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El acné afecta a personas de todas las razas y edades, pero es más frecuente en los
adolescentes y los adultos jóvenes. Cuando el acné aparece durante la adolescencia, es más
frecuente en los hombres. El acné puede continuar hasta la edad adulta y, cuando esto
sucede, es más frecuente en las mujeres.
Adolescencia procede de la palabra latina “adolescere”, del verbo adolecer, y en castellano
tiene dos significados: tener cierta imperfección o defecto y, también, crecimiento y
maduración. Esta etapa se acompaña de intensos cambios físicos, psicológicos,
emocionales y sociales; se inicia con la pubertad, aspecto puramente orgánico, y termina
alrededor de la segunda década de la vida, cuando se completa el crecimiento y desarrollo
físico y la maduración psicosocial.
El acné es una de las enfermedades más frecuentes de los adolescentes y jóvenes adultos, y
probablemente la mayor causa de consulta médica dermatológica. Es un trastorno
inflamatorio crónico, multifactorial, del folículo pilosebáceo. El concepto de cronicidad que
se incorporó hace algunos años se basa en los parámetros de la Organización Mundial de la
Salud (OMS): recurrencias o recidivas, curso prolongado, brotes agudos o comienzo lento y
alto impacto psíquico y social. El tratamiento temprano y agresivo es importante para
disminuir las secuelas cicatrizales y el impacto psicosocial. Por otra parte, la característica
de recidivas sugiere la necesidad de un tratamiento de mantenimiento.
1 En el presente la fisiopatología del acné se aborda desde bases moleculares y, en el
mismo sentido, los tratamientos se modifican con el hallazgo de fármacos nuevos dirigidos
a aspectos determinados de la enfermedad. Debido a estas consideraciones, los estudios
deben basarse en una clasificación que, al facilitar la interpretación y la comunicación entre
médicos, proporcione un lenguaje común, permita definir patrones para situarse
mentalmente ante un cuadro clínico, y también ayude a la investigación de la
epidemiología, la patogenia y la terapéutica.
http://www.cilad.org/educacion/Cap_cientificos/GILEA/2014-2015/Consenso_GILEA_Me
dCut.pdf
El arsenal terapéutico para el acné consta de medicamentos tópicos y sistémicos que han
demostrado su eficacia en la reducción de las lesiones. El mecanismo de acción de estos
medicamentos está orientado, al menos, a uno de los cuatro factores fisiopatológicos
reconocidos como responsables de la formación de las lesiones del acné, La elección del
tratamiento apropiado depende de varios factores, como la forma clínica de la enfermedad
(de retención o inflamatoria), la gravedad de la misma y la respuesta del paciente a
tratamientos previos.
Asimismo, y entendiendo al acné como una enfermedad de carácter crónico, el tratamiento
debe incluir una fase inicial con el objetivo de lograr una mayor reducción de la extensión y
gravedad de las lesiones, y una fase de mantenimiento orientada a la prevención de las
recaídas o exacerbaciones. Además, el resultado del tratamiento depende del cumplimiento
del mismo y para lograrlo, es fundamental una adecuada relación médico-paciente. Este
documento presenta el resultado de una revisión actualizada de la literatura, que incluye
guías nacionales e internacionales para el manejo del acné y formula recomendaciones
terapéuticas basadas en el mejor nivel de “evidencia” que se encontró. Su implementación
permitirá la unificación de criterios con el objetivo de ofrecer un mejor manejo a los
pacientes con la enfermedad, evitando así sus secuelas físicas y emocionales. Por otro lado,
las guías presentan un marco científico y conceptual con la suficiente validez para su
inclusión en los protocolos del plan obligatorio de salud.
https://revista.asocolderma.org.co/index.php/asocolderma/article/view/373
Se encuentra como una enfermedad crónica que se presenta en los adolescentes; a nivel
mundial existe el 85% de prevalencia entre los 12 y 24 años de edad