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BUENOS DIAS HNOS Y HNAS, AGRADEZCO LA OPORTUNIDAD A MI PADRE CELESTIAL POR

PERMITIRME COMPARTIR CON USTEDES ACERCA DE UN TEMA MUY IMPORTANTE COMO LO


ES LA MINISTRACION Y COMO PUEDEN LLEVARLO A CABO LAS JOVENES CON LOS ADULTOS

BIEN… Ministrar significa servir a los demás como lo hizo el Salvador (véase Mateo 20:26–28).

26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será
vuestro servidor;
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo,
28 así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en
rescate por muchos.
Como lo dice la escritura Él amó, enseñó, consoló y bendijo a las personas que lo rodeaban, y
oró por ellas. Como discípulos de Jesucristo, nosotros procuramos ministrar a los hijos de Dios.

El Señor desea que todos los miembros de Su Iglesia reciban ese tipo de cuidado. Por esa
razón, se asigna a poseedores del sacerdocio como hermanos ministrantes de cada familia de
miembros y se asigna a hermanas ministrantes a cada hermana adulta. Esas asignaciones
sirven para asegurarse de que a los miembros de la Iglesia se les recuerda y se les cuide

en el caso Las mujeres jóvenes pueden recibir asignaciones para ministrar a partir de enero del
año en que cumplan catorce años.

Los jóvenes pueden compartir sus dones únicos y crecer espiritualmente al servir junto a los
adultos en la obra de salvación. Las mujeres jóvenes tienen el deseo natural de cuidar y
compartir, el cual puede ser dirigido adecuadamente al ministrar en compañía de una
hermana adulta por lo tanto la presidencia de la Sociedad de Socorro ayudan a las hermanas
ministrantes a aprender la manera de ministrar a las personas.

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos recuerda que “cada uno de
nosotros, como discípulo del Maestro, tiene la responsabilidad de ministrar a los demás y
reconocer que lo que hacemos realmente importa, aun cuando lo que hagamos pueda parecer
pequeño o de poca trascendencia”

Los sencillos actos de servicio que llevan a cabo nuestras jóvenes hermanas ministrantes
bendecirán la vida de muchos a medida que aprendan a llegar a ser discípulas más devotas de
Jesucristo.

Con esta nueva oportunidad, vemos las bendiciones espirituales que se les brinda no solo a las
hermanas a las que las mujeres jóvenes prestan servicio, sino también a las jóvenes mismas.

Esta oportunidad para que las jóvenes presten servicio las ayudará a desarrollar confianza para
conversar y relacionarse con los demás de manera personal. Llegarán a ser más semejantes al
Salvador a medida que aprendan más compasión, comprensión y paciencia. Serán menos
críticas con los demás, llegarán a ser más capaces de discernir las necesidades y tendrán más
habilidad para actuar de acuerdo con las impresiones del Espíritu.

MOSIAH 18: 9
9 sí, y estáis dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los
que necesitan de consuelo, y ser atestigos de Dios en todo tiempo, y en
todas las cosas y en todo lugar en que estuvieseis, aun hasta la muerte,
para que seáis redimidos por Dios, y seáis contados con los de
la bprimera resurrección, para que tengáis cvida eterna;
a medida que las jóvenes miran más allá de sí mismas, ven las necesidades de las personas que
las rodean y luego actúan para ayudar a satisfacer esas necesidades. Al hacerlo, vivirán más
plenamente los convenios que hicieron al bautizarse de llevar las cargas los unos de los otros,
consolar a los que necesitan de consuelo, ser testigos de Dios, servir al Señor y guardar Sus
mandamientos.

AHORA COMO MINISTRAR A LAS JOVENES CON ADULTOS

A medida que las jóvenes sirvan en esta nueva asignación, desarrollarán


amistades con hermanas mayores y más maduras de la Sociedad de Socorro.
Esta relación las ayudará a aprender y entender el propósito de la organización
de la Sociedad de Socorro a la que pronto pertenecerán. Al ministrar juntas, las
hermanas de la Sociedad de Socorro pueden tener un impacto significativo para
bien en la vida de sus jóvenes compañeras al enseñarles y asesorarlas en sus
tareas conjuntas. Todas las jóvenes tienen dones que podrían beneficiar a otra
hermana de alguna manera y las bendiciones para las jóvenes que prestan
servicio son innumerables.
Las jóvenes de la Iglesia son extremadamente capaces y poseen innumerables
talentos que están dispuestas a compartir con los demás. Serán una valiosa
fuerza para el bien al tomar parte en la obra de salvación de aquellos a quienes
sirven.

A medida que las mujeres jóvenes aprendan a servir y ministrar, sentirán el amor del Salvador
más profundamente en sus vidas. Se darán cuenta de que al extender la mano para ayudar a
“una persona en particular”, están sirviendo al Salvador y convirtiéndose en Sus discípulas.

La verdadera ministración se realiza uno por uno, siendo el amor la fuerza motivadora en la
que encontraremos maneras de llevar a nuestros hermanos y hermanas “ausentes” al abrazo
incluyente del evangelio de Jesucristo.

El Salvador es nuestro ejemplo en todo, no solo en lo que debemos hacer sino en por qué
debemos hacerlo. Al aceptar la oportunidad de ministrar de todo corazón a nuestras hermanas
y hermanos, tenemos la bendición de ser más espiritualmente puros, de estar más en armonía
con la voluntad de Dios, y ser más capaces de comprender Su plan para ayudar a todos a
regresar a Él. Reconoceremos más fácilmente Sus bendiciones y estaremos ansiosos de
extender esas bendiciones a los demás.

POR ultimo quiero compartir mi testimonio yo se que esta es la iglesia verdadera, se que las
escrituran nos ayudan a comprender mas acerca del evangelio, se que la ministración nos
permite acercanos mas a las persknas que requieren de nosotros y de nuestro apoyo, se que
nuestra padre celestial nos ama a cada uno de nosotros y cumpolimos sus mandamientos
recibiremos muchas bendiciones.

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