El líder laissez-faire ni es líder ni es casi nada: es una especie
de manera de no actuación. En realidad no puede hablarse de la existencia de un líder como tal, porque se trata de una estrategia distante, neutra y legalista, que se conforma con la mera supervivencia del grupo.
2. El líder autocrático o autoritario consigue la eficacia manejando
y manipulando adecuadamente las condiciones de trabajo con una intervención mínima del factor humano. Su orientación básica es el poder, su estilo es coercitivo, su estrategia de control es estrecha.
3. El líder compromisario parte de una filosofía de equilibrio en la
organización: el comportamiento adecuado se consigue mediante transacciones, negociaciones, ajustes, llegando a un compromiso entre la necesidad de cumplir con el trabajo y mantener la satisfacción del grupo.
4. El líder paternalista subordina la tarea a las necesidades de las
personas y busca una relación satisfactoria con los miembros del grupo que conduzca a un clima organizacional agradable y a un ritmo de trabajo sin sobresaltos.
5. El líder democrático parte del supuesto de que el éxito del trabajo
depende de la implicación, el compromiso y el desarrollo de la responsabilidad de las personas. La interdependencia a través de la participación en un objetivo común conduce a relaciones de confianza y respeto