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JÁNUCA (HANUKKAH): LA

FESTIVIDAD DE LA DEDICACIÓN
(PARTE 1)
30 DICIEMBRE, 2016 RAFAEL BELTRAN

El Festival de la Dedicación o el Festival de las Luces fue establecido como una


conmemoración de la purificación y re-dedicación del Templo en Jerusalén; la remoción del
antiguo altar contaminado; y la restauración del culto al Señor (YHWH). Janucá es una
festividad para celebrar la victoria que Dios dio a Su pueblo a través de los esfuerzos de la
familia de los Macabeos en 164 a.C. En la segunda parte de este artículo veremos también el
significado para nosotros como cristianos y la razón por la que Jesús asistió al Templo
durante esta festividad.

¿Cuál es la relación del Segundo Templo y Janucá?


Para saber de los orígenes de la festividad de Janucá necesitamos dar un vistazo a los
acontecimientos sucedió en el segundo Templo durante la invasión greco-siria.

Recordemos que el primer Templo dedicado al Señor fue construido por el rey Salomón, el
hijo del rey David, durante 966 – 959 a.C. Este Templo fue destruido por los babilonios en
586 a.C., durante el reinado de Nabucodonosor, quien capturó a los judíos y se los llevó a
Babilonia como exiliados, como había sido profetizado por el profeta Jeremías (Jeremías
25:10-12).

” Voy a hacer que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y de


alegría… Toda esta tierra quedará en desoladoras ruinas, y estas
naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años. Cuando se
cumplan los setenta años, castigaré por su maldad al rey de Babilonia, a esa
nación y al país de los caldeos; ¡para siempre la convertiré en un desierto!
—Palabra del Señor.” — Jeremías 25:10-12 (RVC)
Pero 70 años después los babilonios fueron conquistados por el imperio persa. Y tenemos una
de las profecías más sorprendentes en toda la Biblia, en Isaías 44 y 45, por que menciona
inclusive el nombre del rey, Ciro el Grande, quien permite el regreso de los judíos de su
cautiverio y la construcción del Segundo Templo entre 537 – 515 a.C. El segundo Templo es
del que estaremos hablando en este artículo.

El segundo Templo de Jerusalén

“Yo soy el que dice a Jerusalén: “Volverás a ser habitada”, y a las ciudades
de Judá: “Ustedes serán reconstruidas. Yo levantaré sus ruinas” … Yo soy
el que dice de Ciro: “Él es mi pastor, y llevará a cabo todo lo que yo
quiero”. Yo soy el que dice a Jerusalén: “Serás edificada”, y al templo:
“Serás cimentado”.” — Isaías 44:26b–28 (RVC)
Después en 335 a.C., Alejandro “el Grande” llegó al poder, él fue un poderoso gobernante y
probablemente el mejor estratega militar de todos los tiempos, a los 30 años expandió su
imperio desde Grecia hasta la India, siendo el imperio más grande que se había visto. Esto
hizo que la cultura helénica (o griega) se difundiera a través de todo el mundo conocido. En
el imperio hubo una mezcla de ideas, pensamientos, cultura y religión, además de que el
idioma que se adoptó fue el griego en su territorio.

Dado que la influencia griega era contraria a las enseñanzas de la Biblia, se adoptó el criterio
de que sólo aquellos libros que hubieran sido escritos antes de la era Helenística podrían ser
incluidos en el canon bíblico judío (el Antiguo Testamento) ya que eran considerados libres
de la corrupción de las ideas griegas y de las filosofías de Platón y Aristóteles que fueron
difundidas entre los judíos.

A la muerte de Alejandro “el Grande”, en 323 a. C., su imperio fue dividido entre sus cuatro
generales: Ptolomeo I Sóter, Antígono I el Tuerto, Lisímaco, y Seleuco I Nicátor. Y Judá
quedo bajo el territorio de Ptolomeo y en el año 198 a.C. pasó a ser parte de imperio de
Seléucida después de la victoria de Antíoco III “el Grande” en la batalla de Panio (cerca de
Cesarea de Filipos). Algunos comentaristas bíblicos ven esta batalla como la mencionada
en Daniel 11:15.
“Después llegará el rey del norte y sitiará una ciudad fortificada y la
conquistará. Las mejores tropas del sur no podrán hacer frente al ataque.”
— Daniel 11:15 (NTV)
Los judíos desde los tiempos de Alejandro “el Grande” habían sido respetados en su cultura y
religión, inclusive Ptolomeo II pidió ayuda al sumo sacerdote para la traducción del hebreo al
griego de la Biblia para su biblioteca en Alejandría y los mejores 70 eruditos judíos
participaron para hacer la Biblia Septuaginta (ver nuestro artículo, El Origen de la Biblia
(Parte 2): La Historia del Antiguo Testamento).

Imperio Seléucida y la captura de Israel

Pero esto cambio drásticamente cuando Antíoco IV subió al poder, él se hizo llamar así
mismo Epífanes (del griego Επιφανής – Epifanís, «dios manifestado»). Este rey greco-sirio
de la dinastía Seléucida, capturó Jerusalén, y saqueó el Templo del Señor en 168 a.C. Su
objetivo era el de imponer la cultura Helénica y trató de establecer el culto a los dioses
griegos. Para ello, eliminó los sacrificios diarios en el Templo (según los requerimientos
descritos en el libro de Levíticos); profanó el Templo erigiendo una estatua de Zeus, e hizo
sacrificios de cerdos a este dios griego en altar del Templo. Esto fue una semejanza de “la
abominación que causa desolación” que describió el profeta Daniel:

“Sus tropas se dedicarán a profanar el santuario y la fortaleza, y


suspenderán el sacrificio continuo y en su lugar pondrán la abominación
desoladora.” — Daniel 11:31 (RVC)
Además, comenzó a perseguir a los judíos (murieron más de cien mil judíos) y prohibió
cualquier modo de adoración a Dios, la observancia del Sabbat (sábado) y las festividades, la
circuncisión, y en su gobierno mandó que el pueblo consumiera alimentos considerados
impuros, resultando en severas persecuciones y una revuelta contra su gobierno.
“A los que violen el pacto él [rey] los seducirá con engaños, pero el pueblo
que conoce a su Dios se le opondrá con todas sus fuerzas.” — Daniel
11:32 (RVC)
Esta oposición del pueblo de Dios que describe el profeta Daniel, tuvo su cumplimiento en la
rebelión Macabea que se inició en 167 a.C., liderada por el sacerdote Matatías el Asmoneo y
sus cinco hijos. Los Macabeos lideraron a los judíos en la pelea en contra de la ocupación
greco-siria y vencieron al ejército de Antíoco IV en contra de todas las probabilidades,
obteniendo su libertad y creando un poderoso reino que sobrevivió hasta que fueron
conquistados por los romanos en el año 63 d.C.

Estos eventos sucedieron durante el periodo inter-testamental, o sea entre el Antiguo y el


Nuevo Testamento. Si usted no está familiarizado con este periodo en la historia, puede
referirse a los libros apócrifos I y II Macabeos, así como también los textos del historiador
Flavio Josefo.

¿Cómo se originó Janucá (Hanukkah)?

El primer acto de los Macabeos fue la purificación del Segundo Templo en el 25th de Kislev
(diciembre 14, 164 a.C.), lo que llevó al establecimiento de la festividad que conocemos
como Janucá.

Lámpara de aceite antigua

Janucá, del hebreo ‫ – ֲחנָֻּכה‬dedicació n, es una celebración de 8 días debido a la leyenda del
aceite en el templo. De acuerdo a esta tradición, cuando los Macabeos recapturaron y re-
dedicaron el Templo, lo primero que hicieron fue tratar de encender la menorá, o la lámpara
del Templo. La menorá debía de estar encendida continuamente, ya que representa la luz de
Dios. Pero en el Talmud (un texto con tradiciones rabínicas) se hace hincapié que solo había
aceite suficiente para encender la lámpara solamente 1 día, pero el aceite milagrosamente
duró 8 días, tiempo suficiente para que nuevo aceite fuera producido por los sacerdotes,
evitando que la luz se extinguiera, por eso Janucá es también llamada la Fiesta de las Luces.

¿Cómo es festejada Janucá por los judíos hoy en día?

Latkes de papa frita, una de las comidas tradicionales durante el Janucá.

La festividad de Janucá se celebra durante ocho días, del 25 del mes de Kislev al 2 ó 3 de
Tevet. Durante esta festividad se prende una menorá o candelabro de Janucá llamado
januquía, la cual tiene 8 brazos más uno central para un total de 9 velas (en contraste, la
menorá del Templo tiene solo 7 lámparas). En la primera noche únicamente se prende el
brazo mayor del centro y una vela, y cada noche se va aumentando una vela de derecha a
izquierda, hasta el último día en el que todo el candelabro se enciende completo. La vela
central se llama shamash – sirviente. También se recita la oración Hallel (alabanza) cada día
de la celebración.

La comida tradicional de Janucá incluye latkes o tortas fritas de papa y sufganiot o donas
rellenas de mermelada. Toda esta comida frita en aceite se relaciona al milagro del aceite.

El juego infantil dréidel tiene letras del alfabeto hebreo


Otra tradición de Janucá es que los niños jueguen dréidel, en donde utiliza una pirinola con 4
caras cada una con una letra en hebreo (‫( נ‬Nun), ‫( ג‬Guímel), ‫( ה‬Hei), y ‫( פ‬Pei)) que forman el
acró nimo Nes Gadol Haya Po, “un gran milagro ocurrió aquí”.

En la segunda parte de este artículo veremos el significado de esta celebración para nosotros
como cristianos y la importancia que le dio Jesús cuando estaba en el Templo durante Janucá
en Juan 10.

JÁNUCA (HANUKKAH): LA
FESTIVIDAD DE LA DEDICACIÓN
(PARTE 2)
6 ENERO, 2017 RAFAEL BELTRAN

Como vimos en la primera parte los Macabeos derrotaron milagrosamente al ejército greco-


sirio y re-dedicaron el Templo del Señor; y en él, el milagro de Janucá ocurrió al tener una
lámpara de aceite encendida por 8 días con aceite suficiente para un solo día. Ahora veremos
cómo están relacionados estos milagros y la dedicación del Templo con el Mesías y con
Jesús, nuestro Salvador.

¿Se menciona Janucá en la Biblia?

Es sorprendente que el único lugar en la Biblia en donde se menciona la festividad de Janucá


es en el Nuevo Testamento. Recuerde que los libros de los Macabeos no fueron incluidos en
el canon de la biblia hebrea, por haber sido escritos después de la época helénica.

El segundo Templo en Jerusalén

En el evangelio de Juan (Juan 10:22-42), Jesús (Yeshua en hebreo) fue al Templo de


Jerusalén a predicar que la fe en Él es la victoria y salvación, siendo Su trabajo de redención
un reflejo de Janucá como es la conmemoración del triunfo y la recuperación de la
independencia judía a manos de los Macabeos sobre los griegos seléucidas.
“Ya era invierno, y Jesús estaba en Jerusalén durante el tiempo de Janucá,
el Festival de la Dedicación. Se encontraba en el templo, caminando por la
parte conocida como el pórtico de Salomón.” — Juan 10:22-23 (NTV)
¿Cuál es la relación de Janucá con el Mesías?

Los judíos en cada Janucá esperaban la venida del Mesías (como el Gran Macabeo) para que
los liberara de sus enemigos y opresores, en este caso, los romanos. Y por eso la gente le
preguntó a Jesucristo:

“La gente lo rodeó y le preguntó: — ¿Hasta cuándo nos tendrás en


suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo sin rodeos.” — Juan 10:24 (NTV)

Jesús, el Mesías, primero vino al mundo como siervo, después vendrá en toda Su
gloria como Rey de Reyes.

Los rabinos desde la antigüedad interpretaron de las Escrituras que no iba a haber uno, sino
dos Mesías. El primero, lo describieron como el “siervo sufriente”, el Mesías que sufriría y
moriría en batalla. Ellos lo llamaron Mashíaj-Ben-Yosef (Mesías, hijo de José) por Isaías 53.

“Pero Él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros


pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado
para que pudiéramos ser sanados. Todos nosotros nos hemos extraviado
como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre Él los pecados de todos nosotros.”
— Isaías 53:5-6 (NTV)
Jesucristo, el Mesías es el siervo sufriente de Dios, así como el shamash de la januquía que
ilumina las otras velas. Gracias a Su luz nosotros a su vez podemos también ser luces en el
mundo, ya que Él es nuestro Redentor.
“Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si
ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la
luz que lleva a la vida».” — Juan 8:12 (NTV)

[Dice Jesús] “Mientras que estoy en el mundo, soy la luz del mundo.”
— Juan 9:5 (RVC)

Jesucristo es Rey de Reyes y Su trono está en el cielo.

Y al “segundo” Mesías, El que reinaría sobre Israel y las naciones referido en Salmos 2, a Él
lo llamaron Mashíaj-Ben-David (Mesías, hijo de David). Este es el Mesías que la gente
estaba esperando que fuera Jesús para que los liberara de los romanos. A la gente no le
interesaba el primer Mesías. Lo que querían era un gran guerrero, “el gran Macabeo”. Por
cierto, los rabinos nunca consideraron que se trata de un mismo Mesías que viene dos veces,
ellos no hicieron la conexión como ahora nosotros la sabemos.

“Pues el Señor declara: «He puesto a Mi rey elegido en el trono de


Jerusalén, en Mi monte santo». El rey proclama el decreto del Señor: «El
Señor me dijo: “Tú eres Mi hijo. Hoy he llegado a ser Tu Padre.” — Salmos
2:6-7 (NTV)
Regresando al relato de Juan en el Templo, tenemos que Jesús les respondió “Yo ya les dije”
refiriéndose a Sus palabras y milagros que probaban que Él es el Mesías del que habló
Moisés en Deuteronomio 18:15. Pero la gente rechazó la verdad acerca de Jesús.

“Jesús les contestó: — Yo ya les dije, y ustedes no me creen. La prueba es la


obra que hago en nombre de Mi Padre, pero ustedes no me creen porque no
son mis ovejas.” — Juan 10:25-26 (NTV)

“Moisés siguió diciendo: «El Señor su Dios les levantará un profeta como
yo de entre sus hermanos israelitas. A Él tendrán que escucharlo.”
— Deuteronomio 18:15 (NTV)
Jesús curó a un hombre endemoniado que estaba ciego y mudo.

En Mateo 12, Jesús cura a un hombre poseído que es mudo, y de acuerdo a los rabinos una de
las formas en la que se podía identificar al Mesías era que Él iba a curar a un hombre poseído
y que no podía hablar, ya que para curarlo era necesario que se llamara al demonio por su
nombre. Pero un mudo no podía decir el nombre del espíritu, por lo que no podía ser curado,
excepto por el Mesías que no estaba restringido por esta limitación.

“Luego le llevaron a Jesús a un hombre ciego y mudo que estaba poseído


por un demonio. Jesús sanó al hombre para que pudiera hablar y ver. La
multitud quedó llena de asombro, y preguntaba: « ¿Será posible que Jesús
sea el Hijo de David, el Mesías?».” — Mateo 12:22-23 (NTV)

¿Cuál es el significado de Janucá para los cristianos?

Jesús quería que la gente viera Sus milagros que apuntan a Su identidad Mesiánica y creyera
en Él como resultado. Jesús es quién cumple y personifica el mensaje de Janucá; ya que el
festival de la Dedicación, conmemora la santificación del Templo después de haber sido
profanado. La santificación es el acto de separar algo o a alguien de lo ordinario, para el uso
exclusivo de Dios.

[Dice el Señor a Israel] “Ahora bien, si me obedecen y cumplen Mi pacto,


ustedes serán Mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra;
porque toda la tierra me pertenece.  Ustedes serán Mi reino de sacerdotes,
mi nación santa”. — Éxodo 19:5-6a (NTV)
“Dio esta orden a los levitas, quienes debían enseñar a todo Israel y quienes
habían sido apartados para servir al Señor: «Pongan el arca sagrada en el
templo que construyó Salomón, hijo de David, rey de Israel. Ustedes ya no
tienen que seguir cargándola de un sitio a otro sobre sus hombros. Ahora
dediquen su tiempo a servir al Señor su Dios y a Su pueblo Israel.”— 2
Crónicas 35:3 (NTV)
Jesucristo cumple la Festividad de Janucá como el perfecto Servidor de Dios, siendo el
Mesías que hace milagros y está dedicado solo a hacer la voluntad de Dios.

“Cuando Dios levantó a su siervo, Jesús, lo envió primero a ustedes, pueblo


de Israel, para bendecirlos al hacer que cada uno se aparte de sus caminos
pecaminosos” — Hechos 3:26 (NTV)
“Jesús les respondió: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré.»…
Pero Él hablaba del templo de Su cuerpo.” — Juan 2:19, 21 (RVC)

Las ovejas confían en su pastor. Las ovejas de Jesús escuchamos Su voz, Él es el gran
Pastor.

Entonces Jesús continúa explicándonos que nosotros somos templos profanados, y que
necesitamos ser limpiados y re-dedicados para poder caminar con Dios. Por eso nos dice que
solo se necesita fe en Él, para que nos libere de nuestras dificultades, como una oveja que
confía en su pastor. Debemos preguntarnos: ¿Si nosotros estamos tan dedicados al servicio
del Señor, tal y como el Templo fue re-dedicado para Su servicio? ¿Estamos realmente
comprometidos con Dios? ¿Somos las ovejas de Jesús dispuestas a seguirlo y escucharlo? Y
recibir vida eterna teniendo la seguridad de estar con Él, la luz del mundo, para siempre. La
persona que realmente está dedicada al Señor es sensible a Su voz y refleja obediencia por la
seguridad de la vida eterna, si nosotros podemos escuchar Su voz y seguirlo:

“Mis ovejas escuchan Mi voz; Yo las conozco, y ellas me siguen. Les doy
vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas” — Juan 10:27-28
(NTV)
Jesús no solo celebró, sino que aprovechó Janucá y la victoria de los Macabeos para
enseñarnos acerca de la dedicación del verdadero Templo de Dios, que son nuestros cuerpos.
Una vez que lo aceptamos como Mesías recibimos el milagro de la victoria y de la salvación,
y sólo con una consistente dedicación podemos alcanzar madurez espiritual, teniendo así un
templo agradable al Señor.

“¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien
vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí
mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a
Dios con su cuerpo.” — 1 Corintios 6:19-20 (NTV)
Así como se perdieron muchas vidas en las batallas de los Macabeos para liberar y re-dedicar
el templo. Jesús dio Su vida para redimir nuestro Templo. Por lo que dedicación es medida
por sacrificio.

La palabra Janucá viene de la raíz “janak” que significa reducir, hacer estrecho. La idea es
enfocarnos espiritualmente para servir y ser útiles a Dios. Si restringes tu vida para llevar a
cabo sólo la voluntad de Dios, entonces encontrarás tu realización personal, “éxito en tu
vida”. La definición del verdadero éxito en esta vida es el llevar a cabo lo que Dios nos
mandó a hacer en este mundo. Por ello, Dios trabaja en nuestras vidas para hacernos a la
imagen de Jesucristo.

“Pues Dios conoció a los Suyos de antemano y los eligió para que llegaran
a ser como Su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos
hermanos.” — Romanos 8:29 (NTV)
Jesús es el perfecto ejemplo de una vida dedicada a Dios. Él es el verdadero siervo de Dios.
Jesucristo renuncio a toda la gloria que tenía en el cielo para convertirse en un sirviente
(Shamash). Para nosotros, más que orar, leer la Biblia, escuchar sermones y enseñanzas
religiosas, la dedicación es la constante aplicación de la verdad aprendida en nuestra vida
personal.

“Imiten al Hijo del Hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y
para dar Su vida en rescate por muchos.” — Mateo 20:28 (RVC)

El invierno se acerca
Una vez llegado el invierno es demasiado tarde para cosechar, el invierno se acerca,
¿está usted preparado? ¿Ha recibido a Jesús en su corazón?

La primera parte del versículo de Juan 10:22 “Ya era invierno” tiene un significado espiritual.
Esto corresponde al estado espiritual congelado de los judíos que rechazaban el mensaje del
que Jesús habló en el Templo, y marcó el momento en el que Jesús había terminado con Sus
llamados públicos en el evangelio de Juan, para dedicarse solamente a dirigir a Su rebaño, a
los Suyos. Al llegar el invierno ya era demasiado tarde para nuevas cosechas. Si usted aún no
ha aceptado a Jesucristo en su corazón como su Salvador, permítanos recordarle que el
invierno se acerca y después será demasiado tarde. Una persona puede persistir en rechazar al
Señor durante tanto tiempo que luego ya no es capaz de aceptarlo. El profeta Jeremías hizo la
siguiente referencia:
«Ya se acabó la cosecha, y el verano se ha ido —se lamenta el pueblo—, ¡y
todavía no hemos sido salvados!».— Jeremías 8:20 (NTV)
Cada vez que una persona rechaza a Jesús está endureciendo su corazón.

“Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece,
porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia Él.” — Efesios
4:18 (NTV)
“El Señor dice: «No endurezcan el corazón como lo hizo Israel en Meriba,
como lo hizo el pueblo en el desierto de Masá.” — Salmos 95:8 (NTV)
Ahorita la invitación está hecha, aún no ha llegado el invierno, Jesús toca a su puerta:

[Dice Jesús]  “¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes Mi voz y abres la


puerta, Yo entraré y cenaremos juntos como amigos.” — Apocalipsis 3:20
(NTV)
En esta temporada de Janucá, los invito a que dediquemos nuestras vidas al servicio de
nuestro Señor, Dios Creador del universo.

¡Que Dios los bendiga!

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