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# Higiene por Prueba y Error #

Aprender es equivocarse una y otra vez hasta entenderlo bien...

¿Pero cómo aprender las normas de higiene para evitar infectarnos en la pandemia,
sin el riesgo de equivocarnos?

Las lactofermentaciones como la preparación de kombucha o kefir de agua se rigen


con las mismas normas de higiene. Pero equivocarnos solo podría hacer que la bebida
salga con un gusto feo...

Al contrario que el miedo mortal de adquirir una enfermedad tan grave, hacer una
bebida natural efervescente como las lactofermentadas simplemente trata sobre el
milagro de hacer vida...

En este caso, las extremadas normas de higiene evitan que se desarrolle vida de
bacterias que no interesan para hacer la bebida... Son normas extremas porque
además incluye el peligro de contaminar la bebida con nuestra saliva...

Si nos chupamos la cuchara que vamos a usar para revolver el jugo, le estamos
agregando al mismo la infinidad de bacterias defensivas que contiene nuestra
saliva. Ésta es la primera barrera defensiva que tiene nuestro sistema digestivo.

Cualquier virus que intente penetrar en nuestro organismo, primero tiene que
vérselas con nuestra saliva. Una colonia de bacterias muy agresivas que
generalmente ganan cualquier combate...

Así, si agregamos nuestra saliva al jugo a lactofermentarse, seguro que ganara la


batalla. Y como resultado, pasado mañana tendremos una bebida con un gusto bastante
feo...

Para hacer kefir, tenemos que conseguir una sola bolsita de 'tibicos' de origen
mexicano, que venden en el Barrio Chino (por ejemplo).
Luego, los disolvemos en un litro y medio de agua desclorada... Si, el agua de la
canilla tiene cloro, que es otra barrera defensiva contra organismos peligrosos.
Para hacer agua desclorada, solo hay que dejar una botella de agua de la canilla,
solo tapada con una servilleta de papel enrollada a modo de corcho, durante uno o
mas días en un lugar sombreado y lejos de cualquier cosa que pueda ensuciarla o
contaminarla. Lejos de insectos, animales, etc...
Entonces, para hacer el kefir de agua, entre muchas formas de hacerlo, yo uso un
frasco de vidrio bien limpio (lavarlo es parte inicial de las normas de higiene).
Luego disuelvo adentro el kefir con el agua desclorada. Le agrego medio limón, bien
lavado (otra norma de higiene). 6 cucharaditas de azúcar. Y finalmente, el jugo de
un pomelo o de una naranja bien lavados.
Se tapa con una 'cofia' de plástico o una bolsa plástica sujeta con una banda
elástica. Y hay que dejarlo lejos del sol por dos dias, para que la mezcla
lactofermente. Esto quiere decir que los tibicos van a comerse toda la azúcar que
se mezcló con el jugo de naranjas y el limón en el agua. Y van a dejar como
resultado un agua kefirada. O sea, lactofermentada. Porque produce bacterias
similares a las de la leche natural.

Demás está decir que hay que descubrir todas las cosas que podrían contaminar
nuestro futuro jugo lactofermentado...

* Dijimos que no usar nada que nos hayamos llevado a la boca. Cucharas lavadas y
secas.
* Cítricos bien lavados y frascos limpios.
* Lavarnos las manos a conciencia cada vez que tocamos algo que va a meterse en el
frasco. Si nuestras manos están sucias. O nos tocamos la boca. O tenemos las uñas
sucias... Estaremos incorporando bacterias dañinas en el jugo.
* La azúcar debe salir del envase original. Si sale de la azucarera donde metimos
en algún momento una cuchara existe el riesgo de haberla contaminado...
* No podemos usar ningún objeto (cuchara, cuchillo) que haya tocado algo sin
lavar... Las cosas que comemos después de cocerlas, cuando están crudas se
consideran contaminantes. Por más sano que parezca un churrasco de la carne mas
cara y fina, es una posible fuente de contaminación hasta que no lo cocinamos a más
de 80°C.
* No podemos usar ningún alimento que estuviera en la heladera, en el estante de
abajo de algún alimento crudo posible contaminante... Las gotas de un alimento
podrían haber caído sobre el que vamos a usar en el jugo... Si tenemos que poner un
alimento que no queremos que se contamine en la heladera, tendremos que ponerlo en
el estante de más arriba. Así nada podrá contaminarlo.
* Tampoco podemos beber el kefir de la misma botella, porque luego el mismo kefir
que está vivo empezará a formar vida con nuestra saliva y en menos de dos días le
habrá cambiado el sabor... Si, nuestra saliva siempre se impone... Incluso después
de hecho...

Hay que entender que el kefir nunca deja de estar creciendo... Estamos bebiendo una
bebida que esta viva y mientras esté adentro de nuestro organismo nos ayudará a
digerir mejor los alimentos. A estar mas sanos.

Una vez hecho el kefir de agua, tendremos que colarlo para recuperar los tibicos
que nos servirán para preparar un nuevo kefir. El medio limón ya kefirado nos
podrá servir como un limón cualquiera ya que no pierde sus propiedades.
Si le agregamos al kefir ya hecho, 6 cucharitas mas de azúcar, en poco tiempo
tendremos una bebida efervescente mucho más sana que las gaseosas compradas.
Estamos ingiriendo vitamina C de la naranja y del limón. ¡Cuidado si tapamos la
botella! Junta mucha presión. Al menos destaparla una vez por día para que largue
el gas que fabricó.
Yo me las ingenio para siempre tener una botella de kefir ya hecha y otro kefir
preparándose para dentro de 2 días.

Para los chicos, esta es la mejor forma de asegurarnos de que están capacitados
para cuidarse de cualquier cosa que pueda contaminarlos.

Y si se equivocan, ellos mismos sabrán corregirse para conseguir el rico sabor que
tiene cuando está bien hecho... Si el jugo esta rico, es que están entendiendo
todas las normas de higiene. Hasta podrían tramitar el título oficial de la
municipalidad de "Manipulador de Alimentos".

Esto no se trata solo de aprender a evitar contagiarnos con la pandemia. Las normas
de higiene nos servirán en el futuro para cuidarnos de cualquier peligro...
Imaginemos que estuviéramos en medio de una guerra nuclear o de un accidente
atómico como el de Chernoville. Necesitaríamos las mismas normas de higiene que
aprendimos, para evitar contaminarnos con radioactividad.
Pero, si sabemos como evitarlo porque ensayamos haciendo kefir durante años,
estaremos libres del peligro de cualquier tipo de contaminación.
Y este ensayo es de como favorecer la vida, no es necesario mencionar la muerte en
ningún momento. El investigar nos mantiene la mente abierta, es un ejercicio de la
libertad. Sin miedos, solo podemos cosechar cosas buenas y mucha creatividad.

Podemos ir cambiando los sabores del kefir. Hay quienes lo hacen con jugos
comprados, o con otros sabores de frutas. Lo que sí, es que hay que intentar
recuperar los tibicos. En vez de colarlos, yo los meto en un saquito como los de
té, pero más grande porque crecen mucho, de un lienzo lavable bien cosido y con una
cinta que nunca se sumerge en el jugo, para no contaminarlo. Al terminar de hacer
kefir, lavo la bolsita y la cinta con agua clorada y quedan listos para otro jugo.
Un poco de agua de la canilla no les hace mal. Pero nunca dejarlos sumergidos en
este agua.

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