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En 1885 murió Alfonso XII. María Cristina de Habsburgo se convirtió en Reina regente. En estas
circunstancias se produjo el Pacto de El Pardo: Cánovas cedió a Sagasta la jefatura el Gobierno,
lo que significó la consolidación del régimen.
La Constitución de 1876
Se caracterizaba por su contenido breve y flexible, basada en la Constitución de 1845 pese
contener algunos derechos de la Constitución de 1869. Sus principales rasgos fueron:
-La soberanía era compartida. Residía en la Cortes con el rey.
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-Se otorgan grandes prerrogativas al rey: Mantenía el poder ejecutivo, nombraba y separaba
libremente a los ministros, sancionaba y promulgaba las leyes y, convocaba, suspendía y disolvía
las Cortes.
-Las Cortes eran bicamerales y tenían un poder limitado.
.El Senado estaba formado por tres grupos: los senadores vitalicios por derecho propio (alta
nobleza, clero, altos cargos de la administración…), senadores vitalicios elegidos por el rey, y
senadores elegidos por los mayores contribuyentes y las corporaciones del Estado
. El Congreso de los Diputados era electivo pero la Constitución no definía el tipo de sufragio. A
principios de la Restauración fue elegido por sufragio censitario y, más adelante, por sufragio
universal masculino.
-Los derechos fundamentales reproducían en gran parte los de la Constitución de 1869 pero se
encontraban más limitados y la mayoría se regularon por leyes posteriores.
-La religión católica era definida como la oficial del Estado y se prohibían las manifestaciones
públicas de cualquier otra religión, aunque se reconocía la libertad individual de culto.
La oposición al sistema de la Restauración estuvo formada por los carlistas, los republicanos, los
movimientos nacionalistas y obrero y campesino.
El nacionalismo catalán:
Ya en desde los años treinta, en el contexto del Romanticismo, se había iniciado en Cataluña el
movimiento literario y cultural conocido como Renaixença, que trataba de recuperar la lengua y
cultura catalanas.
El nacionalismo catalán apareció durante el Sexenio Democrático y era representado por el
federalismo, que reivindicaba una Cataluña integrada en un conjunto de estados españoles
federados. Ya durante la Restauración, el antiguo político republicano Valentí Almirall fundó el
Centré Catalá, que presentó a Alfonso XII el Memorial de Greuges (Memorial de Agravios), una
serie de reclamaciones.
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En 1891 se fundó la Unió Catalanista que elaboró al año siguiente las Bases de Manresa,
documento en el que se proponía la autonomía y el restablecimiento de las instituciones
tradicionales catalanas como la Generalitat. En 1901 se fundó el primer gran partido catalanista,
la Lliga Regionalista, liderado por Prat de la Riba y Francisco Cambó, de ideología conservadora
y apoyado por la burguesía y clases medias catalanas.
El nacionalismo vasco
Surgió como reacción contra la abolición de los fueros en 1876, tras la tercera guerra carlista. De
raíces rurales rechazó el proceso de industrialización porque provocaba la llegada de inmigrantes
(a los que denominaba maketos) y una profunda transformación de las viejas estructuras rurales
del territorio, hechos que alteraban la identidad del país. El principal ideólogo del nacionalismo
vasco fue Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco en 1895. A partir de este
momento el nacionalismo osciló entre las posturas independentistas y las que pedían autonomía.
El regionalismo gallego
Apareció como una reacción frente al atraso y la marginación de la cultura tradicional gallega,
siendo su principal teórico Alfredo Brañas. El regionalismo gallego se limitó a reivindicar la
descentralización administrativa y el uso de la lengua gallega pero no llegó a constituir un partido
político fuerte.
7.3. El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos. La crisis de 1898 y
sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas.
La guerra que Cuba inició en 1868 por su independencia concluyó con la Paz de Zanjón de 1878,
que concedía una amplia amnistía y mejoraba las condiciones políticas y administrativas de la
isla. Poco después se abolió la esclavitud. Sin embargo, la insurrección siguió latente por las
aspiraciones de los criollos y los intereses de EEUU, que controlaba casi la mitad de las
exportaciones de la isla.
En 1893, Antonio Maura, ministro de Ultramar, propuso la autonomía de Cuba, Puerto Rico y
Filipinas, pero este proyecto fue rechazado por el Parlamento. En 1895 se produjo en Cuba el
grito de Baire, que reinició la insurrección en Cuba, dirigida por José Martí, Máximo Gómez y
Antonio Maceo. Al año siguiente se inició la lucha por la independencia en Filipinas, dirigida por
Rizal y Aguinaldo.
Al principio la guerra de Cuba se limitó al enfrentamiento entre las tropas españolas y la guerrilla
independentista, pero la injerencia estadounidense fue en aumento bajo la excusa de traer la
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libertad a la isla, que escondía intereses económicos (compra de azúcar, apertura al mercado
cubano de sus productos…)
Para acabar con el problema cubano, el Gobierno español envió un negociador, el general
Martínez Campos, que fracasó. Después, al general Weyler, que practicó una fuerte represión, lo
que intensificó el conflicto. Tras el asesinato de Cánovas, Sagasta destituyó a Weyler y volvió a
ofrecer la autonomía a la isla, pero los resultados fueron estériles.
Los estadounidenses, que apoyaban a la guerrilla cubana, ofrecieron comprar Cuba por 300
millones de dólares, pero el Gobierno español rechazó la propuesta. En febrero de 1898 se
produjo la explosión del Mine, acorazado norteamericano fondeado en el puerto de La Habana.
Estados Unidos culpó a España de la explosión, y aunque el gobierno de Sagasta propuso una
comisión para investigarla, el incidente se convirtió en la excusa para declarar la guerra a España.
La prensa presentó el conflicto como una ocasión para demostrar la grandeza de España frente a
Estados Unidos, menospreciados como nación joven. Pese a ello, la escuadra norteamericana
destruyó a la española en Cavite (Filipinas) y en Santiago de Cuba, produciéndose la derrota
española.
A finales de 1898 se firmó la Paz de París, por la que España perdió sus posesiones ultramarinas
en América y el Pacífico. Cuba se convirtió en nación independiente, aunque bajo tutela
estadounidense, y Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam, situada en el archipiélago de las
Marianas, se convirtieron en colonias estadounidenses.
La derrota y la pérdida de las colonias, conocida como el desastre del 98, tuvo numerosas
consecuencias para España:
-Consecuencias económicas: se produjo la pérdida de los mercados coloniales y de materias
primas baratas como el tabaco y el azúcar. Sin embargo, la industria nacional se recuperó pronto
y se produjo la repatriación a España de los capitales situados en América, que dinamizarán la
economía en los años posteriores.
-Consecuencias políticas: se criticó severamente la torpeza de los gobernantes, pero el sistema
político sobrevivió al desastre. Aumentó el resentimiento de los militares hacia los políticos, al
sentirse utilizados, y creció el antimilitarismo popular, lo que provocó el enfrentamiento entre los
militares con el pueblo y las organizaciones obreras. El peso internacional de España se redujo
aún más y se intentó compensar con el inicio del colonialismo en Marruecos.
-Consecuencias ideológicas: se produjo una auténtica crisis de la conciencia nacional, que se
manifestó en la aparición del regeneracionismo y en la actitud pesimista de los intelectuales y
escritores de la Generación del 98. El regeneracionismo fue una corriente de pensamiento que
defendía realizar reformas con el fin de modernizar a España y acercarla a los países europeos.
Su principal representante fue Joaquín Costa.
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-Consecuencias demográficas: se produjo un elevado número de muertos (alrededor de 60.000
muertos).