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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISATRIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION

ESCUELA NACIONAL DE MUSICA JUAN MANUEL OLIVARES

CATEDRA: HISTORIA DE LA MUSICA III

PROFESOR: NILO MARQUEZ

LA REVOLUCION FRANCESA

ANA GALAVIS

10501338

CARACAS, 16 DE OCTUBRE 2022


LA REVOLUCION FRANCESA

RESEÑA HITORICA

Antecedentes

La Revolución Francesa fue un proceso social y político que se desarrolló en Francia entre 1789 y
1799 cuyas principales consecuencias fueron la abolición de la monarquía absoluta y la
proclamación de la República, eliminando las bases económicas y sociales del Antiguo Régimen.

Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 75
años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte,
lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo
régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la
fuerza política dominante en el país.

La Revolución Francesa fue producto de muchos factores internos y externos que tuvieron mucha
importancia a la hora de la manifestación en general, que estos hechos fueron provocados por el
desequilibrio de la nación en cuanto a aspectos económicos, sociales y culturales; ya que no todos
estaban en condiciones de igualdad, sin embargo se ha establecido que la actividad revolucionaria
comenzó a gestarse cuando en el reinado de Luis XVI (1774-1792) se produjo una crisis en las
finanzas reales, debido al crecimiento de la deuda pública. Es importante mencionar que a pesar de
que Francia era un país con una economía en expansión, tenía una estructura social conflictiva y un
estado monárquico en crisis.

Se puede establecer que las causas de la revolución fueron un conjunto de factores políticos,
económicos, sociales que pueden resumirse del modo siguiente:

- Una estructura tradicional arcaica, minada por la evolución de la economía y el auge de la


burguesía, que reclamaba el poder político paralelo al económico que disfrutaba.

-Exigencias de cambio político, acorde con las renovadoras teorías del liberalismo propuestas por
los filósofos ilustrados y racionalistas.

- Descontento del estado llano o Tercer Estado, cada vez más presionado por los impuestos.

En el sentido anterior se determina que se había producido, en último instancia un desajuste entre
las necesidades sociales, políticas y económicas del país y el anquilosamiento de sus gobernantes

IMPACTO HISTÓRICO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

A finales del siglo XVIII se dan acontecimientos de naturaleza política y filosófica y unos de ellos es
el auge de un conjunto de ideas que transforman al mundo, impulsadas por grandes pensadores,
filósofos y juristas de la época dándose la Revolución Francesa, que significó el tránsito de la
sociedad estamental, heredera del feudalismo, a la sociedad capitalista, basada en una economía
de mercado apoyada por una burguesía, la cual tenia un papel preponderante en la vida
económica, que logro desplazar del poder a la aristocracia y a la monarquía absoluta.

A partir de esta sucesión surge y se afirma un nuevo sistema cuyos principios suponen la quiebra
del anterior régimen y la definición de uno nuevo principio donde se fundamenta sobre la “Volunté
générale: La raison humaine” .

Los revolucionarios franceses no sólo crearon un nuevo modelo de sociedad y estado, sino que
difundieron un nuevo modo de pensar a la mayor parte del mundo. De este extenso proceso se
resalta la base ideológica que da comienzo a un nuevo criterio político, social, económico y
jurídico que se fundamenta en la génesis de la Revolución; los que más resalta de estos preceptos
son: el principio de igualdad, la idea de la libertad y la concepción concreta de la estructura y
función del Estado.

CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCION FRANCESA

-Abolición del Feudalismo

El 4 de agosto de 1789, en la llamada Noche de la locura, la Asamblea Nacional abolió el


feudalismo, eliminando las prebendas que recibía el Primer Estado (el clero) y los derechos
señoriales del Segundo Estado (los nobles).

Otras de las transformaciones sociales y económicas iniciadas durante este periodo fueron la
supresión de la pena de prisión por deudas, la introducción del sistema métrico y la abolición del
carácter prevaleciente de la primogenitura en la herencia dela propiedad territorial.

-Pérdida del Poder de la Iglesia

La Revolución originó un masivo traspaso de poder de la Iglesia al Estado. En 1790 se eliminó la


autoridad de la Iglesia para imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los
privilegios del clero y se confiscaron los bienes de la Iglesia. Bajo el Antiguo Régimen la Iglesia era el
mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó legislación que convertía al clero en
empleados del Estado. Éstos fueron unos años de dura represión para el clero, siendo comunes la
prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia.

“La Revolución también desempeñó un importante papel en el campo de la religión. Los principios
de la libertad de culto y la libertad de expresión tal y como fueron enunciados en la Declaración de
Derechos del hombre y del ciudadano, pese a no aplicarse en todo momento en el periodo
revolucionario, condujeron a la concesión de la libertad de conciencia y de derechos civiles para los
protestantes y los judíos. La Revolución inició el camino hacia la separación de la Iglesia y el
Estado.”

- La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano


Se redactó en 1789 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y una nueva
Constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal.

El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente aprobó un documento que contenía las ideas
políticas de la burguesía: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Éste fue
redactado a fin de proporcionar un marco previo a la redacción de una constitución en los primeros
momentos de la Revolución Francesa. Este documento revistió una doble importancia: no sólo se
convirtió en la base de la futura Constitución sino que también expresó la tendencia universal de
la Revolución Francesa.

La Declaración no obtuvo directamente sus consecuencias ya que no fue aceptada por el rey. Pero
poco a poco fue llevando al pueblo francés a partir de un tipo de gobierno cada vez más cercano a
la democracia en cuanto a su elección. Ayudó también a la difusión y propagación de las nuevas
ideas. Fue una forma de pensamiento nacida en el siglo XVII que pretendía un mejoramiento de la
Humanidad guiada por la Razón Iluminada y se basaba, entre otros, en los siguientes ideales
como metas de gobierno: soberanía popular, igualdad social, libertad personal, garantía de
justicia y tolerancia religiosa. Esta influencia, sumada a otros acontecimientos, produjo que en
algunas colonias españolas americanas surgiera la idea de independización.

IMPACTO HSTORICO DE LA REVOLUCION FRANCESA


El impacto histórico de La Revolución Francesa se mide a partir de sus consecuencias que
representan el significado de la revolución a nivel mundial. En tal sentido sus consecuencias se
diversificaron en toda Europa y llegan a América. Las mismas van desde la abolición del
feudalismo, la separación de la iglesia del Estado, la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano siendo este último el aporte más significativo para la humanidad, ya que a partir
de ello se reconocen los Derechos del Hombre a un nivel más universal, así como también se le
está fijando como el ente fundamental que participa en la política de su país. Además de ser el
origen de lo que hoy se conoce como el Estado de Derecho donde la democracia incipiente de ese
momento se vuelve el modelo de otras naciones.

De esa cuenta tiene gran influencia en el mundo, la filosofía humanista que es la base de la
ideología de la revolución, es hoy la clave de modelos educativo; donde el centro de la educación
es el es hombre y la mujer. Así también los principios de igualdad, fraternidad y libertad que
están reconocidos en la constitución de la republica permiten en la actualidad al hombre que se
le reconozca como un ser con autonomía que toma sus propias decisiones, donde el estado no
tiene injerencia, pero si debe de velar porque se respeten.

LOS IDEÓLOGOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Con el advenimiento de la era de la razón, es decir con el Racionalismo, surge un pensamiento


filosófico estrictamente burgués. Descartes, Spinoza, entre otros son la expresión de una nueva
concepción del mundo, del hombre y de la existencia humana. El racionalismo intenta romper con
la tradición escolástica, aunque el intento aún era difícil (recordar la formación escolástica de los
filósofos).
Los filósofos del siglo XVIII retoman de sus antecesores la filosofía de la razón; ellos se encargarían
de modos diferentes en cuanto a las ideas, romper en el orden político ideológico de la doctrina del
Derecho Divino de los Reyes a gobernar, que sustentaba a la monarquía, y proclamar en cambio los
principios del derecho natural y el contrato social, enmarcados dentro de los principios ideológicos
de libertad e igualdad.

De los filósofos políticos e ideólogos del liberalismo, qué de alguna manera son los más
representativos para con las ideas de la Revolución Francesa son: Montesquieu, Voltaire y
Rousseau. Sus ideas, es decir la ideología de la revolución, configuraron las nuevas instituciones
políticas de Francia. Se partió de algunas de las instituciones vigentes, pero fueron nutridas de
estas ideas, por lo que en su esencia cambiaron radicalmente, adaptándose a la nueva realidad.

Montesquieu (1689 – 1755)

De sus ideas, las principales son la renovación del principio de separación de poderes, esbozado
antiguamente por Aristóteles y Platón, y renovada por John Locke. Montesquieu convirtió el
principio de separación de poderes en un sistema de contrapesos jurídicos entre las diversas
partes componentes del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial.

Al igual que Locke plantea la fórmula de un contrato entre el soberano y los súbditos, incluyendo
que el clima y el ambiente físico influye en la organización política. Como es evidente Montesquieu
plantea para Francia la monarquía constitucional, al igual de que sucedía en Inglaterra, como el mal
menor, ni por asomo se le ocurre esbozar igualdad entre el soberano (Rey) y los súbditos.

Voltaire (1678 ‑ 1778)

Ante la doctrina del derecho divino, Voltaire antepone la doctrina del derecho natural, que
implica la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, sin distinción de ningún tipo. Voltaire no
argumentaba reemplazar al rey, o igualarlo con los demás ciudadanos; él pensaba que el rey
debía apelar a la razón de los filósofos.

Voltaire fue un anglófilo al igual que Montesquieu. Si bien es cierto que en sus «cartas filosóficas»
se mofaba de algunos acontecimientos de la política inglesa, y de la intolerancia religiosa que
operaba en aquel país, admiraba al equilibrado sistema político inglés por lo que escribió lo
siguiente: «La nación inglesa es la única en el mundo que, ofreciendo resistencia a sus reyes
consiguió reglamentar el poder de los mismos y que mediante esfuerzo tras esfuerzo, pudo
establecer ese sabio gobierno en que el príncipe es todo poderoso para realizar el bien, pero tiene
atadas las manos para hacer el mal«.

Ambos Montesquieu y Voltaire anglófilos declarados, no buscaban necesariamente el fin del


absolutismo en Francia, deseaban que en aquel país se institucionalizase una monarquía
constitucional; cosa que no sucedió porque la aristocracia más que el Rey no querían perder
ninguno de sus privilegios, es decir, no permeabilizaron el régimen absolutista para que
sobreviviera.
Rousseau (1712 ‑ 1778)

Rousseau planteó su doctrina política en la cual la sociedad o la comunidad en su conjunto


reunidos como soberano, regulaban a los que ostentarían el poder en nombre de la comunidad
toda, evitando así que sólo un hombre que se proclamaba rey porque dios así los quería,
gobernara en contra de los intereses de los demás.

Rousseau no tenía un buen concepto de la democracia por lo que escribió en su obra «el Contrato
Social”, «si hubiera un pueblo de dioses estaría gobernado democráticamente. Un gobierno tan
perfecto no es conveniente a los hombres”.

LA FILOSOFIA DE LA REVOLUCION FRANCESA SEGÚN JUAN GUERRERO, UNIVERSIDAD NACIONAL DE


SAN Martin (ARGENTINA)

La filosofía francesa del siglo XVIII ha sido “racionalista” .Este racionalismo, cada vez más alejado
de sus orígenes cartesianos y de las derivaciones jesuitas y jansenistas del siglo precedente, pasa de
ser geométrico y metafísico a científico y experimental sobre todo en su asimilación del Iluminismo
inglés. Así, se transforma paulatinamente en “un método, una actitud mental, una postura del
hombre frente al mundo y la vida”, que podría sintetizarse “en una fórmula fácil pero engañosa:
racionalizar el mundo”. Su ideal filosófico es “la felicidad del hombre”, pero este ideal “ya no está
la beatitud eterna, como en la visión cristiana, sino en la felicidad terrena de la vida”, como una
meta asequible por medio del bienestar material, la libertad política, la conquista de una mejor
posición social, la educación y la salud corporal.

Esto es lo que hace del Iluminismo, “más que un movimiento teórico, un movimiento
esencialmente práctico, que pone a la ciencia y el saber en general al servicio de ciertas
aspiraciones culturales, políticas y sociales”. Guerrero argumenta que la filosofía francesa del siglo
XVIII “se vuelve cada vez más radicalmente práctica”: “Comienza negando la concepción medioeval
del mundo, de la vida del Estado y de la Iglesia. Y termina afirmando una lucha social. Termina
plegándose a la Revolución Francesa.”

A diferencia del Iluminismo inglés, moderado en cuestiones políticas y religiosas, entregado más
bien a la investigación científica, el Iluminismo francés “se convierte en el vocero intelectual de un
nuevo estado social que acaba de hacer su aparición en el escenario político: el Tercer Estado, la
burguesía”. De esta manera, la problemática iluminista tiene, en Francia, varias consecuencias: se
piensa que la filosofía debe contribuir al bienestar común, interviniendo en la “opinión pública”,
instruyendo al “pueblo” que se identifica con la burguesía- y siendo “expresión de una
espiritualidad colectiva” que se debate ingresar en la historia.

Finalmente, Guerrero resume en su principal argumento sobre el problema de la conciencia


histórica en la Revolución francesa. Ésta ha extraído sus energías de las antinomias propias del Siglo
de las Luces. Naturaleza y razón ya no se oponen entre sí, sino que constituyen “dos realidades,
dotadas por igual de un sentido utópico que el pensamiento revolucionario opone a la historia”.
Entre otros planteamientos que menciona Guerrero, es la “premisa existencial de la interpretación
burguesa de la historia”: luego de haberse emancipado de las representaciones cristianas, el
hombre del Siglo de las Luces las engloba “bajo el concepto de cultura”, tomándolas como
realizaciones objetivas que concibe “siempre por analogía con el mundo exterior”. El burgués
“domina” la naturaleza por el trabajo y la técnica en la medida que la conoce, pero se siente atado
a ella por las mismas leyes con las que la explica.

Algo similar le ocurre con el mundo histórico-social: si bien reconoce su origen humano, piensa que
escapa a su actividad individual y, con el propósito de entenderlo, “elabora leyes histórico-sociales
a semejanza de las leyes naturales”. De ahí que pueda decirse que “el horizonte de comprensión
histórica para la mentalidad burguesa del siglo XVIII, y para sus herederos hasta la actualidad, se
encuentra en la estructura general de la naturaleza”, a saber, “en la producción natural de los
acontecimientos histórico-sociales”. Por este motivo, los iluministas, Rousseau, los fisiócratas y los
ideólogos de 1789 conciben de uno u otro modo la acción humana en la historia como una
restitución del orden natural oscurecido o perdido.

Esta concepción anti-histórica es lo que caracteriza el pensamiento de la Revolución Francesa, a


diferencia de los movimientos sociales y políticos que surgieron durante el siglo XIX, en los cuales la
conciencia histórica ya no se opone, sino que se identifica con la conciencia revolucionaria

NAPOLEON BONAPARTE Y LA REVOLUCION FRANCESA

NAPOLEON BONAPARTE (1769-1821), emperador de los franceses (1804-1815) que consolidó e


instituyó muchas de las reformas de la Revolución Francesa. Asimismo, fue uno de los más grandes
militares de todos los tiempos, conquistó la mayor parte de Europa e intentó modernizar las
naciones en las que gobernó.

Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio (Córcega) y recibió el nombre de Napoleone. Era
el segundo de los ocho hijos de Carlos Bonaparte y Letizia Ramolino, miembros ambos de la
pequeña burguesía corso-italiana. Su padre trabajaba como abogado y luchó por la independencia
de Córcega; después que los franceses ocuparan la isla en 1768, ejerció como fiscal y juez e ingresó
en la aristocracia francesa con el título de conde. Gracias a la influencia de su padre, la formación
de Napoleón en Brienne y en la Escuela Militar de París estuvo subvencionada por el propio rey Luis
XVI.

Terminó sus estudios en 1785 —a los 16 años— y sirvió en un regimiento de artillería con el grado
de teniente. Una vez que dio comienzo la Revolución Francesa, pasó a ser teniente coronel de la
Guardia Nacional corsa (1791); sin embargo, cuando Córcega declaró su independencia en 1793,
Bonaparte, decididamente partidario del régimen republicano, huyó a Francia con su familia. Fue
nombrado jefe de artillería del ejército encargado de la reconquista de Tolón, una base naval alzada
en armas contra la República con el apoyo de Gran Bretaña (que junto a Prusia, Austria, Holanda y
España, tras la declaración de guerra francesa a ésta última, habían constituido la Primera Coalición
contra Francia en 1793). Reemplazó a un general herido, y, distribuyendo hábilmente sus cañones,
expulsó del puerto a las naves británicas y reconquistó finalmente esta posición. Como recompensa
por su acción Bonaparte fue ascendido a general de brigada a la edad de 24 años.

En 1795 salvó al gobierno revolucionario restableciendo el orden tras una insurrección realista
desatada en París. En 1796 contrajo matrimonio civil con Josefina de Beauharnais, viuda de un
aristócrata guillotinado durante la Revolución y madre de dos hijos.

Las primeras campañas

Napoleón fue nombrado comandante del ejército francés en Italia en 1796. Derrotó sucesivamente
a cuatro generales austriacos cuyas tropas eran superiores en número, y obligó a Austria y sus
aliados a firmar la paz. El Tratado de Campoformio estipulaba que Francia podía conservar los
territorios conquistados, en los que Bonaparte fundó, en 1797, la República Cisalpina (Venecia), la
República Ligur (Génova) y la República Transalpina (Lombardia), y fortaleció su posición en Francia
enviando al Tesoro millones de francos. En 1798 dirigió una expedición a Egipto, que se encontraba
bajo el dominio turco, para cortar la ruta británica hacia la India. Aunque conquistó este país, su
flota fue destruida por el almirante británico Horatio Nelson y el militar francés quedó aislado en el
norte de África tras ser derrotado en la batalla del Nilo. Bonaparte no se desanimó ante este
contratiempo y se dedicó a la reforma de la administración y legislación egipcias: la servidumbre y
el feudalismo fueron abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. Los eruditos
franceses que le habían acompañado en el viaje comenzaron a estudiar la historia del antiguo
Egipto y a realizar diversas excavaciones arqueológicas. No consiguió conquistar Siria en 1799, pero
logró una victoria aplastante sobre los turcos en Abukir. Mientras tanto, Francia hacía frente a una
nueva situación internacional:

Austria, Rusia, Nápoles y Portugal se habían aliado con Gran Bretaña, configurando la Segunda
Coalición.

La Francia napoleónica

Napoleón decidió abandonar a su ejército y regresar a Francia para salvar el país ante la crisis del
Directorio. Cuando llegó a París se unió a una conspiración contra el gobierno. Bonaparte y sus
compañeros tomaron el poder durante el golpe de Estado del 9-10 de noviembre de 1799 (18-19 de
brumario según el calendario revolucionario) y establecieron un nuevo régimen, el Consulado.

Según la constitución del año VIII, Napoleón, que había sido nombrado primer cónsul, disponía de
poderes casi dictatoriales. La Constitución del año X, por él dictada en 1802, otorgó carácter
vitalicio a su consulado y, finalmente, se proclamó emperador en 1804. El electorado mostró su
respaldo absoluto a cada una de estas reformas. Bonaparte cruzó los Alpes con un ejército en 1800
y derrotó a los austriacos en la batalla de Marengo, con lo que su poder quedó afianzado. Entabló
negociaciones para restablecer la paz en Europa y conseguir que el Rin fuera reconocido como la
frontera oriental de Francia. Asimismo, firmó el Concordato de 1801 con el papa Pío VII, que
apaciguó los ánimos en el interior del país al poner fin al enfrentamiento con la Iglesia católica,
originado desde el inicio de la Revolución. En cuanto a la política interior, Napoleón reorganizó la
administración, simplificó el sistema judicial y sometió a todas las escuelas a un control
centralizado. La legislación civil francesa quedó tipificada en el Código de Napoleón y en otros
seis códigos que garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el periodo
revolucionario, incluida la igualdad ante la ley y la libertad de culto.

Las guerras de conquista

Gran Bretaña, irritada por la hostilidad de las acciones de Napoleón, reanudó la guerra naval con
Francia en abril de 1803. Dos años después, Rusia y Austria se unieron a Gran Bretaña en la Tercera
coalición. Napoleón descartó su plan de invadir Inglaterra y dirigió sus ejércitos contra las fuerzas
austro-rusas, a las que derrotó en la batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805. Conquistó el
reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se tituló rey de Italia (1805),
desintegró las antiguas Provincias Unidas (hoy Países Bajos), que en 1795 había constituido como
República de Batavia, y fundó el reino de Holanda, al frente del cual situó a su hermano Luis, y
estableció la Confederación del Rin (que agrupaba a la mayoría de los estados alemanes) que quedó
bajo su protección. Fue entonces cuando Prusia y Rusia forjaron una nueva alianza y atacaron a la
confederación. Napoleón aniquiló al ejército prusiano en Jena y Auerstedt (1806) y al ruso en
Friedland. En Tilsit (julio de 1807), estableció un acuerdo con el zar Alejandro I por el que se reducía
enormemente el territorio de Prusia, también incorporó nuevos estados al Imperio: el reino de
Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y el ducado de Varsovia, entre otros.

Durante este tiempo Bonaparte había impuesto el Sistema Continental en Europa, que consistía en
un bloqueo sobre las mercancías británicas con el propósito de arruinar el poderoso comercio de
Gran Bretaña. Conquistó Portugal en 1807 y en 1808 nombró a su hermano José rey de España, tras
lograr la abdicación de Fernando VII en Bayona e invadir el país, dejando Nápoles como
recompensa para su cuñado, Joachim Murat. La llegada a España de José Bonaparte recrudeció la
guerra de Independencia española. Napoleón se trasladó a España durante un tiempo y consiguió
varias victorias, pero la lucha se reanudó tras su partida, prolongándose durante cinco años la
guerra entre las tropas francesas y las españolas (apoyadas por Gran Bretaña), jugando un papel
fundamental la lucha de guerrillas. Este conflicto supuso un gran desgaste humano (se ha estimado
en 300.000 bajas)y económico para Francia que contribuyó al debilitamiento final del Imperio
napoleónico.

Bonaparte venció a los austriacos en Wagram en 1809, convirtió los territorios conquistados en las
Provincias Ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y
Montenegro) y conquistó los Estados Pontificios. Después de repudiar a Josefina, contrajo
matrimonio en 1810 con María Luisa, archiduquesa de Austria e hija del emperador Francisco I de
Austria, perteneciente a la casa de Habsburgo. Con este enlace vinculaba su dinastía a la más
antigua de la casas reales de Europa, con la esperanza de que su hijo, nacido en 1811 y al que
otorgó el título de rey de Roma como heredero del Imperio, fuera mejor aceptado por los monarcas
reinantes. El Imperio alcanzó su máxima amplitud en 1810 con la incorporación de Bremen, Lübeck
y otros territorios del norte de Alemania, así como con el reino de Holanda, después de obligar a
abdicar a su hermano Luis I Bonaparte.
La Europa napoleónica

El Código Napoleónico se implantó en todos los Estados creados por el Emperador. Se abolieron el
feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). Le fue otorgada
a cada Estado una constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino y una
declaración de derechos y la creación de un parlamento; fue instaurado el sistema administrativo
y judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se
amplió el sistema educativo libre de manera que cualquier ciudadano pudiera acceder a la
enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta su clase social o religión. Cada Estado disponía
de una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se
financiaba el trabajo de los investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de
gobiernos constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y eficacia de la
gestión fueron un logro real.

Para América Latina, la figura de Napoleón Bonaparte es fundamental. Su intervención en España,


las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, que
reinó en España y las Indias con el título de José I; la promulgación de la Constitución de Bayona en
1808, que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español; sus
pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios, cuyos habitantes nunca quisieron
aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los
movimientos de emancipación y las guerras hispanoamericanas por su independencia.

La caída de Napoleón

La alianza de Bonaparte con el zar Alejandro I quedó anulada en 1812 y Napoleón emprendió una
campaña contra Rusia que terminó con la trágica retirada de Moscú. Después de este fracaso, toda
Europa se unió para combatirle y, aunque luchó con maestría, la superioridad de sus enemigos
imposibilitó su victoria. Sus mariscales se negaron a continuar combatiendo en abril de 1814. Al ser
rechazada su propuesta de renunciar a sus derechos en favor de su hijo, hubo de abdicar,
permitiéndole conservar e ltítulo de emperador y otorgándosele el gobierno de la isla de Elba.
María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de ésta, el emperador de Austria
Francisco I, y Napoleón no volvió a verlos nunca, a pesar de su dramática reaparición. Escapó de
Elba en marzo de 1815, llegó a Francia y marchó sobre París tras vencer a las tropas enviadas para
capturarle, iniciándose el periodo denominado de los Cien Días.

Establecido en la capital, promulgó una nueva Constitución más democrática y los veteranos de las
anteriores campañas acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el enfrentamiento contra los
aliados. El resultado fue la campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de
Waterloo el 18 de junio de 1815. En París las multitudes le imploraban que continuara la lucha pero
los políticos le retiraron su apoyo, por lo que abdicó en favor de su hijo, Napoleón II. Marchó a
Rochefort donde capituló ante el capitán del buque británico Bellerophon. Fue recluido entonces
en Santa Elena, unaisla en el sur del océano Atlántico. Permaneció allí hasta que falleció el 5 de
mayo de 1821.
La leyenda de Napoleón

El culto a Napoleón comenzó en vida del emperador; el propio Bonaparte lo fomentó durante su
primera campaña divulgando sus victorias de forma sistemática. Como primer cónsul y emperador
encargó la realización de obras hagiográficas a los mejores escritores y artistas de Europa y
favoreció esta idolatría mediante la celebración de ceremonias conmemorativas de su gobierno en
las que aparecía como el artífice de la época más gloriosa de Francia; solía decir que había
conservado las conquistas de la Revolución Francesa y ofrecido sus beneficios a toda Europa en un
intento de fundar una federación europea de pueblos libres.

Sus restos fueron trasladados a París en 1840 a petición del rey Luis Felipe I de Orleans y se
enterraron con grandes honores en los Inválidos, donde permanecen actualmente.

Valoración

La influencia de Napoleón sobre Francia puede apreciarse incluso hoy en día. Los monumentos en
su honor se encuentran por doquier en París; el más señalado es el Arco del Triunfo, situado en el
centro de la ciudad y erigido para conmemorar sus victoriosas campañas. Su espíritu pervive en la
constitución de la V República y el Código de Napoleón sigue siendo la base de la legislación
francesa y de otros estados, y tanto el sistema administrativo como el judicial son esencialmente
los mismos que se instauraron durante su mandato; igualmente se mantiene el sistema educativo
regulado por el Estado. Las reformas radicales que aplicó Napoleón en otras partes de Europa
alentaron las sucesivas revoluciones del siglo XIX de carácter liberal y nacionalista.

Aparte de su importancia como transmisor de las ideas e instituciones revolucionarias a Europa, lo


que, avanzado el siglo XIX consagraría a esta centuria como el periodo paradigmático de las
revoluciones liberales, Napoleón dejó una inigualada impronta como un genio militar. Cuando se
encontraba exiliado en Santa Elena dijo "Waterloo borrará de la memoria todas mis victorias", pero
se equivocaba. Napoleón es recordado más por sus dotes como estratega que por su gobierno
ilustrado.
REFERENCIAS

Castañeda, C. (2021). Los ideólogos de la Revolución Francesa.

https://www.politikaperu.org/los-ideologos-de-la-revolucion-francesa.htm

Valenzuela, A. (2008).La Revolución Francesa .Universidad de San Carlos de Guatemala. Facultad


de Humanidades.

Disponible en:

http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/07/07_2011.pdf

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de John Locke». En Biografías y Vidas. La


enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004.

Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/locke.htm [fecha de acceso: 15 de


octubre de 2022].

John Locke

Disponible en:

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/locke.htm

Ibarlucìa, R. (2014) .La filosofía de la Revolución francesa en un curso de Luis Juan Guerrero de
1939. Asociación Revista de Filosofía de Santa Fe .Obispo Gelabert 2639 (3000) - Santa Fe (Pcia. de
Santa Fe) República Argentina

Disponible en:

http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1666-485X2014000100001&script=sci_arttext

La Revolución Francesa

Disponible en:

https://www.bunam.unam.mx/mat_apoyo/MaestrosAlumnos/mApoyo/04/Unidad_3/a09u3t05p07
.html

Castro, D. Napoleón Bonaparte

https://www.monografias.com/trabajos/nbonaparte/nbonaparte

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