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ENVASES BIODEGRADABLES

Se conoce como envase biodegradable a aquel envase que puede descomponerse por la acción de


agentes biológicos como el agua, el sol y otros microorganismos sin dejar ningún tipo de microplástico
en la naturaleza.
Los envases biodegradables para alimentos se degradan en condiciones ambientales sin generar
residuos. Sin embargo, se trata de un proceso que puede tardar años y no existe una normativa que
regule cuánto tiempo puede pasar como máximo para que este tipo de envases se consideren
biodegradables.
Frente a los envases fabricados con material biodegradable, encontramos los envases
compostables. Este tipo de envases se convierten en compost una vez han sido utilizados y
desechados en el lugar apropiado: el contenedor marrón, junto con el resto de residuos orgánicos. 
Al contrario que los envases biodegradables, los compostables deben cumplir con los requisitos de la
norma UNE EN-13432, donde se establecen una serie de requerimientos más exigentes, como por
ejemplo que el envase ecológico se convierta en abono, C02 y agua como mínimo en un 90% en solo 6
meses.
Los biopolímeros se utilizan para producir una amplia variedad de envases biodegradables, desde
recipientes con tapas hasta películas. En lo que respecta a los contenedores de metal, las 3 formas
más relevantes de envases biodegradables utilizados son películas, revestimientos y bolsas. Las
películas biodegradables se utilizan para reemplazar las películas de polietileno. Uno de los usos más
comunes de estas películas es envolver productos perecederos y sellar contenedores. Esto los
convierte en una de las formas más utilizadas de biopolímeros aplicados en conjunto con recipientes de
metal para alimentos y cosméticos. Las películas biodegradables suelen tener las mismas propiedades
que sus homólogos de plástico, como ser resistentes al agua y transpirables.
El envasado biodegradable es una alternativa muy prometedora al plástico que ayuda a aliviar los
problemas a largo plazo que presenta el uso excesivo de plástico. Los envases biodegradables están
hechos de materiales renovables, en comparación con los plásticos que están hechos de aceite.
Además, los biopolímeros se sintetizan en un proceso relativamente eficiente de energía, que requiere
mucha menos energía que la producción de polímeros plásticos. Otra ventaja importante de los
envases biodegradables es que no son tóxicos para los entornos naturales ni para los seres humanos.
Esto los hace mucho más fáciles de desechar y no se acumulan con el tiempo como lo hacen los
plásticos. Por último, los biopolímeros nos ayudan a reducir nuestra dependencia del petróleo y
disminuir las emisiones de CO2. Esta es posiblemente la ventaja más importante para los envases
biodegradables, ya que trabajan para reducir el cambio climático, que es un problema mundial.

A pesar de que los envases biodegradables son una cosa muy positiva, no son perfectos y tienen
algunas cualidades negativas. Un problema que puede surgir con el uso a largo plazo de los
biopolímeros es que se puede requerir más cantidad de materia vegetal para sintetizar los biopolímeros.
Si no se crea un método de sintetización más eficiente en los próximos 50 años, necesitaremos más
tierras para dedicarnos a la agricultura y proporcionar la biomasa necesaria para producir todos los
biopolímeros que necesitamos. Otro problema es que debido a que este es un proceso relativamente
nuevo, necesitaremos construir muchas nuevas plantas de procesamiento para producir estos
biopolímeros. La producción de nuevas plantas es un proceso costoso, lento y contaminante que lleva
muchos años en completarse. Por último, no todos los biopolímeros pueden compostarse en el hogar y
requieren que se composten de manera efectiva las instalaciones especiales de compostaje.

Utilizado en conjunto con envases metálicos, los envases biodegradables son una excelente alternativa
al plástico común. Las películas, recubrimientos y bolsas a base de biopolímeros evitan que los
perecederos entren en contacto con los microbios y el aire. Se extraen de productos naturales y se
pueden producir y eliminar de manera ambientalmente sostenible. Representan un posible alejamiento
de los plásticos que pueden ayudar a separar a los humanos de nuestra dependencia de los
combustibles fósiles. Los recubrimientos biodegradables se usan a menudo en frutas y verduras para
prevenir la contaminación microbiana y aumentar la vida útil. Se esparcen en frutas y verduras antes de
envasarse o almacenarse en un recipiente de hojalata o aluminio. Las bolsas biodegradables se utilizan
para almacenar alimentos y cosméticos dentro de recipientes de metal. Estas bolsas suelen ser fuertes,
flexibles y resistentes a los cambios de temperatura o humedad. Esto los hace excelentes para el
almacenamiento a largo plazo o para productos que se envían en distancias largas.

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