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El acné es una afección frecuente de la piel (cutánea) que ocurre cuando los folículos

pilosos (  encargadas de segregar (sebo) que protege y lubrica al pelo y la piel


https://psicologiaymente.com/salud/tipos-acne). se obstruyen por las células muertas y la
grasa de la piel provocando lesiones (granos y espinillas) estas lesiones suelen ser
frecuentes en cara, hombros, espalda y pecho. Es una de las enfermedades más frecuentes
de los adolescentes y jóvenes adultos, y probablemente la mayor causa de consulta médica
dermatológica. Es un trastorno inflamatorio crónico, multifactorial, del folículo
pilosebáceo. Al ser una enfermedad crónica, según la Organización Mundial de la salud
(OMS) permite identificarla por brotes agudos o comienzo lento y alto impacto psíquico y
social. El tratamiento temprano y agresivo es importante para disminuir las secuelas
cicatrízales y el impacto psicosocial. Por otra parte, se sugiere la necesidad de un
tratamiento de mantenimiento.
El arsenal terapéutico para el acné consta de medicamentos tópicos y sistémicos que han
demostrado su eficacia en la reducción de las lesiones. El mecanismo de acción de estos
medicamentos está orientado, al menos, a uno de los cuatro factores fisiopatológicos
reconocidos como responsables de la formación de las lesiones del acné, La elección del
tratamiento apropiado depende de varios factores, como la forma clínica de la enfermedad
(de retención o inflamatoria), la gravedad de la misma y la respuesta del paciente a
tratamientos previos.
Asimismo, y entendiendo al acné como una enfermedad de carácter crónico, el tratamiento
debe incluir una fase inicial con el objetivo de lograr una mayor reducción de la gravedad
de las lesiones, y una fase de mantenimiento para la prevención de las exacerbaciones.
Además, el resultado del tratamiento depende del cumplimiento de este y para lograrlo.
Por otra parte, esta enfermedad del acné al tener bastantes tipos con diferentes
características, en este caso se requiere profundizar sobre el acné vulgar ( acné vulgaris) El
acné vulgar es una enfermedad multifactorial en la que la lesión esencial consiste en la impactación
y distensión de la unidad pilosebácea, que se acompaña de descamación y proliferación inadecuada
de los queratinocitos. El complejo pilosebáceo es un órgano andrógeno sensible, lo que explica que
sea precisamente durante la pubertad cuando los comedones se hagan clínicamente aparentes
file:///C:/Users/mnino/Downloads/13078578.pdf. El acné vulgar y su asociación con la
timidez, la ansiedad en la interacción social, la insatisfacción con la apariencia y el
deterioro general de la calidad de vida están bien informados.  Una revisión reciente de los
estudios de Dunn concluyeron que el acné puede afectar negativamente la calidad de vida,
la autoestima y el estado de ánimo, y aumentar el riesgo de ansiedad, depresión.
El acné vulgar (acné vulgaris) es una causa en la etapa entre la niñez y la edad adulta, que
inicia por los cambios puberales y que se caracteriza por profundas transformaciones
biológicas, psicológicas y sociales.  La adolescencia comprende un periodo de tiempo
indefinido, y su duración ha ido aumentando en los últimos años debido al comienzo más
precoz de la pubertad y a la prolongación del periodo de formación escolar y profesional.
La OMS considera adolescencia entre los 10 y 19 años y juventud al periodo entre los 19 y
25 años de edad. La SAHM (Sociedad Americana de Salud y Medicina de la Adolescencia)
la sitúa entre los 10-21 años. Distinguiendo 3 fases que se solapan entre sí: adolescencia
inicial (10-14 años), media (15-17 años) y tardía (18-21 años)

Se ha denominado la adolescencia que “procede de la palabra latina “adolescere”, del


verbo adolecer, y en castellano tiene dos significados: tener cierta imperfección o defecto
y, también, crecimiento y maduración”. Esta etapa se acompaña de intensos cambios
físicos, psicológicos, emocionales y sociales; es una etapa se le considera “tormenta
hormonal, emocional y de estrés” (*Departamento de Endocrinología, Great Ormond Street
Hospital for Children NHS Trust, Londres), ya que, en la pubertad hacen eclosión las
hormonas gonadales, que originan cambios físicos y emocionales y psicosexual. En los
últimos años, se ha considerado como un periodo temido (tormenta y estrés) a verse como
una etapa significativa para el desarrollo evolutivo, entre las que se encuentra más
autonomía. Etimológicamente, “el término pubertad proviene del latín “pubere” que
significa pubis con vello” (*Departamento de Endocrinología, Great Ormond Street
Hospital for Children NHS Trust, Londres, Reino Unido). Es un proceso biológico en el
que se produce el desarrollo de la maduración total de las gónadas y glándulas
suprarrenales, así como la adquisición del pico de masa ósea, grasa y muscular y se logra la
talla adulta.

Los adolescentes constituyen un subgrupo poblacional muy importante desde la salud


pública, no solo por su número, capacidad reproductora y poder adquisitivo, sino también
porque su estado de salud, su comportamiento y sus hábitos actuales tendrán una enorme
repercusión en su estilo de vida y su salud futura. Por lo tanto, se considera oportuno
abarcar la adolescencia inicial para esta investigación, para un proceso natural y mejorar los
diversos cambios en la piel a nivel dermatológico que naturalmente produce el cuerpo y en
ocasiones en los jóvenes que están en la adolescencia inicial y se ven afectados al no
encontrar un tratamiento que disminuya las afecciones que se generan en la piel.

El acné afecta a personas de todas las razas y edades, pero es más frecuente en los
adolescentes y los adultos jóvenes. Cuando el acné aparece durante la adolescencia, es más
frecuente en los hombres. El acné puede continuar hasta la edad adulta y, cuando esto
sucede, es más frecuente en las mujeres.
Adolescencia procede de la palabra latina “adolescere”, del verbo adolecer, y en castellano
tiene dos significados: tener cierta imperfección o defecto y, también, crecimiento y
maduración. Esta etapa se acompaña de intensos cambios físicos, psicológicos,
emocionales y sociales; se inicia con la pubertad, aspecto puramente orgánico, y termina
alrededor de la segunda década de la vida, cuando se completa el crecimiento y desarrollo
físico y la maduración psicosocial.

El acné es una de las enfermedades más frecuentes de los adolescentes y jóvenes adultos, y
probablemente la mayor causa de consulta médica dermatológica. Es un trastorno
inflamatorio crónico, multifactorial, del folículo pilosebáceo. El concepto de cronicidad que
se incorporó hace algunos años se basa en los parámetros de la Organización Mundial de la
Salud (OMS): recurrencias o recidivas, curso prolongado, brotes agudos o comienzo lento y
alto impacto psíquico y social. El tratamiento temprano y agresivo es importante para
disminuir las secuelas cicatrizales y el impacto psicosocial. Por otra parte, la característica
de recidivas sugiere la necesidad de un tratamiento de mantenimiento.
1 En el presente la fisiopatología del acné se aborda desde bases moleculares y, en el
mismo sentido, los tratamientos se modifican con el hallazgo de fármacos nuevos dirigidos
a aspectos determinados de la enfermedad. Debido a estas consideraciones, los estudios
deben basarse en una clasificación que, al facilitar la interpretación y la comunicación entre
médicos, proporcione un lenguaje común, permita definir patrones para situarse
mentalmente ante un cuadro clínico, y también ayude a la investigación de la
epidemiología, la patogenia y la terapéutica.
http://www.cilad.org/educacion/Cap_cientificos/GILEA/2014-2015/Consenso_GILEA_Me
dCut.pdf

El arsenal terapéutico para el acné consta de medicamentos tópicos y sistémicos que han
demostrado su eficacia en la reducción de las lesiones. El mecanismo de acción de estos
medicamentos está orientado, al menos, a uno de los cuatro factores fisiopatológicos
reconocidos como responsables de la formación de las lesiones del acné, La elección del
tratamiento apropiado depende de varios factores, como la forma clínica de la enfermedad
(de retención o inflamatoria), la gravedad de la misma y la respuesta del paciente a
tratamientos previos.
Asimismo, y entendiendo al acné como una enfermedad de carácter crónico, el tratamiento
debe incluir una fase inicial con el objetivo de lograr una mayor reducción de la extensión y
gravedad de las lesiones, y una fase de mantenimiento orientada a la prevención de las
recaídas o exacerbaciones. Además, el resultado del tratamiento depende del cumplimiento
del mismo y para lograrlo, es fundamental una adecuada relación médico-paciente. Este
documento presenta el resultado de una revisión actualizada de la literatura, que incluye
guías nacionales e internacionales para el manejo del acné y formula recomendaciones
terapéuticas basadas en el mejor nivel de “evidencia” que se encontró. Su implementación
permitirá la unificación de criterios con el objetivo de ofrecer un mejor manejo a los
pacientes con la enfermedad, evitando así sus secuelas físicas y emocionales. Por otro lado,
las guías presentan un marco científico y conceptual con la suficiente validez para su
inclusión en los protocolos del plan obligatorio de salud.
https://revista.asocolderma.org.co/index.php/asocolderma/article/view/373
Se encuentra como una enfermedad crónica que se presenta en los adolescentes; a nivel
mundial existe el 85% de prevalencia entre los 12 y 24 años de edad

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