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Los líderes de la iglesia saben bien que el tiempo es una de las cosas más
valiosas en el culto. Por lo general, no parece haber suficiente tiempo para
acomodad todo lo que se ha de hacer. Sin embargo, algunas iglesias pasan
de 30 a 50 por ciento del tiempo que están congregadas en la adoración. Hay
que presentar una filosofía de la adoración congregacional que defina de
modo adecuado la razón por la cual se dedican cantidades preciosas de
tiempo a esa actividad congregacional, y cuál debiera ser el resultado de
tanto tiempo y esfuerzo.
Cada pastor y congregación local deben determinar esa filosofía para sí.
“Si quieres echarle lodo al rostro a otro, debes primero enlodarte las manos”
La Biblia dice:
Estar muy preocupado en lo que Dios dice, por ejemplo estar toda la
reunión preguntándose: ¿Qué me dice Dios?
Uno puede ser el detective más agudo de todos los tiempos para
observar todos los puntos débiles del liderazgo, e imaginar la solución
perfecta, pero el descuido en la adoración desagrada a Dios.
Por más asombroso que parezca, las Escrituras dicen que el creyente tiene
algo que puede traerle a Dios: su Alabanza y Bendición. Podemos bendecir
al Señor, esto es maravilloso.
Las Escrituras revelan que Dios está en todo lugar a toda hora, pues es
omnipresente, pero también que hay diferentes puntos en los cuales Dios
manifiesta su presencia. Se manifiesta “donde están dos o tres congregados”,
pero cuando un grupo de los hijos de Dios se congrega para cantar sus
alabanzas, El “habita” en esas alabanzas y revela su presencia de modo
especial entre su pueblo que lo alaba.
Salmo 22.3
¿En qué se diferencian los cultos de la Iglesia de las reuniones de
cualquier otra organización social?
¿Será porque los creyentes están contentos y tienen buenas relaciones?
Los miembros de los clubes sociales también están contentos y tienen buenas
relaciones. La diferencia está en la presencia de Dios.
Una vez se leyó el siguiente cartel en la entrada de una iglesia: “por falta de
energía eléctrica, no habrá culto de adoración hoy.” En muchas iglesias se
podría cambiar eso un poco, para decir: “debido a la falta de adoración, no
habrá poder en los cultos de hoy.”
Los dones del Espíritu se asignan según la voluntad soberana de Dios, y las
alabanzas de la iglesia no persuaden a Dios a que entregue sus dones. Con
todo, el culto de adoración provee un ambiente muy propicio a las
operaciones de los dones del Espíritu.
Sin el ambiente de adoración los dones rara vez se presentan, pero en él, el
Espíritu puede funcionar con más libertad.
EJEMPLO:
Las Profecías, casi no se presentan al principio de los cultos de adoración.
No es algo accidental. Primero se adora, y luego los ministerios espirituales
comienzan a operar. No es que al principio del culto, Dios no está dispuesto
a profetizas a su pueblo; más bien, el pueblo a menudo no está listo para
recibir lo que El tiene para decir.
Dios tiene mucho para decir a su pueblo. Pero espera hasta que sus hijos
estén listos para recibir su mensaje. En tanto que el espíritu del creyente
pueda percibir al Espíritu de Dios en la adoración estará listo para moverse
en los dones del Espíritu.
II EL ASPECTO HORIZONTAL
Hay seis maneras mediante las cuales los adoradores se relacionan entre sí
en la Alabanza y la Adoración congregacional, estos son:
1. La Iglesia alaba y adora para ensanchar el espíritu de unidad dentro
de la congregación.
sobre la barba,
Esto tiene que ver con que no hay un mejor tiempo para servir a otros
que en el ambiente del culto.
Efesios 5.19
A menudo hay que recordar que la iglesia está bajo la mirada de los
incrédulos en sus cultos de Alabanza y Adoración, por lo que debemos
preguntarnos:
Oseas 10.11 utiliza una frase “Arará Judá”. La alabanza ara el suelo
del corazón del creyente para prepararlo para recibir la semilla
implantada, que es la Palabra de Dios. Esta semilla luego de plantada
requerirá de agua para germinar, y la Biblia nos dice en Salmo 65.9-10
que el río de Dios regará esta semilla, este río de Dios se puede
experimentar en la Adoración, cuando su Espíritu fluye sobre el
corazón de las personas.
Salmo 24.7