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Del blog de Assistivewear.

¿Están
equivocadas nuestras creencias sobre
autismo y CAA?
Echamos un vistazo a algunas de las creencias y suposiciones que hemos hecho sobre
autismo y comunicación a lo largo de los años.

En la mayoría de las conversaciones sobre autismo y comunicación hay ciertas


suposiciones que se aceptan como verdaderas sin pararse a indagar de dónde vienen y
qué dicen al respecto las investigaciones actuales. El problema de estas suposiciones no
es sólo la falta de rigor con la que las aplicamos, es también que reducen las
expectativas sobre las capacidades comunicativas que un niño con autismo es capaz de
adquirir. Esta falta de expectativas hace que “apuntemos demasiado bajo”, recurriendo a
prácticas que no consiguen realizar el potencial de niños con autismo y conformándonos
con una comunicación que apenas incluye peticiones básicas.

Por ello, me gustaría que tomáramos tiempo para reconsiderar algunas de las creencias y
suposiciones que hemos hecho sobre autismo y comunicación a lo largo de los años.

Más allá de las recompensas y métodos de enseñanza


directa 
Una creencia común es que para los niños con autismo toda intervención (PDF),
incluyendo CAA (Comunicación Alternativa y Aumentativa), debe ocurrir durante la
programación ABA. Las instrucciones siguen una secuencia cuidadosamente
establecida, con nuevas palabras y funciones de comunicación que sólo se introducen
cuando se dominan habilidades que se consideran como requisitos. Con frecuencia veo
dos suposiciones que justifican esto. La primera de ellas es que los niños autistas no
tienen ningún interés en comunicarse, y que sólo aprenderán a comunicarse si reciben
refuerzos externos e inmediatos. La segunda, es que los niños autistas sólo pueden
aprender a través de una enseñanza explícita. Asumimos que estas son las razones por
las que algunos niños no desarrollan lenguaje o desarrollan sólo un lenguaje
extremadamente limitado. 

Si consideramos estas suposiciones como verdades, la estimulación del lenguaje


mediante modelos parece ser un mal método para un niño diagnosticado con autismo.
Quizás este es el motivo por el que existen pocas investigaciones sobre esta técnica. Sin
embargo, los estudios que se han llevado a cabo indican que los niños autistas pueden
aprender un vocabulario expresivo y receptivo mediante modelado.

¿Falta de interés? Echa otro vistazo


No podemos saber si la falta de interés en la comunicación es una característica
fundamental del autismo. Lo que sin duda alguna es verdad es que la gran mayoría de
niños autistas tienen una experiencia limitada con una comunicación eficaz en
comparación con niños de la misma edad que no tienen discapacidades comunicativas.
Esto ya es una realidad en el momento de recibir el diagnóstico. A medida que
transcurre el tiempo nuevas experiencias negativas incrementarán esta brecha,
especialmente en el caso de los niños cuyas primeras experiencias con la comunicación
ocurren en situaciones de tests psicológicos. No debe sorprendernos que los niños
autistas lleguen a la escuela mostrando poco interés en interactuar con los demás. Con
frecuencia la reacción a este comportamiento es incrementar las técnicas que se han
estado implementando. Sin embargo, comunicarse no es sólo repetir las palabras que
alguien te indica. Deberíamos modelar sin expectativas. Deberíamos dar tiempo para
explorar el vocabulario sin agobiar al niño. Deberíamos comportarnos de un modo más
recíproco: esperando y respondiendo a las iniciativas del usuario, en lugar de ser
siempre quien dirige la interacción.

¡No seas aburrido!


Otra complicación relacionada con la creencia de que las personas autistas no están
interesadas en la comunicación es que si escoges las palabras que una persona dice
basándote en esta creencia, es poco probable que escojas palabras que le permitan decir
cosas interesantes. Si todo lo que una persona puede decir es “yo quiero” y una lista de
comidas, la mayoría de las personas no le responderán con algo más interesante que un
“sí” o “no”. No es razonable esperar que alguien aprenda el valor de la comunicación de
esta manera. Cuando asumimos que alguien está interesado, es más probable que
pongamos a su disposición palabras que den pie a una conversación interesante, y que a
la vez nosotros nos preocupemos de responder de una manera interesante. Esta actitud
es beneficiosa incluso si la persona aún no está motivada para comunicarse. 

Explora más
La idea de que la enseñanza explícita es necesaria para aprender también tiene
implicaciones en el vocabulario que ponemos a disposición de los niños. Con frecuencia
escucho decir que los niños y adolescentes con autismo simplemente se estimulan
utilizando las palabras de sus dispositivos de CAA. Los padres y profesionales temen
que este comportamiento interfiera con un uso significativo del dispositivo. Sin
embargo, explorar sonidos y palabras, incluso aquellas que no se han enseñado de
manera explícita, es una parte básica del desarrollo lingüístico. Dar únicamente acceso
al vocabulario que se ha aprendido no es mejor para los aprendices autistas que para
cualquier otro aprendiz. De hecho, Kanner formuló observaciones sobre la tendencia de
los niños estudiados por él de “aprender mientras se resistían a ser enseñados” y a
demostrar de manera inesperada lo que habían aprendido (1951). Por supuesto, esto no
significa que podemos asumir al 100% que un usuario aprenderá por sí mismo el
sistema. El modelo de adultos y compañeros sigue siendo vital. Necesitamos
asegurarnos de que los niños con autismo también tienen tiempo para explorar el
vocabulario de manera autónoma, tal y como todo niño debería hacer.  

¿Es nuestra comprensión del autismo demasiado


simplista?
Una razón por la que pienso que muchas personas hacen estas suposiciones es que no
pueden imaginarse por qué algunos niños con autismo no adquieren comunicación
verbal. En el campo de la CAA, teníamos una idea clara de lo que ocurría cuando las
funciones motoras afectaban el habla, y el autismo no encajaba en este escenario. A
medida que aprendimos más sobre el rol de la apraxia en varias condiciones
neurológicas, nos dimos cuenta de que nuestro entendimiento era demasiado simplista.
Recientemente, un estudio publicado en el Journal of Developmental & Behavioral
Pediatrics descubrió que el 63% de los niños participantes originalmente diagnosticados
con autismo también reunían los criterios de apraxia del habla infantil (Tierney et al.,
2015). Incluso antes, un estudio de Gernsbacher et al. descubrió que el desarrollo de
movimientos coordinados de la boca y las manos durante la infancia temprana predecía
la fluidez del habla de los niños autistas durante el resto de la niñez y adolescencia
(2008). Aunque ciertamente no podemos descartar otros factores cognitivos,
especialmente con una condición tan variable como es el autismo, el planeamiento y
control motor es probablemente un factor clave para muchas personas autistas con habla
limitada o no verbales. Incluso cuando la discapacidad intelectual u otro deterioro
cognitivo es un factor, no es motivo para limitar las posibilidades. Sabemos que los
usuarios de CAA con discapacidades intelectuales significativas se pueden beneficiar de
la estimulación del lenguaje mediante modelado y del acceso a un vocabulario de
palabras esenciales.  

No es necesario tratar al autismo como un tipo de excepción particular a las pautas de


mejores prácticas de CAA. Trabajemos en pro de un mundo en el que nadie tenga que
refutar un diagnóstico para recibir oportunidades. 

Referencias

 *Cafiero, J. M. (2001). The effect of an augmentative communication


intervention on the communication, behavior, and academic program of an
adolescent with autism. Focus on Autism and Other Developmental Disabilities,
16(3), pp. 179-89.
 *Drager, K. D. R., Postal, V. J., Carrolus, L., Castellano, M., Gagliano, C., &
Glynn, J. (2006). The effect of aided language modeling on symbol
comprehension and production in 2 preschoolers with autism. American Journal
of Speech-Language Pathology, 15(2), pp. 112-25.
 *Jonsson, A., Kristoffersson, L., Ferm, U., & Thunberg, G. (2011). The
ComAlong communication boards: parents’ use and experiences of aided
language stimulation. Augmentative and Alternative Communication, 27(2), pp.
103-16.
 Gernsbacher, M. A., Sauer, E. A., Geye, H. M., Schweigert, E. K., Hill, G. H.
(2008). Infant and toddler oral- and manual-motor skills predict later speech
fluency in autism. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 49(1), pp. 43-
50.
 Kanner, L. (1951). The conception of wholes and parts in early infantile
autism. American Journal of Psychiatry, 108(1), pp. 23-6.
 Tierney, C., Mayes, S., Lohs, S. R., Black, A., Gisin, E., & Veglia, M. (2015).
How valid is the checklist for autism spectrum disorder when a child has apraxia
of speech? Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics, 36(8): pp. 569-
74.

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