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Índice de contenidos

portada

Introducción
Capítulo 1: Nuestro Padre Celestial

Capítulo 2: Nuestra familia celestial

Capítulo 3: Jesucristo, nuestro Líder escogido y nuestro Salvador

Capítulo 4: La libertad de escoger

Capítulo 5: La Creación

Capítulo 6: La caída de Adán y Eva

Capítulo 7: El Espíritu Santo

Capítulo 8: Debemos orar a nuestro Padre Celestial

Capítulo 9: Los profetas de Dios

Capítulo 10: Las Escrituras

Capítulo 11: La vida de Cristo

Capítulo 12: La Expiación

Capítulo 13: El sacerdocio

Capítulo 14: La organización del sacerdocio

Capítulo 15: El pueblo del convenio del Señor

Capítulo 16: La Iglesia de Jesucristo en los tiempos antiguos


Capítulo 17: La Iglesia de Jesucristo en la actualidad

Capítulo 18: La fe en Jesucristo

Capítulo 19: El arrepentimiento

Capítulo 20: El bautismo

Capítulo 21: El don del Espíritu Santo

Capítulo 22: Los dones del Espíritu

Capítulo 23: La Santa Cena

Capítulo 24: El día de reposo

Capítulo 25: El ayuno

Capítulo 26: El sacrificio

Capítulo 27: El trabajo y la responsabilidad personal

Capítulo 28: El servicio

Capítulo 29: La ley de salud del Señor

Capítulo 30: La caridad

Capítulo 31: La honradez


Capítulo 32: El diezmo y las ofrendas

Capítulo 33: La obra misional

Capítulo 34: Debemos desarrollar nuestros talentos

Capítulo 35: La obediencia

Capítulo 36: La familia puede ser eterna

Capítulo 37: Las responsabilidades familiares

Capítulo 38: El matrimonio eterno

Capítulo 39: La ley de castidad

Capítulo 40: La obra del templo y la historia familiar

Capítulo 41: El mundo de los espíritus en la vida venidera

Capítulo 42: El recogimiento de la casa de Israel

Capítulo 43: Las señales de la Segunda Venida

Capítulo 44: La segunda venida de Jesucristo

Capítulo 45: El Milenio

Capítulo 46: El juicio final

Capítulo 47: La exaltación


Lista de ilustraciones

Índice

Capítulo 28: El servicio

Capítulo 28

El servicio

Cómo podemos servir

Piense de qué manera otras personas le han prestado servicio a usted y a los miembros de su
familia.

Jesús dijo: “…Yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22:27). Como verdaderos
discípulos de Jesús, nosotros también debemos servir a los demás.

El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan ayuda. El servicio cristiano nace del amor
genuino que se siente por el Salvador, y del amor y la preocupación por quienes Él no sólo nos
da la oportunidad de ayudar, sino de guiar en la vida. El amor es más que un sentimiento;
cuando amamos a los demás, deseamos ayudarlos.

Todos debemos estar dispuestos a prestar servicio, sin tomar en cuenta nuestra posición
económica, social ni nuestra edad. Algunos piensan que sólo la gente pobre y desvalida debe
servir; otros piensan que únicamente los ricos deben prestar servicio; sin embargo, Jesús
enseñó otra cosa. Cuando la madre de dos de Sus discípulos le pidió que honrara a sus hijos en
Su reino, Jesús le respondió: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros será
vuestro siervo” (Mateo 20:26–27).

Hay muchas formas de servir. Podemos ayudar a los demás económica, social, física y
espiritualmente. Por ejemplo, podemos dar alimentos u otros artículos a quienes los
necesiten; y ayudar a los necesitados al contribuir una ofrenda de ayuno generosa; podemos
brindarle amistad a un recién llegado, cultivar un pequeño huerto para una persona anciana o
cuidar de un enfermo. Podemos enseñar el Evangelio a quienes necesitan conocer la verdad o
consolar a quienes sufren.

Podemos realizar grandes y pequeños actos de servicio. Nunca debemos dejar de prestar
ayuda a alguien por considerar que es muy poco lo que podemos h

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