los conservadores mantuvieron el poder durante cuatro mandatos presidenciales mediante abusos electorales. Las campañas de los liberales entre las comunidades indígenas, presionadas por la expansión de las haciendas, aumentaron lentamente el apoyo popular a los radicales.
Tras la derrota de Bolivia en la Guerra del Pacífico, la población se dividió entre los "guerristas", que querían recuperar el litoral perdido, y los "pacifistas", que deseaban hacer las paces con Chile. Los conservadores mantuvieron el poder durante cuatro mandatos presidenciales mediante abusos electorales. Las campañas de los liberales entre las comunidades indígenas, presionadas por la expansión de las haciendas, aumentaron lentamente el apoyo popular a los radicales.
Tras la derrota en el Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880)
Bolivia dejó de participar en la Guerra del Pacífico, y la población se dividió entre los "guerristas", partidarios de recobrar al menos parcialmente el litoral perdido para tener salida propia al mar, y "pacifistas", que deseaban acabar el conflicto y pactar con Chile. Los primeros tenían apoyo de militares y fuertes nexos comerciales con el sur de Perú, los segundos eran comerciantes y terratenientes con intereses mineros en el sur boliviano que poseían vínculos con la economía chilena. Los conservadores mantuvieron el poder durante cuatro mandatos: Pacheco (1884-1888), Arce (1888-1892), Baptista (1892-1896) y Severo Fernández Alonso.
Los abusos electorales de los conservadores y las campañas
proselitistas de liberales entre las comunidades campesinas indígenas o ayllu, especialmente aimaras, duramente presionadas por la expansión de las haciendas (por una ley agraria de 1874) lentamente hizo crecer el apoyo popular de los radicales, prometiéndoles re