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Introducción
Este trabajo tiene por objeto presentar el proceso de investigación que dio lugar al diseño
de una propuesta intercultural de enseñanza de la lectura y la escritura, a aplicarla y a evaluar
sus resultados. Se han tomado como referencia los conceptos básicos desarrollados por
Gallart (-); Sautú (-); Sirvent (2002); Wainerman (-) entre otros, sobre el proceso de
investigación en tanto práctica social anclada en un determinado contexto sociohistórico.
Gráfico de la propuesta
En la Fig. 1 se presenta un esquema de la propuesta. Como puede observarse la propuesta se
fundamenta en una serie de conocimientos:
Por consiguiente, estos resultados permitieron, por una parte, dar respuesta a las
preguntas planteadas al proporcionar una descripción de las diferencias y semejanzas entre los
niños de diferentes sectores sociales en nuestro país. Por otra parte, contribuyeron a la
elaboración de categorías teóricas en la medida en que la validez del modelo heurístico fue
constatada por su ajuste a los datos empíricos y por su valor explicativo en relación con los
datos empíricos.
Así, por ejemplo, se observa que hay niños que pueden hacer uso de un estilo de
lenguaje escrito pero sus conocimientos sobre el sistema de escritura es limitado puesto que
recurren a formas menos avanzadas de escritura. Esta observación implica que la distinción
conceptual entre las tres dimensiones de conocimientos permite deslindar y focalizar aspectos
específicos al que pueden atribuirse una dificultad particular en un niño o grupo de niños.
En base a estos conceptos se formularon los ejes de la propuesta de alfabetización:
hablar y escuchar, conciencia fonológica, lectura de textos, escritura de textos. La propuesta se
implementó en un grupo de niños de 5 años de sector urbano-marginado y tuvo por objeto
promover el ingreso temprano de estos niños al proceso de alfabetización y contribuir al
conocimiento de dicho proceso.
Se consideró que las diferencias en términos de conocimientos sobre la escritura y el
sistema de escritura así como en el dominio de los géneros narrativos y el uso de lenguaje
resultan del nivel de alfabetización del entorno familiar y social. Ahora bien, los efectos de un
medio pobremente alfabetizado no son inevitables o irreversibles en tanto se conceptualicen
las diferencias individuales no como indicadores de las dificultades para aprender sino como
indicadores de la cantidad y calidad de la intervención educativa necesaria para garantizar el
aprendizaje de todos los niños.
(Sin embargo, cuanto más tiempo se demore la intervención, más difícil resultará que
los niños en riesgo avancen al mismo ritmo que sus pares que ya han ingresado al proceso de
alfabetización. Como señala Allington (1995), “es doloroso comprobar que nuestras escuelas
son a tal punto ineficaces para los niños que ingresan con pocas experiencias de lectura y
escritura que podemos predecir con dramática precisión la clase de vida que tendrán estos
niños de seis años cuando sean adultos”
Las investigaciones realizadas sobre el efecto Mateo, (Walberg & Tsai, 1993) o principio
de avance acumulativo, el que más y mejor educación tiene, más y mejor educación demanda
dan sustento a esta apreciación. En efecto, las experiencias educativas previas dan cuenta, en
parte, de los logros y tienen un efecto acumulativo porque inciden tanto en la motivación como
en los resultados actuales y los tres factores juntos explican el rendimiento en el aprendizaje.
En términos pedagógicos, el efecto Mateo hace referencia al fenómeno por el cual las
condiciones educativas tempranas en cantidad y calidad a las que está expuesto el niño
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representan una experiencia constructiva y motivan el aprendizaje escolar posterior. A su vez,
la cantidad y calidad de la intervención de la escuela en interacción con los aprendizajes en el
medio familiar tiene consecuencias para el avance en el sistema y los logros educacionales
posteriores fuera del sistema.
Con respecto a la propuesta de enseñanza en su primera formulación, el nombre.
“Experiencias comunicativas en situaciones variadas de lectura y escritura” sintetiza la
concepción cognitiva-comunicativa que subyace a la propuesta: se aprende a leer y escribir en
situaciones comunicativas que ponen en relación al docente, el texto y a los niños en tareas
con un objetivo claro que se han denominado acciones.
El juego con los sonidos para desarrollar conciencia fonológica, las lecturas repetidas de
una variedad de textos, el intercambio verbal frecuente, los juegos con palabras, la escritura
que realiza el maestro de textos que los niños dictan y la escritura espontánea de los niños,
acciones que se repiten en gran variedad de situaciones, constituyen el núcleo de la propuesta.
El trabajo con las acciones es cíclico porque estas vuelven a ingresar constantemente a
través de nuevas situaciones. Dentro de cada acción se plantea una progresión en cuanto a los
conocimientos puestos en juego y la participación de los niños y del docente. Los
conocimientos se retoman una y otra vez y se avanza al mismo tiempo sobre ellos para dar a
todos los niños múltiples oportunidades de aprendizaje.
Los resultados de la implementación de la propuesta fueron, en términos generales,
alentadores. Confirmaron una vez más la potencialidad de los niños pequeños para aprender y
el papel fundamental del trabajo docente, de la “buena enseñanza”. Los avances más notables
se pusieron de manifiesto:
d) en la escritura: el 64% de los niños pudo escribir textos en forma convencional. Se trata
de textos breves, una carta de despedida, que presentaba un porcentaje muy bajo de
omisiones de letras (2%).
e) en el hecho de que todos los niños produjeron relatos de ficción a partir de una
secuencia de imágenes. Si se considera el desempeño lingüístico de los niños en
relación con el patrón evolutivo se comprueba que han avanzado en su desarrollo
discursivo puesto que a principio de año solo producían secuencias descriptivas y
temporales de acción mientras que a fin de año los relatos presentan la organización
jerárquica de las formas narrativas más avanzadas (episodios organizados por
objetivos)( van den Broek, Baver & Bourg, 1997).
f) el uso de estrategias causales para organizar la información y relacionar los eventos,
observado en niños mayores (entre 9 y 11 años)(Rosemberg, 1994).
Los resultados de este trabajo permitieron ajustar el modelo del procesos de alfabetización,
al menos para el aprendizaje en español, en lo referido a la relación lectura-escritura y redefinir
ciertos planteos de la teoría sociocultural en términos cognitivos. Así por ejemplo, se puso de
manifiesto cómo la relación postulada entre lenguaje y cognición se desplegaba en la realidad,
en tanto el aprendizaje del género narrativo de ficción promovía avances en los procesos
cognitivos involucrados en la realización de inferencias causales. (Borzone, 2005).
En las casas en las que el tejido de palma constituye el sistema de actividad principal se
observó también que ya a los 3 años los niños comienzan, como parte de sus juegos, a hacer
trenzas y nudos con las hojas de palma, esto es, a practicar para adquirir las destrezas
motrices necesarias. Esta práctica se realiza fuera de la actividad real, en términos de juego,
pero y es considerada válida por los adultos como forma de ir familiarizando a los niños con las
habilidades más básicas. (Amado & Rosemberg, 2005). Así también en los hogares de clase
media se les enseña a los niños a copiar su nombre o a aprender el nombre de las letras,
porque aprender a leer y escribir es una de las metas principales de la cultura alfabetizada.
En la enseñanza de ambos sistemas, la práctica representa una forma de adquirir
conocimientos procedurales, de tal modo, es también parte de este aprendizaje que tiene lugar
a través de la realización conjunta de actividades culturalmente significativas y valoradas.
Como se advierte, mientras un grupo social y cultural promueve acciones relacionadas con un
sistema (como la cestería), otros grupos favorecen la aproximación a otros sistemas (como la
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escritura). En uno y otro caso, son sistemas valorados por cada familia en consonancia con las
metas establecidas por su cultura y ambos sistemas culturales promueven procesos de
aprendizajes. No obstante, en el ámbito escolar, uno y otro conocimiento no tienen la misma
entidad o no son valorados del mismo modo.
Ahora bien, para operacionalizar el concepto de participación guiada como marco de
enseñanza y aprendizaje de la propuesta, en conjunción con los conceptos de zona de
desarrollo próximo y de andamiaje, se partió de la consideración de los principios identificados
atendiendo al hecho de que el aprendizaje es un proceso de cambio de la participación del niño
en las tareas que realiza.
En la Figura 2 se presentan las principales acciones de la propuesta de alfabetización
según el concepto de participación guiada.
Tomemos como ejemplo el análisis de una situación de lectura en voz alta a un grupo de niños
de 2° y 3° grado (NSE bajo) realizada por una maestra que estaba implementando la propuesta
en Centros de Apoyo Escolar.
Los niños participan de situaciones de lectura que tiene un objetivo real y evidente para
todos –informarse sobre las inundaciones en ciertas zonas del país de las que provienen los
chicos.
Se trata de una actividad cognitiva en la que todos colaboran para la comprensión del
texto, esto es para la construcción conjunta de significados: la maestra guía la realización de
operaciones mentales que requieren de andamiaje y los chicos escuchan atentamente y hacen
preguntas y comentarios.
Las intervenciones de los niños indican que poseen habilidades metacognitivas: tienen
conciencia de sus dificultades de comprensión. Pero aunque explicitan alternativas y analizan la
situación planteada en la noticia desde su propia experiencia con las inundaciones del barrio
(“se moja todo y se la lleva”), no logran relacionar la pérdida de objetos vendibles como causa
de la pérdida de una ganancia, que ellos interpretan como un objeto concreto que los
agricultores ya poseen.
La maestra intenta que la niña explicite la causa pero la respuesta a esa y a la siguiente
pregunta demuestra que la niña no puede realizar la inferencia y que inclusive ha incorporado a
la representación mental del texto que está elaborando las dos explicaciones dadas por otros
niños: “La plata está en el agua y el agua se la lleva”
Maestra: ¿Qué está pasando?
Yamila: Porque está todo inundado.
Maestra: Muy bien, Yami, porque está inundado y ¿qué está
inundado?
Yamila: El agua se llevó la plata.
Se puede pensar también que es una muestra de la dificultad que tienen los niños para el
uso eficiente del mecanismo de supresión, en términos del modelo de Gernsbacher (1990), que
desactiva la información que no contribuye a la coherencia local de la representación.
La maestra tiene entonces que negar la veracidad de la relación que están estableciendo,
puesto que parecen estar codificándola como causa, de manera tal que consideren el problema
más cuidadosamente. La maestra utiliza una estrategia de contextualización, que en este caso
consiste en crear un contexto narrativo que conduce a los niños a representarse una situación
familiar cercana a su experiencia, la venta de objetos (Rosemberg y Borzone, 2001).
En el marco de esta situación o contexto cognitivo, recupera los antecedentes causales de
la pérdida del dinero en términos comprensibles para los chicos. Como la niña da muestras de
que comprende las explicaciones causales de la maestra, ésta retoma el planteo del texto
original, la noticia sobre las inundaciones, en los mismos términos en los que plantea la
situación familiar de manera que la analogía entre ambas situaciones facilita la construcción
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mental de una red de relaciones entre el evento focal y sus antecedentes, es decir posibilita la
realización de la inferencia causal que los niños no pudieron realizar solos. En este caso la
estrategia de contextualización conduciría a realizar dicha operación en base a información
conocida (la pérdida de objetos para vender da lugar a la pérdida de la ganacia posible) para
luego realizarla con información nueva (la pérdida de las cosechas resulta en la pérdida de “la
plata”). Graesser, Bertus y Magliano (1995) han observado que las inferencias basadas en el
texto imponen demandas cognitivas más fuertes que las inferencias basadas en conocimiento
previo, hecho que explicaría en papel facilitador de la estrategia de contextualización.
Una vez diseñada la propuesta era necesario saber si respondía a la intencionalidad que
guió su elaboración: mejorar las condiciones educativas de los niños que crecen en contextos
de pobreza y marginación social.
En ese momento, La Red de Apoyo Escolar y Educación Complementaria, que trabaja en
los barrios más pobres del conurbano de la Provincia de Buenos Aires, nos solicitó apoyo
técnico y decidimos emprender junto con ellos la implementación.
Los maestros y orientadores de la Red habían aplicado durante años, sin éxito, diversos
métodos y habían buscado las propuestas de “avanzada” sin lograr que los niños aprendieran a
leer y escribir. La situación socioeconómica tornaba aún más grave el fracaso de estos niños y
se incrementaban sus dificultades en el sistema escolar.
La situación requería de un diseño de investigación distinto que articulara la experiencia
de los miembros de la Red con los grupos de niños y sus familiares con los conocimientos
generados por el equipo de investigación.
Para ello, se combinaron en una misma estructura cíclica de acciones, el análisis teórico-
empírico para generar conocimiento, transferirlo y validarlo; se conformó entonces una
estructura de trabajo que incorporó en distintos momentos a los investigadores, a los maestros,
a los orientadores educacionales y a las familias de los niños. Esta estructura permitió capacitar
a los maestros y orientadores en estrategias metodológicas cualitativas de recolección de
información empírica, la realización de observaciones a los niños durante las situaciones de
enseñanza y aprendizaje en las aulas y en el contexto familiar y comunitario; elaborar
materiales de alfabetización interculturales y diseñar situaciones de enseñanza para
implementarlos; capacitar a los maestros para que lo lleven a la práctica y a los orientadores
para realizar el seguimiento cualitativo de esta implementación.
Las instancias participativas de retroalimentación constantes, que se concretaban en
reuniones de maestros, orientadores e investigadores en las que tanto se señalaban los errores
en las situaciones de enseñanza, de los materiales como en la implementación de esas
situaciones, dio lugar a un proceso de ajuste permanente de la propuesta.
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Las estrategias cualitativas se triangularon con estrategias cuantitativas. En este sentido
se evaluaron los resultados de la implementación de las situaciones de alfabetización sobre el
aprendizaje de los niños a través de pruebas.
Los resultados del análisis cualitativo contribuyeron simultáneamente a elaborar
conocimientos sobre el proceso de aprendizaje del lenguaje oral y escrito de los niños de
grupos minoritarios, a transformar la realidad a través del diseño e implementación de
propuestas que mejoren la calidad de educación que reciben estos niños y a la validación del
conocimiento construido a través de análisis del impacto de la propuesta concreta que se
generó en base a los resultados de la investigación. Un proceso permanente de “puesta a
prueba” constituye, a la vez, el modo de elaboración y de transferencia. Así por ejemplo, la
capacitación de maestros y orientadores y la elaboración de materiales y situaciones de
alfabetización son acciones de transferencia de los resultados de la investigación a la práctica
educativa y, al mismo tiempo, permiten la validación del conocimiento que se va elaborando:
esto es, si la propuesta facilita las prácticas de los maestros y mejora el desempeño de los
niños se pone de manifiesto la validez teórica de las categorías en base a las cuales estas
propuestas se desarrollan (Rosemberg, 2005)
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