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Eva tenía una característica muy especial: podía hablar con los animales.
Desde que era muy pequeña hablaba con todos los animales de su granja.
Con Coco, la gallina y su esposo el gallo Nicolás, con Rick, el pato, Don Leo, el
caballo de su padre, con Gussy, su gatito gris y remolón, con Héctor el gran
perro pastor que cuidaba de las ovejas como si fueran sus hijas, y con Mus, el
burrito triste.
Una tarde, mientras estaba dando de comer a las gallinas, escuchó a Coco
contarle a sus compañeras:
- Pues sí, Mus está tan triste porque quiere ser tan fuerte y elegante como
Don Leo y poder ayudar y acompañar al padre de Eva como lo hace él,
pero claro, no puede compararse la majestuosidad y belleza de un
caballo con la de un burro…ay, pobre Mus,
Esperó respuesta. Al no recibirla volvió a llamar al animal hasta que una voz
surgió de una de las vigas más altas del techo:
- ¿Qué es todo este jaleo? ¿No sabes que yo a estas horas estoy
durmiendo?
- Lo seinto, Sr. Buho, pero tengo que hablar con usted. Soy Eva.
- Ah, Eva, ¿Qué te trae por aquí?
Eva le contó lo que había oído decir a Coco y el buho la escuchó atento.
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De allí se fue directamente a las cuadras para hablar con Don Leo. Estaba
segura de que el caballo podría ayudarla ya que tenía muy buen corazón.
- Don Leo, buenos días -saludó mientras cogía una zanahoria- ¿Cómo
está usted?
- Muy bien, Eva, ¿qué te trae por aquí?-respondió el animal mirando con
deseo la hortaliza- ¿Es para mí esa zanahoria?- añadió con descaro
porque además de tener buen corazón, el caballo era un glotón-
- Claro que es para usted. Venía a pedirle un favor.
- Pide lo que quieras, pequeña. Estoy aquí para lo que haga falta.
- Pues verá…Resulta que Mus, el burrito, está más triste que de
costumbre y es porque le gustaría parecerse a usted.
- ¿A mí? ¿Por qué?-preguntó extrañado el caballo-
- Porque le gustaría tener su fuerza y poder tirar del carro de mi padre.
- Pero eso es imposible. Yo soy de una raza de caballo de tiro y él no es
más que un burro de carga.
- Ya lo sé . Pero he pensado que si usted quisiera hablar con él y llegar a
entrenarlo, podríamos decir, para que fuera más veloz y más fuerte, tal
vez consiguiéramos animarle.