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INTRODUCCION.

El presente ensayo tiene como finalidad, dar a conocer de una forma objetiva los
sucesos que marcaron la vida de muchos venezolanos durante la protesta o disturbio
ocurrido en el 2017. Como preámbulo de la temática se hace una breve introducción de los
que es violencia ya que este término tiene mucha relación con los hechos.

El problema de la Violencia no es su manifestación sino su origen; ya que el interior


del ser humano genera toda posible acción. Pero tampoco es factible una total y aséptica
idea de lo que ocurre dentro de nosotros, porque somos complejos y muchas veces es
imposible pronosticar nuestras reacciones. Estas conducta, se pudo observar durante esos
sucesos, gracias al sentimiento de odio que detono cierto grupo, acabo con la vida de
personas inocentes, que simplemente estaba en el lugar y en el momento menos indicado.
Además de esta temática se describirá los medio de violencia que utilizaron y al final una
breve conclusión o síntesis del contenido.
Antes de abordar un tema como el Odio y la Violencia, debemos manejar esos
términos a profundidad para así establecer un análisis sobre las causas, y sus consecuencias.
Primeramente el odio es un sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que
provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia. Se podría decir
que este sentimiento lleva a la acción y es allí lo que se produce la Violencia. La Violencia,
es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo
o una comunidad que tiene como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos,
problemas de desarrollo o la muerte.

En las sociedades humanas civilizadas, la violencia se caracteriza por la presencia


del Estado como institución monopolizadora de la violencia y se manifiesta como
modalidad de una serie de conflictos sociales muy variados de signo diverso, como la
guerra, el genocidio, el crimen, el terrorismo de Estado, el terrorismo, la legítima defensa,
la violencia de género, la violencia intrafamiliar, el Maltrato infantil, resistencia a la
opresión, la esclavitud, las cárceles, los duelos y riñas, algunos deportes y artes marciales,
la crueldad hacia los animales.

Ahora si hablamos de conflictos sociales; Venezuela no escapa a esa realidad,


durante las protesta del años 2017, la sociedad Venezolana fue testigo de forma de
violencia que hasta el momento le eran desconocida. Más de una treintena de personas
fueron víctima de crímenes de odio por “ser o parecer Chavista”. En particular impactaron
en la opinión pública los casos en que la víctima fue “ajusticiada”, y dentro de esto,
aquellos que fueron en vida y/o tras la muerte. Quizás lo novedoso e impactante de los
acontecimientos no estaba tanto en la motivación de la agresión ya que antes habían
ocurrido otros crímenes de este tipo, como en la espectacularidad y el ensañamiento con
que fue desplegada la violencia.

También el uso de bomba Molotov y otros artilugios incendiarios contras las


instituciones y servicios públicos, bases militares, unidad de transporte, fuerzas de orden,
comercios privados y personas, ocasiono varias víctimas, muchas en las cuales no
participaban en las protestas, sino que transitaba o hacían vida en el espacio público
afectados por las manifestaciones opositoras. Pero el uso de dispositivos incendiario trajo
otros tipos de afectados. Se trata de aquellos que resultaron quemados tanto manipulando
dicho dispositivo como los efectos de manipulación.

En un escenario en que la violencia se presentaba cotidianamente en múltiples


manera, los actores políticos y los medios de comunicación dieron especial importancia a
estos hechos. Algunos aprovecharon para explotarlo política y comercialmente y otros se
dieron a la tarea de denunciarlo frenéticamente. También, en las redes sociales se hicieron
tendencia los videos que exponían los sucesos sin cortes ni edición alguna y, en general las
imágenes intercaladas de personas en llamas, cadáveres calcinados y sobrevivientes de
quemaduras circulando incluso más profundamente que las informaciones acerca de las
circunstancias de los hechos.

Fue así como nació la categoría de “Quemados vivos” en la que mezclaban


crímenes de odio, las víctimas de la violencia incendiaria y aquellas que habían resultado
lesionada por la manipulación de instrumentos pirotécnicos. Pronto se elaboraron listas de
víctimas, las cuales no distinguía entre las diversas situaciones, y por interés político no
hacían otra cosa más que resaltar la violencia. En el mismo sentido, el tratamiento que se ha
dado a las víctimas de medio pirotécnico y en particular a los crímenes de odio que se
sirvieron de tal forma de violencia han sido hasta ahora casi netamente periodístico y
parece impotente para escapar del amarillismo. La misma categoría de “Quemados vivos”
es ejemplo de este mal por más que la intensión de quienes la utilizan sea la de denunciar
una atrocidad.

En contraste con la conmoción causada por el uso de medio incendiario es posible


referir que, según los informes publicados por el MIPPCI y la Defensoría del Pueblo entre
el 4 de abril y el 30 de julio del 2017 murieron 6 personas en situaciones que se empleó tal
forma de violencia y otras 15 resultaron heridas. Si se compara estas cifras con el total de
víctimas dejada por la violencia opositora durante el 2017 (172 fallecidos y 1934
lesionados) encontramos que apenas representa el 3.5% y el 0.7% respectivamente. Si
además se toma la cifra de personas fallecida que no manifestaba (115) lo que es más
adecuado, ya que de las 6 víctimas fatales mencionada ninguna participaban en las
protestas, el porcentaje de muerte asciende al 5.2%. Se trata pues, de una cifra poco
significativa en términos estadísticos.
Estos casos mortales reportados, fueron agredidos directamente con medios
incendiarios. En otros, fue incendiado el vehículo en que se desplazaba la victima una vez
que esta había caído. El restante, no estuvo involucrado el uso de los medios en cuestión.
Entonces, se podría decir que, no todos los crímenes de odio implicaron el uso de medio
incendiario y segundo no todas las víctimas de violencia incendiaria fueron agredida por su
condición política, tal que el caso se puede calificar como un crimen de odio.

Sin embargo el uso de medio incendiario no fue el único recurso de violencia para
ese momento, así que la llamada “Guarimba” resulto para ser el medio violento para
comenzar la guerra social que vivió Venezuela ese año. El termino Guarimba y sus
derivados (Guarimbero, guarimbear) se usa para designar la forma de protesta que se basa
en el control de una zona determinada mediante la violencia y en particular de las vías de
comunicación y del tránsito de personas y vehículos. Esta palabra tiene dos connotaciones
que de una u otra manera, reivindica las acciones violentas, por lo que habría que sustituirla
por “terrorismo”.

De acuerdo a todos estos sucesos ocurridos durante ese año, las circunstancias que
rodearon la violencia arrojan que todas las víctimas fueron agredidas mientras transitaba,
con miras a la realización de actividades propias de vida cotidiana, por el espacio público
controlados por la guarimbas. Además, las víctimas no participaban en las protestas y en
actividades proselitista al momento de ser agredida. Por ende, la violencia no fue resultado
de una confrontación ni respuesta defensiva a una agresión.

En cuanto a este último, el caso de los Sargentos de la Guardia Nacional, que


viajaban prácticamente camuflados de civil, es revelador. Primero, porque la actitud de los
militares da cuenta de la que asumió la mayoría de los venezolanos ante la violencia de los
grupos extremistas opositores “Lo mejor es no buscar problemas”. Segundo porque el
Modus operandi de los agresores denota premeditación y calculo; es decir, encontrar a una
víctima que cumpliera con la condición de ser asociable al contrincante político.

Estos acontecimiento ocurrido durante ese año marcaron la vida de muchas personas
tanto físico, psicológico y socialmente, y es lo que hoy en día forma parte de nuestra
historia y como se demuestra la clase de odio y violencia que ha generado un grupo de
personas para que se lastimen unos con otros, siendo catalogado a los Venezolanos desde
un principio como personas pacíficas, actualmente no se saben si todavía nos describen de
la misma forma, por los sucesos ocurridos durante ese año. Solo queda asumir las
consecuencias de lo vivido y recordarlo con nostalgia, pero feliz por seguir viviendo.

CONCLUSION.

En síntesis, es dolorido analizar esta temática, tomando en cuenta de que siempre


los venezolanos eran catalogados como personas pacíficas, que Venezuela fue el centro de
muchas miradas internacionales, siendo testigo de la violencia y odio ocurrido en el año
2017. En este ensayo se describió los crímenes que se ha analizado, así como aquellos que
quedaron fuera del análisis, no fueron solamente la respuesta predecible a los llamados odio
por parte de grupos opositores. Más que responder a un llamado, estos actos contemplan el
mensaje llevando a la práctica. Así la relación entre el discurso hablado y el discurso de la
violencia no es unívoca. La violencia, tal como se presentó, transmitía el mensaje de que
odio hacia el chavismo era generalizado o, si se prefiere, masivo, y que existía una serie de
acuerdo público en torno a su culpabilidad constitutiva. Los ajusticiamientos eran así, la
forma en que un pueblo oprimido manifestaba su voluntad de acabar con el mal que lo
aquejaba.

Es necesario traer a la colación que la guarimba no son congregaciones más o


menos espontanea de personas que se reúnen para protestar contra el gobierno. No son el
producto de agrupaciones de vecinos que constituye un espacio de protección contra la
violencia política de la cual son víctima. Las guarimbas son en primera instancia, un
dispositivo de lucha política, un medio táctico para lograr el derrocamiento del gobierno e
instaurar un nuevo estado. Su principal recurso es la violencia espectacular. De allí que la
historia de la guarimba es la historia de refinamiento de la violencia que despliega.
Analicemos por un momento, en el uso que se le daba originalmente a los medios
incendiario; estos servían principalmente para encender barricadas, compuesta básicamente
por basura. Luego empezaron a funcionar como arma ofensiva y de hostigamiento.
Finalmente, terminaron siendo un instrumento de castigo infamante, como sucedió en los
crímenes analizados.

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