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ANÁLISIS

Maquinarias mediáticas
del odio: la significación
actual de las campañas
electorales
Héctor Domínguez Ruvalcaba*

* Profesor
investigador de.la
El objetivo del presente artículo es ofrecer una definición
Universidad de del odio en las campañas políticas considerando los
Texas en Austin.
Especialista en contextos mexicano y norteamericano como ejemplos de
estudios
de violencia de una tendencia global. El argumento central plantea que las
género, crimen
organizado y campañas de odio amenazan las prácticas democráticas y
estudios queer
latinoamericanos.
los derechos de los sectores marginados de la sociedad,
Autor de los
libros De la
y particularmente los de la población migrante.
sensualidad
a la violencia

E
de género;
l punto de partida es un deslinde al ataque, una fundamentación de la necesidad
Nación Criminal;
Translating the conceptual donde el odio político o de excluir, reprimir o exterminar a grupos hu-
Queer, entre la ideología del odio se describe como manos considerados enemigos. Para el la Real
otros. un proceso discursivo articulado des- Academia Española el odio es “antipatía y aver-
de la lógica del mercado mediático, respon- sión hacia algo o alguien cuyo mal se desea”.2
diendo al principio generador del poder en el Dicha definición describe a una persona que
neoliberalismo que se impone sobre el orden dirige su antipatía y aversión hacia otra que es
del Estado. receptora del impulso hostil. La acción de odiar
implica un gesto de rechazo y desencuentro, no
Los sujetos del odio de distanciamiento. La persona odiada ha de es-
El odio en la escena pública tiene como caracte- tar próxima para resultar antipática y adversa. La
rística primordial el hecho de ser una expresión odiada no tiene responsabilidad por el odio que
de ataque, un arma de guerra que se articula le es impuesto, puede incluso no estar conscien-
simbólicamente. Por ello, términos como inju- te de que se le odia; sin embargo, esta ignorancia
riar, zaherir e insultar son actos de violencia que no evita el hecho de que el odio exista y signifique
no por consistir en palabras y gestos dejan de te- algún tipo de peligro para su vida. Así pasa, por
ner consecuencias letales.1 En este sentido, la ejemplo, con el odio hacia las personas migran-
arenga parece ser el término que mejor describe tes cuando éstas no comprenden las expresiones
el acto de diseminar el odio político: un llamado de hostilidad de la cultura antimigrante.

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El proceso electoral se convierte Desunión y cohesión:


la doble política del odio
en un escenario violento donde Si bien el discurso del odio como ideología parece
los derechos humanos, las dominar la esfera pública internacional desde los
ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva
normas democráticas y la moral York, en septiembre de 2001, no podemos igno-
ciudadana se suspenden para rar que el uso del odio como estrategia política de
comunicación de masas puede remitirse, por lo
dar lugar a una especie de menos, a la campaña de exterminio del gobierno
nazi contra personas judías, gitanas y homosexua-
excepcionalismo de la publicidad les, como grupos definidos por su peligrosidad in-
del odio. herente a su diferencia racial y orientación sexual.
Tal sería el modelo más referenciado cuando
Me interesa resaltar que el odio establece del odio como acción política se trata. El odio es
jerarquías donde la persona odiada es consi- consecuencia del miedo a lo diferente, de ma-
derada despreciable –alguien sin valor– y la nera que odio y miedo son dos partes del mismo
odiante ocupa el espacio dominante, afianza- complejo afectivo. Se infunde miedo para produ-
da en un respaldo ideológico que la hace in- cir odio, tal es la energía hostil que dará sentido a
terpretar su odio como un deber social. Esto la lucha política. Se trata de una lucha que divide
explica que el discurso antimigrante en que y mantiene en desunión a quienes son próximos.
se basó buena parte de la campaña de Donald Es en la comunidad donde las personas odiantes
Trump en 2016 haya contado con un amplio hacen escrutinio de la población para descubrir
consenso. Por ello, el odio ha de entenderse a las que considera enemigos de la comunidad.
como un acto unidireccional. Si la persona Pero el odio es, paradójicamente, una fuente
odiada reacciona ante quien la odia, por ira- efectiva de unidad, y es quizá en este aspecto
cunda que sea esta reacción no podría consi- donde resida su uso generalizado en las campa-
derarse odio sino indignación, en tanto que ñas políticas a nivel global. Se trata de un impul-
actúa por el hecho de que su dignidad ha sido so afectivo de hostilidad que persigue el fin de
pisoteada. socializar y de hacer colectiva una acción que
Para la profesora Niza Yanay, esta rabia de instala al grupo odiado como antisocial. En el
la odiada es un arsenal psíquico de la persona caso de la campaña de Trump, en 2016, el odio
victimizada, un poder de rechazo que le per- logró la cohesión social en contra de las perso-
mite luchar contra el odio.3 Es desde esta dis- nas migrantes y musulmanas, y en ese sentido
tinción que me interesa abordar el tema del reforzó los sentimientos nacionalistas.
odio en las campañas políticas como un aparato El carácter discursivo del odio pone, en efec-
simbólico de la injuria, que establece una re- to, un complejo tecnológico para la elaboración
lación asimétrica entre interlocutores odiantes de imágenes y argumentos con qué persuadir al
e interlocutores iracundos. El proceso electoral público de creer en el odio como un bien para
se convierte en un escenario violento donde los la colectividad. En sentido, el odio es también un
derechos humanos, las normas democráticas y acto de fe que le apuesta a la extinción del otro
la moral ciudadana se suspenden para dar lugar como condición para salvar a la nación de un
a una especie de excepcionalismo de la publici- colapso. Por ello, es lógico en el discurso de Do-
dad del odio. Es necesario, entonces, desplazar nald Trump escucharlo usar adjetivos como nice
la noción de odio de su ámbito interpersonal o amazing para referirse a la ejecución de razias
para llevarlo al terreno de lo colectivo, donde el antimigrantes o a los planes de construir un muro
proceso electoral depende de una maquinaria en la frontera con México.
mediática que redefine los hábitos políticos en
el contexto de la implementación del mercado El odio como producto mediático
mediático como definidor de las tendencias po- Una compleja tecnología del miedo se ha ins-
líticas.4 talado para alertar sobre supuestos peligros so-

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ANÁLISIS

Fotografía: Artemio Zai Curiel More-


no, imagen participante en el vi Con-
curso Nacional de Fotografía sobre
Derechos Humanos, 2016.

ciales producidos por las personas adversarias verbal. En dicho sentido las campañas de odio
odiadas, en el caso de Estados Unidos, las y los habrán de considerarse una manifestación de la
migrantes y musulmanes. En la medida en que postpolítica, donde los cálculos publicitarios, las
se trata de una articulación del discurso público, encuestas y el dinero invertido en la campaña se
esta tecnología del odio constituye un arsenal de verán reflejados en los resultados de los comi-
guerra simbólica que resulta dañina para la pre- cios. Como en el caso de la negación al debido
valencia de las prácticas democráticas y del mis- proceso de terroristas que Judith Butler analiza
mo Estado. Cuando se injuria al líder del partido en su Precarius Life,5 las personas migrantes no
opositor –como ocurrió en el caso de la campa- tienen derechos a ser escuchadas. Las terroris-
ña presidencial de 2006 en México–, no se trata tas son consideradas un mal absoluto que según
simplemente de un linchamiento a la persona Slavoj Zizek constituyen un vacío que no puede
sino una descalificación de una colectividad cu- ser explicado.6 Esto es, tanto personas migrantes
yos intereses y voluntades están alineadas con el como terroristas no tienen parte en el escenario
líder injuriado. El líder de izquierda es sinécdo- político descrito.
que de la población denominada clasistamente Es sintomático que en las campañas de las úl-
naca, a la cual corresponde una política popu- timas dos décadas sea constante la queja de que
lista. los debates son más un espectáculo de descalifi-
Las campañas políticas recientes de México caciones, guerras de lodo e insultos, que debates
y Estados Unidos, y los referendos de Gran políticos. En su carácter de espectáculo, los de-
Bretaña y Colombia, muestran que la tendencia bates, los mensajes televisivos, las consignas que
mundial es que el discurso del odio desplace al se repiten incesantemente por todos los medios
discurso político, lo saque de escena para insta- posibles, hasta inundar los paisajes urbanos y
lar en su lugar el espectáculo del linchamiento electrónicos, siguen la lógica del mercado de la

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Fotografía: Banco de imágenes Pixabay <www.pixabay.com>.

publicidad comercial, en tanto que se trata a las Las campañas electorales reciben fuertes
y los candidatos y los partidos como productos a financiamientos a manera de inversión de las
vender y a las personas electoras como consumi- diversas fuerzas económicas (incluidas las ile-
doras de emociones exaltadas que puedan sofo- gales). Son, por lo tanto, expresión del interés
car cualquier esfuerzo de análisis. Al igual que del mercado, su signo neoliberal por el que las
las campañas publicitarias, las electorales parten corporaciones someten a los gobiernos hasta re-
de una promesa de efectividad del producto: al ducirlos a funciones gerenciales de los macroin-
votar por x o y personas se alcanzará seguridad, tereses. Es en esos términos que se haría un
empleo, estabilidad económica; y presentan a análisis de las conductas políticas bajo la hege-
las y los rivales como mentirosos, ineptos, o con- monía del mercado. Pero el mercado no expre-
fabulados con las redes internacionales del mal. sa odio, sólo financia, quien odia es el político

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ANÁLISIS

y sus clientelas, que han sido arrastradas en la no sería otra cosa que un acto de demarcación
energía unificadora de odiar a las y los enemigos que animaliza o cosifica a una parte de la pobla-
de la nación, las y los vecinos, las y los otros. El ción, simbólicamente es una deshumanización
mercado financia el espectáculo del odio y vuel- del enemigo y por ello una despolitización de
ve más tarde a cosechar sus ganancias. los comicios.
El odio es un producto mediático con el
que se suspenden los diálogos. Su efecto es Conclusión
diseminar un sentimiento de encono, general- El odio interpreta las diferencias como amena-
mente contra una minoría identificada por su zas al orden. Siempre se odia con razón, en la
raza, su sexualidad, su procedencia o religión. medida que la campaña de odio presenta una
Lo político se aplaza y llega a juzgarse ajeno a serie de argumentos para comprobar que el sector
la emergencia de defenderse contra la amena- enemigo es el factor de la inestabilidad social.
za de esas otras. En este sentido es sugerente El odio, por tanto, se asume como deber, con-
que tanto los populismos de izquierda como de senso e incluso sentido común. La colectividad
derecha se pretendan alejados de la elite polí- comprometida con el discurso del odio cree que
tica. En las campañas de odio el primer paso su odio es una expresión del bien social y piensa
es identificar a un grupo al que se adjudiquen que la exclusión de las y los otros es una necesi-
los problemas del país. En la contienda elec- dad urgente. Consignas como Solución final
toral de 2016 en Estados Unidos, las personas (Hitler), Con la revolución todo, contra la revolu-
inmigrantes mexicanas y las musulmanas han ción nada (Castro), entre muchas otras, son lla-
cumplido esta función. mados de urgencia que se destinan a la ejecución
Las campañas de odio son, por definición, di- del odio como un momento de transición ex-
visionistas. Al establecer grupos enemigos trazan cepcional, indispensables para conservar los lí-
fronteras infranqueables. Odiar políticamente mites de la comunidad odiante.

NOTAS

1 Me refiero aquí a la injuria como acto, como Judith Butler 4 Un ejemplo de esta subordinación de la política a lo
lo analiza resaltando su capacidad de realizar algo concre- mediático es la campaña en favor de Enrique Peña
to con el solo hecho de la enunciación. Aquí injuriar es Nieto por parte de Televisa, desde antes de las elec-
ejecutar el odio, véase Judith Butler, Excitable Speech. A ciones de 2012. Véase Jenaro Villamil, Si yo fuera
Politics of the Performative, Nueva York, Routledge, 1997. presidente. El reality show de Peña Nieto, México, Gri-
2 Véase Diccionario de la Real Academia Española, dis- jalbo, 2009.
ponible en su versión digital en <http://www.rae.es/>, 5 Judith Butler, Precarious Life: the Powers of Mourning
página consultada el 8 de mayo de 2017. and Violence, Londres-Nueva York, Verso, 2004.
3 Niza Yanay, The Ideology of Hatred. The Psychic Power of 6 Zizek Slavoj, Welcome to the Desert of the Real, Londres-
Discourse, NY, Fordham University Press, 2013, p. 22. Nueva York, Verso, 2002, p. 136.

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