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Universidad Autónoma De Nuevo León

Facultad De Derecho y Criminología

Investigación en las ciencias sociales.


Docente: Lizbeth Alejandra Lugo Ramos

Falta de acción de la autoridad en tema de feminicidios.

Emmapaula Velazquez Vizcarra


Matricula: 1946209
Grupo: 022/103

16 de Febrero de 2023, San Nicolas de los Garza, Nuevo León, México.


Más de 10 mil mujeres han sido asesinadas en México desde 2012, pero menos del 20 por
ciento han sido juzgados como feminicidios.
Los vacíos legales y la falta de unificación en el concepto legal de violencia de género han
permitido que menos del 20 por ciento de los asesinatos violentos contra mujeres sean
reconocidos como feminicidios, revela una investigación de Mexicanos contra la
Corrupción y la Impunidad (MCCI), en colaboración con la plataforma CONNECTAS y el
Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés).
En la investigación se solicitó a cada una de las Procuradurías y Fiscalías de los 32 estados,
el número de homicidios dolosos violentos contra mujeres, y se pidió especificar la causa
de la muerte, así como si los cuerpos tenían rastros de violencia sexual, mutilaciones y
quemaduras.
Las autoridades estatales reportaron que de enero de 2012 a junio de 2016 habían sido
asesinadas en forma violenta en todo el país 9 mil 581 mujeres, pero sólo 1,887 de esos
crímenes fueron tipificados como feminicidios, que equivalen al 19 por ciento.
Con base en estos informes, al menos 7 mil 694 mujeres que fueron asesinadas a balazos,
descuartizadas, violadas, asfixiadas o golpeadas hasta morir no fueran reconocidas como
víctimas de feminicidios.
En el análisis de datos se identificó que algunas Procuradurías o Fiscalías tienen un
subregistro de homicidios de mujeres; es decir, reportaron menos crímenes de los que en
realidad ocurrieron.
Tan sólo entre 2012 y 2015, las Procuradurías estatales reportaron al Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) 10 mil 203 homicidios de mujeres en todo el país, mientras
que, en la información entregada para esta investigación, las mismas autoridades
reconocieron en el mismo periodo 8 mil 555 asesinatos.
Es decir, reportaron mil 648 homicidios menos, que equivale a una diferencia de 19 por
ciento. De acuerdo con las cifras recopiladas por MCCI, tan sólo en el primer semestre del
año pasado fueron asesinadas en forma violenta otras mil 026 mujeres en el país.
Uno de los estados con subregistro de crímenes es el Estado de México. Según las cifras
reportadas al Inegi, entre 2014 y 2015 ocurrieron 770 homicidios de mujeres, en tanto
que los informes entregados a MCCI sólo reconocieron 586 mujeres asesinadas, es decir,
31 por ciento menos.
Los hoyos negros de los sistemas judiciales en México han provocado que, durante los
últimos cuatro años, los responsables de asesinar de manera violenta a miles de mujeres
incluso descuartizadas o asfixiadas no siempre sean procesados y, en su caso, castigados
con hasta 70 años de prisión por feminicidios.
En este momento, quienes asesinan a mujeres a golpes o a cuchilladas, podrán obtener
una pena menor entre 20 y 25 años de cárcel si por ejemplo alegan haber sufrido “una
emoción violenta” por celos o enojo incontrolable, revela una Investigación de Mexicanos
contra la Corrupción y la Impunidad, en colaboración con la plataforma CONNECTAS y el
Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés).
No importa la saña con la cual hayan perpetrado esos crímenes. Las Procuradurías y
Fiscalías en México sólo han juzgado como feminicidios a 1 de cada 5 asesinatos de
mujeres. Un ejemplo radical ocurre en el estado de Tamaulipas, donde de enero de 2012 a
junio de 2016 fueron encontrados los cuerpos mutilados de 50 mujeres, y ni uno sólo de
esos casos fue juzgado como feminicidio.
Para las autoridades de justicia tamaulipecas no fue suficiente evidencia que esas 50
mujeres hayan sido decapitadas, desmembradas e incluso en un caso desollada; tampoco
tomaron en cuenta seis homicidios con rastros de violencia sexual y menos aún a las 214
asesinadas a balazos. En ese periodo ocurrieron en Tamaulipas 441 muertes violentas de
mujeres y sólo una fue tipificada como feminicidio.
Los hoyos negros de los sistemas judiciales en México han sido formados por lagunas
legales, protocolos inadecuados para proteger las escenas de los crímenes, investigaciones
ministeriales erróneas y, sobre todo, una tipificación de los delitos con penas menores.
Además, México ha puesto la seguridad en manos masculinas. De las 32 Fiscalías y
Procuradurías estatales solo dos están en manos de mujeres; Baja California, con la
Procuradora Perla del Socorro Ibarra Leyva y Tlaxcala con la Procuradora Alicia Fragoso
Sánchez.
Aunque la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia explica que
la violencia feminicida es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, en
México no existe uniformidad en lo que se entiende por feminicidio.
El Código Penal Federal establece siete circunstancias clave que indican la tipificación de
un feminicidio:

 Los signos de violencia sexual


 Las lesiones o mutilaciones
 Los antecedentes de violencia
 Que hayan existido una relación entre la víctima y el victimario
 Las amenazas o agresiones previas al asesinato
 Que la víctima haya sido incomunicada
 Que el cuerpo haya sido expuesto o exhibido en un lugar público
Pero solamente 11 de las 32 entidades, es decir apenas una tercera parte de los estados
del país, han incorporado esas causales a sus códigos penales: Coahuila, Chiapas, Estado
de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Esto explica por qué en Coahuila se especifica que una relación sentimental, laboral de
confianza o consanguinidad entre la víctima y el victimario son indicativos de feminicidio,
mientras Campeche no lo reconoce así.
Los signos de violencia sexual y las mutilaciones son el único indicativo uniforme en todo
el país, pese a eso las Procuradurías y Fiscalías descartan como feminicidios a homicidios
que presentan estas características. Un ejemplo es lo que ha sucedido en Tamaulipas.
Karla Micheel Salas Ramírez, abogada y directora de la Asociación Civil Grupo de Acción
por los Derechos Humanos y la Justicia Social, ha trabajado concretamente en el tema de
violencia feminicida. Sus estudios la han llevado a concluir que, si en México no se
reconoce la gravedad de los feminicidios, es porque el Gobierno Federal mantiene una
negación ante la violencia de género.
“Esta negación que tiene la autoridad no permite generar una política criminal. En este
país el dinero se coloca dónde está el número rojo (…) Sabemos que en este país el dinero
y los recursos institucionales están en donde se identifica que hay un problema, por esto
en el tema de secuestros hay tecnología y unidades de punta. En el tema de feminicidio y
de violencia en general contra mujeres, como se siguen maquillando las cifras y si tú le
preguntas a Aguascalientes y te dice que tiene un feminicidio en 5 años ¡pues claro! en
razón de qué yo le voy a destinar dinero y una unidad especializada si no hay casos”,
cuestionó.
México es uno de los países pertenecientes a la Asamblea General de las Naciones Unidas
que el 18 de diciembre de 1979 acordó adoptar las medidas señaladas en la Convención
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
Con esta promulgación, publicada el 12 de mayo de 1981 en el Diario Oficial de la
Federación, México se comprometió a adoptar todas las medidas adecuadas, incluida una
legislación para modificar o abolir las leyes, reglamentaciones, costumbres y prácticas
vigentes que constituyen discriminación contra la mujer.
Pese a ello, en los Códigos Penales de cada entidad, sigue sin ser uniforme la figura del
feminicidio y sin modificarse los apartados que permiten que los feminicidas no cumplan
con las sentencias acordadas para este crimen.
La violencia extrema contra las mujeres se ha extendido a medio país. En peticiones de
información realizadas para esta investigación, 15 estados reconocieron tener 107 casos
de mutilaciones, el 65 por ciento de las cuales han sido decapitaciones.
La estadística completa de este tipo de crímenes no fue posible obtenerla, porque algunos
estados, como Aguascalientes y Durango declararon información reservada los casos de
mutilaciones, mientras que Quintana Roo, Puebla y Chihuahua se negaron a informar las
causas de los homicidios de mujeres.
Si las circunstancias para tipificar un crimen de género fueran respetadas, tal y como
aparecen en cada uno de los Códigos Penales locales y en el Código Penal Federal, o si la
violencia con la que fueron asesinadas las mujeres hubiera tenido una mayor relevancia,
en México habría por lo menos el triple de feminicidios de los mil 887 que reconocen las
autoridades.
Juzgar la muerte violenta de una mujer como homicidio común, deriva en impunidad.
Un feminicida puede recibir un castigo de hasta 70 años de cárcel en algunos estados
como Morelos, pero si el asesino alega que el crimen lo cometió bajo un estado “de
emoción violenta” (que también se conoce como crimen pasional), la pena se puede
reducir a sólo una cuarta parte.
En Nuevo León se reconoció el feminicidio en el Código Penal apenas en 2013, y de ese
año a mayo de 2016 se han reportado solamente tres feminicidios. Enfrentados con las 68
mujeres que de 2012 a mayo de este año murieron por golpes o estrangulamiento.
Nuevo León también fue el lugar del país donde el pasado septiembre fue detenido Luis
Oscar Jiménez Herrera, mejor conocido como “el asesino del tinaco”, presunto asesino
serial que mató a 16 mujeres en los últimos tres años en Monterey y San Luis Potosí; sus
víctimas presentaban múltiples golpes y muerte por estrangulamiento.
La abogada Salas Ramírez, quien trabajó el caso de los “feminicidas del campo
algodonero” en Ciudad Juárez, consideró que el número de homicidios a mujeres
cometidos con las características penales aplicables a la figura del feminicidio y que no son
reconocidos como tal, entran directo al saco de la Impunidad.
Como abogada realizó diversos estudios alrededor de la figura del feminicidio. En 2015
elaboró un análisis sobre las 169 sentencias que se emitieron por causales de feminicidio
durante cuatro años y medio.
Estas sentencias son las únicas que las Fiscalías y Procuradurías reportaron de 2011 a
mediados de 2015 en el país, mismas que se emitieron en 9 entidades federativas: 12 en
Chiapas, 55 en la Ciudad de México, 60 en el Estado de México, 2 más en Jalisco, 32 en
Morelos, 3 en Oaxaca, una en Puebla, tres en San Luis Potosí y una en Veracruz.
“De esas sentencias no se sabe cuáles de ellas al final quedaron en firme. Es probable que
algunas fueran revocadas. Yo tengo la certeza que al menos dos de las tres sentencias en
San Luis Potosí fueron revocadas”, aclaró la directora de la AC.
Karla Salas opinó que el alto grado de impunidad reflejado en los delitos contra la mujer,
es un reflejo de la propia falta de atención que el Estado le da a la mujer.
"La autoridad sigue sin tener una explicación clara del porqué a pesar de tener crímenes
que se han cometido con saña o con violencia sexual; es decir, casos que claramente son
feminicidios o que tendrían que haberse investigado como feminicidio, no se investigan.
La autoridad al final del día no los está consignando, ni procesando, ni se están recibiendo
sentencias."
Según estos Códigos Penales, el homicidio por estado de emoción violenta no es otra cosa
que una reacción motora, circulatoria y secretoria hacia un sentimiento de gran
intensidad, el cual produce una perturbación psicológica transitoria que se manifiesta a
través de formas violentas de expresión, falta de razonamiento, de discernimiento y de
voluntad y, como consecuencia, se atenúa la imputabilidad del hecho.
Según las Fiscalías, el sujeto que comete el crimen vive una intensa conmoción del ánimo
que provoca un desorden del comportamiento, la pérdida del dominio de su capacidad
reflexiva y la disminución de sus frenos inhibitorios, lo que desencadena un delito del que
prácticamente él no era responsable.
Karla Micheel Salas explica que incluso desde antes de que en los Códigos Penales
existiera la palabra feminicidio, muchos “crímenes pasionales”, en los que la mujer
engañaba a su pareja, se volvían atenuantes para disminuir la pena en caso de que fueran
asesinadas.
“Esto es una atenuante que permite disminuir la pena. Había entidades federativas en las
que un feminicida podía alcanzar una pena de tres meses. Las víctimas tienen un grado de
responsabilidad porque no es que el sujeto que las amara las quisiera matar, sino que él
no aguanto la infidelidad, la deshonra que generó esta mujer y entonces él simplemente
no pudo controlarse, así que las asesinó”, mencionó la abogada.
Eso ante la ley es una justificación vigente y sólo los estados de Baja California Sur, Estado
de México, Hidalgo, Quintana Roo y Tabasco especifican que la reducción de la pena no es
aplicable cuando se trata de un homicidio cometido contra un cónyuge, concubina,
concubinario o persona que tenga o haya tenido una relación de noviazgo.
El artículo 146 del Código Penal Local de Guerrero incluso puntualiza que el homicidio por
emoción violenta es aplicable cuando se comete en contra de quien lo provocó. Y justifica
que el hecho “atenúa en forma considerable” y transitoria la capacidad del sujeto activo
para comprender el significado del hecho y conducirse de acuerdo con esa comprensión.
Cada uno de los hoyos negros en los sistemas judiciales, la falta de una implementación
general de protocolos de atención en las zonas donde se comete el crimen o se encuentra
el cadáver de una mujer y la negación de las autoridades a reconocer de acuerdo con sus
mismos Códigos Penales cuando se comete un feminicidio han sido las piezas clave de la
impunidad en la violencia de género.
La necesidad de una justicia real ha llevado a que los mismos familiares y amigos de las
víctimas tomen las investigaciones en sus manos; ya no solo convocando a marchas, sino
también buscando la evidencia que la autoridad no solicita de inmediato, como recrear los
últimos minutos que vivieron las mujeres antes de ser asesinadas, pedir grabaciones de las
cámaras de vigilancia de las calles y en algunos casos buscando dónde se oculta el
aparente responsable.
Ya no es extraño encontrar decenas de páginas en las redes sociales que piden justica para
Perla, Gaby, Diana, Imelda, Paulina y más nombres que figuran entre el gran listado de
páginas que existen en sitios como Facebook y Twitter.
Los familiares de las víctimas piden justicia y cada vez confían menos en las autoridades.
Los feminicidios en México aumentan, aunque oficialmente permanecen en la sombra.
Lo que se reportó al INEGI vs lo que se reportó por Transparencia
Comparativo del total de feminicidios que las Procuradurías y Fiscalías Estatales
reportaron al INEGI durante el año 2015, contra las cifras que las mismas autoridades
reportaron vía Acceso a la Información. Pese a ser el mismo periodo, en 26 estados la
información es diferente.
En México hubo 322 feminicidios reportados por las Procuradurías al INEGI en 2015.
En México hubo 566 averiguaciones previas iniciadas por feminicidio en 2015.

Tres solicitudes de información y 5 meses de espera fueron necesarias para que por
primera vez el Estado de Aguascalientes hiciera público el número de feminicidios que
tiene contabilizado desde 2012 hasta este año.

La primera solicitud de información enviada a la Fiscalía General de Aguascalientes, donde


se solicitaba el número de feminicidios registrados desde 2012 hasta el mes de mayo de
2016, se envió el 15 de junio pasado.
Para el 28 de junio la Fiscalía emitió la primera negativa de información, argumentando
que no se podía responder a la solicitud ya que el feminicidio no se encuentra previsto
como tipo penal, sino como calificativa del delito de homicidio doloso.
CONNECTAS y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad reenvió la solicitud de
información el 1 de julio, pidiendo ahora el número de homicidios dolosos que fueron
calificados como feminicidios.
Dos semanas después, la Fiscalía negó nuevamente la información. La argumentación fue
la misma que en la solicitud anterior, pese a que la pregunta era completamente apegada
a la definición vigente del feminicidio.
Quintana Roo
“La Procuraduría General de Justicia del Estado de Quintana Roo, a través de las áreas
competentes, realizaron una búsqueda minuciosa en sus archivos y bases de datos
electrónicos, en los que NO se encontró registro alguno sobre el número de feminicidios
ocurridos en el Estado, en el periodo requerido, motivo por el cual la cifra se encuentra en
cero”, fue la respuesta que emitió la Procuraduría de Justicia a una solicitud de
información realizada el 28 de junio de este año, donde se le pedía el número de
feminicidios registrados en los últimos cuatro años y medio.
En Quintana Roo la figura del feminicidio se reconoció en el Código Penal Local en mayo
de 2012 y entre los signos que acordaron como indicadores de feminicidio están el que la
víctima presenté signos de violencia sexual o que el cuerpo de la víctima haya sido
expuesto públicamente, con la evidente intención de demostrar el odio que se tenía hacía
la víctima por ser mujer.
Contrario a la respuesta que emitió la Procuraduría, solo en 2016 los medios han
reportado ocho muertes violentas de mujeres, cuyos cuerpos presentaban signos de
violencia sexual o fueron expuestos en la vía pública.
Cada año, la prensa ha registrado feminicidios en Quintana Roo y las mismas notas
enlazan uno tras otro los asesinatos. En 2015, el cuerpo de Paloma fue encontrado tirado
en el interior del fraccionamiento Villas del Mar III en Cancún.
A Paloma Guadalupe Balam la degollaron, además de que sufrió siete heridas en la
espalda y dos más en el abdomen. La joven de 18 años de edad vestía pantalón de
mezclilla, blusa estampada y botas negras el día que murió y al lado de su cuerpo se
encontró una bolsa de plástico que guardaba un par de botas de hombre con manchas de
sangre.
Este feminicidio ocurrió justamente una semana después de que el cuerpo de María Karen
Carrasco Castilla fuera encontrado en un área verde de la Avenida Chac Mool, también en
Cancún.
El cuerpo de la joven presentaba signos de violencia sexual y tenía marcas de golpes. Pese
a que una de las características que el Código Penal de Quintana Roo impuso para
distinguir un feminicidio de un homicidio es que el cuerpo presente signos de violencia
sexual, el caso de María Karen quedo fuera del registro de muertes por razones de género
que tiene la Procuraduría.
En la cadena se suma el asesinato de una muchacha de 22 años de edad, cuya muerte se
registró el 28 de octubre de 2015, una mujer que fue salvajemente golpeada y asesinada
mediante estrangulación, para después tirar su cuerpo desnudo en la calle, como si fuera
simple basura. El conteo hemerográfico para 2016 marca ocho feminicidios, pero
organizaciones como Maya Sin Fronteras han declarado que en Quintana Roo la violencia
contra las mujeres va al alza.
El feminicidio que ocultaba Aguascalientes
Tres solicitudes de información y 5 meses de espera fueron necesarias para que por
primera vez el Estado de Aguascalientes hiciera público el número de feminicidios que
tiene contabilizado desde 2012 hasta este año.
La primera solicitud de información enviada a la Fiscalía General de Aguascalientes, donde
se solicitaba el número de feminicidios registrados desde 2012 hasta el mes de mayo de
2016, se envió el 15 de junio pasado.
Para el 28 de junio la Fiscalía emitió la primera negativa de información, argumentando
que no se podía responder a la solicitud ya que el feminicidio no se encuentra previsto
como tipo penal, sino como calificativa del delito de homicidio doloso.
CONNECTAS y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad reenvió la solicitud de
información el 1 de julio, pidiendo ahora el número de homicidios dolosos que fueron
calificados como feminicidios.
Dos semanas después, la Fiscalía negó nuevamente la información. La argumentación fue
la misma que en la solicitud anterior, pese a que la pregunta era completamente apegada
a la definición vigente del feminicidio.
Un aproximado de 50 llamadas telefónicas fueron necesarias para que las autoridades de
la Fiscalía General de Aguascalientes reconocieran que la información debía
proporcionarse. Sin embargo, pidieron que se reingresará la solicitud de información.
Por tercera vez se hizo la petición, enviada el 31 de octubre pasado y fue hasta el 29 de
noviembre que la Fiscalía por fin transparentó la cifra.
Después de más de cinco meses de espera, las autoridades por fin informaron que sólo
tenían un feminicidio registrado desde enero a 2012 hasta el 15 de noviembre de este
año.
La misma travesía fue necesaria para trasparentar los 35 casos de homicidios dolosos a
mujeres que se han registrado durante el mismo periodo de tiempo.
Aunque Aguascalientes reporta solo un feminicidio en 2015, el Observatorio Ciudadano
Nacional del Feminicidio (OCNF), declaró ese mismo año que este estado se encontraba
entre la lista de los once estados con altos índices de feminicidios.
Según el recuento del OCNF en ese mismo año habían ocurrido por lo menos 12
homicidios dolosos con calificativa de feminicidio. Calculando que 4 de cada 10 mujeres
tenían entre los 10 y 30 años de edad.
Las Muertas de Juárez y un Estado sin feminicidios
Chihuahua es, irónicamente, el estado que sirvió de referente al hablar de feminicidios en
México. Fue en Ciudad Juárez, municipio de Chihuahua, donde el término “Las muertas de
Juárez” fue acuñado como sinónimo de la situación de violencia de género que se
presentaba desde el año de 1993.
En noviembre del 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)
condenó al Estado Mexicano por violar derechos humanos en los casos de feminicidio
sucedidos en Ciudad Juárez. Uno de los casos más emblemáticos fue el del “Campo
algodonero”, caso que defendió la abogada Karla Micheel Salas.
“Los Feminicidas del campo algodonero”, es el nombre mediático con el que se bautizó al
caso de una pareja de asesinos seriales formada por Edgar Ernesto Álvarez Cruz y José
Francisco Granados de la Paz.
Según sus declaraciones, desde 1993 hasta 20003, secuestraron, torturaron, violaron y
asesinaron a por lo menos 10 mujeres jóvenes. Ocho de sus víctimas fueron encontradas
en un campo algodonero en los márgenes de la ciudad.
La Corte Interamericana concluyó que en Ciudad Juárez existía un contexto de violencia
contra las mujeres y constató que desde 1993 se habían incrementado los homicidios de
mujeres en esa ciudad, influenciados por una cultura de discriminación contra la mujer.
La disposición número 8, marcada en la sentencia de la Corte Interamericana, señalaba
que el Estado debía continuar con la estandarización de todos sus protocolos, manuales,
criterios ministeriales de investigación, servicios periciales y de impartición de justicia,
utilizados para investigar todos los delitos que se relacionen con desapariciones, violencia
sexual y homicidios de mujeres.
Las modificaciones debían hacerse con perspectiva de género y el Estado Mexicano debía
rendir un informe anual durante tres años. Sin embargo, hasta la fecha sigue sin acatarse
la disposición, según declaró la abogada.
De enero de 2012 al 29 de noviembre de 2016, la Fiscalía de Chihuahua reportó 754
homicidios violentos de mujeres, pero es imposible saber cuántos de esos casos pudieron
ser feminicidios, ya que su Código Penal no reconoce al feminicidio como un delito o un
agravante.
Tampoco dio detalles de cómo murieron estas mujeres. El argumento fue que para
informar a detalle la causa de muerte de cada una de ellas se necesitaría más tiempo para
checar carpeta por carpeta.
Los datos obtenidos para esta investigación identificaron a Chihuahua en el segundo lugar
de los estados con las tasas más altas de homicidios contra mujeres registrados en 2015,
teniendo de siete a ocho homicidios violentos de mujeres por cada 100 mil habitantes.
Morelos
En Morelos el feminicidio se reconoció a partir del 1 de septiembre de 2011. La Fiscalía no
es abierta al informar cuántos feminicidios se han registrado desde esa fecha ya que dicha
información venera la identidad de las víctimas, argumentando el sigilo que deben
guardar las investigaciones sobre muertes violentas de mujeres.
Sin embargo, mediante un rastreo hemerográfico se pudieron contabilizar 16 feminicidios
de octubre a diciembre de 2013.
Lo que sí reportó Morelos fueron 130 homicidios violentos de mujeres de 2012 a
mediados de 2016. De ese total, una mujer fue quemada en 2012 y en 2016 el cuerpo de
una mujer fue encontrado sin cabeza y otro más sin la pierna izquierda, la mano izquierda
y la cabeza. Según su Código Penal las mutilaciones son características aplicables para un
feminicidio; por lo que solo en 2016, Morelos ya tiene garantizado dos feminicidios de ese
total que la Procuraduría evitó transparentar pese a la solicitud de información enviada el
pasado 15 de junio.
El diario El Sol de Cuautla, registró entre sus páginas 17 casos de mujeres asesinadas de
octubre a diciembre de 2013. Cada uno de los cuerpos de esas mujeres presentaba signos
evidentes de una muerte por razones de género.
El primero de octubre de 2013, en el interior de una vecindad del poblado de Casasano,
fue encontrado el cuerpo de una mujer de 17 años de edad en avanzado estado de
descomposición y que presentaba señales de haber sido estrangulada.
El siete de octubre de ese mismo año, en Ayala Morelos, un hombre asesinó a su esposa
con un arma punzo cortante.
Diez días después, el cuerpo de Imelda Paniagua Benítez, de 43 años de edad, fue
encontrado sobre una jardinera del río Yautepec. Según las investigaciones, la mujer había
sido asesinada de un golpe en la cabeza.
El 10 de diciembre de 2013, la osamenta de una mujer fue encontrada al fondo de un
pozo de 18 metros de profundidad.
Nueve días después, María Magdalena Díaz Neri, de 31 años de edad, caminaba con su
novio cuando su expareja apareció y le disparó. Magdalena se convertiría en madre en
cuatro meses, pero ni ella o su bebé sobrevivieron.
Justo antes de que terminara el año, el 27 de diciembre, el cuerpo de una mujer de entre
35 y 40 años de edad fue encontrado en el interior de una bolsa y tenía por lo menos dos
semanas de muerta. La mujer había sido golpeada hasta que perdió la vida.
Baja California Sur
En septiembre de 2016, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California
Sur afirmó que no encontró registro de Averiguaciones Previas iniciadas por feminicidio, ni
ningún registro relacionado con este tipo penal.
Lo que sí reportó fueron 33 homicidios a mujeres cometidos de 2012 a septiembre de
2016. Una de ellas, en 2013 presentó signos de violencia sexual, causal número uno para
tipificar un homicidio doloso como homicidio agravado por feminicidio, según su Código
Penal.
El rastreo hemerográfico realizado en la Hemeroteca Nacional, a publicaciones con fechas
de agosto a septiembre de 2015, mostró que en sólo en 60 días fueron asesinadas 10
mujeres por sus parejas.
El 17 de agosto de 2015 el cuerpo de Blanca Esthela Huerta fue encontrado dentro de su
domicilio. Minutos antes de su muerte había tenido una fuerte pelea con su esposo Luis
Manuel Macedo, quien la estranguló. Sin embargo, las autoridades no tipificaron el crimen
como feminicidio. Rosario del Carmen Palacios Montaño, juez tercero de Primera
Instancia del Ramo Penal de esa ciudad lo tipificó como homicidio calificado en autoría
material con traición. Éste no fue el único caso de una mujer muerta en manos de su
pareja que el Diario Sudcaliforniano reportó durante ese año.
El 31 de agosto de 2015, el cuerpo calcinado de Dora Angélica García de la Torre, de 43
años de edad, fue encontrado dentro de su misma casa. Su marido, Raúl Enrique Torres
González, de 45 años de edad, la había matado con un palo de azadón y para borrar todo
rastro del crimen decidió quemar la casa junto con su esposa y pretender que todo
pareciera un accidente.
Una vez más, el feminicidio fue tipificado como homicidio calificado con traición.
Aunque las noticias sobre mujeres asesinadas con extrema violencia cada vez se difunden
con mayor frecuencia, los números en algunos estados del país siguen sin cuadrar con la
realidad que se vive. Oficialmente las Fiscalías y Procuradurías pueden reportar que en sus
estados no hay feminicidios, pese a que las noticias y los familiares de las víctimas griten lo
contrario.
Caso Marisela Escobedo
El 16 de diciembre de 2010, cerca de las 21 horas, Marisela Frayre Escobedo se
encontraba frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua recogiendo las pancartas que
exhibían la impunidad frente al caso de su hija, Rubí Marisol, las cuales había colocado en
su plantón: llevaba más de una semana protestando y durmiendo fuera de la sede
gubernamental. Al momento de estar levantando todo, un hombre bajó de un vehículo y
la encañonó. A pesar de tratar de escapar, el individuo la persiguió, cruzó la calle y disparó
sobre ella, terminando con la vida de una madre que solamente pedía justicia por su hija
desaparecida y asesinada.
En agosto de 2008, Rubí Marisol Frayre, de 16 años, fue asesinada en Ciudad Juárez,
Chihuahua por Sergio Rafael Barraza, su pareja sentimental. Desde ese momento,
Marisela Escobedo luchó arduamente para saber el paradero de su hija, repartiendo
volantes, uniéndose a grupos de madres en busca de hijas desparecidas y acudiendo a
medios de comunicación. El 30 de enero de 2009 recibió una llamada de Ángel Valles,
quien atestiguó haber escuchado una plática de Sergio Barraza en la cual confesaba el
asesinato de Rubí. En junio de ese mismo año, el asesino confesó por fin, indicando el
lugar donde había enterrado a la joven de 16 años, su víctima. Las pruebas de ADN a los
restos óseos confirmaron que se trataba de ella.
Sin embargo, a pesar de su declaración de culpabilidad, Sergio Barraza fue liberado meses
después porque la fiscalía de Chihuahua no pudo comprobar el delito, esto motivó a
Marisela para escribir una queja para presentarla ante la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH), la cual expidió la Recomendación 44/2013, en este
documento se evidenciaron las fallas del sistema judicial en Chihuahua, pidiéndose
correcciones, la investigación de los servidores públicos intervinientes, y disculpa pública
por parte del Estado. Asimismo, la CNDH condenó las actuaciones de la Fiscalía General
del Estado (FGE) señalando la revictimización de Marisela Escobedo y su familia el 3 de
mayo del 2010, cuando se absolvió al asesino de Rubí. Aunado a ello, este organismo
nacional determinó diversos derechos humanos que fueron violados en este caso
concreto: legalidad, seguridad jurídica, trato digno, debida procuración de justicia y
derecho a la verdad.
Días después de la emisión de la recomendación, un tribunal superior cambió la sentencia
que permitió la liberación de Barraza, pero el agresor ya había escapado. Fue entonces
cuando Marisela Escobedo se convirtió en activista y símbolo de la lucha contra la
impunidad en México, iniciando una serie de protestas para exigir la recaptura del asesino
de Rubí, participó en marchas e hizo peticiones a las autoridades.
Por su lado, Sergio Rafael Barraza, el feminicida de Rubí, se integró al grupo criminal Los
Zetas, un cártel bien organizado y violento constituido principalmente por antiguos
miembros de las Fuerzas Especiales mexicanas. A este grupo pertenecía también José
Enrique Jiménez Zavala, El Wicked, el autor material del feminicidio de Marisela Escobedo
el 16 de diciembre de 2010. Así, Marisela se convirtió en una víctima silenciada por el
crimen organizado en el norte del país. Sergio Barraza murió el 16 de noviembre de 2012
en un enfrentamiento con militares en el estado de Zacatecas, donde Marisela Escobedo
había señalado una y otra vez que se encontraba el asesino de su hija.
En el contexto mexicano la discusión teórica y final implementación legal del término
feminicidio tuvo como triste telón de fondo la desaparición y asesinato rutinario de
cientos de niñas y mujeres por más de una década en la ciudad fronteriza de Ciudad
Juárez, Chihuahua. Rubí, de hecho, ha sido reconocida como una de las "muertas de
Juárez", las más de setecientas mujeres asesinadas entre la década de 1990 y la de 2000.
Hoy, este tipo de crímenes tienen nombre, son reconocidos como feminicidios, asesinatos
por violencia machista o de género.
Este 2020, el asesinato de Marisela Escobedo cumple una década. Por ello, la plataforma
Netflix ha estrenado el documental Las tres muertes de Marisela Escobedo, dirigido por
Carlos Pérez Osorio, en el se deja al descubierto las fallas de la justicia en México, un país
donde son liquidadas diez mujeres al día y en el que la impunidad en este tipo de casos es
del 97 por ciento.
Asimismo, el 2 de noviembre de 2020 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) notificó al Estado mexicano la existencia de una denuncia interpuesta en su contra
por el feminicidio de Rubí Frayre Escobedo y el asesinato de Marisela Escobedo,
otorgándole un plazo de tres meses para remitir sus observaciones. Esta notificación es el
resultado de la presentación del caso, en junio de 2019, ante la Corte por el Centro de
Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM), con apoyo del Centro por la Justicia y el
Derecho Internacional (CEJIL) y la organización Mexicanas y Mexicanos en el Exilio (Mex-
en-Ex).

Connectas.org. (2016). Las muertas que no se ven. Contralacorrupcion.mx.


Ref: https://contralacorrupcion.mx/web/femimicidiosocultos/caso_cero.html

Cndh.org.mx. https://www.cndh.org.mx/noticia/asesinato-de-marisela-escobedo-activista-

que-protestaba-por-el-feminicidio-previo-de-su

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