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Proceso 486 2010
Proceso 486 2010
05/05/2011
486-2010
DOCTRINA
En el delito de violación, la relación sexual se encuentra precedida de un proceso o
momento de fuerza física o moral que doblega la voluntad de la víctima; en tanto el
estupro se cualifica por el elemento consensual que es producto del engaño o el
aprovechamiento de la inexperiencia de la víctima, o bien una alteración de la verdad que
produce en ésta un error, confusión o equivocación que le lleva a acceder a la pretensión
erótica. Este último caso, es el del maestro que valiéndose de su posición y experiencia,
previamente al acceso carnal ha seducido a la alumna en un proceso que parte de
piropos con contenido sexual, hasta tocamientos íntimos hacia aquélla; manteniendo las
relaciones sexuales por un lapso de aproximadamente dos años.
Se tiene a la vista para resolver el recurso de Casación por motivo de fondo, interpuesto
por la querellante adhesiva y actora civil (...), contra la sentencia de fecha siete de octubre
de dos mil diez, dictada por la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de Guatemala, que
confirma la emitida por el Tribunal Sexto de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos
contra el Ambiente del departamento de Guatemala, por la cual se absolvió al acusado
Leonel Estuardo Ayala Casasola de los delitos de violación y chantaje, y lo condenó por el
de estupro mediante inexperiencia o confianza. Intervienen en el proceso, el abogado
defensor Edgardo Enrique Enríquez Cabrera, los abogados de la querellante adhesiva y
actora civil, Nery Orlando Baten Elías y Fredy Armando Coti Morales, así como el
Ministerio Público, por medio de su agente fiscal Dora Marisol López Siliezar.
I. ANTECEDENTES (extractos).
A) De los hechos acreditados. a) El acusado, Leonel Estuardo Ayala Casasola, a partir del
mes de mayo de dos mil cuatro, aprovechándose de que era maestro del Instituto donde
estudiaba la menor víctima, comenzó a enamorarla y la invitaba a salir. b) El ocho de junio
de dos mil cuatro, el acusado se constituyó a la residencia de la menor víctima, ubicada
en la Aldea El Zapote, del municipio de El Jícaro, departamento de El Progreso, con el
objeto de traerla a la ciudad capital ya que la menor tenía una cita con el dentista, por lo
que a bordo del vehículo del acusado se condujeron hacia la capital, y al momento de
ingresar a la misma, con engaños la ingresó a un auto hotel ubicado en la zona dieciocho
donde tuvo acceso carnal con ella, aprovechándose de su confianza e inexperiencia,
situación que se dio en varias oportunidades, en varios lugares y momentos,
prolongándose esa relación hasta el mes de julio de dos mil seis aproximadamente. B) De
la resolución del Tribunal de Sentencia. El Tribunal Sexto de Sentencia Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Guatemala, estimó que el hecho realizado
por el acusado se encuadra en el tipo penal denominado estupro. Lo anterior, en virtud
que dicha persona, aprovechando la inexperiencia de la menor víctima y obteniendo su
confianza, la sedujo por medio de insinuaciones verbales, acercamientos corporales que
llegaron incluso a manoseos en las partes íntimas de la menor y que tuvo acceso carnal
con ella aprovechando su confianza e inexperiencia, acción que se repitió en reiteradas
ocasiones, en distintos lugares y momentos. Que el elemento objetivo del tipo lo
constituye la acción de yacer con mujer honesta mayor de doce años y menor de catorce,
aprovechando su inexperiencia u obteniendo su confianza, y que en este tipo de acciones
se pone en juego por parte del sujeto activo, toda su experiencia, malicia y picardía para
seducir a su víctima, persona ésta que biológica y psíquicamente se encontraba en
desventaja y que generalmente por su inexperiencia no tiene los alcances que le permitan
percatarse de los intereses libidinosos del seductor, quien después de haber tenido la
confianza de aquélla, aprovecha el momento preciso para culminar sus propósitos
sexuales. Que el elemento subjetivo lo constituye la voluntad del sujeto activo, de tener
acceso carnal, con mujer menor de edad aprovechando su inexperiencia y obteniendo su
confianza, como habría ocurrido en el presente caso. Que la declaración y dictamen
pericial de Mirna Consuelo Juárez Andrade, permite inferir que previo al acto sexual del
ocho de junio de dos mil cuatro, la víctima había sido seducida previamente por el
sindicado, incluso con tocamientos en los genitales, sin que aquella contara nada a sus
familiares, y que con el propio consentimiento de éstos, viajó con el sindicado a la capital,
situación aprovechada por el sujeto activo, quien preparó a la menor ingenua, inexperta,
confiada y ansiosa de cariño y atención para consumar el acceso carnal, lo que ocurrió en
varios momentos y lugares, hasta que la menor, “… cansada…” de la relación clandestina
decide contárselo a su maestra. Que la acción cometida no puede ser calificada como
violación, porque ésta precisa la acreditación de violencia física o moral sobre la víctima y
que el caudal probatorio apuntaría hacia el típico estupro, pues la declaración de la
víctima y otros órganos de prueba no son convincentes para pensar en violación. Por el
contrario la declaración de la menor permite concluir que las presiones familiares y el
desengaño sentimental de la relación con su maestro, provoca que ésta intente hacer
creer al tribunal que fue violada. C) Del recurso de apelación especial. Gloria Judith Ayala
pinto interpuso recurso de apelación especial de fondo contra la sentencia recién descrita,
denunciando errónea aplicación del artículo 176 y falta de aplicación del 173 relacionado
con el 174 y 71 del Código Penal y 1 numeral 4º. de las disposiciones generales del
mismo cuerpo legal. Expuso que la sentencia del a quo es contradictoria, toda vez en
distintos apartados de la misma sentencia, el mismo tribunal da por sentadas
circunstancias probatorias que permiten encuadrar la conducta delictiva del acusado en el
delito de violación. Que del informe de la psicóloga ya referida, se desprende que sobre la
víctima se utilizó fuerza física y psicológica; que dicho informe establece la credibilidad y
confiabilidad en el relato de la víctima, por lo que resulta contradictorio que el a quo afirme
que la víctima trata de hacer creer al tribunal que fue violada, cuando su relato es
congruente con lo consignado en el informe pericial; por lo que es contrario a la sana
crítica razonada, que el tribunal no haya dado valor probatorio a la declaración de la
víctima. Que es necesario gravar la pena con base en la extensión e intensidad del daño
causado y que el sindicado aprovechó el parentesco no legal que proviene de la relación
maestro-alumna. Finalmente expuso que por concurrir los elementos del artículo 71 del
Código Penal, procede aplicar la figura del delito continuado, ya que los hechos ocurrieron
en distintas ocasiones y lugares. D) De la sentencia del recurso de apelación especial. La
Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Penal, Narcoactividad y Delitos
contra el Ambiente del departamento de Guatemala, en su sentencia del siete de octubre
de dos mil diez, indica que el apelante acepta como buenos los hechos acreditados por el
a quo, y únicamente pretende que se haga una correcta aplicación de la ley sustantiva; a
lo que expresa, que dichos hechos se subsumen en el tipo contenido en el artículo 176
del Código Penal, por lo que éste no ha sido erróneamente aplicado; razón por la que no
acoge el recurso interpuesto.
CONSIDERANDO
-I-
La diferencia sustancial que existe entre los delitos de estupro y violación, es la violencia
con que se desarrolla este último, que puede ser física o moral. La violencia física
consiste en la fuerza material que utiliza el sujeto activo para lograr su objetivo, en tanto la
moral consiste en la intimidación, poner miedo en el ánimo de una persona que doblegue
su voluntad, o llevarla a una perturbación angustiosa por un riesgo o mal que realmente
se amenace o se finja. En tanto en el estupro, existe un elemento consensual cualificado
por un engaño o el aprovechamiento de la inexperiencia de la víctima, o bien una
alteración de la verdad que produce en la menor error, confusión o equivocación que le
lleva a acceder a la pretensión erótica (De Mata Vela y De León Velasco (2004).
DERECHO PENAL GUATEMALTECO, PARTE GENERAL Y PARTE ESPECIAL.
Decimoquinta edición. Editorial Estudiantil Fénix. Guatemala, Guatemala Páginas 394-
406).
-II-
-III-
Se estima que el criterio vertido por el Tribunal Sexto de Sentencia, avalado por la Sala
Segunda de la Corte de Apelaciones, ambos del Ramo Penal, Narcoactividad y Delitos
contra el Ambiente del departamento de Guatemala, se encuentra ajustado a un criterio
jurídico correcto. Esto, en virtud que los hechos acreditados por el Tribunal de Sentencia,
evidencian que el interés lúbrico del acusado estuvo precedido de un proceso de
incitaciones y sugestiones de un mes de anticipación que partieron de piropos con
contenido sexual hasta tocamientos a la víctima, que llevaron a la consumación del primer
episodio sexual el día ocho de junio de dos mil cuatro, en el que, el interesado
voluntariamente llegó por la menor víctima a su casa, con el objeto de llevarla a una cita
con el dentista, acreditándose que llegando a la ciudad capital, con engaños la persuadió
de ingresar a un auto hotel en el que tuvo acceso carnal con ella, conducta que se
mantuvo por más de dos años en distintos momentos y lugares hasta que la menor
rompió el silencio. En la valoración probatoria que hace el a quo del dictamen y
declaración de la perito Mirna Consuelo Juárez Andrade, citado como fundamento por la
casacionista, aquél pondera para los efectos de la calificación legal del delito, que el
acusado, aprovechando un parentesco moral entre maestro y alumna, en vez de ser su
protector y educador, se vale de toda su experiencia y malicia, con lo que la seduce,
consiguiendo su propósito lúbrico y convirtiéndola en persona dependiente
emocionalmente de él. Asimismo, pondera la conclusión cinco punto dos del dictamen de
la perito en mención, cuando describe la persuasión paulatina del encartado para lograr
su cometido, extremo en el que tiene significado la imagen de confianza, protección,
cuidado y cariño, cuyos lazos son traicionados. De lo que se deduce que el Tribunal de
sentencia hizo acopio preciso de las razones por las cuales le otorgaba valor probatorio a
la declaración de la perito, mismas que aunadas con las relativas a otras pruebas, le
servirían para dictar su fallo por unanimidad. Se evidencia además que la propia
acusación del Ministerio Público no es contundente en señalar la violencia como elemento
esencial de los hechos realizados por el acusado, ya que en dos narraciones iguales, por
un lado efectivamente la afirma y califica el hecho como violación, pero luego la sustituye
por “… engaños…” de que se habría valido el señor Ayala Casasola para ingresar a la
víctima a un auto hotel, cualificando el hecho de manera distinta y calificándolo
alternativamente como estupro mediante inexperiencia o confianza. Y lo cierto del caso es
que si bien, se trata de dos delitos que protegen al mismo bien jurídico, el elemento
calificativo de violencia debe ser rotundo para calificar la violación. Por lo que si ésta no
se acredita fehacientemente, no es posible calificar y condenar por un delito en el que sus
supuestos no concurren perfectamente. Es el caso, que tanto el a quo como el ad quem
en la convalidación que realiza, omiten la violencia Psicológica que denuncia la
casacionista, porque en su lugar estiman que ocurrió una dependencia emocional que
estuvo precedida de un cortejo por parte del acusado, lo cual estima correcto esta
Cámara, ya que en todo caso esa violencia psicológica o moral hubiera propendido a
doblegar la voluntad de la víctima, lo cual no quedó acreditado. Más bien, se estima que
el encartado se valió de artificios que le permitirían lograr el consentimiento que
conduciría a los distintos episodios sexuales durante un lapso de dos años, lo cual por
supuesto es producto de su experiencia y contraria a la inexperiencia de la menor, quien
entrega su confianza para que el encartado tuviera acceso carnal con ella. Por ello se
estima que el delito se encuentra bien tipificado y por ello, es improcedente acoger la
denuncia de la víctima, en el sentido que el hecho fue indebidamente calificado como
estupro y en su lugar procedía el tipo de violación con agravación de la pena.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y: 3º, 4º, 17, 46, 203 y 204 de la Constitución Política de la República de
Guatemala; 264 numeral 23 del Código Penal, Decreto 17-73 del Congreso de la
República de Guatemala y sus reformas; 5, 11 Bis, 291, 342 numeral 4), 437 numeral 4);
438, 439, 441 inciso 5), 442 y 446 del Código Procesal Penal, Decreto 51-92 del
Congreso de la República de Guatemala y sus reformas; 57, 58 inciso a), 74, 79 inciso a),
141 inciso c), 143 y 149 de la Ley del Organismo Judicial, Decreto 2-89 del Congreso de
la República de Guatemala y sus reformas.
POR TANTO