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tinuación de otra con el fin de distinguir lo que es oscuro de lo que es evi
dente en la noción que tenemos de cada una de ellas. Cuando concebimos
la substancia, solamente concebimos una cosa que existe en forma tal
que no tiene necesidad sino de sí misma para existir m . Puede haber
oscuridad en relación con la explicación de esta afirmación: «no tiene necesi
dad sino de sí misma». Es así, pues, propiamente hablando, sólo Dios
es tal y no hay cosa alguna creada que pueda existir un solo instante
sin ser mantenida y conservada por su poder. Se tiene, por tanto, ra
zón por parte de la Escuela al afirmar que el término ‘substancia’ no
es «univoco» respecto de Dios y de las creaturas, es decir, que no
hay significación alguna de esta palabra que concibamos distintamen
te y que convenga a Dios y a las creaturas. Pero puesto que entre las
cosas creadas algunas son de tal naturaleza que no pueden existir sin algunas
otras, las distinguimos de aquellas que sólo tienen necesidad del concurso or
dinario de Dios, llamando a éstas substancias y a aquéllas cualidades o atri
butos de estas substancias.
111 En la edición latina «nthtl ahud mtelligi possumus, quam rem quae ita extslil. ul
nulla alia re mdigeat ad existendum» (A-T, 24, 23/24).
112 En la versión latina «Substantm corpórea el mem, uve substantia cogitans. créala,
sub boc commum concepta tnlelhgt, quod sint res, quae solo Deo concursa egent ad extsten-
dum» («La substancia corpórea y la mente o substancia pensante, creada, pueden ser
entendidas bajo este mismo concepto, que es común, porque son seres que sólo pre
cisan del concurso de Dios para existir»; A-T, 25, 1/3).
causa de que una de nuestras nociones comunes es que la nada no
puede tener atributo alguno, ni propiedades o cualidades. Por ello,
cuando se conoce algún atributo, se tiene razón para concluir que
lo es de alguna substancia y que esta substancia existe.
u** En la edición latina «praecipua proptetas*> («cada substancia posee... una propie-
.t ul principal»; A-T, 25, 13).
114 La variación terminológica respecto de la edición latina es clara y se mantiene
. n oíros lugares de terminología y contenido similar; la afirmación «et n'est qu une de-
. n.lance de ce qui est etendu» tiene como equivalente «estque lantum modus quídam reí
•lrn\ae» («...y sería sólo un cierto modo de la cosa extensa»; A-T, 25, 20).
La edición latina cierra el párrafo con la siguiente afirmación: «ut cuilibet at-
bHitrnli sil mamfestum» («Todo ello seria manifiesto para quien lo considere atenta-
mi me»; A-T, 25, 27).
" De acuerdo con lo expuesto en los artículos 45 y 46, la traducción francesa ya
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extensa, con tal que separemos cuidadosamente todos los atributos
del pensamiento de los atributos de la extensión. También podemos
tener una idea clara y distinta de una substancia increada que piensa
y que es independiente, es decir, de un Dios, siempre que no pense
mos que esta idea nos representa todo lo que en él hay *117 y siempre
que no atribuyamos a la misma nada mediante una ficción de nues
tro entendimiento. Nos bastaría con que tomásemos solamente nota
de lo que está comprendido verdaderamente en la noción distinta
que nosotros tenemos de él y que sabemos que pertenece a la natura
leza de un Ser omniperfecto 118. Nadie puede negar que tal idea está
en nosotros si no está dispuesto a creer sin razón 119 que el entendi
miento humano sea incapaz de tener conocimiento alguno de la Divi
nidad.
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