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IV Congreso Internacional

VI Congreso Latinoamericano y
VII Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera

Elisa Nudman
Susana Lopatin

¿Son los niños sordos iguales a los niños oyentes? ¿Niños oyentes que
no pueden oír?

Desde la llamada Psicología del Sordo de los años 60 a los 90 donde


abundaban los planteos respecto a que las personas sordas tenían una forma
diferente de interactuar con el mundo y, entre otras cosas, aprendían menos
haciéndose dificultoso el acceso a una genuina alfabetización, quedando
condenados al parecer a un funcionamiento concreto… muchas cosas han
cambiado, pero aún muchas otras siguen iguales.
A lo largo del camino nos hemos ido encontrando con múltiples antagonismos
provenientes de diversos campos, lengua de señas vs lengua oral,
equipamiento con audífonos vs implantes cocleares, escuelas oralistas vs
escuelas bilingües, escuelas especiales vs integración en escuelas comunes,
comunidad familiar-oyente vs comunidad sorda, sordos “puros” vs sordos con
patologías agregadas, criterio médico vs criterio escolar, subjetivación vs
sobreadaptación, etc., etc., etc.
Desde el screening auditivo universal se ha avanzado en la edad de diagnóstico
¿mejoró eso la situación?
En nuestro trabajo profesional dentro del campo de la psicología estamos más
acostumbrados a intervenir actuando sobre las dificultades, los conflictos y los
síntomas, cuando algo ya se ha instalado en el sujeto, en el marco de lo que
llamamos prevención secundaria.
Sin embargo hay un campo de extrema riqueza vinculado a la prevención
primaria. ¿Se podrán aunar criterios? ¿Encontrar puntos que liguen en lugar de
separar?
¿Son los niños sordos iguales a los niños oyentes?¿Niños oyentes que no
pueden oír? Un niño sordo no es un niño oyente que no puede oír. Los niños
sordos tienen fortalezas y necesidades diferentes. Desde aquí seguiremos parte
de las propuestas de Marschark M. y Hauser P.(2012) en How deaf children
learn. Existen creencias erróneas que sugieren que salvo la limitación auditiva y
la modalidad de lenguaje los niños sordos son iguales a los niños oyentes. Pero
esto no es así ya que dentro de la población de niños sordos hay mayor
disparidad de la que encontramos en la población de niños oyentes. Los niños
sordos pueden usar lengua oral, lengua de señas, o ambas, pueden tener un
lenguaje temprano o no, pueden estar mucho tiempo vinculándose solamente
con su grupo familiar primario o tener mayor amplitud de interacciones sociales,
pueden presentar otras dificultades asociadas a su limitación auditiva o no, etc.
De todo esto surge que es imposible pensar en UN modelo de intervención
social, educativo o médico que se ajuste todos por igual.
¿Por qué se dan estas diferencias? Podemos ir pensando una respuesta con
ayuda de las neurociencias. El cerebro de los niños sordos e hipoacúsicos se
desarrolla de forma diferente al de los niños oyentes por varios motivos: falta o

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limitación de audición, dependencia de la visión y experiencias tempranas


limitadas o diferentes.
Estos son aspectos fundamentales a tener en cuenta tanto en la crianza
familiar, como en la educación escolar; además del otro tema fundamental: el
lenguaje. El desafío de la adquisición del lenguaje en niños sordos muchas
veces queda relegado luego del diagnóstico de la limitación auditiva, ya que
según el criterio médico desde donde se realiza el diagnóstico, el enfoque
apunta a cuánto puede, o no, oír el niño. Desde ahí el tratamiento está centrado
en el equipamiento auditivo y esto realza en los padres el interés por el cuánto
más puedan oír sus hijos sin tener en cuenta qué puedan oír que está orientado
a la adquisición de una lengua compartida.
Existen una serie de mitos sobre el lenguaje en niños sordos: que la lengua de
señas es inferior a la lengua oral, que la lengua de señas interfiere con la
lengua oral, que todos los niños sordos pueden aprender a hablar, que el
diagnóstico realizado antes de los 6 meses de edad garantiza un habla normal,
que el implante coclear garantiza un habla normal y un lenguaje adecuado, que
no se debe usar lengua de señas en niños con implante coclear, que los niños
hipoacúsicos desarrollan una lengua oral normal y un desarrollo escolar igual a
los niños oyentes, que el retraso de lenguaje en niños sordos está relacionado
con la falta de audición (los niños ciegos también presentan retrasos en la
adquisición del lenguaje y no tienen problemas auditivos)
Contrariamente a estos mitos, actualmente está demostrado desde muchas
investigaciones a nivel mundial que una mejor habilidad en el manejo temprano
de la lengua de señas permite a los niños sordos un lenguaje temprano, les
brinda mayor fluidez lingüística, favorece la alfabetización, permite mejor
habilidad de lectura, brinda mejor desarrollo cognitivo y habilita el conocimiento
del mundo, pero sobre todo favorece la comunicación efectiva temprana a edad
adecuada para los vínculos básicos entre los 2 y 3 años de edad. Un lenguaje
que se adquiere luego de esa edad no es natural.
Desde todos estos planteos, la mejor manera de hacer prevención temprana
con niños sordos es difundir entre los padres y cuidadores tempranos pautas
para la interacción con niños sordos pequeños. Inicialmente tendremos que
atraer y sostener la atención del niño usando expresiones faciales y lenguaje
corporal para parecer interesantes para ellos, usar movimientos de manos y del
cuerpo dentro de su campo visual, tocarlo suavemente para interrumpir otras
actividades que esté realizando y señalar objetos o situaciones interesantes,
además de mirarlas uno mismo. Paralelamente para facilitar la comunicación y
el aprendizaje de vocabulario podemos señalar objetos y situaciones y luego
decir lo que son (y volver a señalar). Necesitamos que el niño esté mirando
antes de intentar la comunicación, además de frenar el caudal de comunicación.
No hay que convocar su atención cuando está realmente interesado en otra
cosa. Debemos usar pronunciación breve y clara. Necesitamos ubicar el objeto
a transmitir así como estar ubicados nosotros o quien esté con el niño dentro de
su campo visual, asegurándose que tanto las manos (si señamos) o la cara (si
hablamos) estén dentro de su campo visual también. Debemos comenzar y
terminar la frase comunicativa con información relevante, es decir con lo que

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pretendemos transmitir, por ejemplo: El perro, es marrón, es así, el perro.


Cuando nos referimos a objetos, hagamos las señas o digamos la palabra cerca
del objeto. Necesitamos exagerar, repetir y prolongar las señas para
asegurarnos que han sido vistas y reconocidas. Si el niño no entiende o nos
queda la duda si ha entendido, no repitamos solamente, comencemos
intentando explicar de otra forma. Necesitamos darle más tiempo al niño para
que entienda los mensajes sobre todo si estamos en lugares muy ruidosos o de
alto impacto visual que pueden generar confusión y distracción.
Todas estas pautas básicas apuntan a favorecer la interacción efectiva
temprana necesaria para fortalecer autoestima y confianza en sí mismo. Esto
va a permitir que los padres además puedan estar con sus hijos evitando el
control y la sobreprotección que solemos observar en padres de niños sordos.
Como consecuencia los niños van a mejorar su conducta evitando berrinches y
los consiguientes castigos paternos.
¿Qué les pasa a los niños sordos desde el desarrollo por la limitación auditiva?
¿Cómo aprenden si no pueden oír? ¿Son tan inteligentes como los niños
oyentes? ¿Cómo podemos facilitar la prevención de problemas de aprendizaje?
El potencial de aprendizaje de los niños sordos es similar al de cualquier otro
niño, pero tenemos que tener en cuenta las diferencias a las que están
expuestos desde el aprendizaje incidental. Los niños sordos en sus inicios solo
logran tomar aquello que se les enseña intencionalmente, al no poder “oír al
pasar” no logran aprender incidentalmente del entorno. ¿Pueden compensar lo
que no oyen con lo que ven? ¿Ven mejor que los niños oyentes? ¿Existe una
compensación sensorial? Ciertamente No! Los niños sordos tienen una
tendencia a ser individuos visualmente orientados pero hay que enseñarles a
utilizar su habilidad visual en función del aprendizaje, no es algo innato.
Presentan una mayor capacidad de visión periférica que es la forma del cerebro
de acomodarse a ser sordo para estar alerta tanto al peligro como a que otro les
hable, pero esto también genera mayor distracción, lo que a veces puede
obstaculizar los aprendizajes. La lengua de señas tiene efecto en lo cognitivo ya
que mejora la información visuo-espacial y la localización en el espacio, permite
la generación y manipulación mental de imágenes, favorece la atención de
expresiones faciales y la capacidad de reconocer caras, permite mayor
coordinación visuo-motora así como mayor velocidad en armado de bloques y
patrones visuales. Todo esto es importante porque el efecto del lenguaje en la
cognición y el aprendizaje pueden permitir o no el desarrollo de Funciones
Ejecutivas, Teoría de la Mente (Cognición Social), Bilingüismo, temas que
exceden este trabajo.
Si hablamos de fortalezas y necesidades específicas en los niños sordos es
para poder plantear que para un niño ser sordo no tiene efecto negativo en el
desarrollo cognitivo. El retraso en el acceso al lenguaje sí. Los niños sordos
necesitan estar inmersos en el lenguaje lo más temprano posible para poder
acceder a un proceso de desarrollo cognitivo normal y natural. Es importante
ayudar a los niños sordos a transformarse en estudiantes visualmente
orientados ya que no lo pueden hacer necesariamente por sí mismos. Si lo
aprenden pueden utilizar las ventajas de sus habilidades visuales. La lengua de

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señas no interfiere con el desarrollo de la lengua oral o con ningún otro aspecto
de su desarrollo. Es un beneficio saber dos lenguas también para los niños
sordos. El acceso a un lenguaje fluido es lo que va a permitir un mejor
desarrollo. Los niños sordos que tienen un acceso completo al lenguaje a lo
largo de su desarrollo van a tener habilidades cognitivas más flexibles y mejor
potencial para aprender. Van a poder pensar en forma hipotética considerando
sus acciones y posibles consecuencias antes de actuar. Por lo tanto van a
poder entender a otros y aceptar diferentes puntos de vista. Van a poder
resolver problemas complejos además de tener ideas para acercarse a resolver
problemas, en lugar de escaparse de ellos o relativizarlos. Van a ser mejores
estudiantes, más independientes, tener vidas más productivas y mejor calidad
de vida. También van a ser más inteligentes.
Aceptar y reconocer las diferencias entre niños oyentes y niños sordos, sin
equiparar con normalidad vs discapacidad o deficiencia, nos va a permitir
encontrar algunas respuestas para poder encauzar una línea de prevención
primaria orientada al desarrollo del potencial de los niños sordos tanto dentro
del ámbito familiar como escolar.
Es fundamental la necesidad de exposición temprana y efectiva al lenguaje,
sea la modalidad que sea, además de reconocer las diferencias cognitivas y el
acceso al lenguaje ya que es eso lo que lleva a la interacción con el mundo y
con los otros. El amplio desarrollo del lenguaje y las habilidades cognitivas son
fundamentales para las interacciones con las personas y con el mundo,
optimizar esto en los niños sordos es lo que va permitir la alfabetización legítima
y fructífera para garantizar el despliegue de todas sus potencialidades y por lo
tanto de sus logros futuros.
Para que esto pueda ser llevado a cabo se necesita flexibilidad, paciencia y
habilidad en comunicación en grandes dosis por parte de padres, docentes y
profesionales.

Bibliografía sugerida:
Díaz Estela El sujeto sordo en el lenguaje (2005) iRojo Editores
Díaz Estela La ética del psicoanálisis en la clínica con pacientes sordos (2014) iRojo Editores
Lopatín S; Guzmán A.; Díaz E.; Nembrini S.; Aronowicz R.; Nudman E., Mitos en torno a la sordera (2009) Lugar
Editorial
Lopatin Susana Acerca de padres e hijos. Lengua, lenguaje y comunicación en Una mirada transversal de la sordera.
Copidis (2015) http://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/una_mirada_transversal_de_la_sordera_copidis.pdf
Marschark M. y Hauser P. How deaf children learn (2012) Oxford University Press
Nudman Elisa Comunidad de sordos y resiliencia en Una mirada transversal de la sordera. Copidis (2015)
http://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/una_mirada_transversal_de_la_sordera_copidis.pdf

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