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LIBERACIÓN MIOFASCIAL

LA FASCIA
La fascia es una estructura de tejido conectivo ininterrumpido, siendo este
muy resistente, se extiende por todo el cuerpo desde la cabeza a los pies, desde
nuestro exterior al interior, envolviendo a todo el organismo y todas las estructuras
contenidas en él, como una red tridimensional. La hipodermis, parte más profunda
de la piel, está unida a la fascia superficial, y cuando se generan estímulos y efectos
mecánicos en la piel se transfieren a las fascias superficiales y continua a las
profundas
Los estudios anatómicos e histológicos han comprobado que las fascias se
encuentran en todas las regiones del cuerpo y que, a su vez, están formadas por
diferentes capas, de dirección oblicua, transversal o circular por lo que el aspecto
general de las fascias es de espiral. Este sistema de fascias está caracterizado por
una gran capacidad de deslizamiento y desplazamiento.
El Diccionario Médico Salvat define el tejido conectivo como «el tejido de
sostén derivado del mesodermo, formado por fibras conjuntivas y elásticas, y
células. Comprende el tejido laxo, adenoideo, óseo, elástico y cartilaginoso». Según
estas 3 definiciones, la fascia se puede considerar como una de las formas del tejido
conectivo, el más extenso tejido del organismo.
El sistema fascial se plantea como un sistema continuo y dinámico de
unificación estructural y funcional del cuerpo. Y no sólo en el entorno
musculoesquelético, sino también en el sistema visceral, vascular, nervioso y
linfático. Estas tienen un origen embrionario mesodérmico por lo que guardan una
estrecha relación con casi todos los tejidos del cuerpo que tienen el mismo origen.

Funciones de la fascia
El cuerpo humano está envuelto, sostenido, conectado y comunicado por el
sistema fascial, al que se le atribuyen las siguientes funciones particulares:
● Protección, absorción de impactos y amortiguación de presiones . El sistema
fascial forma una completa e ininterrumpida red protectora, que actúa sobre
cada componente corporal y, globalmente, sobre el organismo. Constituye la
primera barrera contra las variaciones de tensión en respuesta a los impactos
mecánicos internos y externos; los absorbe y, de esta forma, preserva la
integridad de la estructura que envuelve y protege. El sistema fascial puede
variar la orientación y densidad de sus fibras de acuerdo a los requerimientos
mecánicos. Actúa como un amortiguador y como un sistema de dispersión de
los impactos, especialmente a través del tejido graso
● Formación de los compartimentos corporales . El sistema fascial
compartimenta y facilita la formación de grupos funcionales, permitiendo a un
músculo unir su acción a la de otros y ejecutar movimientos incluso, a veces,
opuestos. También une estos grupos funcionales con otros anatómicamente
muy separados entre sí, proporcionando la noción de globalidad al aparato
locomotor. Así, Huijing considera que agonistas y antagonistas están
mecánicamente emparejados vía fascial y arguye que la transmisión de la
fuerza miofascial puede tener lugar entre todos los músculos de un segmento
particular. Por otra parte, dentro de cada músculo permite la especialización
de los grupos de fibras en una actividad precisa, ya sea de sostén o de
ejecución de movimiento. Asimismo, constituye planos de deslizamiento,
logrando la independencia de acción entre músculos y órganos respecto de
las estructuras adyacentes. Además, el mantenimiento de las diversas
presiones entre los compartimentos protege al cuerpo de la difusión de las
infecciones
● Determinación de la morfología muscular y del mantenimiento de la masa
muscular en una posición funcional óptima. Esta propiedad permite aumentar
la eficacia mecánica de los movimientos, de manera que el sistema fascial
puede restringir la amplitud de movimiento en cualquier nivel o incrementar la
fuerza muscular en función de la distribución de las fibras.
● Suspensión, sostén y soporte. La ubicación de cada componente corporal
está determinada por el sistema fascial, que adaptará su comportamiento
funcional a los requerimientos mecánicos para facilitar la fisiología del cuerpo.
Mantiene la integridad anatómica, la cohesión y el buen funcionamiento
fisiológico de los órganos internos. Constituye el soporte, no sólo del sistema
locomotor, sino también de los sistemas nervioso, vascular y linfático
● Cohesión de las estructuras corporales: equilibrio postural. El sistema fascial
controla y mantiene una postura eficaz. El desequilibrio del mismo influye en
la formación de compensaciones posturales que, prolongadas en el tiempo,
puede llevar a la aparición de diferentes patologías
● Transmisión de impulsos mecánicos . El sistema fascial transmite impulsos
mecánicos. Su disposición como una malla tridimensional permite la
transmisión, a distancia, de las tensiones miofasciales .

● Nutrición del tejido. Participa en el proceso de sudación y conservación de la

temperatura corporal. Interviene, asimismo, en el intercambio metabólico y en

la nutrición de los tejidos a través de las actividades del líquido intersticial. −

● Cicatrización de heridas. Interviene en la reparación de las heridas y de los


espacios dejados por las células muertas en los tejidos a través de la
producción de colágeno, conformando el tejido de granulación. Tienen una
importancia especial en este proceso los MFB.
● Coordinación hemodinámica. La fascia profunda actúa como una bomba
circulatoria periférica, colaborando en el retorno de la sangre y de la linfa
hacia el corazón, gracias a la disposición helicoidal que adoptan sus fibras en
el espacio. Benjamin considera que éste es uno de los motivos por los que la
fascia profunda de los MMII es más prominente que la de los Miembros
Superiores (MMSS). También cabe destacar el papel que desempeñan las
restricciones del sistema fascial en los procesos de estasis venoso y linfático,
así como en los síndromes compartimentales

TERAPIA DE LIBERACIÓN MIOFASCIAL


La Terapia de Liberación Miofascial (TLM) es un proceso de evaluación y
tratamiento en el que, mediante movimientos y presiones sostenidas
tridimensionalmente, se liberan restricciones d el sistema miofascial para recuperar
el equilibrio funcional del cuerpo. También se define como la facilitación de una
potencial adaptación mecánica, neural y psicofisiológica interrelacionadas a través
del sistema miofascial. Las técnicas se aplican directamente sobre la piel del
paciente. La presión se aplica en la dirección de la restricción hasta llegar a la
resistencia, sentida como una barrera tisular, y se mantiene en este punto de
restricción, sin deslizarse sobre la piel o forzar el tejido, durante un mínimo de 90120
segundos. Cuando el tejido empieza a relajarse, el terapeuta mantiene la misma
cantidad de fuerza y acompaña la liberación tridimensional hasta la siguiente
restricción, y así, sucesivamente.
Las técnicas de liberación miofascial estimulan mecánicamente el T
Conectivo. Esta acción probablemente aumente el flujo de los fluidos corporales en
el lugar de la restricción, incrementando el aporte sanguíneo y el metabolismo
celular y eliminando el exceso de toxinas acumuladas en la SF. Otras probables
acciones de estas técnicas incluyen el producir una correcta orientación en la
producción de fibroblastos al tiempo que se regula la secreción de colágeno; y
actuar sobre la restricción favoreciendo la reparación tisular y evitando la fibrosis
que, acompañada de hipomovilidad e hipersensibilidad, da lugar a la formación de
las áreas de atrapamiento fascial.

Principios del tratamiento


Puesto que uno de los efectos de la TLM es la liberación de toxinas, se debe
recomendar al paciente incrementar la ingesta diaria de agua, como mínimo, en un
litro respecto de sus hábitos cotidianos de consumo.
La búsqueda de una posición óptima de tratamiento, tanto para el terapeuta
como para el paciente, es un factor importante en el proceso de preparación y ajuste
antes del inicio de la terapia. El fisioterapeuta debe adoptar una posición correcta y
estable, de manera que no transmita al paciente la tensión de su cuerpo. Asimismo,
es necesaria una buena ergonomía y colocación de las manos del terapeuta sobre el
paciente, especialmente en las técnicas bimanuales profundas, con el fin de no
incomodar al paciente con contactos desagradables que puedan perturbar la eficacia
del tratamiento. Se aplica la fuerza uniformemente con toda la superficie de la mano,
evitando realizar movimientos excesivamente fuertes con las últimas falanges de los
dedos, ni en el sentido de la hiperextensión interfalángicas, ni hacia tomas manuales
en garra. El tacto es una forma de comunicación muy poderosa que requiere
dedicación y concentración por parte del terapeuta, y la fuerza y la intención con la
que dicho profesional toque a su paciente puede determinar el éxito del tratamiento.
Los tratamientos se han de individualizar en función de la patología a tratar y
las condiciones personales del paciente. En cualquier caso, las técnicas
superficiales o locales deben ser aplicadas previamente a las técnicas profundas o
globales. En lo que respecta a la frecuencia de aplicación de los tratamientos de
liberación miofascial, también deben ser tenidos en cuenta los factores anteriores.

Por lo general, en los estados agudos se aplican tratamientos a diario.

Objetivos de tratamiento

Mediante la liberación del sistema miofascial obtenemos beneficios


terapéuticos en diferentes sistemas.

● A nivel circulatorio, incrementamos el abastecimiento de sangre tisular lo que


se traduce en un mayor metabolismo de la zona, mostrando buenos
resultados en mujeres posmenopáusicas con insuficiencia venosa.
● En cuanto al sistema musculoesquelético, encontramos que tras la aplicación
de la técnica conseguimos un incremento del ROM a través de la eliminación
de puntos gatillos latentes y mejorando las propiedades elásticas de los
tejidos.
● En adición, se ha visto que la terapia miofascial puede tener repercusión en el
sistema nervioso, modificando el dolor difuso, fatiga percibida y calidad de
vida en pacientes con fibromialgia
● En definitiva, la terapia miofascial debe ser concebida como una técnica de
tratamiento donde podemos contribuir a mejorar a nuestros pacientes de una
manera global.

FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS Y APLICACIÓN DE LA TÉCNICA PARA LA


LIBERACIÓN MIOFASCIAL.

La inducción miofascial aborda al sistema fascial a través de dos


modalidades:

Técnicas miofasciales superficiales o directas


El objetivo principal de las técnicas directas es eliminar las restricciones
superficiales y/o locales. La regla principal en la ejecución de estas técnicas es
dirigir el movimiento de deslizamiento en la dirección de la restricción, que no tiene
porqué coincidir con la dirección de los movimientos fisiológicos de una determinada
articulación.
Existen tres tipos de técnicas: actúan localmente y cuyo objetivo principal es
mediante la aplicación de fuerzas contra la dirección de la restricción superficial para
lograr cambios en el comportamiento del tejido. Antes de intervenir, y previamente
de haber realizado la inspección ocular y observar el estado de la piel, se aplica una
de manera muy suave un deslizamiento con la palma de los dedos
● Deslizamiento en forma de “J”.- Está indicada preferiblemente en lesiones
crónicas. Puede aplicarse en cualquier parte del cuerpo y en cualquier
dirección. Una vez localizada la restricción, se realiza una fijación o
contrapresión de la piel en sentido contrario a la dirección de la disfunción,
aplicando el índice reforzado con el dedo medio o el nudillo del índice.
Ejecución: Una vez conocida la dirección de la restricción, colocar la palma
de la mano no dominante en la región restringida y fijando la piel en sentido
contrario a la restricción (Contrapresión), luego con la mano dominante el
terapeuta realiza el movimiento de deslizamiento en forma de “J” en sentido
de la restricción con la ayuda del dedo índice reforzado con el dedo medio o
nudillo del índice. Al principio el movimiento se realiza con una presión
constante y lenta, pero al llegar a la curva de la “J” se debe aplicar de forma
brusca y veloz. La maniobra se puede repetir hasta un total de 7 veces, pero
modificando el lugar de acción. Esta maniobra está descrita como una
maniobra que solo se utiliza en pacientes con síndrome miofascial crónico.

● Deslizamiento transverso.- Se aplica en restricciones específicas de reducida


superficie como tendones, ligamentos o partes concretas de los músculos. La
técnica se realiza con las puntas de los dedos y las manos están juntas. Se
aplica un movimiento transversal al recorrido de las fibras de escasa amplitud
mediante flexoextensión metacarpofalángica. No se debe saltar sobre el
músculo, sino realizar el movimiento dentro de él.
Ejecución: Maniobra de presión digital, manos colocadas en serie, dirigida
transversalmente sobre las estructuras colágenas del tejido conectivo. Este
movimiento repetitivo facilita la liberación y desplazamiento de las fibras de
colágeno dirigida a romper los “entrecruzamientos” que se forman entre ellas.
Para realizar la maniobra, flexionar las articulaciones metacarpofalángicas y
si la longitud entre los dedos es muy desigual debemos flexionar la
interfalángicas proximales. Como hemos dicho, se realiza transversalmente a
un punto doloroso muscular, ligamentos o tendones. La amplitud de la
maniobra es muy escasa. Se estima que el tiempo necesario para producir
analgesia es de aproximadamente 2 minutos.

● Deslizamiento longitudinal.- Está indicada en músculos largos. Se aplica una


contrapresión para fijar proximalmente el músculo y se realiza un
deslizamiento longitudinal con la otra mano en sentido distal. El movimiento
ha de ser lento y, ante una restricción, detenerse y mantener la presión de
forma sostenida hasta la liberación de la restricción. Se realiza con el nudillo,
el codo o dedo sobre dedo.
Ejecución: La aplicación tiene como objetivo principal estimular la orientación
longitudinal de las fibras colágeno en demanda de la fuerza mecánica
ejercida en esa dirección aumentando la fuerza tensional del tejido. Es
recomendable que la dirección sea desde el origen a la inserción. Es la única
técnica que permite el uso de lubricantes, sobre todo para esquivar los tirones
del vello en hombres. Al igual que con la maniobra de deslizamiento en “J”,
realizamos una contrapresión con la mano no dominante; mientras que, con
la otra mano presionamos lentamente con nudillo del índice, índice reforzado
con el medio o codo en dirección longitudinal adecuada la velocidad en todo
momento a la respuesta del tejido

Técnicas miofasciales profundas o indirectas


Conforman el grupo de técnicas más importantes porque actúan sobre el
componente rotatorio de la restricción miofascial, puesto que ésta no se limita a ser
únicamente lineal. El terapeuta, mediante presión sostenida, debe esperar las
respuestas del tejido y seguirlas para conseguir su liberación. En ocasiones, es
necesario avanzar en la dirección de facilitación del movimiento y puede aparecer
dolor a distancia. Actúan globalmente eliminando las restricciones profundas, no
alcanzables con una presión directa, llevando el tejido fascial restringido hacia su
posición “cómoda”, relajando las fuerzas de tensión y restableciendo el equilibrio
tensional. Existen tres tipos de técnicas profundas
● Manos cruzadas.- Es la técnica más empleada. Aprovecha las propiedades
tixotrópicas, piezoeléctricas y plásticas del TC para llegar a restricciones
profundas. Inicialmente, por medio de una presión lenta y progresiva, se
elimina la tensión preelástica tisular. Sentir algún movimiento en este punto
no implica que se produzca una liberación. A continuación, por medio de un
estiramiento longitudinal suave y lento con presión vertical mantenida
tridimensionalmente, se pone en tensión el tejido alcanzando la primera
barrera. Se espera la respuesta del cuerpo sin forzar el movimiento durante
1-3 minutos. Una vez liberada esta primera barrera, se prosigue hasta la
siguiente barrera donde se repite el proceso anterior. Así hasta vencer de 3 a
6 barreras. Puede que, a partir de la tercera barrera, la liberación sea fluida y
continua.
Ejecución: En primer lugar, debemos apoyar las manos sobre el cuerpo del
paciente para ganar su confianza, secundariamente sincronizar con el
paciente a través de la respiración conjunta, acto seguido iniciar una suave
compresión (presión dirigida contra la camilla y separar las manos para
dinamizar la fascia). Luego, mantenemos el contacto hasta esperar a que la
fascia comience a moverse, una vez se mueve debemos ajustar la dirección
del contacto en función de cómo se mueva la fascia. Por último, identificar
cuando la fascia deja de moverse, “barrera”, y nos mantenemos hasta
esperar el proceso de liberación. Vencer entre 3-5 barreras

● Plano transverso.- Se emplea en estructuras miofasciales con un importante

componente transversal: a nivel clavicular, diafragmático y pélvico. La palma

de la mano no dominante se coloca bajo el cuerpo del paciente en el lugar de

aplicación de la técnica, mientras que la palma de la otra mano se sitúa sobre

el paciente al mismo nivel en que está la mano no dominante. Se realiza una

ligera compresión con ambas manos hasta llegar a la barrera donde se


espera la respuesta tisular. Se continúa el procedimiento al igual que en la

técnica de manos cruzadas. −

● Técnica telescópica.- El impulso mecánico que se aplica es de tracción, no de


compresión. Se llevan a cabo en las extremidades, de manera global o local.
Son muy útiles, además, ante dolores difusos. El modo de aplicación consiste
en la realización de una tracción suave a lo largo de todo el eje de la
extremidad mediante el peso del cuerpo del fisioterapeuta. Se realizan 3
liberaciones en elongación y se espera la respuesta tisular. El objetivo final es
llevar a cabo todo el movimiento de circunducción mediante combinaciones
tridimensionales de abducción-rotación-flexión, siempre que el tejido
periarticular lo permita. Se finaliza regresando al punto de partida y colocando
la extremidad en posición neutra.

Contraindicaciones de la terapia miofascial


Al ser una técnica manual fisioterápica, las contraindicaciones de la TLM son las de
los tratamientos fisioterápicos. En la Tabla se reflejan las contraindicaciones
específicas de la aplicación de esta terapia.

FOAM ROLLER COMO MÉTODO DE AUTOLIBERACIÓN MIOFASCIAL.

Se puede introducir a la técnica del FOAM ROLLER dentro de la liberación


miofascial. Es una técnica muy actual. Está muy de moda y podemos verla practicar
en muchos gimnasios y centros deportivos. Consiste en una autoliberación
miofascial (ALM) en la que se realiza un efecto de enrollar y comprimir la
musculatura específica utilizando un rodillo de espuma denominado "foam roller" .
Existe una amplia gama de intervenciones en fisioterapia para el estrés físico,
en particular, la liberación miofascial es un buen método que puede mitigar el daño
causado por el estrés físico con la estimulación mecánica de carga. Sin embargo, es
difícil llevar a cabo esta terapia solo, por lo que se utiliza un rodillo de espuma para
inducir la autoliberación miofascial (ALM). Estos rodillos de espuma son cilindros de
distintas densidades y texturas que utilizan el mismo mecanismo de tratamiento que
la tradicional liberación miofascial (LM), pero la presión se aplica por el individuo
externamente o con el uso de su peso corporal. Se pueden variar las posiciones del
cuerpo para aislar regiones específicas o áreas afectadas.
Se ha observado que esta técnica de presión muscular es capaz de aumentar
la flexibilidad de forma aguda. Asimismo, el uso de ALM sugiere que mejora el rango
de movimiento (ROM) a través de la inhibición autogénica en la que el masaje
aumenta el flujo sanguíneo y reduce las adherencias y cicatrices tisulares. Los
rodillos de espuma se utilizan comúnmente como un complemento en un programa
de estiramiento, o como sustitución al estiramiento estático. A pesar de los
numerosos beneficios que parece reportar este tipo de técnica, existe poca
evidencia científica sobre los protocolos de actuación y/o aplicación, así como de los
efectos a nivel muscular y de rendimiento deportivo.

DISEÑO DE EJERCICIOS, APLICACIÓN PRÁCTICA DEL FOAM ROLLER.

La autoliberación miofascial con foam roller es una técnica de terapia manual


que tiene como principales objetivos; aliviar el dolor, aumentar la movilidad (ROM) y
funcionalidad articular, devolver el estado de tensión fisiológica, así como eliminar
adherencias y restricciones. Además, esta técnica tiene como fin ayudar a reducir
las barreras restrictivas o adhesiones fibrosas entre las diferentes capas fasciales.
Otra de las aplicaciones del uso del foam roller puede ser el auto tratamiento
de los puntos gatillo que suelen encontrarse entre la fascia superficial y la profunda
ya que mediante su aplicación sobre la misma pueden devolverla a un estado más
flexible y moldeable.
En una revisión reciente, encontramos que se aprecian diferencias entre los
tipos de fascias, así como su aplicación para el tratamiento en ellas. En fascia
superficial se utilizarán cargas bajas, y su aplicación será masaje ligero con
implemento grande, en cambio en capas más profundas las cargas serán altas con
masaje profundo, un implemento pequeño y poco desplazamiento.
Sin embargo, cabe señalar que dentro de los diferentes métodos de la
aplicación de la liberación miofascial con foam roller no se observa ninguna
evidencia científica sobre la duración, cadencia, dirección, fuerza aplicada y tipo de
material. Encontramos que esta técnica de auto tratamiento se puede realizar
mediante un rodillo de espuma con distintas densidades, utilizando el propio peso
del individuo sobre este, ejerciendo presión sobre la musculatura. Esta técnica se
considera una forma de automasaje o auto-liberación miofascial que se asimila a la
presión ejercida sobre los músculos realizada por un terapeuta en la manipulación
manual.
Con relación a la duración de la aplicación del foam roller observamos
estudios con series de 5” hasta una duración de 10’. La mayoría de los
procedimientos emplean de 2 a 5 series de entre 30 y 60 segundos de duración,
siendo éstos últimos más eficaces. En un estudio reciente se pudo observar que la
utilización del foam roller con colocación transversal a la musculatura tenía mayor
efecto que de forma paralela.
Asimismo, queremos destacar las aplicaciones del foam roller en la
recuperación deportiva. Observamos que uno de los hándicaps con los que luchan
los deportistas cada día es con el dolor muscular de aparición tardía (DOMS) o más
comúnmente llamado “agujetas”. Dicha sensación aparece pasadas las 24 horas de
realización de ejercicio físico pudiendo prolongarse hasta las 72 horas. Esos dolores
evitan que el deportista vuelva a realizar con la misma intensidad entrenamientos de
calidad para mejorar su rendimiento y es aquí donde toma el rodillo de espuma su
importancia. Tras emerger como técnica de liberación miofascial, tras una sesión de
actividad física vigorosa, el uso del foam roller ayudará a mejorar el ROM y a relajar
la musculatura, al afectar negativamente a las propiedades contráctiles del músculo.
Al parecer se ha visto que el uso del foam roller entre 24 y 48 horas después de
realizar la actividad reduce la sensación de agujetas.
Encontramos evidencia científica de que el uso del foam roller en el
preentrenamiento combinado con ejercicios dinámicos suaves, parece ser que
aumenta el rango de movimiento, la potencia, fuerza y velocidad.

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