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Alta Verapaz.
“El carnicero de Chisec”: el caso de Alejandra Icó.
A los 15 años fue madre. De hecho, en el primer semestre de 2019 unas 150 niñas
menores de 14 años estuvieron embarazadas en Alta Verapaz.
Una mujer maya q´eqchí que lavaba ropa en el río de la aldea La Isla, San Miguel,
Chisec, para subsistir como tantas. Iba y venía de su casa a la de su abuela y la de
Elvira, su hermana mayor. La suya era una familia de niños corriendo en el patio,
de conversación y mucha risa.
“La historia de amor que culminó en muerte horrenda”, romantizó la noticia el medio
digital Soy502. La televisión abierta difundió el video con el audio de una de las
hermanas llorando.
–¿Se encuentran tristes ustedes por la forma en que murió su hermana Alejandra?
–preguntaron.
–¡Fue por celos! –respondió–. “¡Ahora si te llevó el diablo!”, le dije antes de darle el
machetazo.
«Hay muchos medios que todavía ponen a la víctima como provocadora», y eso
molesta a Morales.
A partir de ahí, fue apodado y citado por los mismos medios como “el carnicero”.
Incontables memes de Mario amenazando cariñosamente a las mujeres con su
machete inundaron las redes sociales.
«Los medios deberían tener ética, enfoque de género, ese respeto que debe haber
hacia las personas y a las mujeres, les falta esa sensibilidad respeto a la víctima,
denunciando más bien el hecho. De ninguna manera cuentan cómo ella era víctima
de violencia constantemente y le dieron prioridad al victimario», añade Alba Trejo
excomisionada presidencial contra el femicidio.
El proceso penal:
El proceso penal en contra de Mario Tut Ical comenzó con la jueza Catalina Cortez
Aguilar, quien no permitió que se llevará a cabo la audiencia de primera declaración,
excusándose de conocer el caso por una supuesta enemistad con la organización
que representa a la familia de Alejandra, la Asociación Mujeres Transformando el
Mundo (MTM), lo que postergó por varios días el inicio del proceso. La sala sexta
de apelaciones de Cobán, Alta Verapaz, resolvió y dejó en firme la resolución en
donde se desvanecieron todas las causales de excusa que la jueza Cortez
presentó. El abogado de MTM, Esteban Celada, dijo: “La jueza ha actuado de forma
contumaz, ha sido obstáculo de acceso a la justicia para las víctimas en muchos de
los casos y, en este momento, no hay más causales que invocar para no conocer el
proceso”.
Por lo que esta semana Mario Tut fue ligado a proceso por delito de femicidio. El
Ministerio Público presentó medios de prueba, los abogados argumentaron con
base en estos y finalmente la jueza dictó auto de procesamiento por el delito
mencionado.
Tortura:
MTM ha planteado que hay un concurso real de delitos, es decir, que no es el único
delito el de femicidio, sino que podría incluirse el delito de tortura y posiblemente
otros delitos en ese mismo hecho. El abogado Celada Flores, indicó que para poder
hacer imputación de los hechos tiene que haber una investigación más
profunda. En el caso de tortura encuadra el modo, forma, los medios y,
principalmente, el sufrimiento y la agonía de Alejandra. Después del plazo de tres
meses que la jueza ha dado para que se realice la investigación, el abogado Celada
considera que es pertinente que se amplíe el auto de procesamiento para tortura,
con el fin de que el asesino de Alejandra Icó reciba una condena de acuerdo a la
proporción de los hechos y que no queden impunes los tratos crueles, sádicos y
deshumanizantes previos a su muerte. Una agonía de entre 30 y 45 minutos, según
el abogado.
«¡Sentí celos y por eso maté a mi esposa!», se justificó ante los medios de
comunicación aún con el rostro ensangrentado sin oponerse a la captura.
Sostenía dos relaciones afectivas, con Alejandra desde hacía tres años y con su
esposa, como él la nombra, y con quien tiene siete hijos. En 2017 su esposa lo
denunció por violentarla a machetazos.
«Dos mujeres tengo, para que te voy a decir que no. ¡Soy feo pero las mantengo yo
a ellas!», declaró.
«Definitivamente el mensaje que dan los medios y la forma en que abordan estos
casos puede autorizar o justificar a otros hombres de hacer lo mismo. Aunque pueda
suceder que a raíz de ese hecho tan impactante, también se empezaron a visibilizar
los otros casos, que siempre ocurren», señala Paula Barrios, abogada,
coordinadora de Mujeres Transformando el Mundo (MTM). Desde hace 20 años
atiende casos sobre violencia contra las mujeres.
Las organizaciones que velan por los derechos de la mujer apuntan a una serie de
factores para explicar por qué el departamento, y por qué Chisec, tienen índices tan
altos de femicidio.
Alta Verapaz, como señala el informe Guatemala Nunca Más, del Proyecto de
Recuperación de la Memoria Histórica (REHMI), fue uno de los departamentos más
afectados por la violencia militar durante el conflicto armado interno, y la violencia
sexual fue utilizada sistemáticamente como parte de la estrategia contrainsurgente.
Un ejemplo de ello es el caso explotación sexual y esclavitud de mujeres
q´eqchí, Sepur Zarco, además de la Masacre de Chisec, en 1995. Se estima que en
Guatemala al menos unas 300 mil mujeres fueron víctimas de violencia sexual
durante el conflicto armado interno. El 89 por ciento eran indígenas.
La violación sexual durante la guerra fue una forma brutal de tortura sometiendo a
miles de mujeres al dolor y humillación extrema. Sus cuerpos
se utilizaron como un instrumento para demostrar el poder que tenía el ejército.
Chisec forma parte de la Franja Transversal del Norte desde los setenta, la palma
africana a gran escala y los pozos petroleros son fuentes importantes de empleo.
Todo eso lo convierte en un municipio de paso con una población migrante de otros
departamentos, en donde prolifera la prostitución y el alcoholismo frecuentemente
asociados a la violencia de género.
«El primer compromiso del Estado es prevenir la violencia, si no la evita debe asistir
y reparar. Este caso no es privado sino una circunstancia que deben asumir el
Estado, la iglesia y la sociedad. Nosotras le apostamos a la transformación desde
la justicia, es obligación del Estado responder y organizarse para brindarles un
proyecto de vida a los hijos que quedaron en orfandad y a su familia», insiste Barrios
«De 25 o 50 años no es nada, queremos por lo menos 100 años de prisión para ese
hombre por lo que le hizo a mi hermana», dijo Valdemar con los ojos llorosos
llevándose una mano al pecho, a las afueras del MP de Chisec, antes de entrar a
prestar su declaración. «Esto no va quedar así no más”, queremos justicia».
«Ese adoctrinamiento permanente debe ser un discurso más favorable para las
mujeres, hay que hablar de que las prácticas de violencia, deben denunciarse como
delito», finaliza Barrios.