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En este documento, una vez más se llevará a cabo un seguimiento de lecturas e

investigaciones que ahora, no solo llevan a concepciones históricas de la


química sino también epistemológicas.

La filosofía, el saber epistemológico terminará por complementar y ampliar las


concepciones y visiones de lo que significa química y lo que costó su formación
científica. Donde aprenderla y enseñarla se convierte en una práctica de
conocimiento recíproco entre profesor y futuros profesores.

“La filosofía de la ciencia sin la historia de la ciencia es vacía, y la historia de la


ciencia sin la filosofía de la ciencia es ciega” Descartes

Epistemología de la química: La oportunidad de conocer el principio de


los principios químicos

La epistemología de la química es una de tantas formas de estudiar al campo, se


ha convertido en un factor imprescindible para definir a la química por el
hecho de comprender su origen, función, propiedades y resultados que por
supuesto no son pocos, pues la química ha sido y es un hito para la
supervivencia humana. La epistemología resalta el deber de saber qué es lo
que estamos estudiando, para qué, gracias a qué y de qué maneras, así mismo
facilita el ejercicio de enseñanza, pues la facultad epistemológica es
omnipresente en la formación de un profesor que desea facilitar el aprendizaje
de la química. En pocas palabras la epistemología es una de las disciplinas que
permite aprender a enseñar a la química y su génesis.

ella se encarga de separar lo mundano de la química, ofrece la alternativa de


reconocerla tal y como es, saca a flote las experiencias de la razón esculpidas
por diferentes poblaciones, culturas y épocas que significaron intensas
propuestas del surgimiento de una nueva ciencia. En un estudiante de química
disipa la tempestad de concepciones que debe tener en su mente frente a su
estudio pues ¿La química actual se debe gracias a que personas distinguidas y
determinadas difundieron sus teorías y modelos al mundo entero en un abrir y
cerrar de ojos? ¿No hay nada más allá en la estequiometria y el equilibrio
químico y otros tantos temas que se conceptualizan cómo verdades absolutas y
estáticas? Etc. Quien de manera consciente decida poseer al pre-conocimiento
epistemológico podrá resolver estas y tantas otras cuestiones caóticas que
conforman la mente de los estudiantes que ofuscan a los profesores.

La frontera de obtener resultados numéricos sin saber qué significado posee


puede ser atravesada gracias a la epistemología quien brinda a flor de piel el
conocimiento químico que estructura dorsalmente a la ciencia química y a
quienes la estudian, superar el umbral da cuerpo a un redescubrimiento, a un
des-aprendizaje que da paso a nuevos horizontes en el campo de acción. Nada
menos y mucho más es lo que ofrece la epistemología de la química su
importancia no se puede demostrar con esta redacción pero quien tome la
oportunidad de conocerla podrá fácilmente caer en cuenta de la incidencia
monumental de la epistemología en su formación docente y química

Desde la cultura química hacia una cultura moderna

La cultura provee conocimiento que permite alcanzar las más profundas


definiciones de la humanidad, es sinónimo del capital intelectual de una
civilización, es una faceta humana tan compleja de dimensionar y definir que
llegar a percibirse incorrectamente, llegando a pensar que solamente las
ciencias artísticas y sociales forman parte de ella creando un paralelismo
entre las ciencias naturales y las anteriormente mencionadas. La integración
de la cultura científica a la popular se ha convertido en un tabú a lo largo de
la historia, es un problema de fragmentación que proviene desde el ámbito
más común de las personas, la convivencia y educación, pocos son los que se
interesan por aprender de todo un poco y no por reconocimiento si no por
necesidad y progreso; las actividades científicas se reducen a una “capacidad
solo para algunos” y no necesaria para todos.

Al entender la cultura de la ciencia se pueden reconocer los impedimentos de


su inclusión en el día a día de la sociedad, la química tiene matices muy
marcados de sí misma, tiene un objetivo y razón de ser establecida y amable
de conocer, pero no por eso quiere decir que aprender y hablar de ella sea
fácil. Por lo general, la química germina en la vida de una persona en las
instituciones educativas, ellas mantienen gran parte de la responsabilidad de
aquel paralelismo que erradica con la relación ciencia y realidad, la química y
realidad; la química al tener un lenguaje propio, completamente nuevo y
diferente al de otras disciplinas, la complejidad de la materia aumenta, al ser
este un lenguaje descriptivo de las cualidades de los compuestos de la
materia, no memorístico sino comprendido y predecible. Además de la
nomenclatura, se estudia junto con la unidad del mol, magnitud abstracta y
profusa, muchas veces su significado termina en cálculos y ejercicios con
valores numéricos sin interpretación alguna; y por último está la promoción
de la metodología reduccionista afianzada por un positivismo lógico,
criticado y debidamente rechazado hace más de un siglo, pero presente en las
aulas para crear una brecha en la mente de las personas entre el mundo y la
química. Al no comprender a la química y sufrir con ella, su imagen afuera de
las aulas se opaca y estalla con más fuerza en quienes la estudian y quieren
mostrar al mundo, que ella es omnipotente, que cada con cada día sus
avances son imparables y exponenciales, la vida es corta y su conocimiento es
infinito al igual que su entrega a la humanidad.

Un claro ejemplo de que la química es necesaria en las tertulias y discursos


sociales, es la teoría de la síntesis abiótica de Oparin y Haldane como
propuesta del origen de la vida, que explica que durante un período de mil
millones de años se inició la formación de la tierra que llevó a la aparición de
organismos unicelulares a partir de moléculas orgánicas producidas de una
forma no biológica, si no química, teoría fuertemente avalada por la
comunidad científica en la actualidad, pues sus experimentos y argumentos
poseen una lógica difícil de derrumbar y fácil de captar, se habla de una
condición ambiental donde la recién nacida atmósfera era “pobre o más bien
exenta de oxígeno” pues postula que “la materia orgánica que se debía
acumular para actuar como materia prima de la formación de la vida no
hubiera sido estable en una atmósfera oxidante”, rematando con el
argumento del “caldo primitivo”.

Para finalizar, es bastante evidente y se puede reconocer que la cultura se


está transformando hacia una cultura moderna que no teme abastecerse de
más conocimiento, esta reestructuración es una oportunidad para el
acogimiento de una cultura química que no tiene por qué esperar más y está
dispuesta a inundar las calles y bocas de la humanidad.

Nociones fundamentales de la Química


Urgencia química

La química ha escalado por varios obstáculos a lo largo de su historia, los


barrotes del positivismo lógico ingenuo y el reduccionismo junto con el
fisicalismo limitaban la ambición explosiva de esta ciencia, haciendo que su
objeto de estudio sea minimizado en cuestiones físicas borrando su huella del
ámbito científico y humano. Sin embargo, con los múltiples avances de un
paradigma a otro y demostraciones de las profusas propiedades químicas de
la materia, estas limitaciones se desvanecieron para que esta ciencia lograra
revolucionar la vida de todo ser vivo. Su producción de conocimiento logró
diluirse con los más profundos deseos de la humanidad sin que esta se diera
cuenta de ello, dejándola de nuevo afuera de la unidad humana y social, por
esto surge así la filosofía, historia y epistemología de la química para
subsanar las relaciones y vínculos entre Química, Mundo y Humano.

El flujo de actividad química es imparable en ámbitos científicos, industriales,


económicos, tecnológicos, educativos etc. Es imposible dejar de adquirirla
diariamente, los químicos de todo el mundo y todas las épocas tallan un
legado para el presente y futuro, sus modelos de investigación y análisis
ensanchan el conocimiento químico brutalmente (más que cualquier otra
ciencia hoy día) mediante el análisis y síntesis de la materia; se puede creer
erróneamente que las sustancias brotan unas de otras con frenesí en los
laboratorios y esto se debe a la dedicación de personas que aumentan
inimaginablemente el número de sustancias a los largo de la historia. Esta
loable inmensidad se debe gracias al poder predictivo de la química, pues ella
no solo apropia las sustancias que ya existen si no que puede hacer tangible
aquello que existe en las representaciones etéreas de los químicos que se
encargan de actuar y crear. El trabajo de análisis y síntesis en los laboratorios
está fuertemente ligado con el equiparable trabajo investigativo y teórico
para prever al mundo de la divulgación científica que pretende exponer la
inmensidad e importancia de la red química en la civilización.

La química no es para otro mundo, existe para nosotros y nuestra vida. Por
ello, es urgente la implementación del cambio en las aulas, que son la
principal entrada adquisitiva de la química para gran parte de la ciudadanía y
también el lugar donde se desploma el monumento cognoscitivo de la
química. El cambio debe existir primordialmente en el pensamiento docente
que debe estudiar a la química a través de la filosofía de las ciencias para
desligarse de una enseñanza tradicional, acumulativa y repetitiva que sofoca
y opaca las aspiraciones de los alumnos al escuchar algún concepto
relacionado con la ciencia, logrado esto, el estudiante podrá disponer de
alguien que pueda compartir a la química como lo que verdaderamente es,
una ciencia omnipresente e imparable.

Bibliografía

 Chamizo, J.A. (2007). Hacia una cultura química. En: La esencia de la


química. Reflexiones sobre filosofía y educación. Universidad Nacional
Autónoma de México, Facultad de Química: México, D.F.
 Dickerson, E.R. (1978). La evolución Química y el origen de la vida.
Investigación y Ciencia N° 26. Nov 1978.
 Stip – Martínez, A. (2004) Química: un mentefacto conceptual. En:
Tecné Epistemi y Didaxis, No. 15, 86 – 96.
 Chamizo, J.A. (2009) Filosofía de la Química: I. Sobre el método y los
modelos. En: Educación Química, 6 – 11.

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