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El trabajo en equipo es una labor que se lleva a cabo a través de un conjunto de integrantes

que tienen un objetivo común, aunque cada uno desarrolle sus tareas de forma individual para
conseguirlo. Podríamos hablar de unión de grupo, de amistad, de capacitación, comunicación,
valores varios temas que son parte del trabajo en equipo, pero primero: ¿qué nos dice la Biblia
del trabajo en equipo? Si bien la palabra trabajo en equipo no aparece en la Biblia, la Palabra
de Dios contiene mucha información sobre cómo trabajar juntos. El trabajo en equipo es
evidente en las estructuras sociales del matrimonio, la familia, la comunidad y los negocios. El
asesoramiento para la vida diaria, el manejo de conflictos y otros temas relacionados está
disponible en las Escrituras; solo tiene que saber dónde buscar y cómo aplicar los principios
bíblicos de trabajo en equipo al modelo de negocio o ministerio de hoy.

El equipo más fundamental es el que se crea cuando alguien acepta a Cristo como Señor y
Salvador. Desde ese mismo instante, el hijo recién nacido de Dios nunca está solo (Hebreos 13:
5). El creyente tiene la ventaja de ser parte de su propio "equipo de Dios", con los beneficios
de la guía del Espíritu Santo (1 Juan 2:27), las disposiciones sacerdotales de Jesús (Hebreos 10:
19–22) y su eterno amor de un padre fiel (1 Corintios 1: 9; 10:13). Estamos diseñados para
necesitar a Dios y unos a otros. Nadie tiene todas las habilidades, dones o sabiduría necesarios
para una vida exitosa. Se nos exhorta a usar los dones que recibimos, los talentos y las
inclinaciones únicas de nuestra naturaleza creada, así como nuestros dones espirituales, para
servirnos unos a otros con amabilidad, respeto y aprecio.

Un equipo obtiene beneficios:

Eclesiastés 4:9-12” Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque
si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá
segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más
¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón
de tres dobleces no se rompe pronto.”

Hacen un mejor trabajo: el trabajo en equipo hace menos pesada la carga, hace que se
disfrute más, y como resultado se obtiene un mejor trabajo, aunque algunos prefieren el
trabajo individual.

· Se apoyan y levantan: cuando alguno de los miembros del equipo cae, los demás pueden
levantarlo, ayudarlo, aconsejarlo y hacer que vuelva a caminar y a aportar al equipo. Es difícil
levantarse cuando no hay quien nos ayude a volver.

· Se motivan en momentos difíciles: todos pasamos momentos en que necesitamos apoyo de


alguien, moral, físico, espiritual… cuando trabajamos en equipo ese apoyo llega muy rápido y
nos sentimos más acuerpados, menos débiles.

· Se defienden juntos y la amistad no se rompe: Al trabajar como equipo no permitimos que


algún miembro sea despreciado o afectado por alguien externo, nos defendemos entre todos,
nos cubrimos las espaldas, nos sentimos fuertes y la unión hace que el grupo sea fuerte.

Un equipo delega funciones:

Efesios 4:16 “de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.”
· Hay un cerebro: Normalmente todo equipo de trabajo tiene un líder (o varios), como lo
podemos ver en el caso de Jesús y los Discípulos, son las personas que toman las decisiones
difíciles y normalmente se comportan a la altura de la situación, dando el ejemplo y
preparando a los siguientes líderes.

· Cada parte del cuerpo tiene su función: si nos duele una muela, sentimos que nos duele todo
el cuerpo y nuestra capacidad se reduce… nos da sueño, nos desconcentramos, nos da fiebre,
no dormimos, ¡solo por una muela! Cuando un miembro del equipo no realiza su función o no
puede realizarla bien, todo el cuerpo sufre las consecuencias.

· Un ojo no puede escuchar: cada uno tiene su función y no puede pretender realizar las
funciones de otro, para las cuales no ha sido preparado y no posee el conocimiento necesario,
por lo tanto es necesario respetar las funciones de los demás y realizar nuestra propia función
de la mejor manera en busca de la armonía de todo el cuerpo (equipo).

Un equipo se comunica y está unido:

1era Corintios 1:10 “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. “

· Hablan un mismo idioma: un equipo tiene un vocabulario o términos en común, al hablar


todos saben que significa cada palabra, gesto o ruido, cuando no entienden algo, lo preguntan
y todos buscan un buen nivel de entendimiento a través de una comunicación saludable.

· No se ocultan cosas, las dicen de frente: cuando algo no sale de la mejor manera, el asunto
se arregla y habla dentro del grupo, no tiene necesidad de trascender las fronteras del equipo,
donde otras personas sabrán detalles que pudimos haber resuelto como grupo.

· No hay divisiones: los más antiguos de pertenecer al grupo no se apartan de los más
nuevos… las mujeres no se van a la esquina a conversar sus asuntos mientras los hombres
conversan de los suyos en la otra esquina, siempre reina el espíritu de bienestar grupal antes
que el personal. Tienen objetivos en común: todos vamos remando juntos en balsa, hacia una
misma dirección, no puede haber una persona remando en otra dirección, sino que todos
unen fuerzas para alcanzar el objetivo.

Los primeros ejemplos de trabajo en equipo que se encuentran en la Biblia se encuentran en el


capítulo inicial de Génesis. Allí encontramos a la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
que trabajan en concierto en la creación (Génesis 1: 1–3). Cada miembro de la Trinidad tenía
una posición para llenar la creación del mundo; Cada uno tenía un trabajo definido para
realizar.

En el sexto día de la creación, Dios creó a Adán y Eva, el primer equipo humano. Fueron
diseñados para complementarse entre sí y reflejar la imagen y la comunidad, el trabajo en
equipo, de la Trinidad (Génesis 1: 26-27).

Efesios 4:12 se refiere a la iglesia, la comunidad de creyentes, como el "cuerpo de Cristo". La


iglesia debe trabajar en equipo. En 1 Corintios 12: 17–31 se describe la idea de la iglesia como
un cuerpo con mayor profundidad, utilizando los sistemas del cuerpo humano como una
analogía de la forma en que los miembros del equipo deben confiar el uno en el otro. Los
equipos fuertes, al igual que los cuerpos fuertes, están formados por miembros
interdependientes que cumplen tareas definidas.
No hay celos en el trabajo en equipo. Cuando todo el equipo trabaja para la gloria de Dios, no
hay competencia interna: "Yo planté la semilla, Apolos la regó, pero Dios la ha estado haciendo
crecer" (1 Corintios 3: 6). El equipo unificado entiende que alcanzar metas es lo que Dios está
haciendo. Y lo que Dios está haciendo requiere trabajo en equipo de nuestra parte: “El
sembrador y el segador pueden estar contentos juntos. Por lo tanto, el dicho "Uno siembra y
otra cosecha" es cierto. Te envié a cosechar lo que no has trabajado. Otros han hecho el
trabajo duro, y usted ha cosechado los beneficios de su labor” (Juan 4: 36–38).

El equipo de doce hombres de Jesús estuvo marcado por su diversidad (Marcos 3: 13–18;
Lucas 6: 12–16). Uno era un recaudador de impuestos, varios eran pescadores, uno era
políticamente activo y se lo conocía como "el Zelote". Los Evangelios relatan tres años y medio
de entrenamiento intenso, ya que los discípulos pasaron tiempo al lado de Jesús mientras
enseñaba y atendía a las personas. En el punto medio de su mentoría, Jesús envió a los doce
en equipos de dos hombres (Marcos 6: 7–13). Se les dio autoridad, dirección y oportunidad.
Jesús siguió con la revisión, la corrección y el descanso (Marcos 6: 30–31).

Moisés, líder de los israelitas y autor de los primeros cinco libros de la Biblia, dirigió a más de
un millón de personas a través de una existencia nómada que duró cuarenta años. Su primer
compañero de equipo fue Aaron, su hermano (Éxodo 6: 26—7: 20). Más tarde, por consejo de
su suegro, agregó líderes para equipos de miles, cientos, cincuenta y diez (Éxodo 24).

Lo que se conoce como los Diez Mandamientos (Éxodo 20: 1–17), dado por Dios a través de
Moisés, contiene algunos de los mejores consejos para el trabajo en equipo que se hayan
escrito. Puesto en un marco de negocios, podría leer algo como esto:

Dios es el primero. Él dirige, nosotros escuchamos y obedecemos.


Nada debe interponerse en el camino de nuestra devoción a él.
No podemos usar a Dios y su nombre como una excusa, una amenaza o una mala palabra.
Nos tomamos un día de descanso y restauración.
Nuestros padres (gerentes y mentores) tienen prioridad en nuestras vidas para dirigir nuestro
pensamiento y comportamiento. Los honramos.
No deberíamos cometer un asesinato de carácter (o cualquier otro tipo de asesinato).
No debemos cometer adulterio espiritual, emocional o físico. Ponemos límites a nuestras
relaciones de trabajo y equipos.
No debemos robarnos los unos a los otros, ni ideas, créditos ni pertenencias personales. Ni
siquiera la taza de café de un compañero de trabajo de la cocina de la oficina.
No debemos mentirnos unos a otros o usar comentarios negativos sutiles para robar a otros su
estado o influencia.
No debemos codiciar la vida, la esposa, la posición o las cosas de un miembro del equipo.

El trabajo en equipo cristiano reconoce a Dios como el líder establecido y un tercero objetivo
en cada equipo, agregando fuerza y cohesión al vínculo. Tener establecidos los límites
relacionales básicos ayuda a los equipos a centrarse en el trabajo en cuestión. Con amor por
Dios y amor los unos por los otros, la unidad es posible (Efesios 4:13). Ayuda ser humilde y
"considerar a los demás mejor que nosotros mismos" (Filipenses 2: 3).

Eclesiastés 4: 9–12 habla del valor del trabajo en equipo:

Beneficios de un equipo de trabajo (Éx. 18:13-23): “Desfallecerás del todo, tú, y también este
pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú
solo”, Éx. 18:18.
1. Evita el desfallecimiento (vrs. 18).

2. La carga es compartida (vrs. 22).

3. Permite mantener la comunión con Dios (vrs. 19)

4. Facilita la instrucción (vrs. 20).

5. Fomenta el nacimiento de líderes (vrs. 21).

6. Permite la continuidad de la visión (vrs. 23a).

7. Facilita la atención de las personas (vrs. 23b).

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