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El modelo atómico actual se basa en los principios de la mecánica cuántica y ha evolucionado a partir de modelos propuestos por científicos como Thomson, Rutherford y Bohr. Describe el átomo como una estructura compuesta por un núcleo central de protones y neutrones, y electrones que existen en regiones de alta probabilidad llamadas orbitales atómicos en diferentes niveles de energía.
El modelo atómico actual se basa en los principios de la mecánica cuántica y ha evolucionado a partir de modelos propuestos por científicos como Thomson, Rutherford y Bohr. Describe el átomo como una estructura compuesta por un núcleo central de protones y neutrones, y electrones que existen en regiones de alta probabilidad llamadas orbitales atómicos en diferentes niveles de energía.
El modelo atómico actual se basa en los principios de la mecánica cuántica y ha evolucionado a partir de modelos propuestos por científicos como Thomson, Rutherford y Bohr. Describe el átomo como una estructura compuesta por un núcleo central de protones y neutrones, y electrones que existen en regiones de alta probabilidad llamadas orbitales atómicos en diferentes niveles de energía.
Curso: 3ero Economía El modelo atómico de Dalton, propuesto por John Dalton en el siglo XIX, fue uno de los primeros intentos científicos de describir la estructura y comportamiento de los átomos. Dalton, un químico y físico inglés, desarrolló su modelo atómico a principios del siglo XIX basándose en la evidencia experimental disponible en ese momento. Este modelo atómico propone que la teoría de que la materia esta compuesta por partículas indivisibles llamadas átomos, esta teoría aparte postula que los átomos son esferas indivisibles y que los elementos químicos están formados por átomos de diferentes masas. El modelo atómico de Dalton fue un avance importante en la comprensión de la estructura de la materia. Aunque posteriormente se descubrió que tenía limitaciones, como la divisibilidad de los átomos en partículas más pequeñas, sentó las bases para futuros desarrollos en la teoría atómica y contribuyó al desarrollo de la química moderna. Los avances posteriores, como el modelo de Thomson y el modelo de Rutherford, refinaron y expandieron nuestra comprensión de la estructura atómica. El modelo atómico de Thomson, propuesto por J.J. Thomson en 1897, fue una contribución significativa a la comprensión de la estructura del átomo. Thomson, un físico británico, realizó una serie de experimentos con tubos de rayos catódicos, que consisten en un flujo de partículas cargadas negativamente llamadas electrones. Según el modelo de Thomson, el átomo se consideraba una esfera uniforme de carga positiva en la cual los electrones estaban incrustados, como pasas en un pudín. Este modelo se conoce como el "modelo del pudín de pasas" o "modelo del panal de abejas". Thomson propuso que la carga negativa de los electrones se equilibraba con la carga positiva de la esfera, de modo que el átomo en su conjunto era eléctricamente neutro. El modelo de Thomson fue respaldado por sus experimentos con los tubos de rayos catódicos. Observó que los rayos catódicos se desviaban hacia el polo positivo de un campo eléctrico, lo que sugiere que las partículas en los rayos tenían carga negativa. Además, al aplicar un campo magnético, los rayos se curvaban, lo que implicaba que las partículas tenían masa. Aunque el modelo de Thomson fue revolucionario en su tiempo, fue reemplazado más tarde por el modelo atómico de Rutherford. El modelo atómico de Rutherford, propuesto por Ernest Rutherford en 1911, revolucionó nuestra comprensión de la estructura del átomo. Rutherford, un físico neozelandés, realizó un experimento conocido como el experimento de la lámina de oro para investigar la distribución de carga dentro del átomo. Según el modelo de Rutherford, el átomo consiste en un núcleo central pequeño y denso que contiene la mayor parte de la masa del átomo y una carga positiva concentrada. Los electrones, que tienen carga negativa, orbitan alrededor del núcleo en órbitas circulares. En el experimento de la lámina de oro, Rutherford bombardeó una fina lámina de oro con partículas alfa, que son partículas cargadas positivamente y de alta energía. Según el modelo anterior de Thomson, se esperaba que las partículas alfa pasaran a través de la lámina de oro sin desviarse significativamente. Sin embargo, los resultados del experimento sorprendieron a Rutherford ya que descubrió que algunas partículas alfa se desviaban en ángulos grandes y, en casos raros, incluso rebotaban en direcciones opuestas. Esto llevó a la conclusión de que la mayor parte de la masa y la carga positiva del átomo se concentran en un núcleo pequeño y denso en el centro del átomo. El modelo atómico de Bohr, propuesto por Niels Bohr en 1913, mejoró el modelo de Rutherford al introducir la idea de niveles de energía cuantizados en los átomos. Según el modelo de Bohr, los electrones se mueven en órbitas circulares alrededor del núcleo del átomo, similar al modelo de Rutherford. Sin embargo, a diferencia del modelo anterior, Bohr propuso que los electrones solo pueden ocupar ciertos niveles de energía específicos, llamados niveles cuantizados o niveles de energía. Bohr argumentó que los electrones pueden saltar de un nivel de energía a otro, absorbiendo o emitiendo energía en forma de fotones. Cuando un electrón absorbe energía, salta a un nivel de energía más alto y, cuando emite energía, regresa a un nivel de energía más bajo. Aunque el modelo de Bohr fue exitoso en explicar las líneas espectrales y proporcionar una descripción inicial de la estructura atómica, también tenía limitaciones. No explicaba la distribución precisa de los electrones en las órbitas ni la naturaleza ondulatoria de los electrones, tal como se describe en la mecánica cuántica. A pesar de sus limitaciones, el modelo de Bohr fue un avance importante en la teoría atómica y sentó las bases para desarrollos posteriores en la comprensión de la estructura electrónica de los átomos. Su modelo proporcionó una descripción inicial de los niveles de energía cuantizados y la importancia de los electrones en la determinación de las propiedades químicas de los átomos. El modelo atómico propuesto por Erwin Schrödinger es conocido como el modelo cuántico o modelo ondulatorio. Fue desarrollado en la década de 1920 y se basa en la teoría cuántica para describir el comportamiento de los electrones en un átomo. En este modelo, Schrödinger introdujo la idea de que los electrones no se mueven en órbitas circulares alrededor del núcleo, como se creía en el modelo de Bohr, sino que se comportan como ondas. Utilizó ecuaciones matemáticas conocidas como ecuaciones de onda para describir las propiedades de estas ondas electrónicas. La ecuación de onda de Schrödinger es una ecuación diferencial que describe la evolución temporal de una función de onda que representa al electrón. Esta función de onda contiene información sobre la posición y la energía del electrón en el átomo. El modelo de Schrödinger también introdujo el concepto de orbitales electrónicos. Los orbitales son regiones del espacio donde hay una alta probabilidad de encontrar al electrón. Cada orbital tiene una forma y una orientación característica, y se pueden clasificar en diferentes niveles de energía (capas) y subniveles (s, p, d, f) dentro de cada nivel. El modelo de Schrödinger ha sido fundamental para comprender la estructura electrónica de los átomos y ha permitido explicar fenómenos como la periodicidad de los elementos en la tabla periódica, las propiedades químicas y la formación de enlaces químicos. Aunque el modelo cuántico de Schrödinger es más complejo que el modelo de Bohr, proporciona una descripción más precisa y completa del comportamiento de los electrones en los átomos. El modelo atómico propuesto por James Chadwick se basa en el descubrimiento del neutrón, una partícula subatómica sin carga que se encuentra en el núcleo del átomo. Antes del descubrimiento del neutrón, se creía que los átomos consistían únicamente en protones con carga positiva en el núcleo y electrones con carga negativa orbitando alrededor del núcleo. Sin embargo, esta visión no explicaba completamente la estabilidad del núcleo, ya que las cargas positivas de los protones deberían repelerse mutuamente y hacer que el núcleo sea inestable. En 1932, James Chadwick realizó una serie de experimentos que demostraron la existencia del neutrón. Descubrió que cuando bombardeaba una muestra de berilio con partículas alfa, se producían partículas sin carga que podían penetrar en otros materiales sin ser desviadas por la carga eléctrica. Chadwick propuso que estas partículas sin carga eran neutrones, que eran partículas subatómicas con masa similar a la de los protones pero sin carga eléctrica. Estos neutrones se encontraban en el núcleo junto con los protones, y su presencia explicaba la estabilidad del núcleo atómico al contrarrestar la repulsión eléctrica entre los protones. El modelo atómico de Chadwick, por lo tanto, amplió el modelo nuclear de Rutherford al incluir los neutrones en el núcleo atómico. Con esta incorporación, se entendió mejor la estructura del átomo y se pudo explicar la estabilidad de los núcleos y los procesos nucleares, como la fisión y la fusión nuclear. El modelo atómico actual se basa en los principios de la mecánica cuántica y ha evolucionado a partir de los modelos anteriores propuestos por científicos como Thomson, Rutherford y Bohr. El modelo actual describe el átomo como una estructura compuesta por un núcleo central que contiene protones y neutrones, y electrones que se encuentran en regiones de alta probabilidad llamadas orbitales. En el modelo actual, se reconoce que los electrones no se mueven en órbitas circulares definidas, sino que existen en estados de energía cuantizados llamados orbitales atómicos. Estos orbitales son regiones tridimensionales alrededor del núcleo donde existe una alta probabilidad de encontrar un electrón. Los electrones se distribuyen en diferentes capas o niveles de energía, y cada nivel puede contener un cierto número máximo de electrones. El modelo actual también tiene en cuenta la carga positiva del núcleo, que está compuesto por protones y neutrones. Los protones tienen carga positiva y los neutrones no tienen carga eléctrica. La cantidad de protones en el núcleo determina el número atómico y, por lo tanto, la identidad del elemento.