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EL YO Y EL ELLO

Sigmund Freud

Conciencia
Incluye todo aquello de lo que
somos conscientes. Este es el
aspecto de nuestro proceso
mental que nos permite
pensar y hablar de forma
racional.

Preconsciente
Todo lo que no es
actualmente consciente pero
es perfectamente susceptible
de volverse consciente.
Por ejemplo, los recuerdos.

Inconsciente
Es donde guardamos nuestros
sentimientos, pensamientos,
impulsos y los recuerdos que
se encuentran fuera de
nuestro conocimiento
consciente.

La punta del iceberg que se puede ver por encima del agua
representa la mente consciente.
La parte del iceberg que se sumerge debajo del agua, pero
es aún visible es el preconsciente.
El grueso del iceberg que está oculto debajo de la línea de
flotación representa el inconsciente.

Ello
Según Freud, el Ello es
estimulado por el principio del
placer, que se esfuerza por
lograr la satisfacción inmediata
de todos los deseos y
necesidades.
El ello es muy importante desde
los primeros momentos de vida
debido a que se asegura que se
satisfagan las necesidades.
Por ejemplo: Si el bebé tiene
hambre o se siente incómodo,
va a llorar hasta que las
demandas del Ello sean
satisfechas.
Este aspecto de la personalidad es completamente inconsciente
e incluye los comportamientos instintivos y primitivos.
Yo
El Yo funciona basándose en el
principio de la realidad, que se
esfuerza por satisfacer los
deseos del Ello de forma realista
y socialmente adecuada.
El Yo se desarrolla a partir del Ello y asegura que los impulsos del Ello
puedan expresarse de una manera aceptable en el mundo real.
Las funciones del Yo son utilizadas en el consciente, el
preconsciente y el inconsciente de la mente.

Superyó
Se desarrolla a partir del Yo y
surge del proceso de
socialización y la superación del
complejo de Edipo
El Superyó es el aspecto de la personalidad que contiene todos
nuestros estándares morales interiorizados e ideales que adquirimos
de ambos padres y de la sociedad; nuestro sentido del bien y el mal.
El Superyó nos proporciona directrices para hacer juicios. El
Superyó comienza a surgir en torno a los cinco años.

Ello Yo Superyó

El estadio del espejo


Jacques Lacan
El estadio del espejo se presenta entre los primeros seis a
dieciocho meses de vida.
Lacan lo plantea como un medio para explicar el surgimiento del YO a
través del proceso de identificarse con la propia imagen y el niño lo
muestra como un momento de júbilo porque conduce a una sensación
imaginaria de dominio. El estadio del espejo establece así una relación
entre el interior del organismo con la realidad exterior.

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