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LOS NIÑOS INVISIBLES DE BOLIVIA

Por Ernesto Estremadoiro

Solo dos de cada 10 infanticidios, que ocurren, logran sentencia en el país

Cada mes, seis niños son asesinados según un estudio de la Defensoría del Pueblo. Las
estadísticas oficiales no las registran y la Justicia los trata como un caso más, aunque la ley
obliga a un proceso expedito

Desde hace más dos años el 22 de abril es una fecha que Óscar Barreto, recuerda con dolor.
Ese día, su hija Tatiana, de tres años murió en La Paz. Recibió esa noticia en Paraguay, por vía
telefónica. Su expareja le contaba que la pequeña se había caído de las escaleras. Este anuncio
lo golpeó como un hacha que parte un árbol: “Fue el peor día de mi vida", dice. Viajó a Bolivia
y, al ver el cuerpo de su hija con golpes, rasguños y moretones, no tuvo duda de que había sido
asesinada. Presentó la denuncia por infanticidio, la Policía detuvo a la madre y al padrastro de
la menor, los principales sospechosos. Pero dos años después no halla justicia.

Aquel 22 de abril de 2015, cuando recibió el llamado con el fatal anuncio, Óscar Barreto quedó
aturdido: “Lloré toda la noche, no podía creer lo que estaba pasando”, dijo. El hombre estaba
en Paraguay, al otro día tomó un avión.

Cuando llegó a La Paz y vio el cuerpo de su hija, dudó de la versión del "accidente" que le dio
su expareja: rasguños, moretones en el cuello, mechones de pelo arrancados. El examen
forense confirmó su sospecha: politraumatismos, lesiones en el tórax y abdomen, costillas
rotas y desnutrición, el veredicto fue síndrome de niño maltratado. Tatiana tenía tres años y
fue asesinada.

Entonces presentó la denuncia. Y ahí empezó su tormento. Primero, en la Policía querían


registrar el caso como "accidente doméstico". Pero Óscar recibió la ayuda de abogadas
vinculadas a los derechos de la infancia, y logró que el hecho se registre como infanticidio.
Después hubo demoras por cambios de fiscales: en primera instancia se asignó a uno, que fue
retirado por no seguir las directrices legales de la investigación.

El retraso en el proceso generó un gran movimiento de gente y activistas que buscan una
sentencia ejemplar. Según el Código Penal, el infanticidio tiene una pena de 30 años sin
derecho a indulto.

Por este movimiento se logró el cambio del fiscal y la investigación pasó a una comisión del
Ministerio Público. Finalmente, en abril de 2017, comenzó el juicio oral pero las cosas no
cambian: las audiencias se suspenden porque no hay secretaria o por alguna estrategia de la
parte acusada.

Los principales sospechosos son Rubens Graff y Fátima Velásquez, padrastro y la madre de
Tatiana, ambos alegan inocencia, pero hay pruebas que los incriminan, asegura Roxana del
Castillo, abogada de Tati.

Velásquez se defiende, y asegura que al igual que su hija es una víctima más de Graff.
Hay otros padres en la misma situación: más de una decena de casos, según estima Red
Ciudadana contra el Infanticidio y el Abuso Sexual. El papá de Alisson Solís, que encontró a su
hija muerta luego de que fuera violada por su tío y primos, aún no consigue ni una citación. El
papá de Nadia Mendoza, una niña asesinada por su padrastro y encontrada por sus vecinos, lo
mismo. O los familiares de Camila Brañez, asesinada hace ocho años por su padrastro, que le
destrozó el cráneo pero está libre.

Este es uno más de los casos que esperan ser juzgados. De cada diez infanticidios, solo dos
logran sentencia, aseguran organizaciones de defensa de los derechos de los niños. La ley
indica que los infanticidios deben tener prioridad y atenderse de manera inmediata, pero
según los consultados, la mayoría se archiva sumándose a la lista de delitos comunes que
están a la deriva por la mora judicial. Incluso muchos no llegan a ser catalogados con esta
figura porque, cuando se denuncian, son registrados como homicidios, asesinatos u otro tipo
de delito.

A junio de este año, la Fiscalía General de Estado anotó 30 infanticidios, pero organizaciones
como la Red Ciudadana contra el Infanticidio y el Abuso Sexual aseguran que la cifra supera los
40. En 2014, la Defensoría del Pueblo anotó 73 niños asesinados: seis por mes.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada 10 minutos, en algún lugar del
mundo, una niña muere como resultado de violencia. Estimaciones de la Unicef, señalan que
cada año 25.000 niños son asesinados en Latinoamérica y el Caribe.

El número oficial de condenados por este delito es una incógnita. Para este reportaje, se
presentaron solicitudes de acceso a información a la Fiscalía General del Estado.

Bolivia legisló e incorporó en la Constitución los derechos de los niños. Pero la infancia aún
está desprotegida. En los últimos ocho años, en centros de salud de todo el país se atendieron
a 7.201 mujeres y 2.863 varones menores de 10 años por violencia física y sexual. En el último
registro (2013) los presos por ese delito eran 2.503. La estadística de reos, no especifica si sus
víctimas fueron menores de edad.

Especialistas como Rolando Villena, exdefensor del Pueblo, dicen que la desprotección es
alarmante: "Es grave y el problema se acentúa". El escaso presupuesto para la justicia y el poco
entendimiento sobre las leyes de los operadores judiciales son algunas de las causas.

Detrás de los números, está el dolor. Como el de Óscar, que a casi tres años del asesinato de su
hija no puede ver a los culpables sentenciados.

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